Los grupos lingüísticos. – Existen dos hipótesis diferentes que explican la aparición de las lenguas. La primera apunta a la idea de que en distintos momentos de la prehistoria y en varios lugares del planeta aparecieron diversos idiomas que iniciaron un largo proceso evolutivo. Con el transcurso del tiempo, unos prevalecieron sobre otros a causa de factores naturales o históricos. Algunas lenguas se extinguieron porque desaparecieron con el grupo social al que pertenecían, o porque fueron asimiladas o sometidas por otros pueblos más poderosos.
La segunda teoría defiende la posibilidad de que, con el nacimiento del lenguaje, surgiera solamente una lengua, y explica la aparición de los distintos idiomas a través de modificaciones sucesivas de esta lengua primigenia.
Estas variaciones pudieron estar causadas por la confluencia de múltiples acontecimientos sociales, biológicos e históricos. Bajo esta hipótesis se puede explicar el parecido de determinadas palabras en idiomas muy diferentes. Por ejemplo, la palabra castellana “diente” tiene rasgos muy similares en otras lenguas: en sanscrito, dantah; en latín, dantis; en indostani, dent. La similitud del término en todas estas lenguas confirma la teoría de una única lengua original. Sin embargo, entre estos idiomas también se detectan diferencias muy pronunciadas que no encuentran explicaciones plausibles.
La clasificación de las lenguas.
Actualmente, en el mundo se habla la cifra aproximada de 2.500 lenguas. No obstante, según la historia evoluciona, el número de idiomas es considerablemente mayor. Esta gran proliferación provoca que los criterios de clasificación de las diferentes lenguas sean complejos y discutibles.
Para proceder a esta clasificación, en primer lugar, se debe diferenciar las lenguas vivas de las lenguas muertas. Como debe suponer, las lenguas vivas son las que se emplean en la actualidad. Por el contrario, las lenguas muertas pertenecen al pasado y su práctica está en desuso, aunque pueden utilizarse en textos escritos, como, por ejemplo, el latín.
Distribución geográfica de los principales idiomas hablados en el mundo.
En otro orden, se denomina lenguas de civilización a aquella que han servido como vehículo de comunicación, para propagar una cultura que por su envergadura y profundidad ha sido vital para la historia del hombre.
Otro criterio es el que se refiere a las lenguas oficiales; es decir, a aquellas que han sido adoptadas por los gobiernos de las distintas naciones.
Por otra parte, las lenguas artificiales son las creadas para su uso dentro de grupos determinados, como es el caso de las jergas. También se denomina lenguas artificiales a las que han sido construidas con el fin de servir como instrumentos de comunicación para todos los países, cualquiera que sea su idioma oficial y situación geográfica o político. Uno de los idiomas oficiales y situación geográfica o política. Uno de los idiomas artificiales más conocido es el esperanto.
Sin embargo, la mejor alternativa para definir los criterios de clasificación consiste en centrarse en el principio que tradicionalmente se ha utilizado como referencia básica, es decir, en la idea del parentesco genético.
De esta forma, la norma que se aplica para agrupar en un mismo apartado a una serie de idiomas consiste en incluir a todas aquellas lenguas que tienen un antepasado común.
Utilizando este principio, se establece la división de las lenguas en grandes grupos; indoeuropeas, baltoeslavas, sino-tibetano-austronesias, lenguas africanas, etc. Cada uno de estos grupos incluye un determinado número de idiomas relacionados entre sí.
Las lenguas indoeuropeas.
La mayoría de los idiomas utilizados en Europa, América y en gran parte de Asia tiene la misma procedencia. Todos se derivan de las lenguas arias, también llamadas indoeuropeas. El origen de los primitivos pueblos indoeuropeos se localiza dentro de las etapas de Asia central, cuyos habitantes se expresaban por medio de una lengua hoy denominada proindoeuropeo. Este idioma fue evolucionando de diferentes maneras en Europa y Asía. Más tarde, los idiomas que derivaron de esta lengua también se impondrían en América por ser los empleados por los conquistadores europeos.
A causa de este origen común, idiomas tan diferentes como el rumano, el persa, el inglés o el indostani tienen una fuerte relación entre sí.
Los grupos idiomáticos indoeuropeos reúnen, entre otras lenguas, al latín, a las lenguas germánicas, al celta y al griego. No obstante, a pesar de tener una misma raíz, cuando se analizan palabras de cada idioma se perciben grandes diferencias.
Las lenguas romances.
Las lenguas romances son todas aquellas que nacen y se derivan del latín vulgar. Durante la formación y expansión del imperio romano, el pueblo empleaba un lenguaje diferente del que utilizaba la clase culta y dominante.
El latín vulgar contenía un gran número de giros, variaciones y jergas propias de cada localidad. A fuerza del uso, y con el transcurso del tiempo, estas mutaciones dieron lugar a las distintas lenguas romances, repartidas en aquellas zonas de la geografía en donde la influencia del imperio, y más concretamente del latín, seguía notándose con fuerza. Basta observar un mapa histórico que refleja la expansión de los romanos para relacionar al francés, el italiano, el español y el portugués.
Las lenguas romances en la península ibérica y en América.
El castellano, el catalán, el gallego y el portugués son las cuatro lenguas romances que sobreviven hoy en día en la península ibérica. Estos idiomas nacieron en la parte norte de la península, y durante la reconquista, el periodo en el cual se puso fin al dominio árabe, su influencia lingüística llego hasta el sur. Más tarde, con el descubrimiento de América, el castellano y el portugués ampliaron su influencia más allá del océano Atlántico.
El castellano. – La principalinfluencia del castellano proviene del latín.Sin embargo, el idioma también cuenta con importantes contribuciones del griego, sobre en todo en la elaboraciónde los términos más cultos, como, por ejemplo, “filosofía”, “psicología” y “física”. Algo similar ocurre con la influencia del árabe, que afecta de forma especial a todos los vocablos relacionados con la agricultura. Las lenguas germánicas estuvieron presentes en la península durante las invasiones bárbaras, y también aportaron modificaciones, aunque en un grado mucho menos que las lenguas anteriores. Antes de la llegada de los romanos, en la península se hablaban las lenguas ibéricas, cuyas construcciones fonéticas también tomaron parte en la formación del castellano.
Finalmente, el castellano nació en la zona de Cantabria, al independizarse un grupo de condados integrados en el reino de León. En el siglo XI los reinos de Castilla y Aragón consiguieron la independencia gracias a Fernando I. Este monarca determinó la proyección cultural de Castilla hacia Europa en vez de hacerlo hacia el sur, como había sucedido hasta entonces. Esta orientación tubo considerables repercusiones en el lenguaje. A la evolución del Castellano como lengua independiente y definida contribuyo de una forma importante Alfonzo VI, quien sustituyo el rito mozárabe por el rito europeo e implanto la letra francesa en vez de la visigótica, que era la que hasta ese momento se utilizaba. Todos estos acontecimientos hicieron que el idioma adquiriera su identidad a la vez que con su consolidación acompañaba a la situación política. El fruto de esta evolución se plasmó con la aparición de las dos primeras obras literarias castellanas: el Cantar del Mío Cid y el Auto de los Reyes Magos.
Representación en un mosaico de la boda de los reyes católicos.
Aunque estas obras carecían todavía de uniformidad lingüística, fueron la punta de lanza de una lengua que, con el paso del tiempo, se erigiría en una de las más ricas y de mayor proyección mundial.
Durante el siglo XIII el reino de Castilla continua su expansión territorial por la península, razón por la cual la influencia idiomática llegó hasta la ciudad de Sevilla. Sin embargo, no fue hasta el reino de Alfonzo X el Sabio cuando se instituyo el castellano como idioma oficial, aplicándose como la lengua de uso en los documentos jurídicos y oficiales. Este monarca, impulsor fundamental de la lengua castellano, ordenó también la traducción de obras árabes y latinas con el propósito de elevar el castellano a la categoría de lengua escrita.
En el siglo XV, con el auge del renacimiento, el castellano sufrió un gran retroceso. En esta época el interés se volvió hacia a la cultura clásico y el latín pasó a considerarse el idioma literario por excelencia, calificándose a las lenguas romances como pocas cultas de carácter y de origen vulgar.
La unificación de los reinos de Aragón y Castilla a finales del siglo XV puso de manifiesto una vez más la relación intrínseca entre hegemonía política e idiomática, ya que en ese momento se produce el surgimiento del castellano como lengua unitaria.
Los siglos XVI y XVII son los denominados “siglos de oro” de la literatura española. En ese momento la lengua castellana ya había adquirido la pronunciación, la ortografía y el vocabulario que le otorgan el carácter de idioma autodefinido, cuyas formas literarias y normas lingüísticas prevalecen en nuestros días.
El principio que indica la expansión territorial se acompaña con la expansión lingüística se corrobora una vez más con el descubrimiento de América. Aquel evento provocó que el castellano se extendiera fuera de sus fronteras, imponiéndose en toda Latinoamérica y dando lugar a una cultura idiomática propia y a una obra literaria autónoma de gran envergadura.
Actualmente, el castellano es el idioma oficial en Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, además de España y Guinea Ecuatorial.
El gallego y el portugués.
Estas lenguas hermanas tienen sus raíces en una zona que abarca la parte norte del río Duero y alcanza hasta el Algarve portugués. Su origen coincide con el final de la reconquista lusa.
