Oceanografía. – La oceanografía es un campo de la ciencia que estudia los mares y océanos y todo lo que se relaciona con ellos, es decir, la estructura, composición y dinámica de dichos cuerpos de agua, incluyendo desde los procesos físicos, como las corrientes y las mareas, hasta los geológicos, como la sedimentación o la expansión del fondo oceánico, o los biológicos. La misma ciencia recibe en español también los nombres de ciencias del mar, oceanología y ciencias marinas. Se divide en muchas ramas, en relación con sus contenidos específicos, como oceanografía física, oceanografía química, oceanografía geológica, u oceanografía biológica. El interés que el hombre ha sentido por el mar se remonta a la antigüedad. Desde su capacidad como fuente de recursos alimenticios, representados por la pesca y la recolección de algunos tipos de algas, pasando por sus posibilidades como vía para las comunicaciones y el transporte y, más recientemente, las perspectivas de otros tipos de explotación, por ejemplo, la petrolífera, el mar siempre ha ejercido una fuerte atracción sobre los seres humanos.
En la actualidad se buscan también en los océanos respuesta al origen del planeta y de la vida misma todos estos temas los abarca la oceanografía que es la ciencia que estudia los diversos aspectos de los mares y que se divide en:
- Oceanografía física
- Oceanografía química
- Oceanografía geológica
- Oceanografía biológica
La Oceanografía Física. – estudia fenómenos como:
- La temperatura
- La densidad
- La presión
- La salinidad
- El comportamiento de los mares y océanos.
La concentración media de sales es de un 35/1,000 es decir, que en cada litro de agua hay unos 35 g de sales en disolución. Aunque esta cifra es variable, su principal componente siempre es el cloruro de sodio.
La variación de la salinidad puede deberse a varias causas. El agua dulce que aportan las precipitaciones y los ríos diluye la salinidad del mar. Así, el Amazonas, el Orinoco y el río de la Plata, en Sudamérica; el Ganges y el Brahmaputra, en el golfo de Bengala, y los ríos Zaire y Níger, en el golfo de Guinea, son claros exponentes de ese aporte.
Por otra parte, la temperatura determina la mayor o menor evaporación del agua. Así los mares más salinos suelen ser los tropicales, ya que en esas zonas las precipitaciones son escasas y las elevadas temperaturas producen una gran evaporación, que se ve complementada por acción de los vientos elíseos.
El Atlántico es el mar más salino, llegando a alcanzar el 37/1,000 de salinidad en las zonas antes citada, mientras que el Océano Pacífico es el que más se aproxima a la salinidad media.
El más salobre de todos los mares es el Mar Rojo, que está ubicado entre desiertos, por lo que apenas recibe el agua proveniente de algunas uadis (cuso de agua intermitentes de regiones secas). Aparte de las fuertes temperaturas, que se traducen en una elevada evaporación, las precipitaciones siempre son escasas y a veces ni siquiera se produce durante largos periodos. Los aspectos que conforman el comportamiento de los mares son sobre todo los movimientos oceánicos, como las corrientes y las mareas, y la propagación de diferentes estímulos físicos en este medio.
La Oceanografía Química. –Estudia las características correspondientes, por ejemplo, la interrelación del agua marina con la atmosfera, las costas y el fondo del mar.
La Oceanografía Geológica. – Profundiza en la formación y constitución rocosa del fondo oceánico y de las costas. Una parte importante de su actividad la constituye el estudio de las dorsales oceánicas.
La Oceanografía Biológica. – Se ocupa del estudiar la vida vegetal y animal que se desarrolla en este medio, así como su relación con todos los aspectos antes mencionados. Aunque desde un punto de vista estricto las formaciones carolinas no son parte de la oceanografía biológica, su génesis sí que lo es, ya que tanto los diversos tipos de arrecifes como los atolones constituyen distintas fases de un mismo proceso evolutivo orgánico.
El progresivo hundimiento de las islas que están rodeadas por los primitivos arrecifes costeros va dando paso a los arrecifes barrera. Estos que al principio pueden quedar sumergidos, son completados por los corales, que forman un anillo emergente.
Cuando el resto de la isla termina de hundirse, el arrecife carolino anular permanece alrededor de una laguna central.
Los Atolones constituyen los restos de antiguas islas sumergidas bajo las aguas, lo que explica la existencia de formaciones de madréporas a gran profundidad.
Para realizar los estudios oceanográficos se llevan a cabo expediciones con barcos especialmente equipados para ellos. También se emplea estaciones y aparatos automáticos que analizan constantemente determinadas zonas oceánicas.
Movimientos Oceánicos.
Básicamente, los movimientos marinos pueden deberse al oleaje, las mareas y las corrientes marinas.
