El realismo
El Realismo. Este movimiento literario aparece en la segunda mitad del siglo XIX, como consecuencia de las circunstancias sociales de la época: la consolidación de la burguesía como clase dominante, la industrialización, el crecimiento urbano y la aparición del proletariado.
Las características básicas del Realismo literario son:
- Eliminación de todo aspecto subjetivo, hechos fantásticos o sentimientos que se alejen de lo real.
- Análisis riguroso de la realidad.
- El escritor nos ofrece un retrato riguroso de lo que observa.
- Los problemas de la existencia humana, componen el tema fundamental de la novela realista; ésa es la consecuencia del sumo interés por la descripción del carácter, temperamento y conducta de los personajes.
- Surge un tipo de novela en la que se analizan minuciosamente las motivaciones de los personajes y las costumbres. El novelista denuncia los defectos y males que afectan a la sociedad y ofrece al lector soluciones para detenerlos.
- Cada autor, según sus ideas, muestra lo que para él es un mal de la sociedad.
Origen del término
Aparece aplicado a la literatura hacia 1825 para referirse a la imitación por parte de los románticos de la naturaleza y al detalle descriptivo de algunos de sus novelistas. Más tarde, su significado se precisó para aplicarse a ciertos pintores como Gustave Courbet que, frente a los temas grandilocuentes y las escenografías aparatosas del Romanticismo, llevaban a sus lienzos sencillas escenas de la vida cotidiana; enseguida se aplicó el vocablo a las obras literarias animadas de un propósito análogo de recoger fieles testimonios de la sociedad de la época. Hacia 1827 en Francia una serie de escritores y críticos presentan ya al realismo como una nueva estética alejada u opuesta a la romántica. En 1856 aparece una revista titulada precisamente Realismo, que en uno de sus números dice: El realismo pretende la reproducción exacta, completa, sincera, del ambiente social y de la época en que vivimos… Esta reproducción debe ser lo más sencilla posible para que todos la comprendan
Descripción
Al concluir agotados los presupuestos estéticos del Romanticismo se desecharon o se renovaron. Los que desecharon el Romanticismo siguieron la estética burguesa del Realismo; quienes lo renovaron formaron la estética Postromántica. He aquí sintétizados los rasgos esenciales del realismo literario, tanto en su orientación temática y enfoque como en sus preferencias estilísticas monolipo, aunque hay que hacer algunas precisiones: la reproducción exacta de la realidad toma a menudo como modelo los métodos de observación de las ciencias experimentales. Un gran crítico, Ferdinand Brunetière, señalaría más tarde, en 1883, que «el Realismo viene a ser en arte lo que el positivismo es en la Filosofía». Ya en 1843 Balzac se proponía estudiar la sociedad como un científico estudiaba la naturaleza. Y Baudelaire, en 1851, recomendaba: «Estudiad todas las úlceras como el médico que está de servicio en un hospital». Flaubert consultó tratados médicos para describir la muerte por envenenamiento de su Madame Bovary, y en general los novelistas se documentan rigurosamente sobre el terreno tomando minuciosos apuntes sobre el ambiente, las gentes, su indumentaria, o buscan en los libros los datos necesarios para conseguir la exactitud ambiental o psicológica. Los escritores dejaron de centrarse en sí mismos y pusieron su interés en la sociedad, observando y describiendo objetivamente los problemas sociales, y para ello se valieron de un nuevo tipo de novela, la novela burguesa. En cuanto a la expresión, prefirieron un estilo más sencillo, sobrio y preciso, en el que adquirió relevancia la reproducción del habla coloquial, especialmente en los diálogos, es decir, adoptando los niveles de lenguaje adecuados a los personajes, que representaban todos los estratos sociales. Se halla inscrito en un movimiento más amplio que afecta también a las artes plásticas, a la fotografía (que surge con el siglo XIX), y a la filosofía (positivismo, darwinismo, marxismo, método experimental). La estética del realismo, fascinada por los avances de la ciencia, intenta hacer de la literatura un documento que pueda servir de testimonio de la sociedad de su época. Por ello describe todo lo cotidiano y prefiere los personajes comunes y corrientes, basados en individuos reales de los que toma nota a través de cuadernos de observación, a los personajes extravagantes o insólitos típicos del Romanticismo. Esta estética propugna a su vez una ética, una moral fundamentada en la objetividad y el materialismo filosófico. En cuanto a los procedimientos literarios del realismo, son característicos el uso de la descripción detallada y minuciosa, con enumeraciones y sustantivos concretos; el del párrafo largo y complejo provisto de abundante subordinación, la reproducción casi magnetofónica del habla popular, sin idealizarla, y un estilo poco caracterizado, un lenguaje «invisible» que caracterice personajes, hechos y situaciones objetivamente sin llamar la atención sobre el escritor.
Características
Ilustración de Los papeles del club Pickwick, de Charles Dickens, obra inaugural del realismo literario inglés. En la imagen aparece el señor Pickwick dirigiendo su extravagante club.
Los rasgos fundamentales del realismo son los siguientes:
- Procura mostrar en las obras una reproducción fiel y exacta de la realidad.
