Los tipos de nubes

Los tipos de nubes. Dependiendo de su forma, altura, composición y evolución, estas grandes masas de agua líquida en suspensión en la atmósfera pueden ser de distintos tipos.

Las nubes, pese a que estemos tan acostumbrados a ellas que ya ni les prestamos atención excepto cuando queremos hacer una foto artística para nuestras redes sociales, han sido, son y seguirán siendo imprescindibles para la vida.

Siendo pieza vital del ciclo del agua, las nubes hicieron posible la vida en la superficie terrestre, pues permiten que este agua circule por los distintos ecosistemas de la Tierra. Del mismo modo, son necesarias para regular la temperatura media de nuestro planeta al mantener en equilibrio la energía térmica que se mantiene en la atmósfera y la que regresa al espacio.

En este sentido, estas masas de agua líquida (no son, en absoluto vapor de agua) en suspensión en la atmósfera que se forman por evaporación del agua de mares y océanos, pueden adoptar formas y tamaños muy distintos y desarrollarse desde unos 2 km hasta 12 km por encima de la superficie.

Dada su increíble diversidad, uno de los grandes retos de la meteorología fue el de clasificar los distintos tipos de nubes que pueden existir en la Tierra de acuerdo a distintos parámetros. Y en el artículo de hoy, para que puedas presumir de conocimientos, además de una explicación de qué son y cómo se forman las nubes, te ofrecemos un repaso de todos estos tipos.

Cómo se forman

Las nubes son masas más o menos grandes de gotas de agua o cristales de hielo (o una mezcla de ambos) con un tamaño de entre 0,004 y 0,1 milímetros que, gracias a que estas masas son menos densas que el aire que las rodea, pueden mantenerse en suspensión en la atmósfera a pesar de ser cuerpos constituidos por partículas líquidas y/o sólidas.

A diferencia de lo que quizás dicta nuestra lógica, las nubes no están compuestos por vapor de agua, pues para que esto sucediera, la temperatura, como sabemos, tendría que ser muy elevada. Y como las temperaturas en las regiones altas de la atmósfera (las nubes se encuentran a partir de los 2 km de altitud y hasta los 12 km) son muy bajas, el agua está en forma líquida o constituyendo cristales de hielo.

Las nubes se forman cuando, después de la evaporación de las capas superficiales de agua de mares y océanos (puede pasar al estado gaseoso a pesar de no llegar al punto de evaporación del agua gracias a la incidencia de la energía térmica del Sol), este vapor, que está más caliente que el aire que le rodea, sube hacia zonas altas de la atmósfera, pues un gas caliente es menos denso que uno frío.

Sin embargo, este vapor, al subir a zonas cada vez más altas, queda expuesto, por lo tanto, a temperaturas cada vez más bajas. Por lo tanto, llega un momento en el que su energía interna (que todavía mantiene gracias a los rayos solares) no es suficiente para mantener el estado gaseoso, por lo que regresa al líquido.

Este proceso, que recibe el nombre de condensación, provoca la formación de pequeñas gotas de agua (o cristales de hielo, si las temperaturas son muy bajas) que, debido a los fenómenos atmosféricos (especialmente al viento), empiezan a chocar entre ellas, permaneciendo unidas en forma de un conglomerado que, visto desde la superficie, se observa como una nube.

En este momento, surge una pregunta: ¿cómo es posible que una masa líquida flote en el aire? Porque, básicamente, la densidad de la nube, pese a estar compuesta por gotas de agua o cristales de hielo, puede ser 1.000 veces menor que la del aire que la rodea. Esto se debe a que las moléculas de agua de la nube están mucho más separadas entre sí que las moléculas de gas de la atmósfera.

Ahora bien, llega un momento en el que, si la condensación continúa, la densidad de la nube se iguale con la de la atmósfera. En este momento, es imposible para los gases atmosféricos sostener el peso de la nube, por lo que las gotas se precipitan a la superficie por simple efecto de la gravedad, provocando así la lluvia y volviendo a reiniciar el ciclo.

¿Cómo se clasifican las nubes?

Habiendo entendido qué son las nubes y, a grandes rasgos, cómo se forman, resultará mucho más sencillo presentar la clasificación. Existen muchos parámetros clasificatorios, aunque nosotros hemos rescatado los más utilizados en meteorología. Cualquiera de ellos es válido.

