EL RACIONALISMO

EL RACIONALISMO

El racionalismo.  (Del latín, ratio, razón) es una corriente filosófica que apareció en Francia en el siglo XVII, formulada por René Descartes, que se complementa con el empirismo, y que es el sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, que resalta el papel de la experiencia sobre todo el sentido de la percepción. El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde las primeras etapas de la filosofía occidental, pero se identifica ante todo con la tradición que proviene del filósofo y científico francés del siglo XVII René Descartes, quien creía que la geometría representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía. Mantenía que sólo por medio de la razón se podían descubrir ciertas verdades universales, evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de racionalismo fue desarrollado por otros filósofos europeos, como el holandés Baruch Spinoza y el pensador y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. Se opusieron a ella los empiristas británicos, como John Locke y David Hume, que creían que todas las ideas procedían de los sentidos. El racionalismo epistemológico ha sido aplicado a otros campos de la investigación filosófica. El racionalismo en ética es la afirmación de que ciertas ideas morales primarias son innatas en la especie humana y que tales principios morales son evidentes en sí a la facultad racional. El racionalismo en la filosofía de la religión afirma que los principios fundamentales de la religión son innatos o evidentes en sí y que la revelación no es necesaria, como en el deísmo. Desde finales del siglo XIX, el racionalismo ha jugado sobre todo un papel antirreligioso en la teología.

Contexto histórico

Es una corriente filosófica europea que posteriormente fue subdividida por los historiadores, quizás en forma arbitraria, en dos bloques antagónicos: racionalismo y empirismo. Comprende todo el siglo XVII y es un largo e intenso epígono metafísico a los grandes progresos de la ciencia del Renacimiento. En él la filosofía adopta el paradigma matemático de la geometría y el paradigma experimental de la física, oponiéndose tanto al escepticismo pirrónico como al formalismo escolástico. Sus características principales son:

  • Confianza en el poder de la razón.
  • Postulación de las ideas innatas. (Véase Innatismo)
  • Utilización del método lógico-matemático para explicar los razonamientos del empírico y confirmarlos cuando ello es posible.

RACIONALISMO

Teología fundamental

  1. EXPLICACIÓN DEL CONCEPTO. En filosofía, bajo la denominación de «racionalismo» (del lat. ratio= razón entendimiento) se comprenden las convicciones y teorías que opinan que por medio de la razón se puede entender suficientemente la realidad y, en consecuencia, obrar «razonablemente». El racionalismo se opone al empirismo (en el plano del conocimiento), al irracionalismo (en el plano del uso de la razón) y al utilitarismo y el hedonismo (en el plano de la ética). Va también contra toda religión revelada que, como se sabe, ve la fuente del conocimiento no en la razón, sino en la revelación. K. Popper ha introducido la distinción entre racionalismo «clásico» y racionalismo «crítico» (cf La sociedad abierta y sus enemigos, 1944).
  2. EL RACIONALISMO EN LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. Las primeras manifestaciones del racionalismo occidental se advierten ya en la filosofía griega, en los presocráticos. Sin embargo, el racionalismo clásico no comienza a desarrollarse hasta Sócrates, que distingue rigurosamente entre saber auténtico, mera opinión y creencia. El conocimiento auténtico se distingue de la mera opinión porque está motivado. Su verdad está asegurada con pruebas. Según Aristóteles, se da auténtico conocimiento cuando se conocen las causas por las que algo es como es. Distingue él entre conocimiento mediato (las conclusiones lógicas deducidas de supuestos primeros) y saber inmediato (conocimiento de la verdad de los primeros principios). El ejemplo clásico de semejante ideal de conocimiento lo representa la geometría euclidiana, donde de las proposiciones supremas (axiomas o postulados) se deducen lógicamente todas las demás proposiciones. Todas las proposiciones de ese sistema se presentan seguras de su verdad: las primeras por el conociiniento inmediato, las restantes por deducción lógica. Aristóteles con su concepción dejó su impronta en la alta escolástica medieval (cf Tomás de Aquino), y su influjo puede rastrearse hasta la Edad Moderna.
  3. Pero el problema básico es y sigue siendo el conocimiento inmediato de las verdades primeras. El racionalismo de la Edad Moderna intenta encontrar una respuesta. De acuerdo con esto, presenta dos formas: como intelectualismo (Descartes, Pascal, Spinoza) y émpirismo (Bacon, Locke, Berkeley). El intelectualismo se designa comúnmente también racionalismo. Para él intelectualismo, la fuente del conocimiento inmediato es la intuición intelectual; en cambio, para el empirismo lo es la experiencia. Kant intenta una síntesis de intelectualismo y empirismo, sustituyendo el realismo anterior por el idealismo trascendental, que se basa en la interpelación trascendental: la cuestión de las condiciones de posibilidad del conocimiento. La certeza del conocimiento dice relación, según Kant, no a una realidad exterior, sino a las formas de la experiencia, que están determinadas por las estructuras de la facultad de conocer. Sin embargo, la solución kantiana ha tropezado con la crítica de la ciencia móderna, motivada por idos «descubrimientos»: primero, el descubrimien;o de geometráas no euclidianas y, segundo, por la formulación de una física no newtoniana (Einstein). Del ideal del racionalismo clásico (certeza del conocimiento) se aparta el racionalismo crítico tal como lo estableció K. Popper en los años treinta (cf Lógica de la investigación). La exigencia de un conocimiento seguro -como lo muestra Popper- es irrealizable.
  4. Por eso el racionalismo crítico renuncia a ese ideal y propugna un falibilismo consecuente: no existe ningún conocimiento absolutamente cierto, porque el hombre puede siempre equivocarse en la solución de sus problemas cognoscitivos. La certeza del conocimiento no coincide con la aspiración a la verdad. El ideal cognoscitivo de Popper se caracteriza por la tenaz aspiración a un conocimiento del contenido que en realidad sólo posee el status de presunción. En este sentido,. todo saber es «hipotético», lo que no ha de conducir al relativismo, ya que el conflicto de las teorías permite por lo menos un saber aproximativo. Por eso hay que someter a comprobación las teorías y hay que criticarlas. Así pues, en lugar de la- exigencia de fundamentación tenemos en el racionalismo crítico la exigencia del análisis crítico.. Por tanto, en el racionalismo crítico no se abandona la búsqueda de la verdad en el sentido de búsqueda de un conocimiento del contenido, ya que, a diferencia de Kant, se adhiere al «realismo»: El racionalismo crítico se opone también a la tendencia del empirismo a afirmar la pura experiencia, que, según su concepción, no existe. La experiencia está ya siempre «empapada de teoría».
  5. RACIONALISMO Y TEOLOGÍA MODERNA. En teología se entiende por «racionalismo» la concepción según la cuál la adhesión ala fe°descansa en el conocimiento racional y la verdad de la fe se puede demostrar con argumentos de razón. Pero tampoco la credibilidad de la fe se puede demostrar positivamente. El concilio Vaticano I condenó reiteradamente tal racionalismo (cf DS 3028, 3032, 3041). Bajo el veredicto de racionalismo cae también la opinión de que la autocomunicación de Dios verificada históricamente se puede demostrar con la palabra humana. Sin embargo, lo único demostrable es la existencia de un mensaje que afirma de sí mismo que es la palabra de Dios. Aunque esta pretensión no se puede refutar últimamente con argumentos de razón, con todo, la verdad de esta pretensión sólo puede conocerse con la fe. La justificación de la fe ante la razón supone que se puede demostrar antes de la adhesión a la fe, que en la elección entre fe e increencla la increencia es arbitraria, y justamente por ello no puede justificarse. Mas con ello no se demuestra el carácter no arbitrario de la adhesión de la fe. Únicamente se puede probar que no está justificado el reproche de arbitrariedad hecho a la fe, y sí lo está el hecho a la increencia. El conocimiento de la razón y el conocimiento de la fe no pueden últimamente oponerse, aunque a menudo están en una relación mutua conflictiva. El conocimiento de la razón se refiere al conocimiento general de la realidad, que se puede adquirir independientemente de la fe. El conocimiento de la fe se refiere a un conocimiento para el cual hay que recurrir a la autocomunicación de Dios. El conocimiento de la razón dice una relación ante todo negativa al conocimiento dé la fe. No puede ni demostrar la fe, ni refutarla, ni hacerla comprensible. ,Por eso la razón no tiene respecto a la fe una función de apoyo, sino más bien una función de filtro. Con esto se quiere decir, expuesto negativamente, que no se puede creer nada que contradiga a una razón que mantiene justificadamente su-autonomía. Esa razón crítica preserva a la fe de la superstición. -Y en esa razón está interesada la fe en atención a si misma. Se puede afirmar absolutamente que la fe fonienta la independencia` de la razón y que se opone a la razón (con argumentos de razón) cuando ésta contraviene sus propias leyes (lo que, por supuesto, no es.ninguna prueba de la verdad dé la fe). Con la expresión una «razón iluminada por la fe» se indica el uso de la razón dentro de la fe, BIBL.: ALBERT H., Traktat über kritische Vernurrft, Tubinga 1968; ID, Traktat fiber rationale Praxis, Tubinga 1978; ID, Die Wissenschaft und die Fehlbarkeit der Vernunft, Tubinga 1982; ID, Freiheit und Ordnung, Tubinga 1986; ID, Kritik der reinen Erkenntnislehre, Tubinga 1987; HECKER K. art., Racionalismo, en SM V, 740746; KNAUER P., Der Glaube kommt vom Hdren,Bamberg 1968; POPPER K., La lógica de la investigación científica, Madrid 1973; ID, Lásociedad abierta y sus enemigos, Buenos Aires 1967; PoTTMEYER H.J., Der Glaube vor dem Anspruch der Wfssenschaft, Friburgo-Basilea-Viena 1968.

