Este servicio militar que realizaban los vasallos era reclamado cuando el señor necesitaba ayuda, los vasallos debían presentarse con armadura y montura, al servicio de su señor.
La ceremonia del homenaje se fue haciendo cada vez más importante, destinándose los lugares de carácter más solemne y noble de los castillos, en su torre. En la ceremonia participaban tanto el señor como el vasallo, éste último arrodillado, con las manos unidas y desarmado, espera que su señor le alce, dando con este gesto un reconocimiento de apoyo mutuo seguido de un juramento de fidelidad. Este juramento era irrevocable y de por vida. Es en este momento en el que el señor le otorga un feudo como agradecimiento a su futura lealtad y fidelidad. Esos feudos solían ser grandes extensiones de terreno cultivable.
Este sistema se convirtió con el tiempo en una unión de familias entre el señor y los vasallos con lo que el derecho sobre los feudos podían ser heredados siempre que éste vuelva a renovar los votos que el anterior vasallo hubiera hecho con el señor.
Encomienda
Esta relación pronto se tornó en una forma de recaudar impuestos, ya que al siervo se le obligó a pagar impuestos por la utilización de sus tierras, además de las rentas feudales que tenían que pagar al ser el señor juez y gobernante de las tierras en las que vivía el siervo.
Cuando un señor se hacía cargo de un feudo, automáticamente también se convertía en el señor de los siervos que allí residían ya que estos estaban obligados a trabajar sus tierras y a no abandonarlas.
La Sociedad Feudal
En la edad media, la sociedad se estableció conforme a tres estamentos bien diferenciados: Nobles, Clero y Campesinos.
CLASES PRIVILEGIADAS
- El Rey: El rey encabeza la pirámide de poder, es considerado el señor de todo y de todos.
- Grandes Vasallos: Se engloba a condes, vizcondes, duques y marqueses, los altos estamentos de la sociedad, era los señores de grandes feudos.
- Alto Clero: Formado por cardenales y obispos, con un gran poder económico y político.
- Media Nobleza: Donde se englobaban los caballeros y nobleza cortesana
- Clero Medio: Abadesas y Abades, también era considerado clero medio a los curas de las parroquias más importantes
- Baja Nobleza: Hidalgos (en España y Portugal), eran el escalafón más bajo de noble, eran una especie de nobles pobres, que estaban exentos de pagar tributos a cambio de su aportación militar en las batallas.
- Bajo Clero: Curas, monjas y frailes
CLASES DESFAVORECIDAS
- Ricos: Comerciantes, pequeños propietarios, banqueros
- Modestos: Artesanos y labradores con tierras
- Pobres: Campesinos, Jornaleros y trabajadores para la ciudad.
El Castillo
Si algo representa a la Edad Media, ese símbolo es el castillo. El castillo durante la Edad Media, no se utilizaba solo como fortaleza militar, sino que también servía de vivienda de los reyes y nobles. Se situaban en lugares estratégicos, en elevaciones, cerca de zonas de agua para su abastecimiento y sobre todo en lugares donde poder organizar la defensa tanto del castillo como de las villas que a menudo dependían de el.
Las funciones del castillo en periodos de paz, era el de la vigilancia de sus vasallos y la administración de justicia. Los señores ante tanto tiempo de ocio destinaban su tiempo a la diversión, sobre todo a la caza o a los torneos. Los castillos fundamentalmente están compuestos por:
Muralla. Todo el recinto del castillo estaba cercado por una gran muralla, con una zona de paso superior para poder recorrerla. La muralla disponía de torreones intercalados cada ciertos metros dentro de la muralla. Los torreones proporcionaban una visión del exterior además de permitir distintos ángulos de tiro en caso de necesitar defensa.
En algunos castillos podemos encontrar en la muralla una especie de garita al aire o volada, también con una función clara de defensa. También los castillos podía tener en su exterior un foso que rodeaba todo el castillo y que podía ser salvado a través de puentes levadizos, con el fin de evitar que los enemigos pudieran llegar a las mismas puertas.
