Escorrentía. La escorrentía es una corriente de agua de lluvia que circula sobre la superficie de la tierra cuando rebasa un depósito natural o superficial. La escorrentía también se puede conocer como escurrimiento o aliviadero.
La escorrentía es una corriente de agua que se origina de las precipitaciones que, circula y se extiende sobre el suelo una vez que se ha superado la capacidad de evaporización y de infiltración de la misma.
Según la teoría de Horton, se forma cuando las precipitaciones superan la capacidad de infiltración del suelo. Esto solo es aplicable en suelos de zonas áridas y de precipitaciones torrenciales. Esta deficiencia se corrige con la teoría de la saturación, aplicable a suelos de zonas de pluviosidad elevada y constante. Según dicha teoría, la escorrentía se formará cuando los compartimentos del suelo estén saturados de agua.
Por tanto, la escorrentía que recorre el suelo y se expande libremente, es de suma importancia para el ser humano porque permite, principalmente, la recolección de agua.
De allí, que en las civilizaciones antiguas se construyeron drenajes de agua que fueron destinados para regar los cultivos, para el uso y consumo de las personas, generar energía o realizar diversos trabajos.
Además, la escorrentía es la que alimenta a los ríos, mares, océanos, embalses o cuencas. Asimismo, es la causante de la erosión de diversos terrenos.
Parámetros que influyen en la escorrentía
Los principales parámetros que afectan la escorrentía son:
- La intensidad de la precipitación;
- La capacidad de infiltración de una superficie particular;
- La condición hidráulica a la que se encuentra el suelo o la roca; y,
- Las características hidráulicas del suelo o roca.
La comparación entre estas variables permite obtener información sobre los procesos que se pueden presentar bajo diferentes situaciones. Las condiciones en las que se encuentra el suelo en el momento en que se produce la precipitación, afectará de forma sustancial el escurrimiento o escorrentía. Se pueden distinguir los siguientes casos:
- Si la intensidad de la precipitación es menor que la capacidad de infiltración y el contenido de humedad del suelo es menor a su capacidad de campo, el escurrimiento sobre la superficie del terreno será reducido, ya que el suelo será capaz de captar una parte importante del volumen de agua que precipita sobre este. El flujo subsuperficial será muy reducido, ya que el agua captada es retenida por la capilaridad y aumentará el contenido de humedad inicial en el suelo.
- Cuando la intensidad de la precipitación es menor que la capacidad de infiltración y el contenido de humedad del suelo está próximo o igual a la capacidad de campo, parte de la precipitación se convertirá finalmente en escurrimiento sobre el terreno; sin embargo, los volúmenes seguirán siendo de poca cuantía. El flujo subsuperficial será importante. Se puede notar que esta segunda situación frecuentemente se deriva de la primera, cuando la precipitación dura ininterrumpidamente un cierto período de tiempo.
- Si la intensidad de la precipitación es mayor que la capacidad de infiltración y el contenido de humedad del suelo o roca es menor a su capacidad de campo. El suelo, presentando una deficiencia de humedad importante, permitirá que el agua que precipite, a pesar de que la capacidad de infiltración es reducida, se utilice parcialmente en abastecer de humedad al suelo, escurriendo solo una porción relativamente pequeña.
- Finalmente, cuando la intensidad de la precipitación es mayor que la capacidad de infiltración y el contenido de humedad del suelo o roca es mayor o igual a su capacidad de campo. En este caso, al encontrarse el suelo en condición cercana a la saturación, no permitirá una infiltración importante, de modo que la mayor parte del agua precipitada se convertirá en escurrimiento sobre el terreno. El flujo subsuperficial también será importante. Cuando la parte somera de un suelo no permite una infiltración importante, la saturación en un suelo tendrá lugar solo en una porción cercana a la superficie, siendo incapaz el frente de humedad de avanzar a mayor profundidad, favoreciendo de esta manera el escurrimiento sobre el terreno.
Factores que afectan la escorrentía
Cabe mencionar que la escorrentía está afectada directamente por cuatro factores naturales que son:
Factor meteorológico: varía según la intensidad de las precipitaciones y los cambios de temperatura.
Factor geográfico: se refiere a la zona geográfica y la morfología de la misma.
Factor hidrogeológico: se refiere a la permeabilidad de los suelos, sus capas y profundidad.
Factor biológico: tiene que ver con la superficie de la vegetación y las acciones del ser humano.
Tipos de escorrentías
Existen dos tipos de escorrentías que varían según su origen, entre ella están la escorrentía superficial y la escorrentía subterránea.
Escorrentía superficial
La escorrentía superficial es la más rápida que hay y es la causante principal de la erosión de los suelos. Esta deriva de las precipitaciones, derretimiento de la nieve y de los glaciares. Estas escorrentías son las que llegan a los océanos, ríos y mares. Esta escorrentía también puede generar diversos daños vegetales.
Por otra parte, se debe recordar que las escorrentías superficiales también se ven afectadas por la actividad del ser humano, por ello, éstas transportan basura, químicos y demás desperdicios que afectan negativamente al agua y medio ambiente.
Escorrentía subterránea
La escorrentía subterránea es la que ocurre debajo del suelo vez infiltrada el agua. En este caso, el agua circula de manera horizontal y, luego, puede volver a fluir en el exterior en forma de manantial. La escorrentía subterránea se infiltra en los suelos a niveles profundos donde puede circular a manera de drenaje. Esta escorrentía es mucho más lenta que la superficial.