Los Hititas
Los Hititas fueron una población de origen indoeuropeo que se instaló en la región central de la península de Anatolia entre los siglos XVIII y XII a.C. Aglutinando a numerosas ciudades-estado de culturas muy distintas entre ellas, llegando a crear un influyente Imperio gracias a su superioridad militar y a su gran habilidad diplomática. Se constituyeron como la «tercera» potencia en Oriente Medio (junto con Babilonia y Egipto). Entre sus logros más notorios podríamos citar que perfeccionaron el carro de combate ligero utilizándolo con gran éxito, además se les atribuye una de las primeras utilizaciones del hierro en Oriente Medio como objeto de lujo. Habitaron el Asia Menor y parte de Siria, formando un puente entre Asia y Europa, habiendo arribado probablemente del Cáucaso. En la ribera del río Eufrates erigieron ciudades como Alepo y Karkemish. Físicamente, aparecen representados con aspectos disímiles, lo que demuestra que obedecerían a una mezcla étnica, con predominio mongol no obstante sus predecesores directos en la actualidad son los turcos.
Para los hititas de Siria, la capital era Karkemish, rodeada por el éufrates. En esta zona, usaban para escribir, caracteres jeroglíficos, que aún no pudieron descifrarse, aunque se reconocen que expresaban ideas y sonidos. En esta zona hubo fusión con los semitas, y tuvieron gran influencia sobre ellos, la cultura babilónica y fenicia.
Historia de los primeros pueblos de la Mesopotamia:
Mesopotamia (en griego, «entre ríos»), región que se convirtió en uno de los primeros centros de civilización urbana, situada entre los ríos Tigris y éufrates, en la zona que en la actualidad ocupan los estados de Irak (principalmente), Irán y Siria. La necesidad de autodefensa y riego llevó a los antiguos mesopotámicos a organizar y construir canales y asentamientos fortificados. Desde el 6000 a.C. los asentamientos aumentaron, convirtiéndose en ciudades en el IV milenio a.C. El primer asentamiento de la región fue probablemente Eridú, aunque el ejemplo más destacado es Uruk (la Erech bíblica) al sur, donde los templos de adobe se decoraron con fina metalurgia y piedras labradas. Los sumerios probablemente fueron responsables de esta primera cultura urbana que se extendió hacia el norte del éufrates. Otros asentamientos importantes de Sumer fueron Adab, Isin, Kis, Larsa, Nippur y Ur.
Hacia el 2330 a C la región fue conquistada por los Acadios, pueblo de origen Semítico del centro de la Mesopotámia. Dicha cultura fundó la dinastía de Acad y su lengua de origen indoeuropea comenzó a sustituir la sumeria. Hacia el 2218 a C los Gutis, una tribu de las colinas del este, acabaron con su hegemonía. En el IIIer milenio antes de Cristo la Dinastía Ur llegó a dominar gran parte de la región, durante este periodo hubo un reflorecimiento de la cultura sumeria. No obstante los Elam, pueblo procedente del norte de la mesopotamia, destruyeron la ciudad de Ur a fines del 2000 a C. Bajo su ejido ninguna ciudad – estado consiguió el control total de la región, hasta que el código Hamumurabi de los Babilónicos unifico la región a fines del dicho milenio.
Hacia el 1500 a C los Hititas tomaron Babilonia con su inmenso poderío militar, durante los 400 años siguientes Babilonia se desarrollo notablemente. Sus reyes adquirieron un poder similar al de los faraones Egipcios y su población estableció una importante red comercial en la ciudad de Azur en el límite con el mediterráneo. No obstante a fines del 1100 a C la ciudad cayó en manos de los Hurritas, pueblo procedente del Cáucaso, quienes probablemente estaban relacionados con el pueblo de Urartu. Estos se extendieron velozmente por todo el norte y en gran parte de la Anatolia.
Primeras Civilizaciones en la Mesopotamia
Importantes asentamientos del Asia menor
De entre todas las culturas existentes durante la edad del bronce, la más importante fue la de los hititas (c. 1900-1200 a.C.), que surgió en la llanura central. En su momento de mayor esplendor, el Imperio hitita abarcó la mayor parte de Asia Menor y rivalizó con Egipto como potencia del Oriente Próximo. Fue destruido por invasores conocidos como los pueblos del mar, que arrasaron Asia Menor y Siria a finales del siglo XII a.C. Uno de estos pueblos del mar, el frigio, estableció un reino que se convirtió en la potencia dominante en la región durante los siglos IX y VIII a.C. La cultura hitita pervivió en Capadocia, Karkemish, Melitene (actual Malatya, en Turquía) y otros pequeños estados al este de Asia Menor como Ugarit y Bogazköy hasta casi el 700 a.C. Hacia el 700 a.C. el reino frigio fue invadido y destruido por los cimerios, pueblo nómada que posteriormente vivió al oeste de Asia Menor. En el siglo VII a.C. los lidios también aparecieron cerca de la costa egea, donde fundaron un reino cuya capital era Sardes. Según las crónicas griegas, fueron el primer pueblo en acuñar dinero.