Las olas. – el característico movimiento ondulatorio de la superficie del mar suele deberse a la acción del viento y afecta a sus capas superiores desde la superficie hasta unos 7-10 m de profundidad. En las proximidades de las costas, cuando la pendiente litoral es muy escasa, la parte profunda de las olas sufre un retraso debido al roce con el fondo marino, al tiempo que la parte superior continua su avance. A medida que dicho fondo se eleva, el desequilibrio aumenta, lo que determina que al principio la ola gana altura y luego caiga hacia adelante, rompiendo sobre la playa o incluso antes de llegar a ella.
El constante rose de las olas con el fondo da lugar a la erosión, remoción y transporte de sus productos. Al mismo tiempo, la energía de las olas se ve considerablemente reducida. Así, a 20 m del fondo su fuerza superficial queda disminuida al 15 por ciento, mientras que a 50 m apenas es del 1 por ciento.
La longitud de onda del oleaje es la distancia, expresada en metros, que separa las respectivas crestas de dos olas sucesivas. En el oleaje originado por el viento, este determina su dirección, velocidad, altura y periodicidad. Este tipo de movimiento se denomina mar de viento o de olas forzadas.
Cuando el desplazamiento de las olas es independiente de los vientos locales por haberse originado en una zona alejada del mar con diferente metodología, dicho oleaje se denomina mar de fondo u olas de leva.
Así, en los mares tropicales es frecuente encontrarse, aunque no sople el menor viento, con amplias ondulaciones que provienen de fuertes temporales que pueden tener lugar a centenares de kilómetros de distancia.
Por su parte, los maremotos tienen su origen en erupciones volcánicas o movimientos sísmicos submarinos o costeros. Sus olas que se desplazan a grandes velocidades, pueden superar los 20 m de altura. La ondulación en alta mar puede pasar casi inadvertida, pero al llegar a la costa las olas se ven frenadas de la forma antes explicada y su altura aumenta considerable. El efecto de los maremotos sobre los territorios costeros suele ser devastador.
La altura de las olas se mide desde su base hasta la parte superior de la cresta. Existen distintas escalas para clasificar el oleaje.
La escala internacional de Douglas se basa en la altura de las olas, estableciendo una equivalencia entre la fuerza del viento y el estado de la mar. Esta escala va desde el 0, mar en calma, hasta el 9, mar arbolado, con olas que supera los 10 m de altura.
La escala de vientos de Beaufort va del 0, o mar en calma, hasta el 12-17 de huracán, y también reconoce la equivalencia anterior, otras formas de clasificar las olas forman en cuenta su periodicidad y su velocidad.
Las mareas. La acción combinada de la Luna y el Sol ejerce su efecto ejerce su efecto sobre el nivel de los mares. La fuerza gravitatoria de ambos astros provoca un abombamiento vertical en las partes del planeta perpendiculares a cada una de ellos.
Aunque el efecto de la atracción de la luna es mayor que el del Sol, sus respectivas posiciones con respecto a la Tierra, además de la rotación de la misma y de las condiciones geográficas locales, dan lugar a muchas posibles combinaciones.
Cuando ambos astros coinciden en una línea recta perpendicular a la Tierra, lo que ocurre durante las fases de la luna nueva y luna llena, se producen las mareas más intensas, denominadas mareas vivas.
El nivel máximo de las mareas se denominan pleamar, y su nivel inferior recibe el nombre de bajamar. En las costas, las mareas se manifiestan con oscilaciones que llegan a alcanzar amplitudes de hasta 18 m.
En algunas zonas de la costa atlánticas, dichos movimientos alcanzan gran espectacularidad, por ejemplo, en la isla de los Pájaros (península Valdez, Argentina), que en cuestión
de horas se convierte en un promontorio perteneciente a la línea costera, o también en el monte Saint Michel, en Francia.
Las corrientes marinas. – Este tipo de corrientes no sólo se produce en la superficie de los océanos, sino también a grandes profundidades. No obstante, las corrientes a gran profundidad sólo son perceptibles por su diferencia de temperatura, ya que el movimiento sólo se manifiesta en la superficie.
La velocidad de las corrientes suele ser escasa, de unos pocos kilómetros por hora, pero en algunos casos, por ejemplo, en los estrechamientos, puede verse notablemente incrementada. Sin embargo, su fuerza es suficiente como para influir sobre la navegación de los barcos.
Una primera clasificación permite dividir las corrientes en:
- Costeras, que suelen estar producidas por factores locales, como vientos y mareas.
- Generales mucho más importantes que las anteriores. Estas últimas originadas por los vientos dominantes de la tierra y por diferencia de densidad de las aguas, puede subdividirse a su vez
1-Corriente fría
2-Corrientes cálida, según su lugar de origen.