Hasta el siglo XIV ambas lenguas eran indistintas y, a pesar de la evolución particular desarrollada por cada una de ellas, hoy continúa mostrando una gran cantidad de semejanzas. La distinción fundamental es fonética: el gallego es más parecido al castellano que el portugués a causa de las influencias mozárabes que recibió este último.
Entre los factores que han contribuido al mantenimiento del gallego como lengua autónoma es determinante la situación geográfica extrema de Galicia, que ha favorecido una escasa inmigración. Esta situación ha evitado la contaminación lingüística, a la vez que promovió el mantenimiento de usos idiomáticos características. Por su parte, el portugués es reconocido como idioma oficial en Portugal, Angola, Mozambique y Brasil.
Catalán. – La lengua catalana nació en la región oriental de los Pirineos y su influencia abarca la zona mediterránea hasta lo que hoy es Alicante. También se emplea en Andorra, en el Rosellón francés y en alguna localidad de la isla de Cerdeña. Sin embargo, su núcleo principal se encuentra en Cataluña y se extiende hasta Valencia. Su origen latino se deriva del provenzal.
El italiano.
Es el idioma que era utilizado por las personas cultivadas en Florencia, en la región de Toscana. Hasta 1860 sólo hablaba esta lengua una cuarta parte de la población de la península itálica. A partir de ese año se inició una gran labor de difusión del idioma, fomentándolo en las escuelas y en el servicio militar e imponiéndolo como lengua de uso oficial en toda Italia.
En Italia, cuyo primer documento se escribió en el año 960, es una transformación del latín tardío que evoluciono del latín clásico durante la alta edad media.
Durante el siglo XII, un grupo de poetas relacionados con el mundo jurídico se esforzó en elaborar un lenguaje poético vulgar partiendo de bases latinas. Al mismo tiempo se producían en Italia determinados cambios religiosos, sociales y económicos que también incidieron en la creación de un lenguaje más cercano.
Se procuraba elaborar un idioma que permitiera acceder a las clases menos cultivadas a niveles de información antes exclusivamente al alcance de las clases dominantes. De esta forma, y como repuesta a una necesidad social y cultural, nació la lengua denominada vulgar ilustre.
Entre los siglos XVII y XIX se produjo la independencia italiana del imperio Austriaco, dando lugar a multitud de manifestaciones autóctonas y a la búsqueda de una lengua que identificara a toda la nación. Actualmente los hablantes del italiano se reparten en la península itálica y Suiza. No obstante, y a pesar de que la lengua italiana surgió como un elemento unificador, en toda Italia coexisten multitud de dialectos, todos ellos descendientes directos del latín.
El francés.
El idioma galo surgió a la par que decaía el uso del latín en tierras francesas: mientras sus habitantes dejaban de utilizar como lenguaje coloquial la legua romana quedaba circunscrita únicamente a aplicaciones jurídicas, administrativas y religiosas. El hecho de relegar al idioma del imperio exclusivamente al uso oficial fue el que impulso a los habitantes de las Galia a desarrollar una forma de expresión propia que se vio favorecida, en gran medida, por la hegemonía del régimen feudal.
Los antecedentes del francés se remontan al nacimiento de los dos grandes dialectos que predominaban en la región. En el sur se hablaba la lengua oc, cuya forma más conocida en la actualidad es el provenzal. Este lenguaje conserva una mayor influencia del latín que los otros dialectos galos, y su fonética es similar a la del catalán. En la actualidad todavía continúa hablándose en el sur de Francia y mantiene un notable valor literario. Por otro lado,
En el norte imperaba la lengua oíl que, a su vez, incluía diversos dialectos como el normando, el anglonormando, el picardo, el balón y el franciano, entre otros.
Este último se impuso se impuso sobre los demás al establecerse la corte real en París, evolucionando y expandiéndose hasta constituirse en la lengua nacional de lo que hoy es la República Francesa.
En el año 842 el latín se desechó definitivamente, dando paso al romántico como lengua escrita. Más tarde, con la publicación del Romance de Santa Eulalia, el francés se consagró como lenguaje literario, exhibiendo su propia construcción y morfología y su particular genético. Durante el siglo XII, y con Paris como capital del reino se utilizaba la expresión de beau francais, es decir, “francés correcto”, en los pasillos de palacio, lo que da a entender el interés por fomentar el uso del lenguaje que definía a una nación creciente.
En la edad media se inició el auge de la lengua Gala, con la aparición de los primeros romans, romances en forma de gestas y cantares, y con la traducción de todo tipo de obras. La figura literaria más emblemática de esta épocaes la del trovador, que amenizaba las reuniones sociales y los lugares públicos y se convertía así en portador difusor y creador del idioma.
La Divina Comedia, obra escrita en dialecto florentino por el italiano Dante Alighieri.
La guerra de los cien años freno el impulso expansivo y creador del francés que posteriormente, durante el reinado de Francisco I, tomaría de nuevo ímpetu gracias a la utilización obligatoria del idioma galo en todas las actas jurídicas.
En 1635 se creó la Academia Francesa de la Lengua para el estudio, fomento y desarrollo del idioma. Así la estructura idiomática, es decir, la sintaxis, cobró rigor y afianzo un idioma que a través del tiempo demostraría su vocación universal. La expansión, que se produjo durante el siglo XVIII exhibió al francés como una lengua sólidamente construida y eficazmente desarrollada. Por otro lado, el advenimiento de la Revolución contribuyó a que la lengua ampliara su radio de acción y adquiriera protagonismo. Más tarde, durante el periodo denominado restauración, el florecimiento de la prensa colaboró en mantener y perfeccionar el idioma.
Por último, y durante el siglo XIX gracias al decreto sobre la obligatoriedad de la enseñanza y al fuerte crecimiento demográfico, el francés alcanzó los niveles de difusión más altos de su historia.
El francés es el idioma con mayor número de hablantes de las lenguas románticas después de las lenguas ibéricas. Su uso se distribuya por Francia, Canadá, Bélgica, Suiza y algunos países de Oceanía y África. Fue durante una época la lengua oficial de la diplomacia, y era considerada el segundo idioma después de la lengua materna de cada país. A pesar de su periodo de hegemonía el francés ha perdido actualmente protagonismo en favor del inglés que, incluso, ha llegado a imponer algunos términos en el idioma galo. Por esta razón, las autoridades francesas están promoviendo, desde hace tiempo, una fuerte campaña para la defensa y prevalencia de su idioma.
Las lenguas helénicas.
Como casi todas las zonas de la geografía mediterránea, Grecia estuvo dividida lingüísticamente en multitud de idiomas. Entre estos se encontraba el ático, que se hablaba en Atenas. Esta lengua derivo en un dialecto llamado koiné que destacó al resto de las lenguas helénicas a partir del siglo IV.
Durante el primer milenio, el griego antiguo sufrió una serie de transformaciones fonéticas y gramaticales al adoptar del idioma semítico un alfabeto más preciso y practico. Con la invasión de los dorios, de origen indoeuropeos, la expansión lingüística de los helenos sufrió un bloqueo y una importante segregación. Los dorios se instalaron en el noroeste del territorio y en la mayor parte del Peloponeso, causando una fuerte digresión idiomática a su paso. De ahí la existencia de variaciones como el chipriota, el arcadio y el panfilio, entre otras.
Con el transcurso del tiempo, Atenas adquirió un papel relevante en la vida política e intelectual de Grecia. Por otro lado, la figura de Alejandro, a través de sus conquistas orientales, expandió el idioma del Peloponeso de tal forma que el ático se convirtió en la lengua oficial de un territorio que abarcaba desde Egipto hasta el Indo.
Ya en la era cristiana se perciben grandes modificaciones en la lengua –que se denomina entonces griego bizantino- y que contribuirán a la formación del griego moderno. Estos cambios tienen su origen en la influencia de los términos comerciales de origen veneciano y en los vocablos franceses que se fueron introduciendo en el habla griega.
La traducción de la biblia del siglo II dio cuenta de un lenguaje que estaba sufriendo transformaciones y que penetro en la era cristiana con una clara distinción entre griego purista y griego vulgar. Los escritores del siglo II y III promovieron una defensa del lenguaje frente a las contaminaciones en un intento de retornar al lenguaje ática original. Pero el gran dominio del griego que en tiempos de Alejandro abarco sus límites máximos, se fue reduciendo conforme sobrevenía la expansión del imperio persa en el siglo III y sobre todo durante el dominio de los musulmanes en el siglo VII. Después de estos reveces, el griego regresó al espacio geográfico que ocupaba en la época clásica.
Desde el punto de vista lingüístico, tras la caída de Bizancio la invasión turca tuvo una gran influencia en las modificaciones gramaticales y de significado. Por otra parte, la distinción entre lenguaje purista y vulgar es radical en la lengua griego y dura incluso, hasta el momento de la creación del estado griego. La vertiente purista está enfocada exclusivamente hacia a los usos institucionales, tanto civiles como religiosos, mientras que la vertiente vulgar, también llamada demólica, se entiende como el resultado natural de la evolución de un idioma que procede de la ancestral koiné. Esta modalidad es la más asimilada por la totalidad de la población, sobre todo desde que en 1917 se instauro como lengua que debe enseñarse en las escuelas. A su vez la clase literaria formada por escritores y poetas asume la utilización de la denominada demólica para su expansión.
Las lenguas germánicas.