Imperio Hitita
Hitita (en hebreo, hittim), antiguo pueblo de Asia Menor y Oriente Próximo, que habitó la tierra de Hatti en la meseta central de lo que actualmente es Anatolia (Turquía), y algunas zonas del norte de Siria. Invadieron la región, que comenzó a ser conocida como Hatti, hacia el 1900 a.C. e impusieron su idioma, cultura y dominio sobre los habitantes originales que hablaban una lengua aglutinante que no pertenecía al tronco indoeuropeo. La primera ciudad establecida por los hititas fue Nesa, cerca de la actual Kayseri (Turquía). Poco después del 1800 a.C. conquistaron la ciudad de Hattusa. Sólo se tienen conocimientos de la historia hitita hasta el siglo XVII a.C., cuando su principal dirigente, llamado Labarna (que reinó hacia 1680-1650 a.C.) o Tabarna, fundó el denominado Antiguo Reino Hitita, convirtiendo a Hattusa en su capital. Labarna conquistó prácticamente toda la Anatolia central y extendió sus dominios al mar Mediterráneo. Sus sucesores aumentaron las conquistas hititas hacia el norte de Siria. Mursil I (que reinó hacia 1620-1590 a.C.) conquistó lo que es actualmente Alepo, en Siria, y arrasó Babilonia hacia el 1595 a.C. Tras el asesinato de Mursil siguió un periodo de luchas internas y debilidad externa que finalizó durante el reinado del rey Telibinu (que reinó hacia 1525-1500 a.C.). Para asegurar la estabilidad del reino, promulgó una estricta ley de sucesión y adoptó medidas contundentes para suprimir la violencia. De los sucesores de Telibinu únicamente se conocen sus nombres.
Nuevo Reino Hitita
El denominado Nuevo Reino Hitita fue fundado hacia el 1450 a.C. Uno de sus miembros más importantes, el príncipe real Subbiluliuma (que reinó hacia 1380-1346 a.C.), usurpó el trono durante un periodo de invasiones extranjeras. Después de liberar su país y derrotar a su principal enemigo, el reino de Mitanni, situado en el norte de Mesopotamia, condujo sus ejércitos más allá de Siria. Allí sus conquistas fueron sencillas por el debilitamiento del poder egipcio durante el reinado del faraón Ajnatón, (o Amenofis IV). De este modo, el reino hitita bajo Subbiluliuma se convirtió en un gran imperio que rivalizó con el poder de Egipto, Babilonia y Asiria. Tras la muerte de Subbiluliuma, los hititas consiguieron mantener la mayor parte de su Imperio, aunque sólo mediante guerras continuas. Durante los siglos XV y XIV a.C., sus posesiones se extendieron hacia el oeste, hasta el mar Egeo, hacia el este hasta Armenia, hacia el sureste hasta Mesopotamia superior, y hacia el sur desde Siria hasta el actual Líbano.
Durante la segunda mitad del siglo XIV a.C., los hititas mantuvieron continuos conflictos con Egipto. Estos dos grandes poderes lucharon para controlar Siria hasta la batalla de Qades (c. 1296) entre el rey hitita Muwatalli (que reinó hacia 1315-1296 a.C.) y el faraón egipcio Ramsés II. Aunque Ramsés II obtuvo una gran victoria, los hititas continuaron manteniendo sus posesiones en Siria. El sucesor de Muwatalli, Hatusili III (que reinó hacia 1289-1265 a.C.) firmó un tratado de paz con Ramsés II años después y lo selló dándole a su hija en matrimonio. Posteriormente, las relaciones entre hititas y egipcios siguieron siendo amistosas, hasta que el Imperio hitita cayó poco después del 1200 a.C. en manos de los invasores denominados pueblos del mar.
Reino Hitita
Arqueología de los hititas
Hoy en día se conoce bastante poco sobre este pueblo, los hititas tras su desaparición cayeron en el más absoluto olvido hasta el siglo XIX. Es sorprendente que lo que llegó a constituir uno de los mayores Imperios de la Antigüedad haya pasado totalmente inadvertido durante tantos siglos. Gracias a numerosas excavaciones, algunas tan importantes como el descubrimiento de lo que sería algo así como un «archivo nacional» de Hattusas, y muchas referencias de origen asirio y egipcio, se ha podido reconstruir su historia y a la vez llegar a descifrar la escritura. Vale la pena recalcar que la mayor fuente de conocimiento sobre dicha cultura están en sus Ciudades – Estados, así se formó su imperio.
