Luis de Velazco y Castilla
Luis de Velazco y Castilla. Pariente de los Condestables de Castilla, sucedió en el virreinato de Nueva España a Antonio de Mendoza, quien tuvo que elegir entre este y el de Perú, mientras Luis de Velasco ocuparía el otro puesto. Llegó a San Juan de Ulúa el 23 de agosto de 1550 y pasó el mes de septiembre en Puebla, mientras Mendoza tomaba su decisión. Finalmente los dos se reunieron en Cholula y Mendoza eligió el Perú. El 25 de noviembre del mismo año, Velasco llegó oficialmente a la Ciudad de México como virrey de Nueva España, cargo que ocupó hasta su muerte el 31 de julio de 1564. Suele considerársele gobernante prudente. Ayudó a los nativos a defenderse frente a los abusos de los propietarios de minas de oro, y liberó a 15 000 esclavos ilegales.1 De su mandato destacan la abolición efectiva de la encomienda, la liberación de los indios ilegalmente esclavizados, la urbanización de poblados, la realización de importantes obras públicas, la apertura en 1553 de la Universidad de México y la colonización, pacificación (inaugurada el 25 de enero) y conquista de territorios del norte del virreinato, fundando ciudades como San Miguel el Grande (hoy San Miguel de Allende), Durango (1563), San Felipe de Ixtlahuaca y Nombre de Dios. Su hijo Luis de Velasco y Castilla, Marqués de Salinas también fue virrey de Nueva España. La supresión de la encomienda y la mejora del trato a los indios habían sido prescritas por la corona española desde 1542, con la promulgación de las llamadas Leyes Nuevas, inspiradas por Fray Bartolomé de las Casas. A diferencia de su predecesor, que no exigió su cumplimiento, aunque nominalmente las acatara, y que incluso llegó a suspenderlas, Luis de Velasco las puso en práctica venciendo con energía la oposición de los encomenderos, como por otra parte le había ordenado detalladamente Carlos I al nombrarle Virrey en Bruselas, en 1549. Otras realizaciones del mandato de Velasco fueron también resultado del disciplinado y tenaz cumplimiento de las instrucciones recibidas de la metrópoli, desde las cortes de Carlos V y de Felipe II.