El proletariado
El término proletariado designa a la clase obrera, quienes carecían o tenían bienes escasos (carecen de bienes a pesar de ser parte esencial en la cadena de trabajo).
En el siglo XIX aparece a consecuencia de la revolución industrial esta clase social, designada así por pensadores socialistas como Marx, que da nombre al marxismo o comunismo, dándoles nombre en el manifiesto comunista (1848) produciendo las bases ideológicas de este grupo social.
“El trabajador se convierte en obrero cuando vende su fuerza de trabajo a otro llamado patrón, o capitalista, poseedor de los medios de producción y el capital necesario para que produzcan. Es decir, el desarrollo de la sociedad capitalista llevará a la creación de la clase obrera.”
- Marx y F. Engels. Manifiesto comunista.
( En imagen: “El cuarto poder” de Giusseppe Pelliza da Volpedo)
Los miembros del proletariado en el siglo XIX poseían características comunes:
Estaban concentrados en las ciudades, donde se ubicaban las industrias, diferenciándose claramente de los trabajadores agrarios por su forma de vida e intereses.
Padecían duras condiciones de trabajo (larga jornada laboral, falta de higiene) e inseguridad (paro, inexistencia de seguro médico, de desempleo o jubilación). La concienciación de su precaria situación los condujo a la protesta y la reivindicación organizadas, pero también a la alienación y la desesperanza: algunos se sumieron en el alcoholismo, el juego o la delincuencia.
Al carecer de propiedades, se veían obligados a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario, un trabajador actual también es parte de este grupo social aunque no se le designe como tal pues es una concepción de índole comunista-marxista.
Abundaban los niños y las mujeres, peor consideradas y remuneradas que los adultos varones.
Persistieron los viejos oficios artesanos, en retroceso con respecto a la industria moderna: zapateros, sastres, herreros, etc. A menudo eran los trabajadores con un mayor grado de especialización y formación, de sus filas surgieron las primeras protestas y reivindicaciones obreras.
En la escala inferior del proletariado, junto con niños y mujeres, hay que hacer mención a los inmigrantes, alienados por partida doble por su condición de trabajadores y extranjeros por ejemplo los irlandeses que se trasladaron a Inglaterra o USA.
Anteriormente a los pasos llevados a cabo por el marxismo y las ideas de otros pensadores contemporáneos al propio Marx encontramos revueltas de tipo obrero como el Cartismo y el Ludismo, derivadas de las ideas de los pensadores socialistas de la etapa del socialismo utópico.
El origen del ludismo, se dio tras la disolución violenta, por parte del ejército, de una manifestación de trabajadores en Nottingham que pedían trabajo y un salario más justo, tuvo como respuesta el incendio nocturno de sesenta máquinas de tejer medias.
Estas acciones destructivas, que se extendieron por las zonas de intensa industrialización de Lancashire y Yorkshire en 1812, tomaron el nombre de un imaginario Capitán Ludd (probablemente en recuerdo de Ned Ludd), que firmaba las cartas intimidatorias dirigidas a los propietarios de las máquinas. En ellas se exigía la pronta retirada de las máquinas para una fecha en concreto, o en caso contrario, enviaría hombres a destruirlas, quienes en caso de encontrar resistencia, tendrían incluso su autorización para asesinar a los dueños y destruir las propiedades.
(En imagen: representación del ludismo)
El ludismo fue un movimiento obrero que adquirió auge en Inglaterra a partir del odio hacia las máquinas. Sus seguidores que tomaron el nombre de Ned Ludd – más tarde convertido en un líder ficticio que crearon los obreros para que las fuerzas del orden (ejército) nunca pudieran descabezar la rebelión. El ludismo representaba las protestas de los obreros contra las industrias por los despidos y los bajos salarios ocasionados por la introducción de las máquinas. Estas revueltas eran desorganizadas y los obreros atentaban contra las máquinas destruyéndolas.
La respuesta gubernamental a dicho movimiento llegó a suponer la ejecución de dieciocho ludistas en 1813, causando que a partir de 1817 el movimiento empezara a decaer, pero se continuó en el campo inglés en los años 1830.
El Cartismo (Chartism en inglés) fue un movimiento popular que surgió en Reino Unido desde 1838 hasta 1848 y que expresaba la agitación de la clase obrera, debido a los cambios derivados de la Revolución Industrial, la coyuntura económica y a leyes promulgadas por el Parlamento. Al igual que el ludismo, el cartismo fue un movimiento propio de la primera etapa del movimiento obrero pero, a diferencia de aquel, tuvo una índole esencialmente política. Obtuvo su nombre de la Carta del Pueblo (People’s Charter) que fue enviado al Parlamento del Reino Unido en 1838, señalando las seis peticiones del movimiento:
-Sufragio universal masculino (a los hombres mayores de 21 años, cuerdos y sin antecedentes penales).
-Voto secreto.
-Sueldo anual para los diputados que posibilitase a los trabajadores el ejercicio de la política.
-Elecciones anuales al parlamento, que aunque pudiera generar inestabilidad, evitaría la corrupción política.
-La participación de los obreros en el Parlamento mediante la abolición del requisito de propiedad para asistir al mismo.
-Establecimiento de circunscripciones iguales, que aseguren la misma representación al mismo número de votantes.
(En imagen: huelga cartista en Inglaterra)
Aunque el Cartismo como movimiento no logró sus peticiones, no fue un fracaso. Supuso una experiencia importante para la clase obrera que a partir de este momento empezaría a exigir mejores condiciones, consciente del destacado rol que ocupaban dentro de la sociedad, y que empezaría a apoyarse en las clases medias, ya que después de ésta experiencia se dieron cuenta de que no podrían conseguir las reformas políticas necesarias para democratizar el sistema inglés sin su apoyo. Con el tiempo, cinco de las reivindicaciones cartistas fueron incorporadas a la vida política británica, excepto las elecciones anuales al parlamento.
Siendo este articulo una reflexión sobre los derechos que tristemente perdemos hoy, a causa de una crisis que no hemos provocado y mucho menos deberíamos de pagar los ciudadanos que sufrimos el desprecio de los propios políticos que nos representan a cada uno de los ciudadanos en el hacer político de la sociedad.
Volveré a tratar el tema del obrerismo en próximas entradas, más centradas en la vida y el parecer de las personas que comenzaron a conformar las clases medias y nuestro presente, demostrando que la historia es el ayer, el hoy y el mañana de cada uno de nosotros.