El pueblo germánico tuvo su asentamiento inicial presumiblemente en Escandinavia y lo componían tres grupos: el continental, formado por los alemanes, bávaros, lombardos y francos, el grupo nórdico, compuesto por los godos y los escandinavos, y el grupo anglosajón-frisón. Los godos invadieron Roma y la península ibérica- antes de la ocupación musulmana, en el siglo VIII- y penetraron por el Este de Europa hasta llegar al Mar Negro. Por su parte, los lombardos se asentaron en Italia. El nombre de Alemania procede de los alemanes, que habían integrado una confederación propia. En Francia se instalaron los francos, y los barbaros se asentaron en la actual Baviera. Esta inmensa expansión fue la razón del cambio y la mutación de las diversas lenguas de origen germano.
La forma más antigua del germano ha dejado algunos rastros en el finlandés y en otras lenguas bálticas, mientras que los escritos más antiguos han sido localizados en Escandinavia.
Las lenguas germánicas, pertenecientes también a la rama indoeuropea, incluyendo el alemán, el inglés, el frisón, el neerlandés, el flamenco, el afrikáans, y las lenguas escandinavas, es decir, el sueco, el danés, el noruego y el islandés.
Las estructuras de las lenguas de las lenguas de este grupo se derivan de las sucesivas mutaciones del indoeuropeo. Esta evolución, junto con la aparición de nuevos vocablos, ha por producir nuevas ganas idiomáticas. Sin embargo, es probable que dentro del grupo germánico no toda la influencia sea indoeuropea. Un tercio del idioma ha sido influido por la presencia de factores lingüísticos propios de otros grupos. De esta manera, se hace evidente la influencia báltica, una fuerte presencia de vocabulario de origen céltico y se percibe igualmente el contacto con el latín.
El origen de las lenguas germánicas es muy difícil de precisar, si bien se conoce la zona geográfica donde se asentaron los primeros pueblos de este grupo.
El inglés
El idioma que empleaban los habitantes de Inglaterra hasta su conquista por parte de los romanos era el celta.
Esta lengua quedó relegada por la imposición, por parte del imperio, del latín. La presencia de los romanos no desapareció de los habitantes británicos hasta el año 407, momento que fue aprovechado por las tribus teutónicas para invadir estos territorios. Estas tribus estaban tomadas por jutos, anglos y sajones y se expresaban en germánico occidental. Al mezclarse con los británicos, produjeron innumerables mezclas y variaciones linguísticas que dieron lugar al idioma anglosajon, también conocido como inglés antiguo.
Esta lengua ha sufrido, fuertes influencias a lo largo de la historia. En primer lugar, es evidente la presencia de la cultura celta, que estuvo acentuada durante largo tiempo en Inglaterra. Después, la influencia latina aportó grandes modificaciones, y no sólo en la época de predominio romano, ya que volvió a tener independencia más tarde, a causa de la cristianización del país llevado a cabo por san Agustín y por las implicancias que tubo para la lengua la forma bizantina. La iglesia también impuso muchas palabras latinas a través de los usos religiosos, filosóficos y culturales. El estudio filológico realizado por Grimm a principios del siglo XIX plantea la hipótesis en la que se explica el nexo común entre los grupos latinos y germánicos a través de los cambios de las consonantes p y f. Según este trabajo la p latina se transformó en f al pasar al terreno germánico. De esta forma, la palabra germánico. De esta forma, la palabra germánica fisch estaría relacionada con la latina piscis.
Otro ejemplo revelador se presenta con el pater latino y el father de origen germánico.
La invasión de los vikingos aporto nuevos vocablos e, incluso, dotó de nuevos significados a las palabras ya existentes. En el año 1066 finalizó el control anglosajón de las islas, cuando Guillermo el conquistador invadió Inglaterra e inicio la conquista que trajo la hegemonía de un pueblo establecido en el noroeste de Francia, los normandos. Portadores del francés como vehículo de su expresión cultural, los normandos impusieron este lenguaje en todo tipo de instituciones. Constituía la lengua oficial de la corte, era el idioma requerido para los asuntos legales y económicos y se enseñaba en todas las escuelas. Por tanto, fue a partir de este momento cuando el francés se instauró como lengua oficial del territorio periodo que se extendió hasta el siglo XIV, y que relegó al anglosajón a la categoría de dialecto rural.
Con el estallido de la guerra de los cien años, el odio hacia los franceses produjo un fuerte rechazo hacia a cualquier forma de expresión de origen galo, lo que favoreció el resurgir de la lengua vernácula anglosajona que, a causa de la convivencia bilingüe con el idioma vecino, ya que presentaba importantes deformaciones. Estos tiempos supusieron un florecimiento de la lengua británica, que tuvo su máximo exponente en Chaucer, primer poeta inglés, cuyos trabajos literarios promocionaron a este idioma y lo instalaron definitivamente en la categoría de lengua escrita.
Los acontecimientos que se sucedían en la Europa continental de esa época también colaboraron en el desarrollo y ampliación del inglés. El renacimiento aportó novedades en el vocabulario, que generaba nuevas palabras para adaptarse al momento histórico e incluso las adquiría de los diferentes idiomas continentales.
A partir del siglo XVIII, la expansión colonizadora del imperio británico también contribuyó, en gran medida, a la adquisición de nuevas formas de expresión igualmente sucede en el campo de la ciencia, en donde los avances técnicos actualizan continuamente este idioma.
El inglés es la segunda lengua más hablada en el mundo después del chino. Además de los territorios británicos, su uso es oficial en Estados Unidos, Canadá, Irlanda, Jamaica, Filipinas, India, Pakistán y en numerosos estados africanos. Por otra parte, es el idioma más utilizado en organizaciones internacionales y la primera lengua extranjera en los centros de enseñanza.
El alemán.
El término “alemán” (deutscha) apareció por primera vez en el año 786 para denominar la lengua popular que posteriormente se convertiría en el idioma germánico por distinción dentro del reino franco. Durante el siglo XII este idioma llego hasta Sajonia y Silesia y durante el siglo XII evoluciono hasta lo que hoy se entiende por alto alemán medio, creado para unificar los dialectos regionales, y cuya escritura se realizaba en caracteres góticos. Pero la unidad lingüística no se consiguió hasta el reino de Maximiliano I, en el siglo XV, a pesar de que apareció contaminado por influencias procedentes del latín.
A esta lengua Martin Lutero tradujo la Biblia, acontecimiento que facilitó la propagación del alemán en todas las zonas de influencia del protestantismo, y a partir de aquí, su irradiación por todo Alemania en el siglo XVI gracias a la amplia capacidad de difusión alcanzada por la imprenta. En ese momento comenzó el desarrollo del dialecto denominado “alto alemán”, cuya configuración es muy similar a la del lenguaje moderno.
Si se compara al alemán con la mayoría de las lenguas de procedencia latina se observarán diferencias marcadas. Por ejemplo, la construcción gramatical es completamente diferente, mientras que el orden de presentación de las palabras para formar una frase se aleja mucho del que siguen otras lenguas provenientes del latín. Son muy escasas las palabras nuevas que se han formado a partir del latín o el griego. Or último, también una gran tendencia hacia a la construcción de palabras compuestas.
Los hablantes del alemán están repartidos no sólo en Alemania, sino también en Suiza, Austria y en las zonas fronterizas de aquellos países vecinos a la nación germánica.
El frisón.
Se habla en el norte de los Países Bajos y posee características anglosajonas. Su texto más antiguo data del siglo XII.
El neerlandés.
Es el idioma oficial en los Países Bajos, y también se habla en el norte de Bélgica, en Surinam y en las Antillas holandesas. Se le conoce también con el nombre de holandés. No hay testimonios escritos del neerlandés antes del siglo XII.
El flamenco
Se habla en determinadas provincias belgas como Amberes, Limburgo, Flandes y Brabante y, a pesar de la fuerte influencia francesa en esa región, tiene categoría de lengua oficial.
El afrikáans
Es, junto con el inglés, la lengua oficial de Sudáfrica; también se la llama holandés del Cabo o tool.se la considera como la más joven de las lenguas germánicas y procede de la colonización de esta república por parte de los holandeses.
Las lenguas escandinavas.
El grupo de lenguas nórdicas de origen indoeuropeas se denominan lenguas escandinavas. Se incluye en este apartado al danés, el noruego, el sueco, el islandés y el idioma de las islas Feroe. En algunos casos existen entre estos idiomas simultáneos muy pronunciados de forma que quienes lo hablan pueden entenderse con facilidad, a pesar de no estar hablando en la misma lengua. Este es el caso del sueco y el danés: sus construcciones lingüísticas, morfología y vocabulario son muy semejantes. A su vez estas dos lenguas comparten semejanzas con el noruego que, tras la aplicación de ciertas medidas ortográficas reformadoras, ha aumentado sus similitudes con los otros idiomas escandinavos. Lo mismo ocurre con la lengua de las islas Feroe y el islandés ambos idiomas son fruto de la evolución del antiguo noruego.
El sueco es el idioma más hablado de este grupo germánico y su influencia Suecia y parte de Finlandia. Le sigue en número de parlantes el danés, tras el cual se encuentra el noruego. Finalmente se sitúan el islandés y el feroico.
Las lenguas balto-eslavas
Las lenguas balto-eslavas pertenecen a la familia de las indoeuropeas. Dentro de este grupo existen dos vertientes: los idiomas que pertenecen al grupo de las lenguas bálticas y las que se suscriben al apartado de las eslavas. Entre las bálticas existió presumiblemente un origen común, pero no a resultado posible aportar argumentos o documentación científica suficiente que sostenga esta teoría. Sus raíces se pierden en el tiempo y a la falta de documentos antiguos escritos hace que resulte muy imprecisó fijar la fecha en la que estas lenguas adquirieron identidad propia. Probablemente en el tercer milenio todavía existía unidad e lenguaje, aunque hay opiniones encontradas que fijan este momento en el segundo milenio. Su estudio resulta de enorme interés para los lingüistas debido a la existencia en estos idiomas de numerosos arcaísmos que permiten interesantes investigaciones sobre el indoeuropeo originario.