- Se opone al romanticismo en su rechazo de lo sentimental y lo trascendental; aspira, en cambio, a reflejar la realidad individual y social en el marco del devenir histórico.
- Debido a su afán versista o de verosimilitud, el realismo literario se opone asimismo directamente a la literatura fantástica.
- Hace un uso minucioso de la descripción, para mostrar perfiles exactos de los temas, personajes, situaciones e incluso lugares; lo cotidiano y no lo exótico es el tema central, exponiendo problemas políticos, humanos y sociales.
- El lenguaje utilizado en las obras abarca diversos registros y niveles de lenguaje, ya que expresa el habla común y se adapta a los usos de los distintos personajes, que son complejos, evolucionan e interactúan influyendo en otros.
- Las obras muestran una relación inmediata entre las personas y su entorno económico y social, del cual son exponente; la historia muestra a los personajes como testimonio de una época, una clase social, un oficio, etc.
- El autor analiza, reproduce y denuncia los males que aquejan a su sociedad.
- Transmite ideas de la forma más verídica y objetiva posible.
Evolución del realismo
El conjunto de la obra novelística de Benito Pérez Galdós presenta un fresco de la sociedad española del siglo XIX equiparable al que planteó Balzac en su Comedia humana para la francesa. Desde La desheredada, en 1881, sus novelas contemporáneas llegan al realismo pleno, a la vez que asumen algunos de los postulados del Naturalismo. Con Fortunata y Jacinta (1886-1887) alcanza el cénit de su arte.
Realismo Literario en América
Hasta 1940, la literatura que se hace en Latinoamérica es eminentemente realista y trata temas como los conflictos sociales de pobreza y marginalidad, problemas sociales de problemas políticos derivados de dictaduras, la colonización de la economía, entre otras. Se distinguen cuatro tipos de novelas realistas:
- Novelas de la Revolución Mexicana. Reflejo del desorden y la anarquía que vivieron como consecuencia de la Revolución.
- Novelas indigenistas. Se retrata la explotación y la esclavitud del indio, subordinada por el tirano.
- Novelas gauchescas. Estas exaltan la figura del gaucho.
- Novelas regionalistas o novelas de la tierra. Relatan la relación del hombre y su entorno y los conflictos que existen dentro de este.
En el realismo literario abundan las descripciones de las costumbres, lugares y características de las personas con estilo muy natural dando lugar a la corriente literaria del Naturalismo que intentó retratar la realidad con un método científico, para lo que hizo de la observación y de la experimentación su método de trabajo. Los principales representantes en América fueron en EEUU: Mark Twain pseudónimo literario de Samuel Langhorne Clemens; Walt Whitman considerado uno de los mayores poetas estadounidenses; en México: Manuel Gutiérrez Nájera, José Amado Ruiz de Nervo; Cuba: Julián del Casal y de la Lastra, José Julián Martí y Pérez (José Martí); Ecuador: Juan María Montalvo Fiallos; Perú: José Manuel de los Reyes González de Prada y Ulloa, conocido como Manuel González Prada, Clorinda Mato Usandivaras de Turner, Mercedes Cabello Llona de Carbonera.
Descomposición del realismo literario
Al final de su evolución, agotados sus presupuestos iniciales y sin variedad alguna ya sus obras artísticas, el realismo literario se descompone en diversas corrientes que renuevan o modifican sus principios, bien seleccionando y desarrollando una de sus ramas, bien exagerándolos, bien rehuyéndolos y adoptando los principios de los opuestos, o bien contaminándolos y mezclándolos con los principios opuestos. El novelista, al exagerar y sistematizar al máximo los principios del realismo acaba desembocando en el naturalismo, cuyos presupuestos expone el escritor francés Émile Zola, que prácticamente reduce la novela a un documento social, a una instantánea de su época. Un último avatar del realismo lo constituye el espiritualismo que, rehuyendo los principios del realismo, se interesa por todo aquello que éste había detestado: la religión, el espíritu, el alma de las personas, lo tradicional, lo campesino… A esta corriente llegan al final de su periplo realista escritores como Tolstoi y Galdós. Otra corriente de la segunda mitad del siglo XIX es la del posromanticismo, que mezcla, en distintas dosis, realismo y romanticismo. La novela Madame Bovary, de Flaubert, puede considerarse típica de esta corriente. Otros escritores postrománticos: Herman Melville y Thomas Carlyle. Ya en el siglo XX, la novela psicológica cultiva una faceta determinada del realismo: agotada la descripción física y material de los entornos y escenarios, la atención se centra más bien en los personajes, cuya psicología es lo único ya que interesa. El novelista se fuerza a describir en sus mínimos detalles los ires y venires de conciencia, mediante técnicas como la del monólogo interior y el estilo indirecto libre. Son maestros de este arte el francés Edouard Dujardin, la inglesa Virginia Woolf, el estadounidense William Faulkner y, en especial, el más influyente de todos los novelistas modernos, el irlandés James Joyce. En España, ya en los años 60, destacó en esta onda el novelista Luis Martín Santos.