Ciudades estado Hititas:
A la caída del Imperio siguieron la confusión y los conflictos. Posteriormente, una serie de ciudades-estado hititas surgieron al sureste de Anatolia y norte de Siria, la más famosa de ellas fue Karkemish. Estos estados estaban poblados por un grupo étnico mixto denominado siro-hitita, compuesto principalmente de hititas, de pueblos pertenecientes al antiguo Imperio hitita y de los primeros habitantes de ambas zonas. La unión de la cultura Hitita en sus Ciudades – Estado se ve reflejada en excavaciones de otros pueblos como los Egipcios. Algunas de estas ciudades-estado fueron conquistadas en el siglo X a.C. por los arameos; el resto se convirtieron en provincias del Imperio asirio bajo Sargón II, hacia el 715 a.C. e incluso después de que los asirios conquistaran todo Siria. Entre las Ciudades – Estados pertenecientes al Reino Hitita más importantes podemos mencionar;
Ankara
Ankara ha sido un centro comercial desde la antigüedad. La cultura Hitita conquistó el lugar alrededor del año 2000 a.C. Conocida como Ancyra, cayó bajo dominio romano en el año 189 a.C., y en el 25 a.C. pasó a ser la capital de la provincia de Galatia Prima. Fue un centro aglutinante que manejo importante redes comerciales con otros pueblos
Antigua ciudad de Ankara – Gran Ciudad Estado Hitita
Capadocia
Capadocia, antiguo país en el este de Asia Menor, que se extendía desde Ponto Euxino (actualmente mar Negro) a los montes Taurus en la moderna Turquía. Ya desde el 1900 a.C., mercaderes de Asiria establecieron una colonia en Capadocia. Aproximadamente desde el 1750 a.C. la región fue centro de poder de los hititas. Posteriormente, los persas controlaron la zona y la dividieron en dos satrapías, o provincias. La provincia del norte se conoció como Capadocia cerca de Ponto, o simplemente Ponto; la zona sur mantuvo el nombre de Capadocia, por el que se conoció en la antigüedad clásica. El primer rey de la dinastía capadocia, Ariarates I (quien reinó en 330-322 a.C.), pagó tributo a Alejandro, pero el sucesor de este último fue incapaz de conquistar el país. Entre las ciudades destacadas de Capadocia se distinguen la capital del reino, Mazaca (actualmente Kayseri), Tyana y Melitene (actualmente Malatya). Estas fueron importantísimos centros urbanos de la Cultura Hitita.
Bogazköy
Bogazköy, región importantísima dentro de la región de Capadocia, situado en una villa de la provincia turca de Çorum, al este de Ankara. El emplazamiento de Bogazköy estuvo ocupado por dos ciudades: Hattusa, capital del Imperio hitita en el II milenio a.C., y la ciudad frigia de Pteria luego que estos últimos invadan los Reinos Hititas a fines del Ier milenio. Aquí se han encontrado aproximadamente 10.000 documentos en escritura cuneiforme que han proporcionado una valiosa información sobre la civilización de los hititas.
Kayseri
Kayseri, ciudad del centro de Turquía, capital de la provincia del mismo nombre. Ubicada en la meseta de Anatolia, cerca del volcán (actualmente inactivo) Erciyas Dagi (monte Argaeus), fue un centro aglutinante del Reino Hitita en el centro de la región. Junto con Ankara fue un importante centro comercial.
Ciudad de Kayseri – Antigua ciudad Hitita
Malatya
Malatya, ciudad del este de Turquía, capital de la provincia de igual nombre, situada en la meseta de Anatolia, al pie de las montañas de Malatya (que forman parte de los montes Tauro). La antigua Melitene fue una ciudad hitita, la que fue un centro administrativo regional.
Ciudad de Malatya – Antiguo emplazamiento Hitita
Ugarit
Ugarit, antigua ciudad enclavada en la costa septentrional de la actual Siria que sus orígenes datan desde del 6500 a C. Dicha ciudad, junto con Hatussa, fue la más importante del Reino Hitita ya que aquí se asentaban todos los Reyes Hititas. Esta ciudad tenía amplias relaciones comerciales con Egipto.
En sus mejores tiempos, Ugarit cubría una superficie de 30 ha, un tamaño mediano para los estándares de la época. La ciudad se componía de residencias privadas (entre las que se encontraban desde mansiones hasta pequeñas cabañas), talleres y pequeños santuarios.