RACIONALISMO

Cuatro formas de Racionalismo

  • • En primer lugar, «racionalismo» es el nombre de una doctrina para la cual el único órgano adecuado o completo de conocimiento es la razón, de modo que ella es la fuente de todo conocimiento verdadero. Se habla en tal caso de «racionalismo epistemológico» o «racionalismo gnoseológico», como opuesto al empirismo, que considera que la única fuente de conocimiento verdadero es la experiencia.
  • • El segundo tipo de racionalismo es el «racionalismo metafísico», que afirma que la realidad es, en último término, de carácter racional. En su acepción más general, este término refiere a todos aquellos sistemas filosóficos que consideran que la realidad está gobernada por un principio inteligible, accesible al pensamiento y susceptible de evidencia racional, o bien identificable con el pensamiento mismo. Según esto podríamos hablar de «racionalismo platónico» (puesto que la realidad para él se halla ordenada de acuerdo con un modelo ideal, accesible a la razón mediante la dialéctica, y proporcionado por el mundo inteligible o mundo de las ideas), o de «racionalismo hegeliano» (la realidad coincide en último extremo con la autorrealización de la razón o Espíritu). Frente a este racionalismo metafísico se coloca el irracionalismo o el voluntarismo metafísico.
  • • En tercer lugar hay un racionalismo llamado «racionalismo psicológico», que es la teoría según la cual la razón, equiparada con el pensar o la facultad pensante, es superior a la emoción y a la voluntad. Este racionalismo psicológico se suele oponer al voluntarismo psicológico y al emotivismo, y se identifica a veces con el intelectualismo.
  • • Finalmente, se ha hablado también de un «racionalismo religioso» cuando por exigencias racionales se ha rechazado la posibilidad de cualquier revelación de la divinidad o se ha dado una interpretación puramente racional a fenómenos considerados milagrosos o a personas consideradas sobrenaturales.

Historia

El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde las primeras etapas de la filosofía occidental : Encontramos un racionalismo metafísico en Parménides (S. VI-V a.C.) con la afirmación de la supuesta racionalidad completa de lo real que ha exigido negar todo aquello que no sea transparente al pensamiento racional y por lo tanto el movimiento no existe. Otro filósofo en el cual parece un racionalismo metafísico y gnoseológico es Platón (429-348 a.C.), aunque este de cabida a los fenómenos y las opiniones estas no son suficientes para un saber completo. Pero se identifica ante todo con la tradición que proviene del filósofo y científico francés del siglo XVII René Descartes (1596-1650), el cual creía que la geometría representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía. Mantenía que sólo por medio de la razón se podían descubrir ciertos universales, verdades evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de racionalismo fue desarrollado por otros filósofos europeos Malebranche (1638-1715), Spinoza (1632-1677) y Leibniz (1646-1716). Se opusieron a ella los empiristas británicos, como John Locke y David Hume, que creían que todas las ideas procedían de los sentidos.

Características fundamentales de la filosofía racionalista

  1. Plena confianza en la razón humana Los filósofos racionalistas le otorgan un valor extremo a la razón entendida como la única facultad susceptible de alcanzar la verdad. Sólo tienen validez científica aquellos conocimientos derivados de la razón con independencia de la experiencia.
  2. Existencia de ideas innatas Siguiendo la tradición abierta por Platón, para el cual el conocimiento verdadero podía ser alcanzado a través del recuerdo, al estar las Ideas de algún modo «presentes» en el alma humana, los racionalistas afirman que la conciencia posee ciertos contenidos o ideas en las que se encuentra asentada la verdad. La mente humana no es un receptáculo vacío, ni una «tabla rasa» como defendieron los empiristas, sino que posee naturalmente un número determinado de ideas innatas o naturalezas simples (como las denomina Descartes) a partir de las cuales se vertebra y fundamenta deductivamente todo el edificio del conocimiento. La característica fundamental de tales ideas es su simplicidad, claridad y distinción, es decir, la evidencia. En Descartes las ideas innatas y en particular la idea de Dios garantizan y son los pilares desde los que reconstruir con plena certeza todos los saberes, desde la física hasta la metafísica.
  3. Adopción de un método de carácter matemático Todos los racionalistas tomaron como modelo el método utilizado por la matemática y la geometría La utilidad del método estriba no sólo en escapar del error, sino que persigue una intención clara: la unificación de las ciencias e incluso la creación de una «Mathesis Universalis» o ciencia cierta de carácter universal que pudiera utilizar un lenguaje simbólico matemático con el que analizar y reducir a lo simple (y cierto) toda proposición compleja de la ciencia, incluida la filosofía y la moral.
  4. Metafísica basada en la idea de substancia Por substancia entienden los racionalistas «aquello que existe de tal manera que no necesita de ninguna otra cosa para existir» (Descartes). Ahora bien, no todos estos filósofos admitieron el mismo número de ellas ni le otorgaron las mismas características. Descartes afirmó la existencia de tres substancias distintas (res infinita o Dios, res cogitans o pensamiento y res extensa o substancias corpóreas), lo cual le condujo al establecimiento de un acusado dualismo que escindió la realidad en dos ámbitos heterogéneos (lo corporal o material y lo espiritual) irreconciliables entre sí y regidos por leyes absolutamente divergentes (leyes mecánicas para el mundo físico).
  5. El mecanicismo Aunque no fue adoptado por todos los racionalistas (Leibniz, por ejemplo), el mecanicismo fue el paradigma científico predilecto para la mayoría de ellos. Según éste, el mundo es concebido como una máquina, despojada de toda finalidad o causalidad que vaya más allá de la pura eficiencia: todo se explica por choques de materia en el espacio (lleno) y no existen fuerzas ocultas o acciones «a distancia». El mundo es como un gigante mecanismo cuantitativamente analizable.
  6. Aspiración a una ciencia o filosofía universal y racional. Por ello válida y definitiva para todo hombre y todos los aspectos de la realidad, haciendo al hombre dominador de la naturaleza.

