La Isla Misteriosa
La Isla Misteriosa. La isla misteriosa es una novela de Julio Verne, publicada en la Magasin d’Education et de Récréation (Magazine de ilustración y recreo) del 1 de enero de 1874(volumen 19, número 217) al 15 de diciembre de 1875 (volumen 22, número 264), y en un solo volumen el 22 de noviembre de 1875. Considerada por muchos, como su obra maestra.
En ella se aprecia la admiración de su autor por la ciencia aplicada, tan presente en toda su obra, sintetizándola a través de uno de sus personajes que encierra en sí mismo el conocimiento y la capacidad de adaptación al medio del hombre: el ingeniero Cyrus Smith (Cyrus Smith en la versión original). Dicho personaje, dotado con un amplio conocimiento general, articula la historia y la hace verosímil. El libro forma parte de una trilogía que además componen Veinte mil leguas de viaje submarino y Los hijos del capitán Grant. Tal como el propio Verne aclaraba a su editor, esta sería «una novela que tratase sobre química»: partiendo prácticamente de cero, los protagonistas consiguen fabricar incluso ácido sulfúrico, uno de los productos químicos más avanzados de la época.
Primera parte: Un globo a la deriva
Los cinco rehenes encuentran la forma de salir de Richmond gracias a un globo aerostático que estaba destinado a Jonathan Forster y que no partió debido a un huracán. Junto al perro Top parten hacia el sur el 20 de marzo de 1865. Pero el huracán no les permite bajar y quedan suspendidos por cinco días en el cielo, hasta que el globo se queda sin aire y caen en la playa de un islote, muy cercano a la isla de Lincoln.
Cyrus Smith desaparece poco antes de llegar, y los intentos de encontrarlo no dan resultados. Pencroff y Harbert se convierten en cazadores, y Nab es el cocinero. El 27 de marzo, Gédéon Spillet encuentra al perro Top, el cual lo lleva a buscar a Smith, quien seguía vivo. Logran reanimarlo y lo llevan a su refugio provisional, conocido como Las Chimeneas.
Cyrus Smith, con sus enciclopédicos conocimientos, desde un principio posibilita la supervivencia inicial de sus compañeros en un entorno hostil, llega a modificar el modo de vida del resto de los habitantes de la isla hasta procurar una estancia casi urbana para sus compañeros gracias a sus conocimientos en el campo de la física, la agricultura y la química. El 29 de marzo, Smith y su equipo suben al monte más alto de la región y descubren que están en una isla de gran tamaño, fértil en su mayor parte, a la que llaman Isla de Lincoln. El grupo da nombre a los lugares importantes y al monte.
Después de muchos esfuerzos, Smith determina la posición de la isla, y con sus compañeros hacen fuego.
Durante su estancia en la isla son vigilados, sin saberlo, por una fuerza casi sobrehumana que habita en las entrañas de la isla.
Cyrus Smith y sus compañeros descubren hechos inexplicables, como la salvación de Cyrus y de Top del ataque del dugongo. Smith descubre que el agua del lago Grant desemboca bajo tierra, y allí hay una cueva muy grande que pasa a ser su hogar, al cual llamarán Palacio de Granito.
En 1866, Pencroff decide construir un barco que les sirva para ir a algún sitio que desearan. Pero antes descubren una bala en el cuerpo de un lechón, y creen que alguien más reside en la isla.
Segunda Parte: Cinco prisioneros en busca de libertad
Cyrus Smith se siente muy intrigado por la bala y decide que algún día buscará a su dueño, y jura encontrarlo. Poco después de ese descubrimiento, los cinco colonos y Top hacen una exploración de la costa de la isla, excepto el norte. No encuentran a nadie, pero al regresar por la noche no pueden cruzar el río de la Merced, al carecer de balsa, pero en ese momento aparece una canoa flotando junto a ellos. Cyrus Smith lo apunta en la lista de hechos inexplicables. Luego, al regresar, ven que el Palacio de Granito ha sido invadido por monos. Logran expulsarlos y Pencroff se queda con uno, al que llama Jup.
Pencroff termina su barco, al que llama Buenaventura. En su viaje inaugural, Harbert descubre una botella que contiene una nota escrita por un náufrago, el cual vive en la isla de Tabor.