El grupo báltico se divide en dos apartados: la rama septentrional, a la que pertenecen el lituano y el letón, y la rama meridional, en la que se incluye el antiguo prusiano y un conjunto de lenguas muertas.
Dentro del grupo eslavo existen tres divisiones: la rama oriental, a la que pertenecen el bielorruso o ruso blanco, el ucraniano o pequeño ruso y el gran ruso o ruso: la rama del eslavo meridional, a la que pertenece el búlgaro, el macedonio, el serbio, el croata y el esloveno, y por último la rama occidental, donde coexisten el sorobo o vendo, el polaco, el checo y el eslovaco.
Las lenguas bálticas
El lituano. – Es el idioma empleado en Lituania. Está considerado como una de las lenguas más antiguas y se le relaciona con el sánscrito, el latín y el griego. La pureza de su léxico puede deberse al aislamiento que dominó a esta región hasta el siglo XI. A pesar de ello tiene influencia de las lenguas germanas y eslavas. No existen documentos escritos en lituano antes del siglo XVI. Posee un amplísimo vocabulario y ciertas palabras pueden tener más de 60 significados.
El letón. – Es la lengua utilizado en Letonia y posee propiedades lingüísticas más evolucionadas que el lituano. Hasta el año 1922, este idioma no utilizó ortografía de carácter latino.
El antiguo prusiano. – Desapareció aproximadamente hacia el año 1700 debido a la influencia alemana. Era el lenguaje hablado por los habitantes de Prusia.
Las lenguas eslavas
Todas las lenguas eslavas tuvieron un desarrollo común hasta que, por influencia de la expansión romana, la hegemonía de Bizancio y las invasiones de los tártaros, cada uno de los idiomas pertenecientes a este grupo se fue matizando.
Los esclavos pertenecen a la familia de los arios procedentes de Irán que, a través de migraciones, fueron asentándose en el Danubio, ramificándose y dispersándose por diferentes zonas. La primera documentación escrita que se tiene de ellos data del siglo X.
Los habitantes del grupo eslavo demuestran una amplísima habilidad fonética, son capaces de pronunciar, haciendo las diferencias adecuadas, seis vocales seguidas. Eso les confiere una enorme capacidad para aprender cualquier idioma. Por otra parte, según pertenezcan a la religión ortodoxa o no, utilizan el alfabeto cirílico o el alfabeto latino.
El bielorruso. – también se lo llama ruso blanco. Está constituido por diferentes dialectos que se han unido y evolucionado. Tienen dos modalidades, originarias del nordeste y del sudeste, y nació a raíz de las modificaciones del ruso en la región de Minsk.
El ucraniano. – También se lo llama pequeño ruso. Es la lengua oficial de Ucrania e inició su diferenciación del gran ruso a partir del siglo XIV.
El ruso. – Utiliza para su expresión escrita la ortografía cirílica. El ruso y el antiguo eslavo tienen una raíz común que compartieron hasta que el desarrollo del ruso adquirió propiedades individuales. En el siglo XVI se proclamó lengua nacional.
El sorabo. – Tiene sus raíces en Lusacia, Alemania, y se a mantenido a pesar de haber sufrido una persecución por parte de los nazis.
El polaco. –Se utiliza en Polonia y esta influenciado por el Aleñan y el ruso.
El checo. – Pertenece a la región de Bohemia y Moravia, en la antigua Checoslovaquia.
El eslovaco. – Se habla en Eslovaquia y tiene bastantes similitudes con el checo.
El búlgaro. – El búlgaro moderno es posterior al siglo XIV y su léxico tiene influencia del griego, el turco y el francés.
El macedonio. – Al constituirse la república de Macedonia, en 1945, este dialecto del búlgaro se erigió en lengua nacional. No posee similitudes con el antiguo macedonio, que no era de origen eslavo.
El serbio. – Es el idioma hablado por los serbios asentados en las regiones de la antigua Yugoslavia. Gramática y fonéticamente es similar al croata.
Croata. – Se habla en Croacia. Antigua Yugoslavia. El primer documento escrito en croata se remonta al año 1100, y tiene textos en lenguaje vulgar desde el siglo XIII.
El esloveno. – Es el lenguaje oficial en la república de Eslovenia. Tiene rasgos arcaicos y una expresión literaria que proviene del siglo XVIII.
La lengua albanesa
No se conoce con exactitud sus ascendencias, pero algunas opiniones sostienen la teoría de sus orígenes ilíricos. Otras hipótesis se refieren a su raíz tracia y también se cree que es una unión ilirico-tracia. Lo que sí está comprobado es su origen indoeuropeo. Tiene influencia del latín, del griego antiguo y del moderno. Constituye la lengua nacional de Albania.
La lengua armenia
Es la lengua utilizada en Armenia y en parte de Turquía. Es un idioma independiente dentro de la familia indoeuropea, pero es probable que tenga ciertos rasgos comunes con las lenguas eslavas.
Las lenguas urolo-altaicas
Surgen en una cultura neolítica ubicada en los montes Urales, cuyos pueblos de origen nómadas modificaron el lenguaje dando lugar a diferentes idiomas. Se hablan en Finlandia, Laponia, Hungría y otras regiones de Asia y Europa. La familia urálica comprende:
- La clase samoyeda, que se habla en parte de Siberia y en el noroeste de Europa. Algunas de sus lenguas han desaparecido. Entre sus variaciones están el yurak, el tavgi, el enets y el selkup.
- La clase fino-ugria, compuesta mayoritariamente por lenguas muertas. Entre las lenguas vivas destacan el húngaro, llamada también magiar; el finés, hablado en Finlandia y en el norte de Suecia y de Noruega, y el estoniano, una de las lenguas más antiguas de Europa.
La familia altaica comprende:
- La clase turca, integrada por el turco, una de las lenguas más importantes dentro del mundo musulmán. En la Turquía actual, el idioma oficial es el turco otomano. También se utiliza en Uzbekistán, Kazajstán y en Asia central. Su escritura es el cirílica.
- La clase mongola, formada por el mongol.
- La clase tungusa, compuesta por el tungús, que se habla en Siberia oriental.
Las lenguas sino-tibetano-austronesias
Están formadas por tres familias:
- La chino-thai
- La tibeto-birmana
- La austronesia
Se localizan principalmente en el sudeste asiático y en algunas zonas del oriente de la India. Cada uno de estos grupos tienen diversas lenguas dialectales.
El grupo chino. – A esté grupo pertenece el cantones hablado en la región de cantón; el wu,
La lengua de Shanghái, y el chino. El chino es la lengua más hablada del mundo, pertenece al idioma denominado kuo-yu, que los occidentales conocemos por el nombre de mandarín. La escritura no se expresa con letras, sino por ideogramas formados por caracteres que representan una idea y por pictogramas o dibujos esquemáticos. Este alfabeto está compuesto por un total de 40.000 ideogramas.
El grupo thai. – Los idiomas más importantes de este grupo son:
- El siamés
- El laosiano.
Tienen grandes similitudes entre sí, de lo cual se deduce que debieron pertenecer a una lengua única. El chino, el pali y el sanscrito han aportado vocabulario a estos idiomas. El siamés se habla en Tailandia y su alfabeto fue llevado desde el sur de la India en el año 1248. Por su parte el laosiano se utiliza en Laos y sus primeros escritos aparecen en el siglo XIX.
El grupo tibeto-birmano. – Está formado por el tibetano y el birmano.
- El tibetano. – La escritura tiene procedencia hindú y su vocabulario proviene del chino arcaico. Posee multitud de dialectos, de los cuales el más relevante es el ihasa.
- El birmano. – También conocido como myanma, la principal característica del birmano es la falta de correspondencia entre el lenguaje escrito y fonético.
El grupo malayo. – También conocido como indonesio.
A este grupo pertenecen dos idiomas distintos, el malayo y el tagalo.
- El malayo. – Se habla en la península de Malaca y en Sumatra e incluye dos variaciones: el malayo literario, moderno y culto, y el malayo popular. Inicialmente se utilizaba para la escritura un alfabeto procedente del sur de la India, pero a partir del siglo XIV adoptó los caracteres de un alfabeto árabe. Tiene influencia del sánscrito y del árabe.
- El tagalo. – Es el lenguaje que se habla en Filipinas. En su vocabulario se deja sentir la fuerte influencia ejercida por el castellano y desde hace poco tiempo recibe muchas aportaciones del inglés.
El grupo austro-asiático. – Sus variaciones más importantes son las lenguas vietnamitas, el monkhmer, que se habla en indochina, y la munda, que se practica en la India.
Las lenguas camito-semiticas
También se las conoce por el nombre de afroasiáticas y pertenecen a los idiomas empleados en el suroeste asiático y en norte de África. Tienen relación con el indoeuropeo, con el que forman una familia de mayor alcance que se denomina “nostrático”. Entre las lenguas de este grupo se encuentran el acadio, cananeo, fenicio, árabe, egipcio, bereber, y las lenguas chadianas como el hausa, el anga, el kotoko, el mandara, el bata, el sonrai y el musgo.
Las lenguas camitas
El nombre de camita proviene de Cam, el hijo de Noé. A estas lenguas pertenecen los grupos egipcios y líbico-bereber.