Definición racionalismo

Etimología de la palabra: Racionalismo viene de la palabra latina «ratio» = razón. En general, es la concepción que ve en el espíritu, la mente y el entendimiento, el fundamento de toda relación del hombre con el mundo considerada esta relación como forma superior del pensar humano. El racionalismo entonces, es la absolutización de la razón, y se da con mucha fuerza en la época moderna, aunque no surgió en este período, porque desde mucho antes, se habían dado intentos en torno a la razón frente a los hechos de la experiencia. Esta corriente se caracteriza por lo real, por los conceptos o sistemas mentales y a la explicación de la ciencia en términos lógicos. Al hombre se le presenta como animal pensante, con dignidad y atributos de persona. El racionalismo no es entonces una manera aislada de concebir la realidad, sino que es ante todo la suma de lo sensible con los conceptos, o mejor, a un concepto equivale una realidad. El hombre es presentado como animal dotado de logos, razón; un animal capacitado para conocer.

Contexto histórico

La forma más antigua del racionalismo se encuentra en Platón. Este se halla convencido de que todo verdadero saber se distingue por las notas de la necesidad lógica y la validez universal. Platón junto con los eleáticos está penetrado de la idea de que los sentidos no pueden conducirnos nunca a un verdadero saber, lo único que le debemos a ellos es la «doxa» (opinión). Por ende, tiene que haber un mundo suprasensible, o mundo de las ideas. Este mundo no es meramente un orden lógico sino a la vez un orden metafísico, un reino de esencias ideales, metafísicas. Este reino se halla, en relación con la realidad empírica y las ideas son los modelos de las cosas empíricas, las cuales deben su manera de ser, su peculiar esencia, a su participación en las ideas. El centro de este racionalismo es la teoría de la contemplación de las ideas, podemos llamar a esta forma de racionalismo: racionalismo trascendente. Más tarde llegan Plotino y posteriormente San Agustín, quienes tienen una froma más distinta de racionalismo. El primero coloca el mundo de las ideas en el Nus cósmico, o sea Espíritu del Universo. Las ideas ya no son un reino de esencias existentes por sí, sino un autodespliegue del Nus, y nuestro espíritu es una emanación de este Espíritu Cósmico: «La parte racional de nuestra alma es alimentada e iluminada continuamente desde arriba.» En la Edad Media, es San Agustín quien recoge esta idea y la modifica en sentido cristiano, donde el Dios cristiano ocupa el lugar del Nus. Las ideas se convierten en las ideas creatrices de Dios: el conocimiento tiene lugar siendo el espíritu humano iluminado por Dios. En la Edad Moderna se intensifica el racionalismo verificándose que para Malebranche las ideas son representaciones claras y distintas, eternas e inmutables. Malebranche concibe que las ideas no proceden de los objetos ni son producidas por éstos, ya que siendo universales y necesarias, el alma, espíritu cognoscente, no puede ser su causa eficiente, productora. En la Edad Moderna, alcanzó más importancia Descartes y luego Leibniz considerando que las ideas innatas se dan en cuanto es innata a nuestro espíritu la capacidad de formar conceptos independientemente de la experiencia, pues el origen de estos principios proceden de la razón. El principal mérito del racionalismo fue el haber subrayado la importancia de la razón en el conocimiento humano.

Argumentos del racionalismo

El racionalismo entiende la vuelta al sujeto como una vuelta a la razón, al tiempo que como una desvirtuación de la sensibilidad. Conocemos ya la duda sistemática de Descartes, que a través de una crítica radical a la experiencia sensible, conduce a las últimas condiciones indudables de todo conocimiento en el sujeto. Esas condiciones de las que depende todo conocimiento, son las ideas o principios de la razón. Existe en el sujeto una percepción clara y distinta de los primeros principios del conocimiento que no tiene nada que ver con la sensibilidad, sino que se realiza de un modo puramente racional. Así como los principios de las matemáticas se derivan lógicamente de unos axiomas o principios primeros, así también la filosofía tiene que partir de las primeras ideas y principios, y desarrollarlo todo en forma lógico-racional. Para el racionalismo está claro que la razón ha recibido de Dios sus ideas y verdades innatas.

Racionalismo

Movimiento filosófico desarrollado particularmente en la Europa continental durante los siglos XVII y XVIII y caracterizado por la primacía que dieron a la razón en la fundamentación del conocimiento, la fascinación por la matemática y la defensa de la existencia de ideas innatas y de la intuición intelectual. El término «racionalismo» tiene un significado muy amplio: en general, llamamos racionalista a toda posición filosófica que prima el uso de la razón frente a otras instancias como la fe, la autoridad, la vida, lo irracional, la experiencia empírica, … Es racionalista todo aquél que cree que el fundamento, el principio supremo, es la razón. Junto con ello, cabe ser racionalista en relación con un género de cuestiones y no serlo en relación con otro: por ejemplo se puede reivindicar la necesidad del ejercicio de la razón en política y rechazarlo en religión. Pero el término «racionalismo» se usa comúnmente en la historia de la filosofía para designar una cierta forma de fundamentar el conocimiento: cabe pensar que el conocimiento descansa en la razón, o que descansa en la experiencia sensible; así, puesto que valoraron más la razón que los sentidos, podemos llamar a Parménides, Platón y Descartes racionalistas; y podemos decir que Aristóteles, Santo Tomás y, por supuesto, Hume, tienden al empirismo, dado el valor que dieron a la experiencia sensible o percepción. Sin embargo, a pesar de que pueda recibir distintas acepciones y aplicarse en esferas distintas, el término «Racionalismo» se utiliza primordialmente para referirse a la corriente filosófica de la Edad Moderna que se inicia con Descartes, desarrolla en la Europa continental con Spinoza, Malebranche y Leibniz, y se opone al empirismo que en esta misma época tiene éxito en las Islas Británicas.

Los rasgos que mejor caracterizan al racionalismo moderno son los siguientes:

  1. La tesis de que todos nuestros conocimientos acerca de la realidad proceden no de los sentidos, sino de la razón, del entendimiento mismo.
  2. El conocimiento puede ser construido deductivamente a partir de unos primeros principios.
  3. Los primeros principios del conocimiento no se pueden extraer de la experiencia empírica sino que se encuentran ya en el entendimiento: elinnatismo de las ideas.
  4. Consideración de la deducción y más aún de la intuición intelectual como los métodos más adecuados para el ejercicio del pensamiento.
  5. La consideración de la matemática como ciencia ideal.
  6. Reivindicación del argumento ontológico para la demostración de la existencia de Dios.
  7. La apreciación optimista del poder de la razón, ésta no tiene límites y puede alcanzar a todo lo real.