La información recogida en las tablillas de arcilla descubiertas en las excavaciones parece indicar que la población de Ugarit alcanzaba los 6.000 u 8.000 habitantes. Estas tablillas nos proporcionan también gran información sobre los acontecimientos políticos de Ugarit como ciudad-estado, y sobre las prácticas y textos religiosos de esta sociedad de la edad del bronce tardío. Las tablillas están escritas hasta en ocho lenguas diferentes, entre las que se encuentra el idioma local, el ugarítico, una lengua semítica para la que los escribas inventaron un alfabeto cuneiforme de 30 símbolos. Constituye una de las primeras formas de escritura pero desapareció con la destrucción de la ciudad a fines del Ier milenio por parte de los denominados pueblos del mar
Primeros documentos y traducciones
Las primeras fuentes importantes sobre los hititas proceden de documentos egipcios, principalmente los de la XIX Dinastía, y de pasajes de la Biblia. El primero de estos pasajes, en los que a los hititas se les denomina «hijos de Heth», probablemente se refiere al conocido como periodo del Reino Hitita. Este descubrimiento suscita dudas acerca de muchas evidencias egipcias. Por ejemplo, algunas contiendas militares se mencionan como victorias para los hititas, mientras que en los documentos egipcios, las mismas contiendas se identifican como derrotas hititas. El descubrimiento de los archivos fue particularmente importante porque permitió a los eruditos descifrar la lengua hitita, y además se revelaba información sobre aspectos anteriormente desconocidos de la cultura, como su organización política, legislación, religión y literatura.
La mayoría de los textos encontrados en los archivos estaban escritos en lengua hitita, aunque los tratados y las cartas de Estado estaban escritos en acadio, el idioma internacional de la época. Otros textos estaban escritos en lengua hurrita del sureste de Anatolia y norte de Mesopotamia, idioma no relacionado con ningún tronco lingüístico conocido. Los hititas utilizaron el sistema cuneiforme de escritura adoptado de los babilonios, aunque también emplearon un sistema de jeroglíficos para inscribir un idioma muy relacionado con el hitita, probablemente un dialecto luvita. Aunque los jeroglíficos se utilizaron durante el periodo del Imperio, la mayoría de las inscripciones pertenecen al periodo posterior a su caída. La literatura de los hititas estaba muy desarrollada, según muestran los documentos históricos y las narraciones.
Abajo se demuestra la comparación de estilo en el «alfabeto» cuneiforme utilizado por este pueblo.
Los Hititas parecen haber tenido contacto con la cultura babilonia desde fecha muy temprana y, entre 1500-1200 a. C. (cuando su fortuna política comenzó a declinar), utilizaban, un estilo de escritura recibido, como es natural, de Mesopotamia. Al mismo tiempo, sin embargo, y hasta el 600 a. C., aproximadamente, utilizaban también una escritura pictográfica para una lengua acaso semejante, pero no necesariamente idéntica.
Escritura Cuneiforme- Pictográfica
Se pueden distinguir dos tipos de signos; uno más antiguo y pictográfico (figura superior) y el otro más cursivo y posterior (figura lateral).
La Inscripción de Erkilet
La inscripción de Erkilet (figura lateral) ha sido traducida así:
‘i-wa ‘a-la-n(a) ‘A-s(a)-ta-wa-su-s(a) tu-t(e) i-pa-wa-te ni ki-a-s(e)-ha sa-ni-ata’
Que quiere decir:
‘Este monumento lo colocó Asta-wasus por lo tanto nadie (lo) estropee’
Por otro lado la historia no demuestra que la escritura Cretense era muy similar a la Hitita en muchos aspectos. El silabario hitita normal se compone de unos 60 signos del tipo pa, pe, pi, pu, acabado en vocal.
El número de signos, hasta donde puede saberse, ha sido estimado en unos 220 ó 350, que son demasiado pocos para una auténtica escritura pictográfica.
La figura inferior muestra algunos pictogramas usados como determinativos en la escritura;
La figura inferior muestra un ejemplo de pictografía hitita;
La figura inferior muestra la conexión existente entre los pictogramas cretenses y los hititas;
La tablilla inferior es un sello y muestra algunos signos jeroglíficos con su significado;
El silabario hitita normal se compone de unos 60 signos variados de compleja comprensión. La figura inferior así nos lo demuestra;
También los hititas sellaban sus escritos en muchas ocasiones en sellos en forma de disco. En la región de Bogazkoy y en Ugarit se han encontrado sellos-disco que consisten de dos a cuatro círculos concéntricos con un texto, en la mayor parte de los casos en la dirección de la periferia al centro. Salvo el círculo central, los otros están escritos en cueniforme. Es decir, los sellos son una buena fuente que nos provee conocimiento de los dos sistemas de escritura que los hititas usaron: jeroglífico y cuneiforme.