Los grupos lingüísticos. – Existen dos hipótesis diferentes que explican la aparición de las lenguas. La primera apunta a la idea de que en distintos momentos de la prehistoria y en varios lugares del planeta aparecieron diversos idiomas que iniciaron un largo proceso evolutivo. Con el transcurso del tiempo, unos prevalecieron sobre otros a causa de factores naturales o históricos. Algunas lenguas se extinguieron porque desaparecieron con el grupo social al que pertenecían, o porque fueron asimiladas o sometidas por otros pueblos más poderosos.
La segunda teoría defiende la posibilidad de que, con el nacimiento del lenguaje, surgiera solamente una lengua, y explica la aparición de los distintos idiomas a través de modificaciones sucesivas de esta lengua primigenia.
Estas variaciones pudieron estar causadas por la confluencia de múltiples acontecimientos sociales, biológicos e históricos. Bajo esta hipótesis se puede explicar el parecido de determinadas palabras en idiomas muy diferentes. Por ejemplo, la palabra castellana “diente” tiene rasgos muy similares en otras lenguas: en sanscrito, dantah; en latín, dantis; en indostani, dent. La similitud del término en todas estas lenguas confirma la teoría de una única lengua original. Sin embargo, entre estos idiomas también se detectan diferencias muy pronunciadas que no encuentran explicaciones plausibles.
La clasificación de las lenguas.
Actualmente, en el mundo se habla la cifra aproximada de 2.500 lenguas. No obstante, según la historia evoluciona, el número de idiomas es considerablemente mayor. Esta gran proliferación provoca que los criterios de clasificación de las diferentes lenguas sean complejos y discutibles.
Para proceder a esta clasificación, en primer lugar, se debe diferenciar las lenguas vivas de las lenguas muertas. Como debe suponer, las lenguas vivas son las que se emplean en la actualidad. Por el contrario, las lenguas muertas pertenecen al pasado y su práctica está en desuso, aunque pueden utilizarse en textos escritos, como, por ejemplo, el latín.
Distribución geográfica de los principales idiomas hablados en el mundo.
En otro orden, se denomina lenguas de civilización a aquella que han servido como vehículo de comunicación, para propagar una cultura que por su envergadura y profundidad ha sido vital para la historia del hombre.
Otro criterio es el que se refiere a las lenguas oficiales; es decir, a aquellas que han sido adoptadas por los gobiernos de las distintas naciones.
Por otra parte, las lenguas artificiales son las creadas para su uso dentro de grupos determinados, como es el caso de las jergas. También se denomina lenguas artificiales a las que han sido construidas con el fin de servir como instrumentos de comunicación para todos los países, cualquiera que sea su idioma oficial y situación geográfica o político. Uno de los idiomas oficiales y situación geográfica o política. Uno de los idiomas artificiales más conocido es el esperanto.
Sin embargo, la mejor alternativa para definir los criterios de clasificación consiste en centrarse en el principio que tradicionalmente se ha utilizado como referencia básica, es decir, en la idea del parentesco genético.
De esta forma, la norma que se aplica para agrupar en un mismo apartado a una serie de idiomas consiste en incluir a todas aquellas lenguas que tienen un antepasado común.
Utilizando este principio, se establece la división de las lenguas en grandes grupos; indoeuropeas, baltoeslavas, sino-tibetano-austronesias, lenguas africanas, etc. Cada uno de estos grupos incluye un determinado número de idiomas relacionados entre sí.
Las lenguas indoeuropeas.
La mayoría de los idiomas utilizados en Europa, América y en gran parte de Asia tiene la misma procedencia. Todos se derivan de las lenguas arias, también llamadas indoeuropeas. El origen de los primitivos pueblos indoeuropeos se localiza dentro de las etapas de Asia central, cuyos habitantes se expresaban por medio de una lengua hoy denominada proindoeuropeo. Este idioma fue evolucionando de diferentes maneras en Europa y Asía. Más tarde, los idiomas que derivaron de esta lengua también se impondrían en América por ser los empleados por los conquistadores europeos.
A causa de este origen común, idiomas tan diferentes como el rumano, el persa, el inglés o el indostani tienen una fuerte relación entre sí.
Los grupos idiomáticos indoeuropeos reúnen, entre otras lenguas, al latín, a las lenguas germánicas, al celta y al griego. No obstante, a pesar de tener una misma raíz, cuando se analizan palabras de cada idioma se perciben grandes diferencias.
Las lenguas romances.
Las lenguas romances son todas aquellas que nacen y se derivan del latín vulgar. Durante la formación y expansión del imperio romano, el pueblo empleaba un lenguaje diferente del que utilizaba la clase culta y dominante.
El latín vulgar contenía un gran número de giros, variaciones y jergas propias de cada localidad. A fuerza del uso, y con el transcurso del tiempo, estas mutaciones dieron lugar a las distintas lenguas romances, repartidas en aquellas zonas de la geografía en donde la influencia del imperio, y más concretamente del latín, seguía notándose con fuerza. Basta observar un mapa histórico que refleja la expansión de los romanos para relacionar al francés, el italiano, el español y el portugués.
Las lenguas romances en la península ibérica y en América.
El castellano, el catalán, el gallego y el portugués son las cuatro lenguas romances que sobreviven hoy en día en la península ibérica. Estos idiomas nacieron en la parte norte de la península, y durante la reconquista, el periodo en el cual se puso fin al dominio árabe, su influencia lingüística llego hasta el sur. Más tarde, con el descubrimiento de América, el castellano y el portugués ampliaron su influencia más allá del océano Atlántico.
El castellano. – La principalinfluencia del castellano proviene del latín.Sin embargo, el idioma también cuenta con importantes contribuciones del griego, sobre en todo en la elaboraciónde los términos más cultos, como, por ejemplo, “filosofía”, “psicología” y “física”. Algo similar ocurre con la influencia del árabe, que afecta de forma especial a todos los vocablos relacionados con la agricultura. Las lenguas germánicas estuvieron presentes en la península durante las invasiones bárbaras, y también aportaron modificaciones, aunque en un grado mucho menos que las lenguas anteriores. Antes de la llegada de los romanos, en la península se hablaban las lenguas ibéricas, cuyas construcciones fonéticas también tomaron parte en la formación del castellano.
Finalmente, el castellano nació en la zona de Cantabria, al independizarse un grupo de condados integrados en el reino de León. En el siglo XI los reinos de Castilla y Aragón consiguieron la independencia gracias a Fernando I. Este monarca determinó la proyección cultural de Castilla hacia Europa en vez de hacerlo hacia el sur, como había sucedido hasta entonces. Esta orientación tubo considerables repercusiones en el lenguaje. A la evolución del Castellano como lengua independiente y definida contribuyo de una forma importante Alfonzo VI, quien sustituyo el rito mozárabe por el rito europeo e implanto la letra francesa en vez de la visigótica, que era la que hasta ese momento se utilizaba. Todos estos acontecimientos hicieron que el idioma adquiriera su identidad a la vez que con su consolidación acompañaba a la situación política. El fruto de esta evolución se plasmó con la aparición de las dos primeras obras literarias castellanas: el Cantar del Mío Cid y el Auto de los Reyes Magos.
Representación en un mosaico de la boda de los reyes católicos.
Aunque estas obras carecían todavía de uniformidad lingüística, fueron la punta de lanza de una lengua que, con el paso del tiempo, se erigiría en una de las más ricas y de mayor proyección mundial.
Durante el siglo XIII el reino de Castilla continua su expansión territorial por la península, razón por la cual la influencia idiomática llegó hasta la ciudad de Sevilla. Sin embargo, no fue hasta el reino de Alfonzo X el Sabio cuando se instituyo el castellano como idioma oficial, aplicándose como la lengua de uso en los documentos jurídicos y oficiales. Este monarca, impulsor fundamental de la lengua castellano, ordenó también la traducción de obras árabes y latinas con el propósito de elevar el castellano a la categoría de lengua escrita.
En el siglo XV, con el auge del renacimiento, el castellano sufrió un gran retroceso. En esta época el interés se volvió hacia a la cultura clásico y el latín pasó a considerarse el idioma literario por excelencia, calificándose a las lenguas romances como pocas cultas de carácter y de origen vulgar.
La unificación de los reinos de Aragón y Castilla a finales del siglo XV puso de manifiesto una vez más la relación intrínseca entre hegemonía política e idiomática, ya que en ese momento se produce el surgimiento del castellano como lengua unitaria.
Los siglos XVI y XVII son los denominados “siglos de oro” de la literatura española. En ese momento la lengua castellana ya había adquirido la pronunciación, la ortografía y el vocabulario que le otorgan el carácter de idioma autodefinido, cuyas formas literarias y normas lingüísticas prevalecen en nuestros días.
El principio que indica la expansión territorial se acompaña con la expansión lingüística se corrobora una vez más con el descubrimiento de América. Aquel evento provocó que el castellano se extendiera fuera de sus fronteras, imponiéndose en toda Latinoamérica y dando lugar a una cultura idiomática propia y a una obra literaria autónoma de gran envergadura.
Actualmente, el castellano es el idioma oficial en Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, además de España y Guinea Ecuatorial.
El gallego y el portugués.
Estas lenguas hermanas tienen sus raíces en una zona que abarca la parte norte del río Duero y alcanza hasta el Algarve portugués. Su origen coincide con el final de la reconquista lusa.