Idealismo

Concepto. Por idealismo podemos entender fundamentalmente dos cosas: un idealismo de los ideales y un idealismo de las ideas.

  1. El primero se refiere a la esfera de la praxis, abarcando tanto presupuestos éticos como políticos en el sentido de «situación ideal» En este último caso, el idealismo se convierte en utopismo.
  2. El idealismo de las ideas posee una índole más filosófica que el anterior, y hace referencia a toda doctrina que afirma que el sujeto (la conciencia, el «yo», la mente, o el espíritu) es el punto de partida y el origen de toda reflexión sobre el mundo. Esto quiere decir que la realidad no es conocida por sí misma y que conocer no es adecuar el pensamiento a las cosas, a lo «dado». Antes bien, es la propia realidad la que ha de inferirse de las «ideas» y representaciones que tenemos sobre ella. Es el sujeto es punto de partida de todo conocimiento, aquel que otorga sentido e, incluso, «construye» o crea la realidad.

El idealismo de las ideas afecta, por lo tanto, tanto a aspectos gnoseológicos (pregunta por el conocimiento, su origen y sus límites) como metafísicos (pregunta por el «ser» de aquello que conocemos). Lo que sea el ser va a identificarse con lo que auténticamente puedo conocer de él. El ser es lo cognoscible con evidencia y se identifica con lo dado o contenido en la conciencia, aunque esto no implica necesariamente que todo idealismo reduzca el ser a un contenido de conciencia o que postule que el sujeto «construye» o produce toda realidad.

Tipos generales de idealismo.

  1. Si la conciencia o el sujeto se considera como algo real o como una entidad psíquica e individual, nos hallamos frente a un idealismo subjetivo o psicológico. Es la conciencia individual la dadora de ser, y éste último se reduce a lo percibido por mí. La entidad del ser es psicológica al igual que la actividad de la conciencia. Dentro del idealismo subjetivo podemos encuadrar tres corrientes:
  1. . El idealismo del filósofo empirista G. Berkeley (1685-1753):. El ser de las «cosas» se agota en su ser percibido, es decir: identifica «ser» con «ser percibido»
  2. . La rehabilitación por parte del empiriocriticismo del idealismo de Berkeley, representado por la filosofía de Avenarius.
  3. . La filosofía gnoseológica de la inmanencia desarrollada desde finales del siglo XIX, cuyos máximos exponentes serían Wilhelm Schuppe, Max Kaufmann, Schubert-Soldern, Martin Keibel e incluso el propio Mach y Avenarius.

Tomando como criterio de distinción el tipo de conciencia, podemos considerar otra forma de idealismo distinta a la anterior, el idealismo objetivo o lógico-trascendental, para el cual, la conciencia se concibe desde un punto de vista ideal y general, no real e individual. La conciencia no es una entidad empírica o psicológica, sino un sistema de estructuras lógicas, un sujeto general e, incluso, universal. A esta corriente pertenecen:

  1. . El idealismo trascendental de Kant (1724-1804), para el que el conocimiento es fruto de una síntesis entre lo dado al sujeto cognoscente (un material desordenado y caótico) y lo aportado o «puesto» por ese mismo sujeto en el acto de conocer: ciertos esquemas previos (formas puras a priori), a través de los cuales se organiza y estructura ese material. La universalidad y necesidad de las leyes que observamos en las matemáticas, la lógica y en la naturaleza provienen de la estructura cognoscitiva del sujeto. Es el sujeto el que impone sus leyes, no la realidad exterior.
  2. . Actualmente se entiende por idealismo a la corriente filosófica denominada idealismo alemán, representada por Fichte (1762-1814), Schelling (775-1854) y Hegel (1770-1831) que fue continuada por otros filósofos como Schopenhauer y Bradley. Surgida como una transformación del pensamiento kantiano, el idealismo alemán sostiene que el mundo es el producto de una Idea o Razón Absoluta (infinita y universal), de carácter histórico, cuyo despliegue en el tiempo constituye lo que llamamos mundo, historia, hombre y los productos de la humanidad.
  3. . La fenomenología de Edmund Husserl (1859-1938) también puede ser incluida en esta forma de idealismo. El yo, la conciencia, ocupa un lugar central en su doctrina y es el punto de partida de su filosofía. El yo puro se obtiene como una depuración realizada a través de la reducción trascendental. La conciencia pura no es una «realidad» o una «substancia», sino que es «pura inteligibilidad».
  4. . Así mismo, puede considerarse perteneciente a esta clase de idealismo a la Escuela de Marburgo, de orientación neokantiana, cuyos principales representantes son Hermann Cohen (su fundador), Paul Natorp y Ernst Cassirer.

De todas formas, estas corrientes no agotan el sentido del idealismo. Así, Heimsoeth postula que la primera actitud idealista en la historia de la filosofía surge en el cristianismo, fundamentalmente con la figura de San Agustín (354-43), el primero que reivindica la interioridad, la intimidad como punto de partida de todo conocimiento. Para Etienne Gilson, sin embargo, el primer filósofo idealista es René Descartes (1596-1650), cuyo idealismo sólo puede ser considerado como algo provisional; un punto de partida, no de llegada, ya que, al final, defiende un realismo metafísico, garantizado por Dios, y al margen de la conciencia empírica objetiva: existe una realidad externa, la res extensa, y una res infinita o Dios. Así mismo, podemos considerar como idealista la tesis que afirma que son las ideas las que determinan de manera radical los procesos históricos. Denominado idealismo histórico, este postulado ha sido defendido por autores como Hegel o Augusto Comte (el padre del Positivismo). Frente a esta tendencia se alzará el materialismo histórico de Karl Marx, para el cual las ideas pertenecen a una «superestructura» que está condicionada por la estructura económica de la sociedad, su verdadera base real, y no a la inversa.

Idealismo

El término «idealismo» tiene distintos significados. Desde el punto de vista metafísico es la creencia en que el fundamento de la realidad es de índole espiritual o sea de poderes ideales; y desde el enfoque epistemológico es la postura que sostiene que no existen cosas reales fuera de la conciencia. O sea que al eliminar la existencia de todos los objetos, quedan solamente como objetos reales los contenidos de la conciencia (representaciones, imágenes, sentimientos, etc.) y los objetos ideales (la lógica y la matemática). De esta manera surgen dos formas de idealismo: el subjetivo o psicológico y el objetivo o lógico. En el idealismo subjetivo o psicológico la realidad se encuentra contenida dentro de la conciencia del sujeto. Los objetos son sólo contenidos de la conciencia, el ser de los objetos consiste en ser percibidos por el hombre y cuando dejan de ser percibidos dejan también de existir al no poseer ser, fuera de nuestra conciencia, que es lo único real.

A esta posición también se la llama conciencialismo.