El sello inferior fue descubierto en Ras Shamra, antigua Ugarit (principal centro Hitita), y aparecen, bajo el disco solar alado en el centro, los nombres del rey y de la reina. El hecho de que aparezca la reina indica el alto papel que desempeñaba la reina en la corte hetea. Los círculos concéntricos de signos cuneiformes precisan.
«Sello de Suppiluliuma, gran rey del país heteo, favorito del dios de la Tempestad; sello de Tawannana, gran reina, hija del rey de Babilonia»(Siglo XIV a. d. Cristo)
Organización y éxitos
El rey Hitita actuaba como sumo sacerdote, jefe militar y juez principal. Durante el Antiguo Reino era asesorado por el pankus, consejo asesor de nobles, que posteriormente desapareció. El reino estaba administrado por gobernaciones provinciales que actuaban como ciudades – estado del reino. Los territorios situados fuera del reino estaban frecuentemente gobernados como reinos vasallos estableciendo tratados formales con sus gobernantes.
Los éxitos más relevantes de la civilización hitita se encuentran en el campo de la legislación y de la administración de justicia. Los códigos civiles de los hititas revelan una gran influencia babilónica, aunque su administración de justicia es mucho más severa que la de los babilonios. Los Hititas rara vez recurrían a la pena de muerte o a la mutilación corporal, características de otras civilizaciones del antiguo Oriente Próximo. Además, la justicia hitita se basaba fundamentalmente en el principio de restitución en lugar del de retribución o venganza. La pena por robo, por ejemplo, era la devolución del objeto robado y el pago de una recompensa adicional.La economía Hitita se basaba en la agricultura. Los principales cultivos eran el trigo y la cebada, y los animales fundamentales el ganado vacuno y las ovejas. Los hititas también tenían reservas de minerales ricos, tales como el cobre, el plomo, la plata y el hierro. Sus técnicas metalúrgicas eran avanzadas para su época; puede haber sido el primer pueblo en trabajar el hierro.
Religión, arte y cultura
Los hititas veneraban a numerosas deidades locales. Una frase recurrente de los documentos de Estado es una invocación a los ‘miles de dioses de Hatti’, venerados en Asia Menor antes y durante el periodo hitita. Los estudiosos han encontrado las influencias sumeria, babilónica, asiria, hurrita, luvita y otras extranjeras en el panteón hitita.
El santuario rocoso de Yazilikaya, cerca de Bogazköy, contiene una importante serie de relieves realizados en la roca que representan dos largas procesiones de dioses y diosas aproximándose entre sí. La mayoría de los dioses no han sido identificados, aunque encabezando los dos lados de la procesión aparecen las deidades hititas más importantes: el dios tormenta, o dios del tiempo, y la diosa del Sol. Las excavaciones en el santuario mostraron un templo construido delante de una cámara; la otra cámara más pequeña parece haber estado dedicada al culto de un rey difunto.
Deidad Hitita
La mitología hitita, como su religión, suponen una combinación de elementos que reflejan la diversidad de cultos dentro del reino. Tuvieron una multitud de dioses imaginarios. Poseyeron una divinidad femenina, la reina madre, Arinna, y un dios guerrero, llamado Teshub. Adoptaron muchos dioses de otros pueblos, que se mezclaron con los propios. Son especialmente interesantes algunos poemas épicos que contienen mitos, originalmente hurritas con motivos babilónicos. Estos mitos tratan de las distintas y sucesivas generaciones de dioses que rigieron el universo y de un monstruo que retó al gobierno del último rey de los dioses. Los documentos hititas se refieren a los contactos entre los gobernantes hititas y los del reino de Ahhiyawa (Ahhiya), que algunos estudiosos han identificado con el país de los aqueos. Se transmitieran o no elementos culturales hititas al extranjero, muchos subsistieron en Anatolia hasta la llegada de los romanos a Asia Menor en el 190 a.C. Las deidades como la Gran Madre y el dios tormenta (denominado Júpiter Doliqueno por los romanos) todavía fueron veneradas en aquella época.
El arte y la arquitectura de los hititas fueron influidos prácticamente por todas las culturas coetáneas del antiguo Oriente Próximo, y especialmente por Babilonia. Sin embargo, los hititas alcanzaron cierta independencia de estilo que hace distinto su arte. Los materiales de los edificios eran normalmente la piedra y el ladrillo, aunque también utilizaron columnas de madera. Sus abundantes palacios, templos y fortificaciones se adornaron a menudo con relieves estilizados e intrincados, tallados en muros, puertas y entradas.
ESCULTURA HITITA DEL S XVI a.C.
Leyes hititas y bases legales
Tuvieron un código de leyes, encontrándose en Bogazköy dos tablillas de arcilla, en lengua hitita y caracteres cuneiformes, con alto contenido práctico, que datan del año 1500 a. C. y se refieren al derecho civil y al penal.