Torre del Homenaje. Ya hemos hablado de ella, era el lugar destinado a la ceremonia del Homenaje, pero además de este uso, se trataba de la zona más noble del castillo y lugar de residencia del señor. La torre del homenaje estaba compartimentada en salas y habitaciones e incluso en algunas torres se han encontrado almacenes. La torre del Homenaje ocupa el lugar más resguardado del castillo, último lugar de defensa en caso de ataque e invasión.
Torre Barbacana: Se trata de una fortificación que flanqueaba la puerta principal de acceso. Podía estar porticada y era de uso obligado para acceder al interior del castillo.
Rastrillo: Era una enorme reja muy pesada con terminación en puntas de laza, se situaba en la puerta de entrada en la torre barbacana y junto al puente levadizo.
Almenas: Su función era defensiva algunas poseían unos pequeños orificios o troneras, para la utilización de armas de fuego, mientras que las saeteras, se utilizaban para arrojar objetos, como piedras o flechas.
Patio de Armas: Se trata del patio central del castillo desde ahí se reparten las distintas estancias, como la sala de recepción, la capilla, el lugar de acuartelamiento de la tropa, lavanderías, graneros, caballerizas, etc. La entrada al castillo tras pasar la puerta principal, llevaba directamente al patio de armas, desde donde se accedía al resto de las dependencias.
La época dorada del feudalismo
El feudalismo acabó llegando a su madurez en el siglo XI y alcanzó todo su esplendor durante los siglos XII y XIII. Su evolución comenzó en pleno corazón de Francia, impulsado por los nobles que mandaban en las zonas bañadas por el río Loira, y extendiéndose rápidamente hacia lugares más allá del río Rin, pasando por el denominado Ducado de Normandía y alcanzando el Borgoña.
En sus años más dorados, las instituciones feudales se establecieron en zonas soberanistas como Inglaterra, Italia, Sicilia y en el imperio Sacro. El Imperio bizantino también llegó a adoptar el sistema feudal puntualmente tras la cuarta Cruzada (1202–1204), durante la reconquista de la Tierra Santa.
En España, el feudalismo no dejó su huella hasta la mitad del siglo XII, llegando a conquistar el país desde los reinos cristianos hispánicos hasta el califato de Córdoba. Durante esta época, el poder de los reyes, del clero y de los nobles era prácticamente absoluto.
Cesión de los Feudos
La cesión de los feudos a mano de los nobles llegaba sólo a los caballeros que rindiesen homenaje, juramento y sumisión, ya sea de manera social, política y militar. En su forma más clásica, el feudalismo occidental asumía que el Rey, príncipe, duque, marqués o conde soberano era dueño de las tierras, no por títulos ni linaje, sino porque las tierras se recibían “de nadie sino de Dios”.
El príncipe cedía los feudos a sus barones a cambio de unos simples términos, más laboriosos que a los caballeros. Por ejemplo, si un monarca otorgaba un feudo de doce señoríos a un noble a cambio de doce caballeros, el noble podía ceder a su vez doce de los señoríos recibidos a otros tantos caballeros, con lo que podía cumplir la prestación requerida por el rey. Un noble podía mantener todos sus feudos bajo su dominio personal y, al mismo tiempo, mantener a sus caballeros en su señorío a costa de sufragar las prestaciones debidas a su señor. Veamos a continuación los distintos tipos de feudas que se podían encontrar durante la Edad Media.
Tipos de Feudos en la Edad Media
Como ya sabemos, el feudalismo prácticamente, tenía sus normas y tenía sus delimitaciones para poder ser traspasado o trasladado o regalado, siempre que el acuerdo sea mutuo y las tierras lo merezcan. Pero el feudo tiene diferentes características y por lo tanto, diferentes clasificaciones. Todo depended e quien lo entregue o cómo se entregue.
El feudo no era sólo el dominio de un terreno bajo unas condiciones. Dependiendo de qué condiciones hablamos, sería un tipo diferente de feudo. A continuación, os enumeramos los diferentes feudos que había.
- Alodial: no era redimible
- De cámara: relacionado con el dinero, en donde representaba a Hacienda del señor, inmueble o señorío.
