Primera Guerra Sagrada

Primera Guerra Sagrada (595-585 a. C.) se libró entre la Liga Anfictiónica de Delfos y la ciudad de Cirra. El conflicto surgió debido a los frecuentes robos y maltrato de los peregrinos que viajaban a Delfos por parte de los cerrenses, aparte de sus incursiones en tierras délficas. La guerra terminó con la derrota y destrucción de Cirra. La guerra se caracterizó por el uso de armas químicas durante el asedio de Cirra, como por ejemplo elabora, que se utilizó para envenenar los suministros de agua de la ciudad.

Primera Guerra Sagrada Motivos de la guerra

En la Antigua GreciaCrisa era una gran ciudad fortificada que controlaba el acceso a Delfos desde el Golfo de CorintoCrisa utilizó la ventaja de su ubicación para robar y maltratar a los peregrinos que se dirigían al Oráculo de Delfoscobrarles impuestos y lanzar incursiones en tierra délficatierra que estaba consagrada a ApoloEste Comportamiento a muchas otras ciudades griegas a formar la Liga Anfictiónicauna alianza militar dedicada ala protección de Delfos formada alrededor del 600 aC.. La Liga consultó el oráculo buscando el asesoramiento sobre el asunto de Crisay la respuesta fue una llamada a la guerra totalLos miembros de la Liga juraron entonces arrasar Crisa y causar estragos en las zonas circundantesA ello se le añadió una maldición en el nombre de Apolo: la tierra no produciría ningún cultivolos hijos de sus mujeres y su ganado sería deformey todo el grupo étnico que habitaba la ciudad sería erradicado.

Primera Guerra Sagrada

Sitio de Crisa

El líder de la ofensiva fue el tirano Clístenes de Siciónque utilizó su poderosa marina para bloquear el puerto de la ciudad antes de que el ejército de sus aliados anfictiónicos asediaron CrisaLo ocurrido posteriormente es cuestión de debateLo primeroy por lo tanto probablemente más fiablees lo que cuenta el escritor y médico TésaloÉl escribióen el siglo V aC., que los atacantes descubrieron la tubería de agua principal de la ciudad después de que fuese dañada por una pezuña de caballoUn asclepio llamado Nebros aconsejó a los aliados que envenenan el agua con el ébolaEl elébora pronto provocó diarrea a los defensoreslo que los debilitó tanto que no pudieron seguir resistiendo el asaltoCrisa fue tomada y toda la población sacrificadaNebros era unantepasado de Hipócratespor lo que esta historia hace preguntarse a muchos si tal vez no fue el uso del venenopor su antepasado lo que llevó a Hipócrates a establecer el juramento hipocrático.

Los historiadores tardíos tienen relatos diferentesSegún Frontinoque escribió en el siglo I dC., después dedescubrir la tuberíalos aliados la cortarondando lugar a una gran sed dentro de la ciudadDespués de untiemporestablecieron la tuberíapermitiendo que el agua fluyese a la ciudadLos desesperados crisanoscomenzaron a beber el agua de inmediatodesconociendo que Clístenes la había envenenado con eléboraSegúnPolienoun escritor del siglo II dC., después de que la tubería fuese descubiertalos atacantes añadieron al aguael elébora durante la primaverasin llegar a privar a los crisanos de aguaPolieno también da crédito a laestrategia no de Clístenessino del general Eurílocodel que dice que aconsejó a sus aliados reunir una gran cantidad de elébora de Anticiradonde era abundanteLas dos historias de Frontino y Polieno tienen el mismo resultado que la historia de Tesalo: la caída de Crisa.

Primera Guerra Sagrada

El último gran historiador que avanzar en un nuevo relato del asedio fue Pausaniasactivo en el siglo II dC.. Según su versión de los hechosSolón de Atenas desvió el curso del Río Pleistos a fin de que no llegara a CrisaSolón tenía la esperanza de derrotar así a los crisanos por sedpero el enemigo fue capaz de conseguir agua desus pozos y del agua de lluviaSolón añadió una gran cantidad de elébora al agua del Pleistos y lo dejó fluir aCrisaEl envenenamiento entonces permitió a los aliados destruir la ciudad.

Primera Guerra Sagrada Sitio de Cirra

El líder de la ofensiva fue el tirano Clístenes de Sición, que utilizó su poderosa marina para bloquear el puerto de la ciudad antes de que el ejército de sus aliados anfictiónicos asediasen Cirra. Lo ocurrido posteriormente es cuestión de debate. Lo primero, y por lo tanto probablemente más fiable, es lo que cuenta el escritor y médico Tésalo. Él escribió, en el siglo V a. C., que los atacantes descubrieron la tubería de agua principal de la ciudad después de que fuese dañada por una pezuña de caballo. Un asclepio llamado Nebros aconsejó a los aliados que envenenan el agua con el ébora. El elébora pronto provocó diarrea a los defensores, lo que los debilitó tanto que no pudieron seguir resistiendo el asalto. Cirra fue tomada y toda la población sacrificada. Nebros era un antepasado de Hipócrates, por lo que esta historia hace preguntarse a muchos si tal vez no fue el uso del veneno por su antepasado lo que llevó a Hipócrates a establecer el juramento hipocrático.

Los historiadores tardíos tienen relatos diferentes. Según Frontino, que escribió en el siglo I d. C., después de descubrir la tubería, los aliados la cortaron, dando lugar a una gran sed dentro de la ciudad. Después de un tiempo, restablecieron la tubería, permitiendo que el agua fluyese a la ciudad. Los desesperados cirrenses comenzaron a beber el agua de inmediato, desconociendo que Clístenes la había envenenado con elébora. Según Polieno, un escritor del siglo II d. C., después de que la tubería fuese descubierta, los atacantes añadieron al agua el elébora durante la primavera, sin llegar a privar a los cirrenses de agua. Polieno también da crédito a la estrategia no de Clístenes, sino del general Euríloco, del que dice que aconsejó a sus aliados reunir una gran cantidad de elébora de Anticira, donde era abundante. Las dos historias de Frontino y Polieno tienen el mismo resultado que la historia de Tesalo: la caída de Cirra.

Primera Guerra Sagrada

El último gran historiador que avanzar en un nuevo relato del asedio fue Pausanias, activo en el siglo II d. C. Según su versión de los hechos, Solón de Atenas desvió el curso del río Pleistos a fin de que no llegara a Cirra. Solón tenía la esperanza de derrotar así a los cirrenses por sed, pero el enemigo fue capaz de conseguir agua de sus pozos y del agua de lluvia. Solón añadió una gran cantidad de elébora al agua del Pleistos y lo dejó fluir a Cirra. El envenenamiento entonces permitió a los aliados destruir la ciudad.

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