Por este Código podemos conocer que existían en su sociedad dos clases: los hombres libres, que poseían patrimonio, y los esclavos. Dentro de los hombres libres se distinguían, la nobleza guerrera, que mantenía el ejército real, y la clase media, integrada por comerciantes, artesanos, y guerreros combatientes. Los esclavos, en su mayoría, eran cautivos de guerra, contando con ciertos derechos y protección, sobre todo con respecto a su vida.Las maneras de celebrarse el matrimonio, eran por rapto o por compra. En este caso, al casarse, el marido debía entregar en guarda, una dote a los padres de la mujer, que era devuelta en caso de divorcio.El cuñado, hermano del marido, debía casarse con la mujer que quedaba viuda.
Se fijaban remuneraciones que variaban por el mismo trabajo, pagándose el doble, el que realizaba el hombre libre, con respecto al esclavo.La vida de un hombre libre asesinado, valía cuatro hombres, la de un esclavo, solamente dos.
La base legal de su Imperio refleja el profundo respeto que la ley infundía a los hititas. El propio rey hitita, especialmente en las primeras etapas del Imperio, estaba supeditado de tal forma a la ley, que algunos escritores han llegado a calificar a la nación hitita «como la primera monarquía constitucional conocida». Una asamblea denominada pankus, compuesta probablemente por los notables del país, se reunía para juzgar al rey, avisándole si aparecían indicios de que hubiera infringido las leyes y teniendo incluso la facultad de ejecutarlo si persistía en su infracción.
La autoridad del pankus se desvaneció a medida que el Imperio fue expandiéndose y llegó a desaparecer por completo. Algunos eruditos mencionan este hecho como prueba de que tal asamblea era una institución que los hititas introdujeron en Asia Menor, donde fue desapareciendo gradualmente a medida que la nación fue orientalizándose y los monarcas hititas fueron asumiendo el carácter absolutista de sus vecinos egipcios y del Próximo Oriente.
Nada caracterizó tanto las creencias religiosas de los hititas como la tolerancia, una cualidad que indudablemente debió de fortalecer su habilidad característica para captarse el apoyo leal de los pueblos que conquistaron. Cuando los hititas absorbían un pueblo extranjero, incorporaban igualmente a sus dioses, añadiendo así nuevas divinidades a su ya algo atestado panteón. Además, el mantenimiento de los altares de los nuevos llegados constituía una orden de absoluta preferencia para el príncipe local y para el comandante militar. De hecho, parece como si la mayoría de los dioses procedieran de otros pueblos, después que los hititas llegaron a Asia Menor.
Lengua Hitita
Lengua indoeuropea que pervive en las inscripciones cuneiformes de unas estelas encontradas en excavaciones de Asia Menor, en la región que ocupó la antigua Hatti. El hitita, el luvio, el palaico (los tres fechados antes del primer milenio 1000 a.C.), así como el lidio y el licio (éstos dos entre los años 500 y 200 a.C.) forman la subfamilia anatolia, de las lenguas indoeuropeas. Los textos hititas de escritura cuneiforme datan del 1600 a.C. y son los escritos más antiguos que se poseen de una lengua indoeuropea. El hitita se considera lengua indoeuropea, al igual que otras lenguas relacionadas con él. Sin embargo, todavía hoy la lingüística no ha aclarado si fue el grupo anatolio el que se desprendió de la lengua madre, el protoindoeuropeo «antes de la existencia de las lenguas indoeuropeas conocidas», o si el hitita fue una de las primeras lenguas en desprenderse del tronco y formar por sí misma una lengua independiente. Cada vez más la investigación científica encuentra en esta lengua numerosas palabras indoeuropeas de lo que antes se suponía, pero el origen de otras muchas permanece sin ser identificado.
Intercambio de ideas y bienes
Las actividades históricas del valle del Indo, Mesopotamia y Egipto demuestran que diferentes pueblos entraron y salieron de estas zonas, lucharon por su espacio e intentaron controlar a otros pueblos y a sus bienes y recursos. Esta interacción tuvo profundas consecuencias sobre la idea que las personas implicadas tenían de sí mismas y de los demás, ya que sus ideas fueron puestas a prueba, desafiadas y, en muchos casos, modificadas. Las ciudades de estas regiones eran consideradas probablemente como símbolos de riqueza, por lo que a menudo grupos de dentro y fuera de la región intentaron controlarlas. Las ciudades de Mesopotamia, Egipto y el valle del Indo pueden analizarse en términos de riqueza de población, entendiendo el término riqueza como la capacidad de la población para producir bienes y servicios en cantidad, no sólo de tipo agrícola, sino también relacionados con habilidades relativas al trabajo de los metales, la cerámica o el comercio. Así, la riqueza significaba también un excedente que permitía a las ciudades y zonas controladas por ellos mantener una clase dirigente y administrativa y hasta tal vez un ejército. A menudo los excedentes de productos eran intercambiados, proporcionando riqueza a la zona y atrayendo a otros pueblos hacia ella. Tanto el valle del Indo como Mesopotamia y Egipto experimentaron los resultados de una población rica y productiva.