En este sentido, las nubes pueden clasificarse en distintos tipos en función de su morfología, altura a la que se desarrollan, composición y evolución durante el ciclo.

Según su forma y tamaño

Este es, seguramente, el parámetro clasificatorio más famoso. Y es que, dependiendo de su morfología y del tamaño, ya tenemos 10 tipos distintos de nubes. Veámoslos.

1. Cirros

Los cirros son nubes de aspecto filamentoso, como si de una tela de seda en el cielo se tratara. Este aspecto difuso se debe a la presencia de cristales de hielo (por lo tanto, no provocan lluvias) y suelen desarrollarse a alturas superiores a los 6 km, pudiendo llegar incluso a los 18 km, aunque no es habitual.

2. Cúmulos

Los cúmulos son nubes con un aspecto denso, como si de algodón de azúcar se tratara. Tiene una base plana de color más oscuro (ya que no llega la luz) y un color blanco y brillante en las partes más superiores. A diferencia de los cirros, su composición principal no son cristales de hielo, sino gotas de agua. Cuando estas nubes colapsan, las precipitaciones son leves lloviznas.

3. Cumulonimbos

Desarrolladas a partir de cúmulos, los cumulonimbos, que se desarrollan en regiones templadas y tropicales, son nubes muy grandes, pesadas y densas. Su base, que está a niveles de altitud bajos y está formada por gotas de agua, tiene un color oscuro. El resto de su cuerpo, que se extiende hasta zonas altas de la atmósfera y está formado especialmente por cristales de hielo, tiene forma de yunque. Estas nubes son las que dan lugar a precipitaciones intensas y granizos y dentro de las cuales se forman los rayos.

4. Estratos

Constituidos por gotas de agua, los estratos son un tipo de nubes que cubren, con una coloración grisácea, uniformemente el cielo, formando una fina capa de nubes con bordes irregulares que, pese a que dejan pasar ligeramente (hacen sombra) la luz del Sol, pueden venir acompañadas de llovizna y, en caso de que las temperaturas sean frías, nieve. Son nubes bajas que tienden a adquirir tonos grisáceos.

5. Cirrocúmulos

Los cirrocúmulos son nubes blancas y delgadas que cubren el cielo pero que, a diferencia de los estratos, no hacen sombra, están constituidas por cristales de hielo y se desarrollan en niveles altos de la atmósfera. Por lo tanto, no hacen sombra. Suelen percibirse como nubes delgadas muy pequeñas que se organizan entre ellas formando ondas.

5. Cirroestratos

Los cirroestratos son nubes similares a los cirrocúmulos en aspecto y composición, aunque se diferencian de estos en el sentido que adquieren un aspecto de velo transparente que produce fenómenos de halo, es decir, se ve una circunferencia lumínica alrededor del Sol.

7. Altocúmulos

Los altocúmulos son nubes que se presentan organizadas entre ellas, formando láminas, y que están constituidas por gotas de agua, por lo que hay menos luz solar que las atraviesa. Las alturas máximas a las que se encuentran son 8 km por encima de la superficie.

8. Altoestratos

Compuestos por gotas de agua y cristales de hielo, los altoestratos son nubes de una gran extensión horizontal, pudiendo cubrir todo el cielo. Son las que más habitualmente hacen que los días sean oscuros, pues tapan la luz del Sol. Suelen tener una coloración gris, cosa que indica que generará sombra sobre la superficie.

9. Nimboestratos

Los nimboestratos son nubes densas y opacas (coloración grisácea) similares a los altoestratos, aunque son más oscuros, cubren más extensión vertical y tienden a producir fenómenos de lluvia, granizo o nieve, los cuales suelen venir acompañados de vientos fuertes, pues son los que impulsan la formación de estas nubes.

10. Estratocúmulos

Los estratocúmulos son nubes bajas, pues no se desarrollan más allá de 2 km por encima de la superficie. Compuestas por gotas de agua y cristales de hielo, estas nubes constituyen láminas o rollos blancos con algunas partes más grisáceas. Son muy similares a los cúmulos, aunque a diferencia de estos, se observan distintos grupos individuales de nubes.