Así las corrientes frías, de desarrollo lineal, circulan desde las regiones polares hacia a las ecuatoriales.
Las corrientes cálidas, por su parte, describen ciclos que se desplazan de forma inversa a ambos lados del ecuador: en sentido horario en el hemisferio norte y al contrario en el hemisferio sur.
Ambos tipos de corriente ejercen su influencia sobre el clima de las regiones que recorren.
Las corrientes frías, generan climas fríos y secos, como el de atacama, entre Chile y Perú, influido por la corriente de Humboldt.
La corriente de Labrador, en Canadá, afectada por la corriente del mismo nombre.
Las corrientes cálidas, producen un calentamiento del aire frio de las altas latitudes, lo que provoca a su vez la condensación del vapor de agua, con las consiguientes precipitaciones.
Así la corriente del Golfo regula la temperatura de las costas atlánticas europeas.
Otra posible clasificación establece distinciones entre:
- Corrientes oceánicas, que afectan básicamente a la superficie y movilizan enormes masas de agua a miles de kilómetros;
- Corriente de mareas, que dependen de la atracción de la Luna;
- Corriente de densidad, que se deben, a la presencia de dos masas de agua de diferente densidad, lo que facilita el desplazamiento de una sobre la otra-;
- Corrientes de turbidez, debidas al deslizamiento en el fondo oceánico de masas de lodo que se mezclan con el agua;
- Corrientes que acompañan a la marejada y a las olas, que suelen alcanzar enormes velocidades, y originan las variaciones costeras.
Las costas.
- Playas. – Las playas, que en las costas atlánticas pueden llegar a ocupar grandes extensiones, son en realidad la continuación de los territorios llanos litorales. Sobre dichos suelos se acumulan grandes cantidades de arena procedente de los ríos o de la misma costa que, siguiendo un proceso de erosión, transporte y deposición sedimentaria, son acarreadas hasta allí por las olas del mar. Aunque las olas suelen alcanzar la costa perpendicularmente a ella, en cuyo caso la arena removida por su movimiento no sufre no sufre desplazamientos, las olas oblicuas arrastran consigo arena y otros restos que forman las playas, entre ellos restos orgánicos u otros minerales generados por la erosión de los acantilados en estos casos, las partículas más finas, como la arena, pueden ser arrastradas a grandes distancias por dichos tipos de oleaje.
- El retroceso de los acantilados. – La permanente acción de la solas sobre la base de los acantilados tiende a destruirlos y desintegrarlos. En las costas Protegidas del oleaje, o cuando las corrientes y mareas son suaves, el efecto de erosión también es escaso. Sin embargo, en las costas escarpadas que quedan expuestas a la acción de esos agentes, la erosión puede llegar a producir grandes socavaduras. Estas suelen ser dobles: la superior, poco pronunciada, se debe a la acción del oleaje de las mareas vivas; la otra más marcada, corresponde a las aguas de las mareas muertas. La acción de las olas no se deja sentir por igual en todas partes y las rocas que componen los acantilados tienen diferente dureza, de modo que el retroceso de los primeros se produce de una manera desigual determinando la formación de diversos accidentes geográficos según se hayan visto más o menos afectadas por la erosión. Como consecuencia del retroceso de los acantilados, los accidentes topográficos quedan cortados en el caso de los arroyos, por ejemplo, al llegar a estos a la costa caen formando cascadas.
- Los fiordos. –En las costas que sufrieron erosión glaciar, creándose profundos valles que fueron después ocupados por el agua del mar, se produce un tipo característico de entrantes, de orillas muy escarpadas, llamadas fiordos, que abecés mezcla alturas pronunciadas con grandes profundidades.
La forma de los fiordos puede variar según la topografía y la composición de los distintos terrenos. Así, los terrenos escavados por rocas eruptivas, como las graníticas, forman fiordos muy estrechos y ramificados; los originados en capas sedimentarias horizontales dan lugar fiordos anchos y con escasas ramificaciones.
Entre los más conocidos se encuentran el fiordo Sogne, con una extensión de más de 150 km, y el de Kjonses, ambos en la costa de Noruega.
- Corriente costera de Siberia
- Corriente de Oyashio
- Corriente de Kuroshio
- Corriente australiana occidental
- Corriente circumpolar antártica
- Corriente australiana oriental
- Corriente de Bering
- Corriente del Pacífico norte
- Corriente subecuatorial del Pacífico
- Corriente de Humboldt o de Perú
- Corriente del Pacífico sur
- Corriente del Cabo de Hornos
- Corriente del Labrador
- Corriente del Caribe
- Corriente del Golfo
- Corriente del Atlántico sur
- Corriente de Brasil
- Corriente de Groenlandia
- Corriente subecuatorial del Atlántico
- Corriente subecuatorial del Indico
También a este tipo pertenecen los de la costa de Islandia y Groenlandia, la península de Labrador y gran parte de la isla de Terranova, Alaska, y las costas pacíficas de la Patagonia y Tierra del Fuego. Su extensión total es de alrededor de los 30.000 km.