Esto se observa tanto en el movimiento de diferentes pueblos a través de Mesopotamia, desde los acadios hasta los asirios y los caldeos, como en las estructuras sociales, políticas y económicas que crearon. Las formas en las que estos pueblos entraron en Mesopotamia y las formas en que se mezclaron y se beneficiaron de ella indican movimiento e intercambio.
La relación entre los Reinos Egipcios e hititas ilustra este punto. En el siglo XIII a.C., ambas partes lograron dar fin a sus hostilidades gracias a un tratado de paz en el que el rey Hitita ofrecía a su hija en matrimonio al faraón egipcio. Estos acuerdos a menudo producían el cese de las hostilidades, una mayor estabilidad regional y un mayor intercambio económico. Los matrimonios entre las clases gobernantes de estas sociedades muestran una forma de conceptualización del mundo. Si se estudia la mezcla de sociedades, en los niveles superiores encontramos documentación de interacciones que repudian las nociones modernas de raza, etnicidad, religión y nacionalidad. Los matrimonios políticos y los rehenes reales proporcionaron una forma de compartir cultura durante las divisiones y diferencias religiosas y étnicas y han contribuido a escribir la historia de la humanidad. En este caso, en el mundo antiguo existe documentación sobre estas relaciones que trascienden las nociones modernas de divisiones culturales y étnicas.
El movimiento y la interacción también pueden apreciarse en los choques de ejércitos, lo que puede haber supuesto una innovación tecnológica y cultural. Así, por ejemplo, muchos historiadores piensan que la confrontación entre hititas y los egipcios dieron lugar a la adopción por parte del Reino Egipcio de importantes innovaciones militares, esta última cualidad fue netamente propia de la Cultura Hitita, que hacían de la guerra un arte. En este conflicto los pueblos Egipcios descubrieron las ventajas de las armas de hierro frente a las de bronce y la superioridad del carro como vehículo de asalto (innovación militar Hitita).
Cuando los hititas penetraron por primera vez en el mundo civilizado, probablemente se hallaba todavía en estado bárbaro y sin duda estaban poseídos de aquel sentimiento, mezcla de temor y de desprecio, que caracteriza el hombre de la selva cuando visita la ciudad. La arqueología ha demostrado que existían poblados ricos y sofisticados en Anatolia antes que llegaran los hititas. Bajo las ruinas de una ciudad hitita llamada Alaça Hüjük, en la Turquía central, así como también en una localidad cercana al Mar de Mármara, se hallaron tumbas que contenían objetos sumamente interesantes, muestra del alto nivel de refinamiento cultural alcanzado por los antecesores de los hititas.
Si toda esta riqueza llegó a impresionar a los recién llegados del norte, éstos, sin duda, también se dieron cuenta de que, en ciertos aspectos, eran superiores a los habitantes locales. Los hititas eran un pueblo vigoroso, de espíritu práctico, astuto en la política y muy preparado para la guerra. A juzgar por los restos arqueológicos y las posteriores inscripciones hititas, las comunidades de sus predecesores anatólicos eran de poca importancia. Algunas de las ciudades-estado formaban en ocasiones alianzas para aunar su poderío por tiempo determinado, aunque no existen pruebas demostrativas de que se llegase a una verdadera unificación, cosa que fue impuesta por los hititas.
En aquellas fechas remotas, el ejército hitita estaba compuesto por unos pocos millares de hombres y, desde luego, no irrumpió bruscamente, con un plan premeditado de conquista, en Asia Menor. La invasión parece haber durado mucho tiempo, tal vez algunos siglos, y fue sin duda una combinación de éxitos militares y de asimilación gradual de pueblos indígenas y de sus culturas. En el curso de este largo proceso los hititas no pusieron reparo en adoptar cualquier costumbre local, creencia o técnica que considerasen aceptable, fuese de un amigo, vecino o vasallo. Alrededor de 1650 AC adoptaron la escritura cuneiforme de los babilonios y la utilizaron conjuntamente con su propio sistema jeroglífico. Es indiscutible que resultaron ser admirablemente acomodaticios, como lo demuestra el hecho de que nada menos que ocho lenguas distintas se utilizaron en los edictos, mensajes, tratados, leyes, órdenes militares e instrucciones religiosas, desenterradas en Ugarit. Entre esas lenguas están la acadia o babilónica, que había llegado a ser la lengua oficial del mundo antiguo y que los hititas utilizaron ampliamente en su correspondencia diplomática con Egipto y otros reinos extranjeros.
