Los Orígenes de la Filosofía

Los Orígenes de la Filosofía

Los Orígenes de la Filosofía. Se atribuye a la invención del término filosofía al griego Pitágoras, quien al ser interrogado por el monarca Leontes prefirió no presentarse como sabio, sino como “filósofo”, es decir, aspirante a la sabiduría. La hipotética respuesta de Pitágoras, simboliza expresivamente el objeto mismo del saber conocido como filosofía. La búsqueda y no la posición, de la verdad última de las cosas.

Ciertamente esa aspiración al conocimiento de los principios universales de la existencia es común a todas las civilizaciones humanas desde el comienzo de los tiempos. Una de las características fundamentales que define al hombre en su constante interrogación acerca de sí mismo y de las cosas que lo rodean a fin de procurar una explicación convincente de la realidad para su asimilación por parte del todo social

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Pensamiento Filosófico.

El nacimiento de la filosofía

En la Grecia clásica se daba una mezcla de dos culturas: la tradición micénica, los vestigios de la arcaica civilización helénica que mantuvo su hegemonía desde el 1600 a.C hasta el 900 a. C y las culturas de los invasores jónicos, dóricos y aqueos.

El espíritu de la civilización griega aparece descrito en la obra Homérica, dan fe de una sociedad aristocrática y guerrera, cuyos máximos valores eran el honor y la gloria y cuyas divinidades, los dioses del olimpo, mantienen un orden cósmico basado en una distribución de poderes análogas a la que regía en la Tierra. La unidad política descansaba en una monarquía que delegaba sus poderes en los jefes locales. A raíz de las primeras invasiones, estos jefes aumentaron su poder y se convirtieron en pequeños monarcas de sus respectivos territorios limitados por costumbres y ordenanzas tribales.

  • Pensamiento mítico
  • Pensamiento racional

La filosofía nace desgajándose del mito. Diversas circunstancias históricas determinaron, como se ha indicado, la insuficiencia de las representaciones míticas para proporcionar una explicación coherente del mundo de acuerdo con los nuevos modos de pensar de la sociedad griega. Sin embargo, al igual que en la mayor parte de las civilizaciones, estas representaciones habían servido eficazmente durante largos siglos como marcos de referencia sobre los que ordenar la existencia. Mito y razón son, por tanto, distintas manifestaciones de la naturaleza humana, tan validas la una como la otra en sus correspondientes circunstancias socioculturales.

Diferencias entre representación mítica y pensamiento racional

Mito Razón
Definición Representación simbólica de lo desconocido Elaboración conceptual de la estructura de la realidad
Pensamiento Mágico Positivo
Razonamiento Analógico Lógico
Estructura Narrativa Discursiva
Principios Unión de los contrarios Identidad y contradicción
Casualidad Conexión fenómenos físicos-divinos Negación de lo sobrenatural
Concepción de la realidad Trascendente Inmanente

 

Pensamiento mítico

Se puede definir el mito como una representación simbólica de los fenómenos desconocidos de la vida y de la naturaleza circundante. Un hecho común a todas las culturas desde la antigüedad más remota es la presencia de una clase de personaje que sobresalen del resto por el hecho de poseer conocimientos inaccesibles para los demás hombres.

Gracias a sus facultades excepcionales, estos personajes, hechiceros sacerdotes, sabios, o cualquier otra denominación, “ven” más allá de las meras apariencias y desentrañan el sentido oculto de las cosas. Su verdadera función social es la de asegurar la pervivencia de los modelos explicativos del origen del mundo- cosmogonías- que se van consolidando a medida que la comunidad mantiene las mismas tradiciones rituales. El “vidente” articula estas conciencias colectivas en sistemas coherentes y accesibles a todos, es decir, en mitos.

En Grecia esta función correspondía al poeta, cuya labor como intérprete de lo desconocido es apreciable en los dos grandes poemas Homéricos la Odisea, la Ilíada. La estructuración mitológica se presenta en ellas como narraciones o relatos sobre la vida de los dioses, expresada por medio de imágenes tomadas de la existencia humana. Esta es precisamente una de las características del mito: su naturaleza analógica. El hombre construye su representación mítica asimilando lo desconocido a lo conocido, reduciendo el incomprensible universo a esquemas propios de la existencia social. Mediante mitos formulados a imagen y semejanza de su propio mundo, el ser humano obtiene un marco de referencia con el que orientar su comportamiento y dotar de sentido a lo que le rodea y a él mismo.

Pensamiento racional.

