Orígenes del lenguaje
Lenguaje.- El lenguaje es la capacidad que poseen todos los seres humanos para comunicarse a través de un sistema de expresiones, con el que se pueden representar pensamientos y sentimientos mediante símbolos orales o escritos.
Esta posibilidad de intercambiar mensajes entre las personas es la manifestación más distintiva e importante de la conducta humana.
Los animales cuentan con cierto tipo de lenguaje, pero este, además de ser exclusivamente instintivo, emite únicamente un escaso número de mensajes que solo sirven para señalar y expresar.
El lenguaje humano es un acto consiente, que posee intencionalidad y que, además de señalar y expresar, tiene la capacidad de representar.
Como medio de comunicación, es un producto social, nace y actúan en una comunicación de individuos y está formado por un conjunto de reglas creadas y adoptadas de común acuerdo. Tienen un carácter físico, fisiológica y psicológico. Físico porque la voz, el sonido, la escritura son elementos pertenecientes a esta categoría; fisiológico porque el cuerpo humano está implicado en el proceso, la lengua, el oído, la mano, el cerebro, y psicológico porque la actividad mental intelectual y afectiva, así como el aprendizaje y la memoria, son necesarios para su creación y empleo.
Desde un punto de vista organizativo, el lenguaje tiene tres niveles:
- Fónico, relativo a la fisiología de los sonidos, de cuyo estudio se encarga la fonología.
- Gramatical, que aborda la relación y el orden entre los símbolos. Se estudia a través de la sintaxis.
- Semántica, referido a la correspondencia entre el símbolo y lo que designa. la semántica es la ciencia encargada de su estudio.
Características del lenguaje.
Las características fundamentales del lenguaje son la doble articularidad, el carácter lineal y la capacidad de representación simbólica.
se entiende por articularidad la propiedad de funcionamiento de algo que, por estar compuesto por partes más pequeñas enlazadas unas con otras, puede llevar a cabo una acción, una tarea o una significación. Por ejemplo, decimos por un brazo es una articulación porque para su funcionamiento necesita de las partes que lo componen, como el codo, la muñeca, el antebrazo, etc. Del mismo modo, el lenguaje necesita de unos componentes, de unas palabras, de unas letras y de unos sonidos para llevarse a cabo.
Esta articularidad es doble. Por un lado, porque es precisa la unión de varias unidades para formar una palabra, por lo que, por ejemplo, para expresar «árbol» debemos relacionar «á/ r/ b/ o/ l» . Por otro lado, la articularidad también se refiere a la conexión de las unidades dotadas de significado para formar una frase por ejemplo, «el/ árbol/ de/ la/ plaza».
La propiedad del lenguaje de poseer un carácter lineal implica que está sometida a las reglas temporales. Ello significa que precisa de una secuencialidad, de un orden necesario para tener sentido. Si en vez de poner primero la “a”, luego la “r”, la “b”, la “o”, la “l” colocamos las letras en otro orden, dejaríamos de expresar “planta con tronco leñoso que se ramifica” y tendríamos otro significado –como, p. ej., “labor”- o ninguno. Para la construcción de frases con sentido ocurre exactamente lo mismo. La capacidad simbólica hace referencia a la posibilidad de asociación entre signos determinados y las cosas, sentimientos o pensamientos. Estos signos tienen la propiedad de representar en la mente del individuo objetos, hechos o pensamientos. Así, el signo lingüístico “flor “está asociada a la imagen de determinada planta. Llamamos signos lingüísticos a la combinación del concepto y de la imagen acústica o gráfica.
Las distintas lenguas.
El lenguaje humano presenta formas variadas según las lenguas de cada grupo social y dependiendo, además, del momento histórico y de la situación geográfica. Existen muchas lenguas que tienen un origen común, pero que a lo largo del tiempo han evolucionado de forma distinta. Esta cualidad de evolución es exclusiva del lenguaje humano, ya que el lenguaje animal ha permanecido invariable a lo largo del tiempo.
A pesa de la diversidad de lenguas, existen ciertas reglas que figuran en la formación y expresión de todas ellas. A estas características se las llama “universales del lenguaje” y surgen tanto a nivel de la construcción sintáctica –es decir, la combinación de las partes de la oración-, como de la semántica –que se refiere a su sentido-. Por este motivo, en las distintas lenguas existen términos relativos al cuerpo humano para referirse a paisajes o a ciertos animales y plantas, como en el caso de “un brazo de mar”, “la boca de un rio”.
Funciones.