Hasta el siglo XIV ambas lenguas eran indistintas y, a pesar de la evolución particular desarrollada por cada una de ellas, hoy continúa mostrando una gran cantidad de semejanzas. La distinción fundamental es fonética: el gallego es más parecido al castellano que el portugués a causa de las influencias mozárabes que recibió este último.
Entre los factores que han contribuido al mantenimiento del gallego como lengua autónoma es determinante la situación geográfica extrema de Galicia, que ha favorecido una escasa inmigración. Esta situación ha evitado la contaminación lingüística, a la vez que promovió el mantenimiento de usos idiomáticos características. Por su parte, el portugués es reconocido como idioma oficial en Portugal, Angola, Mozambique y Brasil.
Catalán. – La lengua catalana nació en la región oriental de los Pirineos y su influencia abarca la zona mediterránea hasta lo que hoy es Alicante. También se emplea en Andorra, en el Rosellón francés y en alguna localidad de la isla de Cerdeña. Sin embargo, su núcleo principal se encuentra en Cataluña y se extiende hasta Valencia. Su origen latino se deriva del provenzal.
El italiano.
Es el idioma que era utilizado por las personas cultivadas en Florencia, en la región de Toscana. Hasta 1860 sólo hablaba esta lengua una cuarta parte de la población de la península itálica. A partir de ese año se inició una gran labor de difusión del idioma, fomentándolo en las escuelas y en el servicio militar e imponiéndolo como lengua de uso oficial en toda Italia.
En Italia, cuyo primer documento se escribió en el año 960, es una transformación del latín tardío que evoluciono del latín clásico durante la alta edad media.
Durante el siglo XII, un grupo de poetas relacionados con el mundo jurídico se esforzó en elaborar un lenguaje poético vulgar partiendo de bases latinas. Al mismo tiempo se producían en Italia determinados cambios religiosos, sociales y económicos que también incidieron en la creación de un lenguaje más cercano.
Se procuraba elaborar un idioma que permitiera acceder a las clases menos cultivadas a niveles de información antes exclusivamente al alcance de las clases dominantes. De esta forma, y como repuesta a una necesidad social y cultural, nació la lengua denominada vulgar ilustre.
Entre los siglos XVII y XIX se produjo la independencia italiana del imperio Austriaco, dando lugar a multitud de manifestaciones autóctonas y a la búsqueda de una lengua que identificara a toda la nación. Actualmente los hablantes del italiano se reparten en la península itálica y Suiza. No obstante, y a pesar de que la lengua italiana surgió como un elemento unificador, en toda Italia coexisten multitud de dialectos, todos ellos descendientes directos del latín.
El francés.
El idioma galo surgió a la par que decaía el uso del latín en tierras francesas: mientras sus habitantes dejaban de utilizar como lenguaje coloquial la legua romana quedaba circunscrita únicamente a aplicaciones jurídicas, administrativas y religiosas. El hecho de relegar al idioma del imperio exclusivamente al uso oficial fue el que impulso a los habitantes de las Galia a desarrollar una forma de expresión propia que se vio favorecida, en gran medida, por la hegemonía del régimen feudal.
Los antecedentes del francés se remontan al nacimiento de los dos grandes dialectos que predominaban en la región. En el sur se hablaba la lengua oc, cuya forma más conocida en la actualidad es el provenzal. Este lenguaje conserva una mayor influencia del latín que los otros dialectos galos, y su fonética es similar a la del catalán. En la actualidad todavía continúa hablándose en el sur de Francia y mantiene un notable valor literario. Por otro lado,
En el norte imperaba la lengua oíl que, a su vez, incluía diversos dialectos como el normando, el anglonormando, el picardo, el balón y el franciano, entre otros.
Este último se impuso se impuso sobre los demás al establecerse la corte real en París, evolucionando y expandiéndose hasta constituirse en la lengua nacional de lo que hoy es la República Francesa.
En el año 842 el latín se desechó definitivamente, dando paso al romántico como lengua escrita. Más tarde, con la publicación del Romance de Santa Eulalia, el francés se consagró como lenguaje literario, exhibiendo su propia construcción y morfología y su particular genético. Durante el siglo XII, y con Paris como capital del reino se utilizaba la expresión de beau francais, es decir, “francés correcto”, en los pasillos de palacio, lo que da a entender el interés por fomentar el uso del lenguaje que definía a una nación creciente.
En la edad media se inició el auge de la lengua Gala, con la aparición de los primeros romans, romances en forma de gestas y cantares, y con la traducción de todo tipo de obras. La figura literaria más emblemática de esta épocaes la del trovador, que amenizaba las reuniones sociales y los lugares públicos y se convertía así en portador difusor y creador del idioma.
La Divina Comedia, obra escrita en dialecto florentino por el italiano Dante Alighieri.
La guerra de los cien años freno el impulso expansivo y creador del francés que posteriormente, durante el reinado de Francisco I, tomaría de nuevo ímpetu gracias a la utilización obligatoria del idioma galo en todas las actas jurídicas.
En 1635 se creó la Academia Francesa de la Lengua para el estudio, fomento y desarrollo del idioma. Así la estructura idiomática, es decir, la sintaxis, cobró rigor y afianzo un idioma que a través del tiempo demostraría su vocación universal. La expansión, que se produjo durante el siglo XVIII exhibió al francés como una lengua sólidamente construida y eficazmente desarrollada. Por otro lado, el advenimiento de la Revolución contribuyó a que la lengua ampliara su radio de acción y adquiriera protagonismo. Más tarde, durante el periodo denominado restauración, el florecimiento de la prensa colaboró en mantener y perfeccionar el idioma.
Por último, y durante el siglo XIX gracias al decreto sobre la obligatoriedad de la enseñanza y al fuerte crecimiento demográfico, el francés alcanzó los niveles de difusión más altos de su historia.
El francés es el idioma con mayor número de hablantes de las lenguas románticas después de las lenguas ibéricas. Su uso se distribuya por Francia, Canadá, Bélgica, Suiza y algunos países de Oceanía y África. Fue durante una época la lengua oficial de la diplomacia, y era considerada el segundo idioma después de la lengua materna de cada país. A pesar de su periodo de hegemonía el francés ha perdido actualmente protagonismo en favor del inglés que, incluso, ha llegado a imponer algunos términos en el idioma galo. Por esta razón, las autoridades francesas están promoviendo, desde hace tiempo, una fuerte campaña para la defensa y prevalencia de su idioma.
Las lenguas helénicas.
Como casi todas las zonas de la geografía mediterránea, Grecia estuvo dividida lingüísticamente en multitud de idiomas. Entre estos se encontraba el ático, que se hablaba en Atenas. Esta lengua derivo en un dialecto llamado koiné que destacó al resto de las lenguas helénicas a partir del siglo IV.
Durante el primer milenio, el griego antiguo sufrió una serie de transformaciones fonéticas y gramaticales al adoptar del idioma semítico un alfabeto más preciso y practico. Con la invasión de los dorios, de origen indoeuropeos, la expansión lingüística de los helenos sufrió un bloqueo y una importante segregación. Los dorios se instalaron en el noroeste del territorio y en la mayor parte del Peloponeso, causando una fuerte digresión idiomática a su paso. De ahí la existencia de variaciones como el chipriota, el arcadio y el panfilio, entre otras.
Con el transcurso del tiempo, Atenas adquirió un papel relevante en la vida política e intelectual de Grecia. Por otro lado, la figura de Alejandro, a través de sus conquistas orientales, expandió el idioma del Peloponeso de tal forma que el ático se convirtió en la lengua oficial de un territorio que abarcaba desde Egipto hasta el Indo.
Ya en la era cristiana se perciben grandes modificaciones en la lengua –que se denomina entonces griego bizantino- y que contribuirán a la formación del griego moderno. Estos cambios tienen su origen en la influencia de los términos comerciales de origen veneciano y en los vocablos franceses que se fueron introduciendo en el habla griega.
La traducción de la biblia del siglo II dio cuenta de un lenguaje que estaba sufriendo transformaciones y que penetro en la era cristiana con una clara distinción entre griego purista y griego vulgar. Los escritores del siglo II y III promovieron una defensa del lenguaje frente a las contaminaciones en un intento de retornar al lenguaje ática original. Pero el gran dominio del griego que en tiempos de Alejandro abarco sus límites máximos, se fue reduciendo conforme sobrevenía la expansión del imperio persa en el siglo III y sobre todo durante el dominio de los musulmanes en el siglo VII. Después de estos reveces, el griego regresó al espacio geográfico que ocupaba en la época clásica.
Desde el punto de vista lingüístico, tras la caída de Bizancio la invasión turca tuvo una gran influencia en las modificaciones gramaticales y de significado. Por otra parte, la distinción entre lenguaje purista y vulgar es radical en la lengua griego y dura incluso, hasta el momento de la creación del estado griego. La vertiente purista está enfocada exclusivamente hacia a los usos institucionales, tanto civiles como religiosos, mientras que la vertiente vulgar, también llamada demólica, se entiende como el resultado natural de la evolución de un idioma que procede de la ancestral koiné. Esta modalidad es la más asimilada por la totalidad de la población, sobre todo desde que en 1917 se instauro como lengua que debe enseñarse en las escuelas. A su vez la clase literaria formada por escritores y poetas asume la utilización de la denominada demólica para su expansión.
Las lenguas germánicas.