Relieve submarino.
- Las plataformas continentales. – Éstas alcanzan los 200 m de profundidad y su extensión a partir de la costa varía según su localización. Así las prolongaciones bajo el mar de los territorios llanos o poco elevados suelen ser muy extensas, al contrario que las plataformas correspondientes a territorios que la plataforma correspondiente a territorios cuyas zonas costeras presentan alturas elevadas, como las cadenas montañosas. En Sudamérica, por ejemplo, las primeras están representadas por las planicies de la costa atlántica, mientras que la segundas corresponden a la región andina, en la costa del océano Pacífico. En ocasiones, los valles territoriales se prolongan por la plataforma continental hasta grandes distancias de la costa, como sucede en el rio Indo o en los fiordos noruegos. También se continúan otras irregularidades del relieve de la superficie. Así los promontorios, o partes más altas de la plataforma, emergen de las aguas formando islas, muchas veces alineadas, o incluso archipiélagos.
- La región pelágica. – A partir de los 200 m de profundidad y alrededor de los 2.000 m existen unas zonas intermedias. Después de ellas se producen bruscos ahondamientos, que llegan hasta los 600 m y que constituyen la región pelágica. Esta zona, la de mayor desarrollo de los océanos, recibe pocos depósitos, de minerales. Dichos depósitos, muy finos y uniformes, están formados por restos orgánicos, por ejemplo, de radiolarios, y por materiales inorgánicos, como algunos tipos de arcillas.
- La zona abisal y las grandes fosas oceánicas. – Más allá de la región pelágica se encuentra la zona abisal. Suele estar relacionada con las grandes alturas continentales, lo que reviste gran importancia para explicar las considerables roturas y depresiones. Los puntos de mayor profundidad se alcanzan en las fosas oceánicas. Estas, que son poca extensas, guardan relaciones con las zonas de subducción de las márgenes continentales activas. Su suelo está formado por la denominada arcilla de los grandes fondos, probablemente un producto de la descomposición de los silicatos eruptivos. Las zonas abisales más importantes se localizan en el Océano Pacífico, y entre ellas se encuentra el abismo Emden, en filipinas, que llega hasta los 10.796 m de profundidad; el de Ramapoa, en el archipiélago de Bonín , de 10.660 m, y el de Nero, en las islas Marianas, con 9.636 m. no obstante la máxima profundidad que se alcanza en la fosa de las Marianas supera los 11.000 m. en el Atlántico norte se encuentra la fosa de Puerto Rico, de 8.821 m de profundidad, y en las islas Sándwich del sur existe una fosa de 8.091 m.
- Las dorsales oceánicas. – Sobre las llanuras abisales se elevan las llamadas dorsales oceánicas. Son grandes cordilleras sumergidas, cuya longitud puede alcanzar varios miles de kilómetros, y con alturas de 1.500 a 2.500 m desde su base. Cada dorsal oceánica está formada por dos alineaciones montañosas, cuya anchura alcanza varios centenares de metros, separadas entre sí por una fosa con un ancho de unos 20-50 km. Su eje longitudinal está constituido por diversos segmentos rectilíneos no alineados entre sí, separados por fallas, denominados fallas de transformaciones, que se desarrollan de forma perpendicular a la dirección de la dorsal. Estas fallas, al provocar el desplazamiento de los bloques que delimitan, constituyen la principal causa de los movimientos sísmicos que se originan en estas formaciones.
Las grandes dorsales conocidas están relacionadas entre sí. En conjunto, su longitud supera los 60.000 km y su superficie total equivale a la de los continentes.
Así, la dorsal medio-atlántico, que fue la primera en ser cubierta y estudiada, se extiende desde Islandia hasta el sur del océano Atlántico, al que divide en dos partes.
La continuación de esta dorsal se extiende por el sur de África, en la dorsal Indica, que está relacionada con el sistema de fosas tectónicas de África oriental, los riffs valleys. Por último, tras haber pasado por el sur de Australia, se continua con la dorsal del océano Pacífico. Según las más modernas teorías geológicas, como la de la renovación constante de los fondos oceánicas formuladas por el estadunidense Henry Hess, las dorsales oceánicas constituirían elementos fundamentales de la corteza terrestre. Según dicha teoría, las rupturas de esta corteza, por las que se produce la expansión del globo, se originarían en las dorsales oceánicas, que suelen coincidir con dichas zonas de expansión.