El autismo o Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno neurobiológico del desarrollo que aparece durante los tres primeros años de vida y que permanece para siempre. Los dos síntomas más característicos son los problemas para comunicarse y para establecer relaciones sociales interactivas y presentar comportamientos repetitivos de forma muy frecuente.
Causas del autismo
Posible origen genético
No se sabe con certeza cuáles son las causas del autismo, pero en la comunidad científica existe la idea generalizada que se hay un origen genético debido a mutaciones en algunos genes, algunos de los cuales han sido identificados. El avance en la investigación ha permitido hallar más pistas de las causas de esta enfermedad.
La más clara es la causa genética, que se considera probada. Varios estudios han demostrado, por ejemplo, que en el caso de mellizos cuando uno de los hermanos tiene el trastorno existe un 90% de probabilidades de detectarlo también en el otro hermano. Falta por identificar todos los genes que intervienen para desencadenar la enfermedad.
También se ha podido observar que algunos factores neurológicos intervienen decisivamente en el origen de la enfermedad.
Otro posible origen en algunos casos se encuentra en elementos bioquímicos y también en algunos tipos de infecciones. Se sospecha que estar expuesta durante el embarazo a elementos químicos como pesticidas puede desencadenar la enfermedad, al igual que el consumo de drogas por parte de la embarazada.
Síntomas del autismo
Escasa interacción social
Hay síntomas claros que pueden ayudar a identificar la enfermedad. La mayoría están relacionados con la falta de interacción social con otros niños o adultos.
En los primeros meses de vida: pobre contacto ocular, sonrisa escasa, no responden a su nombre, no hay seguimiento visual ni son bebés “demandantes”.
– No balbucea o no hace gestos de interacción con 12 meses.
– No dice palabras aisladas con 16 meses.
– No dice frases completas con 24 meses.
– Cualquier regresión o pérdida de habilidades adquiridas a cualquier edad.
– En la escuela o en una fiesta infantil se detecta ausencia de interés por relacionarse con los otros niños.
– No hay interés por compartir nada con los demás.
– Está “en su mundo”.
– No hay participación en juegos simbólicos, es decir a usar juguetes o todo tipo de objetos para simular una situación real de la vida: dar de comer a los muñecos o ponerles a dormir, por ejemplo,
– Ausencia de contacto físico y visual con los demás.
– Uso literal del lenguaje, sin metáforas, comparaciones o dobles sentidos.
– Escasa reacción ante la llamada por parte de padres y familiares.
– Repetición de ciertos movimientos, gestos o acciones.
– Con frecuencia se observa caminar de puntillas o balancear los brazos repetidamente.
– Problemas para aceptar cambios en su rutina.
– Apego inusual a ciertos objetos.
– Tiene rabietas con frecuencia.
Diagnóstico del autismo
Observación de pautas de comportamiento
El médico precisa de una exploración física, pero básicamente la identificación del TEA se produce como consecuencia de la observación del comportamiento del enfermo. Esta observación exhaustiva puede ir acompañada de otro tipo de análisis para comprobar el estado de salud general del enfermo.
La detección de la enfermedad es compleja y en el proceso intervienen diversos especialistas de distintas áreas de la medicina como pediatras, psiquiatras infantiles, logopedas y terapeutas.
Tratamiento y medicación del autismo
Terapias para mejorar
El TEA no tiene cura, por lo que el tratamiento busca durante todo el ciclo vital mejorar el estado del paciente. Las terapias de conducta pueden ayudar a incrementar las habilidades sociales y comunicativas del niño. El terapeuta indicará qué tipo de ejercicios y de hábitos son beneficiosos en cada caso. Existe muchos métodos para mejorar la situación del enfermo, entre ellos terapias con dibujos, integración controlada en el mundo laboral o terapia logofoniátrica para ayudar a comunicarse mejor.
Prevención del autismo
Tratamientos complementarios
En ocasiones, el médico recomienda el uso de medicinas complementarias para tratar algunos síntomas específicos como puede ser el comportamiento agresivo o el comportamiento hiperactivo.