El pueblo germánico tuvo su asentamiento inicial presumiblemente en Escandinavia y lo componían tres grupos: el continental, formado por los alemanes, bávaros, lombardos y francos, el grupo nórdico, compuesto por los godos y los escandinavos, y el grupo anglosajón-frisón. Los godos invadieron Roma y la península ibérica- antes de la ocupación musulmana, en el siglo VIII- y penetraron por el Este de Europa hasta llegar al Mar Negro. Por su parte, los lombardos se asentaron en Italia. El nombre de Alemania procede de los alemanes, que habían integrado una confederación propia. En Francia se instalaron los francos, y los barbaros se asentaron en la actual Baviera. Esta inmensa expansión fue la razón del cambio y la mutación de las diversas lenguas de origen germano.
La forma más antigua del germano ha dejado algunos rastros en el finlandés y en otras lenguas bálticas, mientras que los escritos más antiguos han sido localizados en Escandinavia.
Las lenguas germánicas, pertenecientes también a la rama indoeuropea, incluyendo el alemán, el inglés, el frisón, el neerlandés, el flamenco, el afrikáans, y las lenguas escandinavas, es decir, el sueco, el danés, el noruego y el islandés.
Las estructuras de las lenguas de las lenguas de este grupo se derivan de las sucesivas mutaciones del indoeuropeo. Esta evolución, junto con la aparición de nuevos vocablos, ha por producir nuevas ganas idiomáticas. Sin embargo, es probable que dentro del grupo germánico no toda la influencia sea indoeuropea. Un tercio del idioma ha sido influido por la presencia de factores lingüísticos propios de otros grupos. De esta manera, se hace evidente la influencia báltica, una fuerte presencia de vocabulario de origen céltico y se percibe igualmente el contacto con el latín.
El origen de las lenguas germánicas es muy difícil de precisar, si bien se conoce la zona geográfica donde se asentaron los primeros pueblos de este grupo.
El inglés
El idioma que empleaban los habitantes de Inglaterra hasta su conquista por parte de los romanos era el celta.
Esta lengua quedó relegada por la imposición, por parte del imperio, del latín. La presencia de los romanos no desapareció de los habitantes británicos hasta el año 407, momento que fue aprovechado por las tribus teutónicas para invadir estos territorios. Estas tribus estaban tomadas por jutos, anglos y sajones y se expresaban en germánico occidental. Al mezclarse con los británicos, produjeron innumerables mezclas y variaciones linguísticas que dieron lugar al idioma anglosajon, también conocido como inglés antiguo.
Esta lengua ha sufrido, fuertes influencias a lo largo de la historia. En primer lugar, es evidente la presencia de la cultura celta, que estuvo acentuada durante largo tiempo en Inglaterra. Después, la influencia latina aportó grandes modificaciones, y no sólo en la época de predominio romano, ya que volvió a tener independencia más tarde, a causa de la cristianización del país llevado a cabo por san Agustín y por las implicancias que tubo para la lengua la forma bizantina. La iglesia también impuso muchas palabras latinas a través de los usos religiosos, filosóficos y culturales. El estudio filológico realizado por Grimm a principios del siglo XIX plantea la hipótesis en la que se explica el nexo común entre los grupos latinos y germánicos a través de los cambios de las consonantes p y f. Según este trabajo la p latina se transformó en f al pasar al terreno germánico. De esta forma, la palabra germánico. De esta forma, la palabra germánica fisch estaría relacionada con la latina piscis.
Otro ejemplo revelador se presenta con el pater latino y el father de origen germánico.
La invasión de los vikingos aporto nuevos vocablos e, incluso, dotó de nuevos significados a las palabras ya existentes. En el año 1066 finalizó el control anglosajón de las islas, cuando Guillermo el conquistador invadió Inglaterra e inicio la conquista que trajo la hegemonía de un pueblo establecido en el noroeste de Francia, los normandos. Portadores del francés como vehículo de su expresión cultural, los normandos impusieron este lenguaje en todo tipo de instituciones. Constituía la lengua oficial de la corte, era el idioma requerido para los asuntos legales y económicos y se enseñaba en todas las escuelas. Por tanto, fue a partir de este momento cuando el francés se instauró como lengua oficial del territorio periodo que se extendió hasta el siglo XIV, y que relegó al anglosajón a la categoría de dialecto rural.
Con el estallido de la guerra de los cien años, el odio hacia los franceses produjo un fuerte rechazo hacia a cualquier forma de expresión de origen galo, lo que favoreció el resurgir de la lengua vernácula anglosajona que, a causa de la convivencia bilingüe con el idioma vecino, ya que presentaba importantes deformaciones. Estos tiempos supusieron un florecimiento de la lengua británica, que tuvo su máximo exponente en Chaucer, primer poeta inglés, cuyos trabajos literarios promocionaron a este idioma y lo instalaron definitivamente en la categoría de lengua escrita.
Los acontecimientos que se sucedían en la Europa continental de esa época también colaboraron en el desarrollo y ampliación del inglés. El renacimiento aportó novedades en el vocabulario, que generaba nuevas palabras para adaptarse al momento histórico e incluso las adquiría de los diferentes idiomas continentales.
A partir del siglo XVIII, la expansión colonizadora del imperio británico también contribuyó, en gran medida, a la adquisición de nuevas formas de expresión igualmente sucede en el campo de la ciencia, en donde los avances técnicos actualizan continuamente este idioma.
El inglés es la segunda lengua más hablada en el mundo después del chino. Además de los territorios británicos, su uso es oficial en Estados Unidos, Canadá, Irlanda, Jamaica, Filipinas, India, Pakistán y en numerosos estados africanos. Por otra parte, es el idioma más utilizado en organizaciones internacionales y la primera lengua extranjera en los centros de enseñanza.
El alemán.
El término “alemán” (deutscha) apareció por primera vez en el año 786 para denominar la lengua popular que posteriormente se convertiría en el idioma germánico por distinción dentro del reino franco. Durante el siglo XII este idioma llego hasta Sajonia y Silesia y durante el siglo XII evoluciono hasta lo que hoy se entiende por alto alemán medio, creado para unificar los dialectos regionales, y cuya escritura se realizaba en caracteres góticos. Pero la unidad lingüística no se consiguió hasta el reino de Maximiliano I, en el siglo XV, a pesar de que apareció contaminado por influencias procedentes del latín.
A esta lengua Martin Lutero tradujo la Biblia, acontecimiento que facilitó la propagación del alemán en todas las zonas de influencia del protestantismo, y a partir de aquí, su irradiación por todo Alemania en el siglo XVI gracias a la amplia capacidad de difusión alcanzada por la imprenta. En ese momento comenzó el desarrollo del dialecto denominado “alto alemán”, cuya configuración es muy similar a la del lenguaje moderno.
Si se compara al alemán con la mayoría de las lenguas de procedencia latina se observarán diferencias marcadas. Por ejemplo, la construcción gramatical es completamente diferente, mientras que el orden de presentación de las palabras para formar una frase se aleja mucho del que siguen otras lenguas provenientes del latín. Son muy escasas las palabras nuevas que se han formado a partir del latín o el griego. Or último, también una gran tendencia hacia a la construcción de palabras compuestas.
Los hablantes del alemán están repartidos no sólo en Alemania, sino también en Suiza, Austria y en las zonas fronterizas de aquellos países vecinos a la nación germánica.
El frisón.
Se habla en el norte de los Países Bajos y posee características anglosajonas. Su texto más antiguo data del siglo XII.
El neerlandés.
Es el idioma oficial en los Países Bajos, y también se habla en el norte de Bélgica, en Surinam y en las Antillas holandesas. Se le conoce también con el nombre de holandés. No hay testimonios escritos del neerlandés antes del siglo XII.
El flamenco
Se habla en determinadas provincias belgas como Amberes, Limburgo, Flandes y Brabante y, a pesar de la fuerte influencia francesa en esa región, tiene categoría de lengua oficial.
El afrikáans
Es, junto con el inglés, la lengua oficial de Sudáfrica; también se la llama holandés del Cabo o tool.se la considera como la más joven de las lenguas germánicas y procede de la colonización de esta república por parte de los holandeses.
Las lenguas escandinavas.
El grupo de lenguas nórdicas de origen indoeuropeas se denominan lenguas escandinavas. Se incluye en este apartado al danés, el noruego, el sueco, el islandés y el idioma de las islas Feroe. En algunos casos existen entre estos idiomas simultáneos muy pronunciados de forma que quienes lo hablan pueden entenderse con facilidad, a pesar de no estar hablando en la misma lengua. Este es el caso del sueco y el danés: sus construcciones lingüísticas, morfología y vocabulario son muy semejantes. A su vez estas dos lenguas comparten semejanzas con el noruego que, tras la aplicación de ciertas medidas ortográficas reformadoras, ha aumentado sus similitudes con los otros idiomas escandinavos. Lo mismo ocurre con la lengua de las islas Feroe y el islandés ambos idiomas son fruto de la evolución del antiguo noruego.
El sueco es el idioma más hablado de este grupo germánico y su influencia Suecia y parte de Finlandia. Le sigue en número de parlantes el danés, tras el cual se encuentra el noruego. Finalmente se sitúan el islandés y el feroico.
Las lenguas balto-eslavas
Las lenguas balto-eslavas pertenecen a la familia de las indoeuropeas. Dentro de este grupo existen dos vertientes: los idiomas que pertenecen al grupo de las lenguas bálticas y las que se suscriben al apartado de las eslavas. Entre las bálticas existió presumiblemente un origen común, pero no a resultado posible aportar argumentos o documentación científica suficiente que sostenga esta teoría. Sus raíces se pierden en el tiempo y a la falta de documentos antiguos escritos hace que resulte muy imprecisó fijar la fecha en la que estas lenguas adquirieron identidad propia. Probablemente en el tercer milenio todavía existía unidad e lenguaje, aunque hay opiniones encontradas que fijan este momento en el segundo milenio. Su estudio resulta de enorme interés para los lingüistas debido a la existencia en estos idiomas de numerosos arcaísmos que permiten interesantes investigaciones sobre el indoeuropeo originario.