El obispo inglés Berkely es el clásico representante de esta cosmovisión que identifica el ser con el percibir y que considera a los objetos externos puras sensaciones de los sentidos. Sin embargo, para Berkely, Dios, que es la causa de nuestras percepciones, y las almas; tienen existencia independiente. El idealismo de Berkely tiene base metafísica y teológica, característica que no aparece en las nuevas formas de idealismo subjetivo como por ejemplo, el empiriocriticismo de Avenarus y Mach, que creen nada más que en las sensaciones, y la filosofía de la inmanencia de Schupe y de Schubert-Soldern, que proponen que todo es inmanente a la conciencia. En el caso de este último lo único existente es la conciencia cognoscente. En cuanto al idealismo objetivo o lógico es diferente, porque parte de la conciencia objetiva de la ciencia, cuyo contenido es una suma de juicios lógicamente ideales, elementos lógicos, que distinguen lo dado en la percepción de la percepción misma y consideran al objeto como nacido del pensamiento, un producto del pensamiento, un concepto, un ser lógico ideal, postura que es denominada panlogismo. En la actualidad, esta posición la defiende el neokantismo, principalmente la escuela de Marburgo, cuyo fundador es Hermann Cohen. Pero el neokantismo no es la misma concepción de Kant, más bien Fichte es un sucesor de Kant, que fue el que dio el primer paso para la aparición del idealismo lógico, con la idea de un yo absoluto desde donde deriva toda la realidad. Pero al igual que Schelling, lo lógico todavía se confunde con lo psicológico y lo metafísico. Solamente Hegel fue el que hizo del ser de las cosas algo puramente lógico. Esta es la distinción entre el panlogismo hegeliano del neokantismo, el haber establecido el puro panlogismo. A pesar de la división entre el idealismo subjetivo o psicológico y el objetivo o lógico, ambos idealismos tienen en común la concepción fundamental de que toda realidad está contenida en la conciencia, que es el principal argumento del idealismo. Con la inmanencia, intentan probar que la tesis del realismo es lógicamente absurda; sin embargo, la tesis del idealismo tampoco es consistente, porque se puede decir que el objeto que pensamos es un contenido de la conciencia pero no que el objeto sea idéntico a este contenido, sino que es una representación o un concepto que se refiere al objeto, que por lo tanto sigue siendo independiente de la conciencia. De manera que al afirmar que existen objetos independientes de la conciencia esta independencia es un elemento del objeto y la inmanencia es el contenido del pensamiento, o sea que lo propio del objeto es lo que no puede ser pensado.

Idealismo

El idealismo dice: «La realidad es causada por las ideas de la mente humana. No hay realidad independiente de la mente humana». ¿Qué significado puede tener esto para el IS artificial? Constata que todo lo que es real para él, es decir, que toda su estructura de conceptos y todas sus reglas de actuación, son el resultado de su sentir y de su pensar. No existen conceptos ni reglas de actuación fuera de su mente. Veamos algunos de los principales procesos de sentir y de archivar experiencias dentro del SI artificial. Mediante impulsos eléctricos recibe comunicaciones desde su entorno. Dentro de aquella parte delsistema que representa el cerebro, transforma estos impulsos en números, representados por cargas eléctricas binarias. Estos números son la parte más elemental de comunicación. Luego el SI los conecta, llegando a situaciones parciales, y finalmente a la situación actual compuesta. Nótese, por favor, que el SI artificial no conoce los «árboles», las «piedras» y la «comida», que existen en el entorno (Kant lo denomina «la cosa misma»). El SI reibe información sensorial y basado en estos crea conceptos que representan esta información sensorial. Estos conceptos son rotulados por numeros (son los conceptos, las ideas, las sanscaras, de los que hablan los budistas). Es de notar que estos números no representan conceptos; ellos son los conceptos. Para que un número represente algo, ese «algo», que es representado, debe existir. Pero en el SI no hay nada más que estos números. Con esto surge la pregunta de cuáles parecen ser los requerimientos mínimos para que algo pueda ser un «concepto» Para que sea posible trabajar con conceptos, cada concepto debe diferenciarse claramente de todos los otros conceptos. También debe ser posible conectar un concepto con otros conceptos. Parecer ser que estos dos son los requerimientos mínimos. En un SI electrónico, es un número el que cumple con estos dos requerimientos. Cada número puede ser diferenciado claramente de cualquier otro número. Cada número también puede servir como dirección en la cual pueden ser archivados otro números. Es decir, que el número puede ser conectado a ciertos números, pero no a otros. Cuando utilizamos un editor de textos en una computadora, y escribimos la palabra «árbol», esta palabra solamente representa nuestro concepto, porque no hay conexión alguna dentro de la computadora entre esta palabra y «raíz», «rama» o «tronco». La conexión únicamente existe en la mente de la persona que la escribió. Cuando el SI utliza el concepto «árbol», las conexiones a los demas conceptos están dentro de la computadora. Es decir, que para el SI el número para «árbol» es un concepto; no representa un concepto. Cuando el SI artificial ha combinado las sensaciones elementales, le asigna un número a la situación parcial que nosotros llamamos, por ejemplo, una piedra. Solamente al tener la experiencia de muchas situaciones en las que aparece el número para la piedra, el SI, con el tiempo, sabe qué esperar del número para una piedra (diríamos, qué propiedades tiene una piedra, qué se puede hacer con una «piedra»). Es algo similar de lo que pasa en los humanos. Desde el entorno algo llega a nuestros órganos sensoriales, y éstos transmiten a través de los nervios impulsos eléctricos binarios al cerebro. Allí, dentro del cerebro, estos impulsos forman las sensaciones más elementales. Parece ser, que en los humanos, los conceptos son la salida de campos neuronales. Ellos son causados por la conectividad del campo neuronal. Esta salida es de origen binario. Neuronas excitadas e inactivas son comunicaciones binarias, muy similares a los números en las computadoras, los que, como hemos visto, representan cargas eléctricas binarias. La mente humana no reconoce inmediatamente árboles, piedras y alimento, sino que recibe solamente impulsos nerviosos binarios desde distintos nervios. Y desde éstos se forman conceptos mediante procesos internos. Como lo dice el idealismo, las realidades, tales como el concepto para «silla» o «mesa», son partes de la mente. No existen conceptos algunos que sean independientes de la mente. En el SI artificial son números archivados en su mente. Tal concepto es mucho más que una representación de la forma exterior o del color. El concepto para la «silla» incluye que la silla se puede usar para sentarse en ella, o para que sea quemada para obtener calor. Es una información que no existe en la «causa de todas las sensaciones» del entorno. Existe únicamente en la mente. De manera que el idealismo tiene razón, toda realidad de los SI’s artificiales es causada por sus ideas, sus conceptos. No hay realidad fuera de su mente. A pesar de que hay algo que no es un concepto y no forma parte de su mente, es decir, el «entorno».