Pencroff se prepara para el viaje de rescate, a pesar de las advertencias del ingeniero. Junto a Harbert y Gédéon Spillet, descubren que el náufrago se halla en estado salvaje, y con lástima lo llevan a la isla de Lincoln. Cyrus Smith decide devolverle el uso de la razón y lo deja reposar.
El desdichado se recupera rápidamente y, un día que lo dejan libre, recupera la cordura y se aleja de los colonos. Desaparece, pero vuelve al Palacio de Granito y les revela su nombre: Ayrton Ben Joyce, y que había sido un traidor y sanguinario pirata. Cyrus Smith le perdona y le dan una oportunidad de enmendarse.
Ayrton se vuelve un colono más, y es inteligente, honrado y generoso. Cyrus Smith prepara un viaje al norte de la isla, que es una zona árida y tétrica debido a las emanaciones de lava de tiempos inmemoriales. Allí no hay más que polvo y rocas ígneas.
Cyrus Smith construye un redil para las ovejas y las cabras cerca del monte Franklin, en el cual Ayrton construye su casa. A mediados de 1867, Harbert toma una fotografía del litoral de la isla, y descubre que un barco se dirige al Palacio de Granito.Y luego de eso , Cyrus Smith , al no saber que hacer, se va a esconder.
Tercera parte: El secreto de la isla
Cyrus Smith teme lo peor de esa visita y prepara la defensa de sus propiedades. Como los colonos solo son seis y los piratas son más de cincuenta y están bien armados, las perspectivas no son halagüeñas para los primeros, pero Smith tiene un plan. Ayrton se ofrece para espiar el barco por la noche, y su propuesta es aceptada, ya que, si es un barco pirata, no hay mucho que esperar de ellos.
De noche, Ayrton descubre que el barco está lleno de prisioneros fugados de la isla de Norfolk, dirigidos por Bob Harvey, y quieren convertir la isla en su cuartel general. Ayrton va al camarín de la pólvora e intenta volar el buque, pero el mismo Harvey lo detiene.
Cyrus y sus compañeros saben afrontar la muerte, y reciben a los fugitivos a balazos, y así impiden el desembarco. Bob Harvey, al ver que diez de sus piratas han muerto, manda entrar en el río de la Merced. El Palacio de Granito es descubierto, y los colonos habrían de morir con los cañonazos del barco, pero una explosión interna en el buque Speedy acaba con la amenaza.
Smith y sus amigos descubren, más tarde, que la explosión ha sido provocada por un torpedo enviado por una poderosa máquina. Ya no tienen duda de que un hombre generoso es el autor de los hechos inexplicables en la isla.
Sólo han quedado seis piratas sobrevivientes, que vagan por la isla. Cyrus aconseja precaución al desplazarse por la isla.
Un día, Ayrton es apresado en el redil y es secuestrado, el cable telegráfico es destruido y Harbert es herido de gravedad.
Smith, Spillet y Pencroff esperan la recuperación de Harbert, que llega a estar a un paso de la muerte, para acabar con los últimos cinco piratas que quedan, pero es el misterioso protector de los colonos quien logra ese objetivo. Cyrus Smith desea ardientemente conocerlo.
Durante ese año de 1868, el más próspero y alegre de toda su estancia en la isla, no faltan la comida ni el trabajo.
Pero surge una amenaza directa a la persistencia de la isla: en septiembre de 1868, aparece una columna de humo en el monte Franklin.
Final de la historia[editar]
Cyrus Smith, después de muchas investigaciones, anuncia una erupción en breve plazo: en 6 meses a lo más. Pencroff prepara a toda prisa un barco más grande que el anterior, como precaución ante un futuro peligro. El 9 de marzo, muy de noche, los colonos reciben un mensaje telegráfico del generoso protector. Cyrus y sus compañeros acuden a todo correr, olvidando el sueño.
En una cueva bajo el volcán, en su prodigioso Nautilus, se encuentra el capitán Nemo, desde donde socorre a los colonos. Sintiendo próxima la hora de su muerte, les revela su gran secreto.
Al final, la isla desaparece completamente en el océano, y los náufragos, apiñados sobre una roca, son recogidos por un barco, el Duncan, que se dirigía a la isla lincoln después de haber buscado a Ayrton en la isla Tabor. Se llevan con ellos las joyas que el Capitan Nemo les había regalado, y así pueden vivir desahogadamente el resto de sus vidas y hacer las obras de caridad que el arrepentido capitán les ha encomendado.