- Franco: se concedía sin obsequio alguno y sin personal.
- Eclesiástico: terrenos que se entregaban por parte de la iglesia a uno de los miembros de la iglesia, como un clérigo.
- Impropio: los feudos estaban llenos de características y normas. Si hablamos de este tipo de feudo es porque le faltaba algunas de las características por cumplir.
- Laical: era entregado por príncipes o señores seglares. A veces, por parte de los bienes propios de eclesiásticos. En este caso, no podría considerarse feudo eclesiástico, porque no era la entrega de un feudo de la iglesia, sino uno propio del sacerdote u obispo.
- Ligio: en donde el feudatario tenía que acabar como un subordinado de su señor, de manera que no podía subordinarse a otro señor, aunque tuviese el mismo título o rango.
- Propio: uno que cumplía las normas con rigurosidad.
- Recto: es el terreno que aunque no se hubiese apalabrado, tenía que tener servicio personal u obsequio para quien entregaba el feudo. En este caso, tenía que asegurarse si era un feudo recto o un feudo franco, en el que no tendría que ofrecer nada.
- Reversible: aquél terreno que podía ser revertido o devuelto, cada cierto tiempo, si hiciese falta o necesario.
- De soldada: un tipo de terreno que fue más desarrollado en el Oriente Latino que en Occidente, porque sus características impedían un terreno grande, sino un menos nivel de urbanización. Consistía en ofrecer una renta de urbanización, por los oficios o las tasas urbanas. Aquellas personas con más poder, podían elegir entre recibir el terreno o los beneficios de un terreno que se trabaja. Salía bastante sencillo, darle el encargo de los beneficios de un molino o un horno, volviéndose frecuente.
El estado, tenía la costumbre de entregar la percepción de las tasas de los oficios, de manera que se sacaban un beneficio importante, ya que se concedía una especie de arriendo, en donde todos salían beneficiados.
Por supuesto, todos tienen cosas en común, pero dependiendo de las diferencias que presentan, se les clasificaría en uno de estos tipos de feudos. Parece complicado y hasta rebuscado para aquella época, pero necesitaban las características de alguno determinado, para saber qué condiciones tenía y si podían ser alteradas.
Ahora que sabes los tipos de feudos que había, podrías hacerte una idea de cómo eran los tratos en la Edad Media. Sin embargo, como todo en la vida, esta época también llegó a su fin, un final propiciado por una serie de factores que pasamos a analizar.
El Fin del Feudalismo
El feudalismo vio llegar sus últimos días a raíz de numerosas razones, muchas de ellas causadas por la disminución poblacional. Tal disminución fue provocada por el agotamiento de los recursos que ayudaban al cultivo, las hambrunas, las malas condiciones de alimentación e higiene (causando las pestes), así como las constantes guerras. Además, el comercio comenzaba a romper sus límites y las cruzadas daban como resultado la compra-venta de productos.
El absolutismo de los reyes comenzaba a ser patente en los tronos de Europa, consolidándose así los gobiernos que defendían los privilegios de la nobleza (tal y como se hacía en los siglos XV y XVI) frente a una burguesía que miraba con ansias el poder. Eso marcó el paso medieval al mundo moderno. La presencia del puritanismo también fue fundamental, ya que intervino en la vida política y consiguió desatar las revoluciones de las clases bajas.
Después, el renacimiento llegó tímidamente a Europa como un hecho fundamentalmente cultural, que aun así vivía emparejado al mundo político y social, donde la economía de los mercados (capitalismo) se habría un hueco. El renacimiento surgió en Italia: Venecia, Florencia, Milán, Estados Pontificios y Nápoles (principalmente), y se desarrolló durante los s. XV y XVI.
El Renacimiento
En resumen: el feudalismo comenzó a disolverse a mediados del siglo XIV, no sólo en aspectos económicos, sino también en sus raíces sociales y políticas. Así acabó una historia que entrelazaba rasgos sombríos de servidumbre y el vasallaje, con las élites nobles y monárquicas.