Racionalismo e Idealismo

. Información histórica El racionalismo es la teoría filosófica que reconoce en la realidad un principio inteligible, cuya evidencia y conocimiento, sin embargo, no es de tipo empírico (sensible, basado sobre la experiencia), sino racional (captable sólo por el pensamiento). Podemos decir que inicia con los filósofos eleatas (Parménides) y los pitagóricos (Pitágoras), pero se asocia, en general, con el intento moderno de introducir en filosofía los métodos matemáticos para alcanzar la certeza absoluta en el conocimiento. Así, la crítica filosófica atribuye a René Descartes (1596-1650) la paternidad del racionalismo, que agrupa a pensadores diversos, como son el ocasionalista Nicholas Malebranche (1638-1715), Baruch Spinoza (1632-77) y Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716). El idealismo puro enseña que el objeto conocido depende para su realidad de la actividad de la mente cognoscente; identifica los objetos con las ideas. Podemos decir que hay una tendencia idealista desde los presocráticos (por ejemplo, Anaxágoras), que pasa por la época alejandrino-romana y la medieval. La vía al idealismo moderno fue abierta por el racionalismo-subjetivismo gnoseológico de Descartes. Fundador del idealismo puro es George Berkeley que, junto con Leibniz, fue el creador de una forma de inmaterialismo. El idealismo gnoseológico (trascendental, crítico) de Kant inspiró los panteísmos idealísticos alemanes del siglo XIX: Fichte (personalismo abstracto o «idealismo subjetivo»), Schelling (idealismo o teísmo estético), Hegel (idealismo absoluto o lógico), Schopenhauer (idealismo voluntarístico), Schleiermacher (panteísmo espiritual). En Francia se dan idealismos espiritualísticos o personalísticos (Condillac, Biran, Bergson…); en Inglaterra, personalismos semimonísticos (E. Caird, Green) o monismos impersonalísticos (Bradley, Bosanquet); en Italia se reelabora el idealismo de tipo alemán (Croce, Gentile).

B. Doctrina1. El racionalismo y su antropología El racionalismo afirma que el conocimiento verdadero ya está dentro de nosotros gracias a las ideas innatas con las cuales nacemos y que no podemos adquirir a lo largo de la vida. Considera, pues, que el saber humano es universal y necesario, porque viene garantizado por las verdades que ofrece el patrimonio originario de las ideas innatas. Lo que conocemos con certeza por vía racional, o sea, la demostración a priori de todas las verdades humanas, constituye el mundo real. El mundo que no se puede conocer con certeza es, en cambio, ilusorio, ni real ni importante. El conocimiento consiste, en definitiva, en el desarrollo de los poderes innatos de tal modo que de uno o varios principios autoevidentes todos los demás conocimientos pueden derivarse sin recurrir a la experiencia. Se basa en una concepción dualista del hombre, compuesto de dos substancias: el alma («res cogitans») y el cuerpo («res extensa»), que están extrínsecamente ligados, ya que la sensación es relativamente irrelevante para la mente. Todo conocimiento en el fondo es de, desde y a través de la mente. 2. El idealismo metafísico y gnoseológico El idealismo puro, de carácter metafísico, identifica la realidad ontológica, individual y concreta, exclusivamente con lo ideal, es decir, la mente, el espíritu, el alma, la persona, las ideas, los arquetipos, el pensamiento. Se puede concebir un idealismo empírico, cuyo fundamento es el yo individual o trascendental, que, pone por encima del yo individual un Yo puro, una Mente lógica impersonal, una Voluntad inconsciente, fuente de unidad, universalidad y necesidad. En relación con la naturaleza, han surgido dos tipos de idealismos: por un lado, el acosmismo o idealismo subjetivo, que sostiene que la naturaleza es simplemente la proyección de la mente finita sin una existencia externa real; por otro, el idealismo objetivo, que identifica naturaleza exterior con el pensamiento o la actividad del Espíritu Cósmico (en Alemania este idealismo concibe que las mentes finitas son partes – modos, momentos, proyecciones, apariencias, miembros – del Espíritu Absoluto). Como consecuencia del idealismo metafísico surge el de carácter gnoseológico: «ser es ser percibido» (esse est percipi). No puede haber identificación entre sujeto (espiritual) y objeto (material). El conocimiento es, pues, exclusivamente espiritual; la mente no puede salir «fuera» para encontrarse con el objeto, dado que no hay un objeto «afuera». La cosa no es, en fin, porque es, sino porque es conocido. Como decía Hegel, «lo que es real es racional y lo que es racional es real».

C. Razones más importantes1. El racionalismo: deseo de alcanzar una aceptación universal de la verdad Con anhelo de superar las diferencias de pensamiento, el racionalismo lucha por alcanzar certeza y objetividad, verdades claras y distintas, como en las ciencias matemáticas. Siente, al mismo tiempo, la necesidad de sistematizar el conocimiento. Rechaza la deseperación del escepticismo y la incoherencia del relativismo. 2. El idealismo: el valor del sujeto y la «identidad» cognoscente-conocido La identidad de sujeto y objeto se realiza en la mente por la actividad del primero. Por eso, el ser de algo se identifica con su ser conocido. Si no hay sujeto, no hay objeto conocido. Habría una contradicción si el ser fuera, a la vez, inmamente y trascendente, dependiente e independiente de la mente, «dentro» y «fuera», material e inmaterial. Resulta, pues, necesario enfatizar la espiritualidad del conocimiento y del ser mismo.

D. Exigencias positivas1. Racionalismo: confianza en el poder de la razón para conocer verdades metafísicas Es necesario valorar la capacidad de la inteligencia humana que, aunque limitada, puede conocer esencias, explicar, sistematizar el pensamiento y liberarse de algún modo de los condicionamentos subjetivos para captar verdades objetivas y universales.2. Idealismo: valorización de la actividad del sujeto cognoscenteSe valora el misterio del conocimiento, que es conformidad intencional de sujeto y objeto, y, al mismo tiempo, la capacidad del sujeto, ser espiritual, que juega un papel muy activo en el conocimiento y no es un mero receptor pasivo de imágenes de objetos que provienen de «fuera».

E. Deficiencias estructurales y refutación del racionalismo y del idealismo1. El racionalismo desprecia el papel de la experiencia y exagera el poder de la inteligencia La sensación resulta irrelevante para el racionalista, lo cual contradice los datos de la experiencia, ya que a través de los sentidos podemos conocer las cosas como son y ocasionar el conocimiento de las realidades espirituales. Primero conocemos inmediatamente las cosas que son sensibles.Después y con dificultad conocemos a Dios y las realidades más lejanas a nuestros sentidos. Esto explica porqué le resulta al hombre tan díficil alcanzar el consenso universal sobre las verdades últimas.Al exagerar el poder innato de la inteligencia, pretende deducir todo el conocimiento de la mente a partir de verdades conocidas a priori, con las cuales la realidad se debe ajustar. Como consecuencia, cae en el peligro de construir sistemas que no explican los datos de la experiencia. En efecto, no todo nuestro conocimiento proviene de la deducción. Hay otras muchas fuentes de conocimiento que el racionalismo deja a un lado, como son el testimonio humano, la experiencia, la inducción. En todo caso, el racionalismo explica bien lo que sería la mente humana si tuviera verdades innatas, pero su teoría no resulta adecuada para explicar nuestro modo actual de conocer. 2. El idealismo es reduccionista, solipsista y contradictorio El conocimiento es la identidad entre sujeto y objeto. Dado que resulta difícil explicarla, el idealismo rechaza la teoría realista y reduce todo el conocimiento a la identidad del sujeto consigo mismo a través del objeto pensado. Ahora bien, esta reducción no sabe explicar porqué tendemos todos los hombres, de manera natural y espontánea, a ser realistas, a creer que conocemos las cosas como son. El idealismo es ingenuo y simplista: rechaza parte de los datos de la experiencia y reduce la naturaleza del conocimiento a un extremo de la bipolaridad, la mente. El idealismo conduce inevitablemente al solipsismo, dado que sólo existe el sujeto cognoscente con sus propias modificaciones mentales (los objetos de su pensamiento). Todo el resto, incluso la aserción de que hay otras personas además de mí, termina siendo un conjunto de proyecciones de la mente. No se explica cómo puede haber contacto con la realidad externa y comunicación con los demás.El idealismo concluye, en el fondo, en el relativismo. Dado que la mente crea los propios objeto de su conocimiento, entonces nadie puede equivocarse. La noción de verdad pierde así todo su significado, pues ella consiste en lo que se capta en un momento dado; como todo el proceso es continuo, sin fin, entonces no hay una verdad definitiva en ningún momento. En estas condiciones, la verdad del idealismo también es pasajera, porque es la que se capta en un momento preciso. Admás, se contradice: dado que no hay error, las teorías del escepticismo, del relativismo y del realismo que el idealismo critica como falsas no son tales. El idealismo sería tan solo una de las proyecciones mentales de ciertos individuos, pero no la teoría del conocimiento universalmente válida.

