Revolución científica. La Revolución Científica transformó para siempre las formas de entender la naturaleza y la vida: se abandonó la concepción medieval del mundo para adoptar el método científico.
Estas nuevas ideas nacieron en Europa a finales del Renacimiento, fruto de descubrimientos y observaciones en áreas como la física, la astronomía, la biología y la química.
Las fechas exactas de inicio de la Revolución Científica son materia de discusión, pero generalmente se toma el año 1543 como su momento inaugural, cuando se publicó la obra cumbre de Nicolás Copérnico Sobre las revoluciones de los orbes celestes (De revolutionibus orbium coelestium).
Del mismo modo, se suele señalar su final en el año 1632, cuando Galileo Galilei publicó su Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo: ptolemaico y copernicano (Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo Tolemaico, e Copernicano), o bien en 1687, con la publicación de los Principios matemáticos de filosofía natural (Philosophia naturalis principia mathematica), de Isaac Newton.
Antecedentes de la Revolución Científica
Para que la Revolución Científica ocurriera, fue necesario superar el control dogmático del conocimiento propio de la Edad Media, período durante el cual la fe y la religión gobernaban el pensamiento a través de la vigilancia de la Iglesia. El primer paso fue cuando se recuperó el legado clásico de la Antigüedad, en especial de la cultura grecolatina, algo que se incrementó en el Renacimiento. A esto se sumó el aporte de la ciencia islámica medieval.
También fue necesaria la aparición de la imprenta en el siglo XV, que permitió difundir los saberes y facilitar los intercambios de ideas. Además, el surgimiento de la burguesía como clase social había comenzado a transformar el mundo. Esta clase de mercaderes y hombres de negocios, de origen plebeyo pero con crecientes riquezas materiales, puso en cuestión el orden feudal y los valores tradicionales de la nobleza y el clero.
A pesar de la flexibilización de algunas normas sociales debido al impulso del Renacimiento y el ascenso de la burguesía, muchos de los pensadores de la Revolución Científica padecieron la persecución de la Inquisición (el tribunal de la Iglesia católica), como fue el caso de Galileo Galilei, quien debió retractarse de sus ideas heliocéntricas.
Otro factor que contribuyó a la Revolución Científica fueron los viajes de exploración, pues incrementaron el interés por la cartografía, la astronomía y las especies animales y vegetales, al mismo tiempo que demandaron mejores instrumentos y métodos para la navegación.
El pensamiento del filósofo griego Aristóteles había ganado aceptación a finales de la Edad Media y estaba vigente cuando se inició la Revolución Científica. La influencia aristotélica fue una de las más difíciles de romper, en especial su concepción del cosmos como un espacio en el que la Tierra ocupaba el lugar central (geocentrismo), algo que también era defendido por los seguidores de otro autor clásico: Claudio Ptolomeo.
Al principio de la Revolución Científicapudo gestarse una nueva visión del cosmos en la obra de Nicolás Copérnico, quien recuperó algunos aspectos y métodos de la obra de Ptolomeo, pero cuestionó su geocentrismo, lo que dio origen al modelo heliocéntrico que ubicó al Sol como centro del sistema e inauguró una nueva era del pensamiento en Occidente.
Protagonistas de la Revolución Científica
Francis Bacon fue un precursor del empirismo durante la Revolución Científica.
Los principales protagonistas de la Revolución Científica fueron:
Consecuencias de la Revolución Científica
La Revolución Científica significó un corte importante con la tradición medieval, que se centraba en el dogma religioso, la idea de Dios y la verdad revelada para entender el mundo y la realidad. En oposición a esto, demostró la capacidad humana de aplicar el intelecto para la comprensión del mundo.
Así, permitió el nacimiento del racionalismo (doctrina que sostiene que el conocimiento se adquiere a través de la razón) y del empirismo (doctrina que plantea que el conocimiento se adquiere a través de la experiencia). Esto dio origen al pensamiento moderno, que desplazó a la fe medieval como principio regente de la vida y el conocimiento.
Además de esto, quizá la consecuencia más trascendente que tuvo la Revolución Científica fue el nacimiento formal de las ciencias, enmarcadas en el método científico y en el empirismo racionalista. Esto implicó una transformación radical del mundo de las ideas, que influyó en la vida material mediante el desarrollo de innovaciones tecnológicas y la reaparición de saberes que hasta hacía poco formaban parte de la alquimia islámica o de los saberes considerados heréticos por la Iglesia.
Aportes de la Revolución Científica
La disección de cuerpos humanos permitió un mayor conocimiento de la anatomía.
El mundo contemporáneo no habría sido igual sin la Revolución Científica. Entre sus principales aportes a la comprensión que tenemos hoy del universo, se cuentan:
Los primeros experimentos con la electricidad.
William Gilbert se dedico a la experimentación de los registros eléctricos
William Gilbert fue uno de los primeros investigadores en dedicarse a la experimentación y el registro de los principios eléctricos. Permitió que se fueran descubriendo las propiedades eléctricas de muchos materiales distintos, como el ámbar, el azufre o el vidrio, y realizó enormes avances en materia de electricidad y magnetismo, que fundaron campos de estudio enteros dentro de la física
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