No hay duda de que los hititas eran muy agresivos o que por lo menos sabían luchar con ardor; sus tácticas de lucha eran brillantes y el vehículo militar que se supone inventaron -un carro de guerra rápido, ligero, con cabida para tres personas (un conductor y dos combatientes)- era un artefacto poderosamente eficaz, este arte fue sin duda su principal contribución al mundo antiguo. Pero, según las costumbres de aquellos tiempos, en que poblaciones enteras eran pasadas a cuchillo o sometidas a esclavitud, los hititas parecen haber sido excepcionalmente humanos. Dirigieron su imperio mayormente por un sistema que otorgaba a sus estados vasallos la máxima libertad posible, excepto el control de la política exterior.
El comercio entre los imperios
Dentro del movimiento y el intercambio que caracterizaba las civilizaciones del Indo, Mesopotamia y el Nilo, los imperios emergentes imponían una estabilidad que en ocasiones daba lugar a una mayor interacción entre los estados y los pueblos debido a la seguridad inherente al imperio. El ejemplo más sorprendente de este aumento de la interacción es el comercio. Muchos investigadores afirman que la concentración de pueblos en determinadas áreas y los cambios de densidaddemográfica están relacionados con patrones de comercio. El crecimiento urbano puede explicarse analizando los espacios donde el comercio era posible y las formas en las que este comercio agrupaba a pueblos con sus bienes y servicios. Estos espacios necesitaban una cierta autoridad que les garantizase orden y seguridad. A partir de ahí podemos especular sobre el crecimiento del espacio urbano y sobre las instituciones y pueblos que los administraban.
Los bienes y la seguridad que ofrecían estos espacios urbanos atrajeron a comerciantes, los cuales no sólo viajaban de un lugar a otro transportando bienes e ideas, sino que también a menudo se establecían en lugares distantes, creando nuevas comunidades dentro de otras comunidades ya existentes. A veces, algunos de estos comerciantes hacían de embajadores llevando información de interés para el mantenimiento de buenas relaciones entre sus países de origen y los adoptados por ellos a través del comercio. Estos comerciantes también ayudaban a resolver asuntos que pudieran resultar problemáticos para sus compatriotas. Muchos de estos comerciantes emigrados se establecían en sus sociedades de adopción, añadiendo otro elemento de interacción y mezcla.
El aporte Hitita a tal fin se vio reflejado en las importante redes comerciales que confluían en varias de sus ciudades – estados. La más importante de todas fue Ankara, este fue sin duda el centro comercial mas prospero del mundo antiguo. De aquí surgían las rutas comerciales en que los hititas comercializaban bienes materiales y simbólicos con diferentes reinos, como los egipcios, para seguir acrecentando poder.
Batalla de Qades:
Batalla de Qades (También llamada Kadesh), combate bélico que enfrentó a tropas Egipcias e Hititas hacia el 1296 a C en las proximidades del río Orontes, al oeste de la actual Siria. Concretamente en lo que hoy es Tell An-Nabi Mind.
La ciudad de Qades había pasado de formar parte del reino de Mitanni a integrarse en el Egipto faraónico a finales del siglo XV a.C., para a continuación, a mediados de la centuria siguiente, ser capturada por el Imperio Hitita, y cambiar de nuevo de manos a finales de ese siglo XIV a.C. Hacia el 1314 a.C., el rey Hitita Muwatalli recuperó la ciudad, en medio del largo conflicto que enfrentaba a su Imperio con el poder egipcio. Desde su ascenso al trono, el faraón egipcio Ramsés II, hijo del también faraón Seti I, combatió el expansionismo Hitita en un intento por devolver a su propio dominio los territorios arrebatados por aquél en el norte de Á frica y en Asia Menor. El encuentro se produjo a raíz del intento de invasión de la zona Siria del Imperio Hitita llevado a cabo por Ramsés II en el 1296 a.C., que Muwatalli pretendió sin éxito repeler en Qades. Aunque Ramsés II consideró su victoria un triunfo esencial en el prolongado enfrentamiento egipcio-hitita, lo cierto es que ambas potencias tardarían no menos de 13 años en acordar un verdadero tratado de paz. Pese a su escaso valor decisivo, la batalla que tuvo lugar en Qades ha sido considerada uno de los combates bélicos más afamados de los que se produjeron a lo largo de la edad antigua. El histórico choque de ambos ejércitos aparece representado en una de las series de relieves que decoran majestuosamente el templo mayor de Abú Simbel, a orillas del Nilo, en el Alto Egipto.