Conclusión

El racionalismo pretende deducir todo conocimiento claro y distinto, con certeza universal, de las ideas innatas de la mente y el idealismo identifica los objetos del conocimiento con las ideas. Ambos valoran la capacidad activa de la inteligencia humana, pero exageran en atribuirle poderes que no tiene: verdades innatas a partir de las cuales se pueden deducir a priori todas las demás verdades y capacidad creadora de la realidad mental, la única existente. Fracasan en la explicación de la experiencia del conocimiento, al despreciar el papel de la sensación y la tendencia natural al realismo. Terminan, en fin, construyendo sistemas a priori a los cuales la realidad externa debe ajustarse. Desembocan, de este modo, en el solipsismo y en el relativismo que quieren combatir.

Términos claves

Racionalismo: teoría filosófica que propone como ideal del conocimiento la demostración a priori de todas las verdades, es decir, de modo deductivo.Deducción: demostración que procede del universal al menos universal o al particular.A priori: anterior a e independiente de la experiencia.Experiencia: conocimiento adquirido por medio de los sentidos y el contacto inmediato con la realidad sensible. Idealismo: teoría filosófica que identifica el objeto real con la idea y que, por tanto, pretende que el objeto conocido dependa para su realidad de la actividad de la mente que conoce.Solipsismo: subespecie del idealismo, según la cual el yo individual del filósofo solipsista es toda la realidad y el mundo exterior y las otras personas son representaciones de ese yo y carecen, pues, de existencia independiente.

EL RACIONALISMO

Etimología de la palabra: Racionalismo viene de la palabra latina «ratio» = razón. En general, es la concepción que ve en el espíritu, la mente y el entendimiento, el fundamento de toda relación del hombre con el mundo considerada esta relación como forma superior del pensar humano. El racionalismo entonces, es la absolutización de la razón, y se da con mucha fuerza en la época moderna, aunque no surgió en este período, porque desde mucho antes, se habían dado intentos en torno a la razón frente a los hechos de la experiencia. Esta corriente se caracteriza por lo real, por los conceptos o sistemas mentales y a la explicación de la ciencia en términos lógicos. Al hombre se le presenta como animal pensante, con dignidad y atributos de persona. El racionalismo no es entonces una manera aislada de concebir la realidad, sino que es ante todo la suma de lo sensible con los conceptos, o mejor, a un concepto equivale una realidad. El hombre es presentado como animal dotado de logos, razón; un animal capacitado para conocer

ARGUMENTOS DEL RACIONALISMO

El racionalismo entiende la vuelta al sujeto como una vuelta a la razón, al tiempo que como una desvirtuación de la sensibilidad. Conocemos ya la duda sistemática de Descartes, que a través de una crítica radical a la experiencia sensible, conduce a las últimas condiciones indudables de todo conocimiento en el sujeto. Esas condiciones de las que depende todo conocimiento, son las ideas o principios de la razón. Existe en el sujeto una percepción clara y distinta de los primeros principios del conocimiento que no tiene nada que ver con la sensibilidad, sino que se realiza de un modo puramente racional. Así como los principios de las matemáticas se derivan lógicamente de unos axiomas o principios primeros, así también la filosofía tiene que partir de las primeras ideas y principios, y desarrollarlo todo en forma lógico-racional. Para el racionalismo está claro que la razón ha recibido de Dios sus ideas y verdades innatas

El empirismo es una teoría filosófica que enfatiza el papel de la experiencia, ligada a la percepción sensorial, en la formación del conocimiento. Para el empirismo más extremo, la experiencia es la base de todo conocimiento, no sólo en cuanto a su origen sino también en cuanto a su contenido. Se parte del mundo sensible para formar los conceptos y éstos encuentran en lo sensible su justificación y su limitación. El término «empirismo» proviene del griego ?µpe???a, cuya traducción al latín es experientia, de donde deriva la palabra experiencia. El empirismo, bajo ese nombre, surge en la Edad Moderna como fruto maduro de una tendencia filosófica que se desarrolla sobre todo en elReino Unido desde la Baja Edad Media. Suele considerarse en contraposición al llamado racionalismo, más característico de la filosofía continental. Hoy en día la oposición empirismo-racionalismo, como la distinción analítico-sintético, no suele entenderse de un modo tajante, como lo fue en tiempos anteriores, y más bien una u otra postura obedece a cuestiones metodológicas y heurísticas o de actitudes vitales más que a principios filosóficos fundamentales. Respecto del problema de los universales, los empiristas suelen simpatizar y continuar con la crítica nominalista iniciada en la Baja Edad Media. En la Antigüedad clásica, lo empírico se refería al conocimiento que los médicos, arquitectos, artistas y artesanos en general obtenían a través de su experiencia dirigida hacia lo útil y técnico, en contraposición al conocimiento teórico concebido como contemplación de la verdad al margen de cualquier utilidad.1

Positivismo

Desde un positivismo extremo66 hasta un positivismo casi idealista, el siglo XIX y comienzos del XX ofrece un riquísimo panorama de autores y escuelas todas bajo denominación positivista y de inspiración empirista fuertemente unidas a la idea de progreso en el conocimiento científico-técnico. El rasgo común que caracteriza a todos ellos es el rechazo a laMetafísica como pseudociencia producto de la especulación de la razón y sin justificación alguna. Este Positivismo genérico toma solo en consideración el conocimiento científico. Éste es producto lógico de la aplicación rigurosa de un método científico y de la afirmación de teoríasque puedan justificarse en el experimento. John Stuart Mill. Surge en Francia, siendo su fundador quien creó la denominación de positivismo, Auguste Comte y toma nuevas formas de la mano del británico John Stuart Mill y se extiende y desarrolla por el resto de Europa hasta el primer tercio del siglo XX. Todas las actividades filosóficas y científicas deben efectuarse únicamente en el marco del análisis de los hechos reales verificables por la experiencia. Se caracteriza por la defensa de un método siendo el ejemplo ideal la ciencia física que triunfa claramente en el dominio de la naturaleza y en las aplicaciones técnicas que de ella se derivan. La ventaja fundamental de este método es su formalización y la posibilidad de expresar sus leyes en lenguaje matemático, que hace posible la construcción de modelos teóricos a partir del rigor del cálculo. La unión del método científico como tal y la técnica cada vez son más estrechas y poco a poco se van a constituir en un todo científico-técnico]. El objetivo de la ciencia es explicar, entendiendo por tal el poder englobar los fenómenos en un marco teórico de leyes generales. El ideal de una Ciencia Unificada será el último postulado del llamado neopositivismo cuyo fracaso abre las puertas a los nuevos modos de filosofía actual. La crítica a la Metafísica, como búsqueda de lo que está más allá de la Ciencia, es considerada a partir de lo que se llamó las «trampas del lenguaje», lo que supuso un interés en el estudio del lenguaje tanto en su dimensión formal, empirismo lógico como en cuanto lenguaje natural, estudiando los «juegos del lenguaje», que ha dado lugar a toda una corriente de empirismo concebido como filosofía analítica. Evidentemente la unidad de método y su aplicación a los diferentes objetos de investigación, así como la rigidez en que se consideren los principios empiristas dan lugar a diversidad de «empirismos» y positivismos.67

EMPIRISMO

La filosofía empirista llevó a cabo una saludable autocrítica de la razón, delimitó sus límites y restringió sus posibilidades asentándola en el ámbito de la experiencia.

