Entendemos por orogenia a la ciencia que estudia el movimiento de las placas que subyacen a la superficie terrestre. Este movimiento podría describirse como el causante de la formación de las cadenas montañosas hace millones de años (así como también de otras formas de relieve tales como valles, mesetas, plataformas submarinas, islas, etc.) y también como aquel que genera de modo constante y visible movimientos violentos del terreno que son conocidos como sismos, terremotos o tsunamis.
La orogenia u orogénesis son términos que provienen del griego, idioma en el cual oro significa montaña y genesis creación o nacimiento. Así, la orogenia se interesará especialmente por las causas que hacen que el terreno llano se haya convertido alguna vez en montañas o que al moverse genere alteraciones tales como las mencionadas. La orogenia parte del dato central de que la corteza terrestre de nuestro planeta está dividida en varias placas (conocidas como placas tectónicas) que no se encuentran nunca del todo quietas. Si bien la mayor parte del tiempo el movimiento o el desplazamiento que estas placas muestran es ínfimo, muchas otras veces es muy violento y genera alteraciones en la superficie muy visibles y notorias.
Como consecuencia del choque de placas tectónicas se altera la superficie terrestre y ahí es cuando aparecen fenómenos como las cadenas montañosas. En la mayoría de los casos, las elevaciones en el terreno son causadas por el choque muy violento y prolongado en el tiempo de placas tectónicas que comparten límites entre sí. De este modo, por ejemplo, la cordillera de los Andes ha sido formada por el choque de las placas de Nazca y la Sudamericana. Es interesante observar cómo en todos los lugares del planeta donde se hallan las cordilleras y cadenas montañosas elevadas encontramos subyacentes a ellas la unión de dos o más placas tectónicas.
Este movimiento de las placas u orogenia también puede causar otro tipo de movimientos que son los que se registran como sismos, terremotos o tsunamis. Cuando las placas se mueven y desplazan, chocando entre sí o incluso sin chocar pero alterando su posición, la superficie también se ve afectada y mientras más violento sea el desplazamiento, más serias o graves pueden ser las consecuencias para el ser humano que habita en esas regiones.
La morfología de la Tierra no ha sido siempre igual: en el pasado algunas de las grandes cordilleras actuales no existían. La creación de nuevas cadenas montañosas a partir de la deformación por compresión de los sedimentos de una cuenca sedimentaria se denomina orogenia.
En la historia geológica de la Tierra han ocurrido tres grandes orogenias. La caledoniana, hace unos 330 millones de años, que originó cadenas montañosas importantes de las que sólo quedan vestigios. La hercínica o varisca, hace unos 220 millones de años, erigió los Urales, parte de los Apalaches y muchos de los macizos del centro de Europa. El último plegamiento orogénico fue el Andino-Alpino.
La orogenia caledoniana formó los montes de Escandinavia y Escocia, y algunas cadenas bajas de Canadá, norte de Asia y Australia. Muchas de estas cordilleras, que en la actualidad parecen sólo cadenas de colinas suaves y redondeadas, fueron imponentes montañas hace muchos millones de años.
Orogenia caledoniana.
Montañas Jotunheimen, Noruega, al sur de la cordillera escandinava.
Durante la orogenia herciniana ya se empezó a originar una cordillera pre-andina, que después se erosionó durante gran parte de la era Mesozoica. En el Cretácico Medio y Superior y durante la era Cenozoica se levantaron de nuevo las cordilleras andinas, con dos grandes paroxismos orogénicos, uno al comienzo y otro al final del Cenozoico, y también después, durante el Plioceno.
Orogenia hercínica.
Los Andes se originaron durante la migración de la placa Sudamericana hacia el oeste: al chocar con la placa oceánica Pacífica, ésta se hundió bajo la anterior. Este choque tuvo como resultado la formación de fosas sudamericanas (como la fosa del Perú, de 8.050 metros de profundidad) y la elevación de las cordilleras andinas. Actualmente, continúan los movimientos orogénicos, lo que supone un elevado riesgo sísmico para la región.
Se llama orogénesis al proceso geológico mediante el cual la corteza terrestre se acorta y pliega en un área alargada producto de un empuje. Normalmente las orogenias son acompañadas por la formación de cabalgamientos y plegamientos. La palabra orogénesis proviene del idioma griego (orossignifica «montaña» y génesis significa «creación» u «origen»), y es el mecanismo principal mediante el cual las cordilleras se forman en los continentes. Los orógenos o cordilleras se crean cuando una placa tectónica con corteza continental es «arrugada» y empujada hacia arriba. Todo esto implica una gran cantidad de procesos geológicos que en conjunto se llaman orogénesis.
Comúnmente la orogénesis produce estructuras alargadas y levemente arqueadas que se conocen como cinturones orogénicos. Los cinturones orogénicos consisten generalmente de lonjas elongadas y paralelas de roca de características similares en todo su largo. Los cinturones orogénicos están asociados a zonas de subducción, las cuales consumen corteza terrestre y producen volcanes.
La altura topográfica de cordilleras orogénicas está relacionada con el principio de isostasia, que es el balance de la fuerza gravitacional sobre la cordillera (compuesta normalmente de material de corteza continental relativamente ligero) y las fuerzas involucradas en la flotabilidad de la cordillera que descansa sobre el denso manto.
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