El capitalismo comenzaba su andadura en el mundo contemporáneo, un sistema económico que tiene vertientes políticas y sociales, y donde el capital predomina sobre el trabajo. Terminaba con el feudalismo una de las épocas más oscuras de la historia de la Humanidad, l menos en lo que se refiere al mundo occidental. Aún así, algunos de los preceptos del feudalismo siguió dando sus últimos coletazos durante mucho tiempo.
Mitos Sobre el Feudalismo
El conocimiento del periodo feudal está rodeado de mitos y de creencias erróneas que han sido propagadas por la literatura, el cine y la televisión. Algunos de estos mitos son tan populares que se han convertido en partes ineludibles del imaginario colectivo relacionado con la edad Media. Sin embargo, los historiadores han demostrado que muchos de ellos no son verdaderos o han sido enormemente exagerados, por lo que a continuación queremos presentarte la explicación real de algunos de ellos.
El derecho de pernada: Uno de los conceptos, popularizados en todo tipo de películas y publicaciones, que generalmente se utiliza para presentar la barbarie que reinaba durante la época feudal es el del famoso derecho de pernada. Generalmente, se cree que el señor feudal tenía el derecho de gozar del cuerpo de todas y cada una de las vasallas que se casaran durante la noche de bodas, tomando su virginidad prácticamente a la fuerza. Sin embargo, esto dista mucho de ser cierto.
Derecho de Pernada
Existen pocas fuentes que hablen de este derecho como tal, por lo que la mayoría de los historiadores consideran que este derecho señorial era simplemente un acto de sumisión simbólica en la que sus siervos demostraban su total acatamiento a las órdenes de su señor y se saldaba simplemente con acto no sexual, como el pago de un pequeño precio. De esta forma, se reforzaban los lazos de servidumbre respecto a la nueva familia que se iba a formar y el señor feudal demostraba públicamente que el matrimonio contaba con su aprobación.
El cinturón de castidad: Otro de los mitos relacionados con la sociedad feudal y con la Edad Media en general es el del uso del cinturón de castidad en las mujeres para mantenerlas sometidas y para asegurar su fidelidad, provocándoles con su utilización todo tipo de sufrimientos.
Supuestamente los maridos utilizarían este objeto cuando se iban a la guerra o se tenían que ausentar por cualquier razón, asegurándose así de la imposibilidad de que sus respectivas mujeres mantuvieran relaciones sexuales con otros varones. Sin embargo, no se tiene constancia real de que ningún dispositivo de este tipo llegase a utilizarse nunca.
Las pocas referencias que se tienen de ellos se consideran más metafóricas que reales y proceden en su mayor parte de la época renacentista, por lo que se considera que nunca fueron utilizados durante la Edad Media. Por otra parte, no se conservan ejemplos anteriores al siglo XIX y los pocos que se afirma que proceden de épocas anteriores han sido puestos en cuestión por los historiadores.
Actualmente se afirma que los cinturones de castidad de hierro tan presentes en el imaginario colectivo nunca existieron ni fueron utilizados durante la época feudal y que, como mucho, algunas mujeres utilizaron algún tipo de protección de cuero con algunas similitudes para dificultar las violaciones en periodos de guerra, en momentos en los que había tropas o acuartelamientos en sus ciudades.
La Iglesia acabó con el progreso científico: Este mito en particular necesita una explicación algo más elaborada. Sin duda alguna, durante la época medieval, la religión estaba presente en todos los aspectos de la vida, incluyendo las diferentes esferas del conocimiento.
Sin embargo, también es cierto que, tras la caída del Imperio Romano, los monasterios y las catedralesse convirtieron en los lugares donde se conservaron todos los datos vinculados al conocimiento antiguoy fueron en sus bibliotecas y comunidades donde se continuaron leyendo, examinando y explicando los conocimientos científicos antiguos.
Asimismo, las personas vinculadas al ámbito eclesiástico eran prácticamente las únicas que sabían leer y escribir, por lo que la inmensa mayoría de las producciones culturales estuvieron en manos de la Iglesia hasta el renacer del mundo cortesano y de las ciudades ya a finales de la época medieval. De hecho, la muchas universidades fueron creadas por la Iglesia y protegidas por ella.