Historia. El empirismo es una corriente filosófica opuesta al racionalismo que surge en Inglaterra en el siglo XVII y que se extiende durante el siglo XVIII y cuyos máximos representantes son J. Locke (1632-1704), J. Berkeley (1685-1753) y D. Hume (1711-1776). En un sentido bastante general, se denomina empirismo a toda teoría que considere que la experiencia es el origen del conocimiento, pero no su límite. Esta postura ha sido mantenida por numerosos filósofos, como por ejemplo, Aristóteles (384-322 a.C.), Epicuro (341-272 a.C.), los estoicos (S.IV a. C. – S.II d.C.), Tomás de Aquino (1224-1274) y Ockham (1295-1350). Sin embargo, en un sentido estricto, el empirismo propiamente dicho hace relación a las teorías filosóficas creadas por las corrientes antes mencionadas. Tras el siglo XVII su influencia se deja notar tanto en el campo de la filosofía política como en el de la teoría del conocimiento. En el primero, el liberalismo de Locke influye en los ilustrados alentando los principios de las revoluciones americana y francesa; su división de poderes influirá en Motesquieu y su principio de igualdad impulsará el reconocimiento paulatino de los Derechos Humanos.

En teoría del conocimiento o epistemología, las ideas de Hume influirán en Kant, el empirismo en general influirá en el positivismo del siglo XIX y en el neopositivismo o positivismo lógico y la filosofía del lenguaje del siglo XX. Los caracteres fundamentales del empirismo podrían resumirse en las siguientes tesis.

  1. Subjetivismo del conocimiento. En este punto, empiristas y racionalistas coinciden al afirmar que, para conocer el mundo se ha de partir del propio sujeto, no de la realidad en sí. La mente no puede conocer las cosas más que a partir de las ideas que tiene sobre ellas. Por lo tanto, si lo primero en el orden del conocimiento son las ideas, éstas habrán de tener un origen distinto a la propia mente (tesis racionalista). Su validez objetiva le vendrá de las cosas mismas.
  2. La experiencia como única fuente del conocimiento. El origen del conocimiento es la experiencia, entendiendo por ella la percepción de los objetos sensibles externos (las cosas) y las operaciones internas de la mente (emociones, sensaciones, etc.). Así pues, para los empiristas, el único criterio de verdad es la experiencia sensible.
  3. Negación de las ideas innatas de los racionalistas. Si todo conocimiento ha de provenir de la experiencia esto supone que habrá de ser adquirido. La mente no posee contenido alguno (ideas innatas), sino que es como una «tabla rasa», un receptáculo vacío que debe «llenarse» a partir de la experiencia y el aprendizaje.
  4. El conocimiento humano es limitado: la experiencia es su límite. Esta postura es radicalmente opuesta a la de los racionalistas, para los que la razón, utilizando un método adecuado, no tiene límites y podría llegar a conocerlo todo. Los empiristas restringen la capacidad de la mente humana: la experiencia es su límite, y más allá de ella no es lícito ir si no queremos caer en el error, atribuyéndole a todo lo que no ha sido «experimentado» una realidad y existencia objetiva.
  5. Negación del valor objetivo de los conceptos universales. Los empiristas aceptarán el postulado nominalista de que los conceptos universales no hacen referencia a ninguna realidad en sí (objetiva), sino que son meros nombres que designan a un conjunto de ideas particulares o «percepciones» simples que se encuentran vinculadas entre sí. Cualquier idea compleja ha de ser explicada por combinación y mezcla de ideas simples. Los universales o conceptos generales son sólo designaciones de estas combinaciones más o menos «estables» de ideas simples.
  6. El método experimental y la ciencia empírica. El interés por hallar un método adecuado para dirigir el pensamiento fue uno de los intereses principales tanto del racionalismo como del empirismo. La diferencia entre ambos estriba en que, si para los racionalistas el modelo ideal de método era matemático y deductivo, para los empiristas debía ser experimental e inductivo, similar al que utilizó Newton en el campo de la física, y que tan excelentes resultados había dado. La ciencia no puede basarse en hipótesis o presupuestos no contrastados con la experiencia. La validez de las teorías científicas depende de su verificación empírica. Salvo en las matemáticas, que no versan sobre hechos, sino sobre nuestras propias ideas y sus leyes de asociación, las ciencias de los fenómenos naturales (física, geografía, biología, etc.) deben evitar cualquier supuesto u hipótesis metafísica, así como rechazar el método matemático deductivo. El error cometido por los racionalistas consistió en tratar de igual forma y bajo el mismo método a todas las ciencias, sin distinguir si se referían a hechos de la experiencia (cuestiones de hecho) o a un simple proceder de la mente (relaciones de ideas). El tiempo, no obstante, dio la razón a los empiristas, pues a partir del siglo XVIII la física se independizó de la metafísica que, después de la crítica kantiana, dejará de considerarse una ciencia.
  7. La filosofía empirista, pese a restringir el poder de la razón, sirvió de sana autocrítica respecto a nuestros límites y posibilidades racionales.
  8. Los predicados como bueno o malo no se dan en la experiencia. Conocemos las cosas y sus cualidades físicas pero las cualidades morales o estéticas no pueden percibirse, no tienen valor cognoscitivo sino que la guía para la vida humana es el sentimiento.

El empirismo es una doctrina filosófica que se desarrollo en los siglos XVII y XVII contraponiéndose al racionalismo, con el fin de concretar, el origen del conocimiento, realizando descripciones fenomenológicas del mismo, para encontrar los elementos que la constituyen. Tal fin intentan encontrar sus representantes: John Locke, quien pone como principio de todo conocimiento a la experiencia, además, que rechaza las ideas innatas y hace una comparación del espíritu como una tabula rasa, encontrando el origen del conocimiento en la sensación y la reflexión; George Berkeley, dice que el origen del conocimiento es la como vivencia de la realidad. Es decir todas las ideas son concretas y provienen de los sentidos externos, de los sentidos internos y de la creación imaginativo – fantasiosa; David Hume, señala como único fundamento de la ciencia y origen del conocimiento por medio de la experiencia, el hábito, la costumbre, la asociación de ideas, ya que la causalidad y la sustancia son meras ficciones; Francisco Bacon, realiza sus estudios utilizando el método inductivo en la observación desplazando el deductivo aristotélico, propone coleccionar y organizar los hechos que la experiencia nos brinda a fin de ascender a los axiomas y principios , por medio de la inducción.

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