Según su altura

La clasificación básica es la que hemos visto antes, aunque el parámetro de la altura también es muy importante para clasificar las nubes. Dependiendo de su altitud respecto a la superficie terrestre, las nubes pueden ser bajas, medias o altas, aunque hay un tipo extra que es el de las de desarrollo vertical.

1. Bajas

Las nubes bajas son aquellas que se encuentran en una altura no superior a los 2 km. De las que hemos visto, los estratos, nimboestratos y estratocúmulos son los más claros ejemplos. Están cerca de la superficie terrestre.

2. Medias

Las nubes medias son aquellas que se desarrollan por encima de los 2 km de altitud, pero por debajo de los 6 km. De los que hemos visto, los altocúmulos y los altoestratos son los más claros ejemplos. Tanto las bajas como las medias estarían, por ejemplo, por debajo de la cima del Everest, pues este tiene una altitud de 8,8 km.

3. Altas

Las nubes altas son aquellas que se desarrollan entre los 6 km y los 12 km de altitud, aunque algunos cirros han conseguido desarrollarse a 18 km por encima de la superficie. Además de estos cirros, los cirroestratos y los cirrocúmulos son ejemplos de nubes altas, las cuales pueden incluso desarrollarse en la estratosfera, la segunda capa de la atmósfera, que empieza a los 11 km, después de la troposfera.

4. De desarrollo vertical

Las nubes de desarrollo vertical son aquellas que, a pesar de que su base pueda encontrarse en altitudes bajas (de poco más de 2 km), tienen una gran extensión hacia arriba, por lo que sus capas más altas se encuentran en altitudes que pueden llegar a los 12 km. Por lo tanto, son nubes con extensiones verticales de varios kilómetros. Los cúmulos y los cumulonimbos (sobre todo estos, que son las nubes más inmensas) son los más claros ejemplos.

Según su composición

Como hemos ido viendo, los distintos tipos de nubes podían estar formadas por gotas de agua, por cristales de hielo o por ambas. En este sentido, la clasificación según su composición da lugar a los siguientes tipos.

1. Líquidas

Las nubes líquidas están formadas únicamente por pequeñas gotas de agua líquida (entre 0,004 y 0,1 milímetros) en suspensión. Evidentemente, son nubes que, además de ser grisáceas (las gotas de agua no permiten la refracción adecuada de la luz solar) pueden estar vinculadas a precipitaciones. Un ejemplo son los cirrocúmulos.

2. De cristales de hielo

Las nubes de cristales de hielo son aquellas en las que, debido a una interrelación entre las condiciones de densidad y de temperatura, las gotas de agua de pequeño tamaño se han congelado. Gracias a las propiedades de los cristales, estas nubes, además de no estar vinculadas a precipitaciones, adquieren tonalidades blancas (y no grisáceas) y no arrojan sombra sobre la superficie. Los cirros son el ejemplo más claro.

3. Mixtas

Las nubes mixtas son las más frecuentes y disponen, en su composición, tanto de gotas de agua como de cristales de hielo. Son nubes con regiones grisáceas (donde hay más gotas líquidas) y otras blancas (donde hay cristales de hielo) que sí que están vinculadas a precipitaciones. Los cumulonimbus son el ejemplo más Clara.

Según su evolución

Por último, las nubes también pueden clasificarse en función de su evolución, es decir, dependiendo de si viajan grandes distancias desde que se forman hasta que desaparecen. En este sentido, podemos estar ante nubes locales o emigrantes.

1. Locales

Las nubes locales son aquellas que se mantienen siempre en el mismo sitio, desde su formación hasta su desaparición, la cual puede venir acompañada o no de precipitaciones. Desde nuestro punto de vista, la nube está quieta o se mueve muy poco, por lo que siempre está en la misma región del cielo. Los cumulonimbos, por su densidad (es importante que el viento no les afecte), son las que más comúnmente tienen este comportamiento.

2. Emigrantes Las nubes emigrantes son aquellas que, debido a su pequeño tamaño, son más susceptibles a ser movidas por acción del viento. Son todas aquellas nubes que vemos moverse a lo largo del cielo, por lo que no podemos ver todo su ciclo. Son las más habituales.

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