La función fundamental del lenguaje es la de comunicar. Para que se lleve a cabo esta comunicación es preciso un individuo que necesita transmitir algo, es decir, un emisor, y otros individuos que sea el destinatario, es decir, un receptor. Al contenido de la comunicación se lo denomina mensaje.
Dependiendo del contenido de la comunicación se le denomina mensaje. Dependiendo del contenido del mensaje, el lenguaje puede cumplir las siguientes funciones.
-Declarativa. Cuando el contenido es únicamente llamar la atención hacia el contenido es únicamente llamar la atención hacia el contenido del mensaje, por ejemplo: “España está al sur de Europa”.
– Expresiva. El emisor da una opción subjetiva sobre el tema del que se está hablando. Sería el caso de “¡estoy harto de oír tonterías!”.
– Impresiva. El mensaje va dirigido expresamente a modificar la conducta o la actitud del receptor. Esto ocurre cuando decimos: “date prisa o llegamos tarde”.
– Artística. Cuando el objeto consiste en crear belleza a través del lenguaje.
Biología.
La facultad de hablar está localizada en el cerebro, concretamente en la tercera circunvolución frontal izquierda.
Para el género humano haya llegado a desarrollar esta habilidad ha sido esta habilidad ha sido necesario un proceso evolutivo gracias al cual los primates consiguieron alcanzar la postura erguida, ganando más tarde la posición vertical.
Este paso a la verticalidad está dirección relacionada con el aumento de volumen del cráneo, posibilitando de esta forma el desarrollo y maduración de áreas cerebrales que afectan a la capacidad lingüística.
Los órganos del cuerpo implicados en el habla son los fonatorios, que incluyen la cavidad bucal, los pulmones, la glotis, las cuerdas vocales y por supuesto, el cerebro.
Origen del lenguaje.
El lenguaje aparece prácticamente al mismo tiempo que la presencia del hombre en el mundo, pero de la misma que esté precisó de un proceso evolutivo para alcanzar el desarrollo necesario, debió haber un tiempo en el que el habla fue primitiva, es decir, rudimentaria y poco desarrollada.
Para establecer de esta forma y por qué razones cada palabra adquirió un significado y no otro es necesario remontarse al principio de la historia humana. Presumiblemente, los primeros sonidos articulados se produjeron por imitación de los sonidos de animales, gritos y aullidos, así como la reproducción de los ruidos originados por los distintos elementos de la naturaleza. Esta teoría llamada onomatopéyica, se confirma cuando se observa la adecuación existente entre algunas palabras, que aparecen en todos los idiomas, y los sonidos producidos por el agua.
Hay que hacer referencia también a la importancia de los sonidos en forma de gritos e interjecciones que emitía el individuo primitivo en el transcurso de la realización de sus trabajos colectivos. Se cree que esos sonidos son el germen de la comunicación humana. La teoría de la repetición propone que el esfuerzo físico está altamente relacionado con la emisión de ciertos ruidos. Por ejemplo, al tirar de una cuerda, o al empujar un árbol, surgen involuntariamente ciertos sonidos. Tras la repetición de estas tareas en las que se exclamaban una y otra vez las mismas expresiones, estos sonidos finalmente se utilizaron para designar el trabajo en sí mismo.
Desarrollo del lenguaje.
El niño empieza el aprendizaje del lenguaje a través del parloteo y gorjeo que emite inicialmente y que se puede entender como ejercicio de producción fonatoria, para pasar más tarde al aprendizaje por imitación de las palabras que expresan los adultos a su alrededor.
Conceptualmente, el niño aprende a hablar cuando es capaz de relacionar la asociación que existe entre cierto sonido y aquello que representa.
Antes de ser capaz de expresar las palabras comprende su significado; es decir, primero tiene lugar la comprensión y después la producción. Este proceso también se da en los adultos que quieren aprender otro idioma; al principio son capaces de entender un gran número de palabras y frases hasta llegar a tener la capacidad de pronunciarlas.
Las primeras palabras que dice un niño son las llamadas “palabras-frase”, que sólo tiene sentido dentro de un contexto. Por ejemplo, dicen “papá” cuando ven llegar al padre, al igual que cuando ven un objeto que pertenece a este.
Al final del segundo año, el niño dice frases de dos palabras, adentrándose de esta forma en el proceso de adquisición del lenguaje, que concluirá a los cuatro o cinco años, cuando el niño ya puede asimilar y generalizar las normas de construcción correcta de las frases.
La infancia es el periodo adecuado para el desarrollo de las capacidades del lenguaje, localizadas en el hemisferio izquierdo del cerebro.