La consolidación de las polis griegas implicó la superación del modelo que identificaba jerarquía celestial con monarquía. Con la nueva estructura democrática, el orden cósmico dejo de ser comprensible en términos míticos. Lo sobre natural perdió todo sentido, las potencias divinas de los dioses del Olimpo ya no servían para explicar la naturaleza, que se convirtió en objeto de reflexión por si misma. Una vez abandonada el relato mítico, se impuso la necesidad de un lenguaje objetivo que expusiera de forma sistemática y coherente –y no simplemente narrativa hacia el mito- las causas fundamentales de la realidad. No obstante, la explicación de esta causa debía proceder de la misma realidad, no de esferas trascendentes y ajenas al mundo.

Para resolver este problema de una forma adecuada a las nuevas exigencias, los pensadores griegos fueron desarrollando sus propios conceptos. El resultado de esta búsqueda de un lenguaje diferente fue la construcción de una nueva forma de pensamiento: la razón con ella el hombre superó la explicación de tipo analógico, puesto que ya no precisaba de referencias externas, sino que, de su propio pensamiento, desde su propia lógica aplicada directamente a la realidad observable, obtenía los mecanismos adecuados para dar respuesta a sus dudas.

El desarrollo de la razón dio origen a dos clases de pensamiento, que desde entonces el hombre interiorizó inconscientemente. Por un lado, un pensamiento positivo, que negaba la conexión mítica entre fenómeno físico y potencia divina; por otro un pensamiento abstracto, que rechazaba la imagen primitiva de la unión de contrarios en favor del principio de identidad. En síntesis, con el pensamiento racional se impuso la creencia de que nada existe más allá de la naturaleza y que todo cuanto en ella existe debe ser aplicado desde su propia coherencia interna. El filósofo por medio de su razón –logos-, sería el encargado de resolver esos principios ocultos de la naturaleza.

Clasificación de las disciplinas filosóficas

Rama                   Objeto de estudio Filósofos representativos
metafísica Ontología Principios y causas últimas del ser u la realidad Aristóteles, Descartes, Hegel
Teología Demostración de la causa trascendente (Dios) San Anselmo, Santo Tomas
Epistemología

 

Lógica

Ética

 

Estética

Naturaleza, validez y límites del conocimiento humano

Aspectos formales del conocimiento

Origen y justificación de los juicios morales

Naturaleza y significado de las categorías de lo bello, lo sublime, etc.

Platón, Kant, Wittgenstein

 

Aristóteles, Russell

Sócrates, Epicuro, Sartre

 

Kant, Schilling.

El tránsito del mito al logos.

Las cosmologías racionales se fundaron sobre la reinterpretación de los esquemas míticos de explicación del mundo. A través de esta reinterpretación, los filósofos primitivos fueron incorporados nuevos conceptos que desacrilizarón la representación mítica en pro de una argumentación más lógica.

Como ejemplo de este tránsito, los historiadores se han referido tradicionalmente a la obra del otro gran poeta heleno: Hesíodo. Las dos versiones contrapuestas sobre el origen del universo que expone en su teogonía constituyen un apunte sobre las diferencias que separan la formulación del mito de la explicación racional, y sobre el modo en la que una deriva por contraste de la otra. En la primera versión se canta las hazañas del Dios Zeus, soberano del Olimpo. Quien, derrotando a Tifón, dragón de mil cabezas y generador de la confusión y el caos, consigue imponer el orden y la justicia en el mundo. La estructura mítica es evidente: la lucha con el dragón tiene el valor de una representación del orden que el hombre primitivo apreciaba en fenómenos naturales como el día, la noche o las estaciones. Una narración ritual y antropomórfica –combate cuerpo a cuerpo entre dios y dragón- sirve para explicar el paso desde las tinieblas y la confusión hasta el equilibrio y el orden. La creación del mundo se representa a través de la autoridad victoriosa de una potencia divina.

En la segunda versión del mismo mito de la creación, la historia es enunciada en términos muy diferente. Hesíodo describe la génesis del mundo mediante un proceso natural en el que diferentes realidades físicas, Caos, Gea –la Tierra-, Heros –el amor-, se interrelacionan y dan origen a todas las formas naturales. Nada persiste ya del modelo anterior, en el que eran el poder y la autoridad de Zeus, monarca olímpico, las potencias que fundaban el orden del cosmos. En esta segunda versión son las sucesivas generaciones de las entidades naturales las que causan todo lo demás.

La diferencia es sustancial con respecto a la representación anterior. El mito pierde terreno en favor de una interpretación que toma más en consideración los principios naturales de los fenómenos físicos. Operando sobre esta nueva estructura de pensamiento, los llamados físicos de Mileto desecharían las últimas reminiscencias míticas y formularían las primeras hipótesis propiamente filosóficas.

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