El grupo báltico se divide en dos apartados: la rama septentrional, a la que pertenecen el lituano y el letón, y la rama meridional, en la que se incluye el antiguo prusiano y un conjunto de lenguas muertas.
Dentro del grupo eslavo existen tres divisiones: la rama oriental, a la que pertenecen el bielorruso o ruso blanco, el ucraniano o pequeño ruso y el gran ruso o ruso: la rama del eslavo meridional, a la que pertenece el búlgaro, el macedonio, el serbio, el croata y el esloveno, y por último la rama occidental, donde coexisten el sorobo o vendo, el polaco, el checo y el eslovaco.
Las lenguas bálticas
El lituano. – Es el idioma empleado en Lituania. Está considerado como una de las lenguas más antiguas y se le relaciona con el sánscrito, el latín y el griego. La pureza de su léxico puede deberse al aislamiento que dominó a esta región hasta el siglo XI. A pesar de ello tiene influencia de las lenguas germanas y eslavas. No existen documentos escritos en lituano antes del siglo XVI. Posee un amplísimo vocabulario y ciertas palabras pueden tener más de 60 significados.
El letón. – Es la lengua utilizado en Letonia y posee propiedades lingüísticas más evolucionadas que el lituano. Hasta el año 1922, este idioma no utilizó ortografía de carácter latino.
El antiguo prusiano. – Desapareció aproximadamente hacia el año 1700 debido a la influencia alemana. Era el lenguaje hablado por los habitantes de Prusia.
Las lenguas eslavas
Todas las lenguas eslavas tuvieron un desarrollo común hasta que, por influencia de la expansión romana, la hegemonía de Bizancio y las invasiones de los tártaros, cada uno de los idiomas pertenecientes a este grupo se fue matizando.
Los esclavos pertenecen a la familia de los arios procedentes de Irán que, a través de migraciones, fueron asentándose en el Danubio, ramificándose y dispersándose por diferentes zonas. La primera documentación escrita que se tiene de ellos data del siglo X.
Los habitantes del grupo eslavo demuestran una amplísima habilidad fonética, son capaces de pronunciar, haciendo las diferencias adecuadas, seis vocales seguidas. Eso les confiere una enorme capacidad para aprender cualquier idioma. Por otra parte, según pertenezcan a la religión ortodoxa o no, utilizan el alfabeto cirílico o el alfabeto latino.
El bielorruso. – también se lo llama ruso blanco. Está constituido por diferentes dialectos que se han unido y evolucionado. Tienen dos modalidades, originarias del nordeste y del sudeste, y nació a raíz de las modificaciones del ruso en la región de Minsk.
El ucraniano. – También se lo llama pequeño ruso. Es la lengua oficial de Ucrania e inició su diferenciación del gran ruso a partir del siglo XIV.
El ruso. – Utiliza para su expresión escrita la ortografía cirílica. El ruso y el antiguo eslavo tienen una raíz común que compartieron hasta que el desarrollo del ruso adquirió propiedades individuales. En el siglo XVI se proclamó lengua nacional.
El sorabo. – Tiene sus raíces en Lusacia, Alemania, y se a mantenido a pesar de haber sufrido una persecución por parte de los nazis.
El polaco. –Se utiliza en Polonia y esta influenciado por el Aleñan y el ruso.
El checo. – Pertenece a la región de Bohemia y Moravia, en la antigua Checoslovaquia.
El eslovaco. – Se habla en Eslovaquia y tiene bastantes similitudes con el checo.
El búlgaro. – El búlgaro moderno es posterior al siglo XIV y su léxico tiene influencia del griego, el turco y el francés.
El macedonio. – Al constituirse la república de Macedonia, en 1945, este dialecto del búlgaro se erigió en lengua nacional. No posee similitudes con el antiguo macedonio, que no era de origen eslavo.
El serbio. – Es el idioma hablado por los serbios asentados en las regiones de la antigua Yugoslavia. Gramática y fonéticamente es similar al croata.
Croata. – Se habla en Croacia. Antigua Yugoslavia. El primer documento escrito en croata se remonta al año 1100, y tiene textos en lenguaje vulgar desde el siglo XIII.
El esloveno. – Es el lenguaje oficial en la república de Eslovenia. Tiene rasgos arcaicos y una expresión literaria que proviene del siglo XVIII.
La lengua albanesa
No se conoce con exactitud sus ascendencias, pero algunas opiniones sostienen la teoría de sus orígenes ilíricos. Otras hipótesis se refieren a su raíz tracia y también se cree que es una unión ilirico-tracia. Lo que sí está comprobado es su origen indoeuropeo. Tiene influencia del latín, del griego antiguo y del moderno. Constituye la lengua nacional de Albania.
La lengua armenia
Es la lengua utilizada en Armenia y en parte de Turquía. Es un idioma independiente dentro de la familia indoeuropea, pero es probable que tenga ciertos rasgos comunes con las lenguas eslavas.
Las lenguas urolo-altaicas
Surgen en una cultura neolítica ubicada en los montes Urales, cuyos pueblos de origen nómadas modificaron el lenguaje dando lugar a diferentes idiomas. Se hablan en Finlandia, Laponia, Hungría y otras regiones de Asia y Europa. La familia urálica comprende:
- La clase samoyeda, que se habla en parte de Siberia y en el noroeste de Europa. Algunas de sus lenguas han desaparecido. Entre sus variaciones están el yurak, el tavgi, el enets y el selkup.
- La clase fino-ugria, compuesta mayoritariamente por lenguas muertas. Entre las lenguas vivas destacan el húngaro, llamada también magiar; el finés, hablado en Finlandia y en el norte de Suecia y de Noruega, y el estoniano, una de las lenguas más antiguas de Europa.
La familia altaica comprende:
- La clase turca, integrada por el turco, una de las lenguas más importantes dentro del mundo musulmán. En la Turquía actual, el idioma oficial es el turco otomano. También se utiliza en Uzbekistán, Kazajstán y en Asia central. Su escritura es el cirílica.
- La clase mongola, formada por el mongol.
- La clase tungusa, compuesta por el tungús, que se habla en Siberia oriental.
Las lenguas sino-tibetano-austronesias
Están formadas por tres familias:
- La chino-thai
- La tibeto-birmana
- La austronesia
Se localizan principalmente en el sudeste asiático y en algunas zonas del oriente de la India. Cada uno de estos grupos tienen diversas lenguas dialectales.
El grupo chino. – A esté grupo pertenece el cantones hablado en la región de cantón; el wu,
La lengua de Shanghái, y el chino. El chino es la lengua más hablada del mundo, pertenece al idioma denominado kuo-yu, que los occidentales conocemos por el nombre de mandarín. La escritura no se expresa con letras, sino por ideogramas formados por caracteres que representan una idea y por pictogramas o dibujos esquemáticos. Este alfabeto está compuesto por un total de 40.000 ideogramas.
El grupo thai. – Los idiomas más importantes de este grupo son:
- El siamés
- El laosiano.
Tienen grandes similitudes entre sí, de lo cual se deduce que debieron pertenecer a una lengua única. El chino, el pali y el sanscrito han aportado vocabulario a estos idiomas. El siamés se habla en Tailandia y su alfabeto fue llevado desde el sur de la India en el año 1248. Por su parte el laosiano se utiliza en Laos y sus primeros escritos aparecen en el siglo XIX.
El grupo tibeto-birmano. – Está formado por el tibetano y el birmano.
- El tibetano. – La escritura tiene procedencia hindú y su vocabulario proviene del chino arcaico. Posee multitud de dialectos, de los cuales el más relevante es el ihasa.
- El birmano. – También conocido como myanma, la principal característica del birmano es la falta de correspondencia entre el lenguaje escrito y fonético.
El grupo malayo. – También conocido como indonesio.
A este grupo pertenecen dos idiomas distintos, el malayo y el tagalo.
- El malayo. – Se habla en la península de Malaca y en Sumatra e incluye dos variaciones: el malayo literario, moderno y culto, y el malayo popular. Inicialmente se utilizaba para la escritura un alfabeto procedente del sur de la India, pero a partir del siglo XIV adoptó los caracteres de un alfabeto árabe. Tiene influencia del sánscrito y del árabe.
- El tagalo. – Es el lenguaje que se habla en Filipinas. En su vocabulario se deja sentir la fuerte influencia ejercida por el castellano y desde hace poco tiempo recibe muchas aportaciones del inglés.
El grupo austro-asiático. – Sus variaciones más importantes son las lenguas vietnamitas, el monkhmer, que se habla en indochina, y la munda, que se practica en la India.
Las lenguas camito-semiticas
También se las conoce por el nombre de afroasiáticas y pertenecen a los idiomas empleados en el suroeste asiático y en norte de África. Tienen relación con el indoeuropeo, con el que forman una familia de mayor alcance que se denomina “nostrático”. Entre las lenguas de este grupo se encuentran el acadio, cananeo, fenicio, árabe, egipcio, bereber, y las lenguas chadianas como el hausa, el anga, el kotoko, el mandara, el bata, el sonrai y el musgo.
Las lenguas camitas
El nombre de camita proviene de Cam, el hijo de Noé. A estas lenguas pertenecen los grupos egipcios y líbico-bereber.