Las proteinas. Las proteínas son macromoléculas formadas por unidades estructurales llamadas aminoácidos. Siempre contienen en su estructura carbono, oxígeno, nitrógeno, hidrógeno y muchas veces también azufre.
Los aminoácidos son moléculas orgánicas compuestas por un grupo funcional amino (-NH2) en un extremo y un grupo funcional carboxilo (-COOH) en el otro extremo. Existen veinte aminoácidos fundamentales, que, en distintas combinaciones, constituyen la base de las proteínas. Dos ejemplos de aminoácidos son la alanina y la cisteína:
Para formar las proteínas,los aminoácidos se unen entre sí por enlaces peptídicos, es decir, la unión del extremo con el grupo funcional amino (-NH2) de un aminoácido, con el extremo que contiene el grupo funcional carboxilo (-COOH) de otro aminoácido. Así, se van enlazando los aminoácidos en distintas combinaciones y tantas veces como sea necesario, hasta formar cada proteína específica. Un ejemplo de cómo se forma el enlace peptídico lo podemos ver en la siguiente figura, donde se representa la alanina en color rosa, la cisteína en color rojo, y el enlace peptídico en color azul:
Tipos de proteínas
Las proteínas compuestas están formadas por diversas sustancias en sus aminoácidos.
Las proteínas son muy importantes para el organismo, ya que participan en todos los procesos que realiza. Se pueden clasificar según:
¿Para qué sirven las proteínas?
Las proteínas son imprescindibles para el cuerpo humano y su crecimiento. Algunas de sus funciones son:
Niveles estructurales de las proteínas
Cuando una proteína pierde alguno de los niveles estructurales se desnaturaliza.
La estructura de una proteína se puede clasificar en varios niveles de organización y distribución de las unidades que la componen, según:
Cuando las proteínas son sometidas a altas temperaturas, a cambios drásticos de pH, a la acción de algunos solventes orgánicos, entre otros factores, se desnaturalizan. La desnaturalización es la pérdida de las estructuras secundaria, terciaria y cuaternaria, lo que hace que quede la cadena polipeptídica sin ninguna estructura tridimensional fija, podría decirse, queda reducida a su estructura primaria. Si la proteína recupera estas estructuras (regresa a su forma original) entonces se renaturaliza. En la siguiente imagen se representan las diferentes estructuras de una proteína:
Alimentos ricos en proteínas
Comer una determinada cantidad de proteínas es la base de cualquier dieta sana.
Los alimentos ricos en proteínas se recomiendan para llevar una dieta sana y en altas cantidades proteicas.Los batidos dan gran parte de la fuente diaria de proteínas que se recomienda ingerir.
Existen dos tipos de alimentos ricos en proteínas, los de origen vegetal y los de origen animal. Los alimentos de origen animal altamente proteicos son los huevos, el pescado, los productos lácteos y las carnes rojas y blancas. Los frutos secos, la soja, los cereales y las legumbres son alimentos altos en proteínas de origen vegetal.
¿Qué son las enzimas?
Se denomina enzimas a un conjunto de proteínas encargadas de catalizar (disparar, acelerar, modificar, enlentecer e incluso detener) diversas reacciones químicas, siempre que sean termodinámicamente posibles. Esto quiere decir que son sustancias reguladoras en el cuerpo de los seres vivos, por lo general disminuyendo la energía inicial requerida para poner en marcha la reacción.
Las enzimas son indispensables para la vida y catalizan alrededor de 4000 reacciones químicas conocidas, siempre que sean estables las condiciones de pH, temperatura o concentración química, ya que las enzimas, al ser proteínas, pueden también desnaturalizarse y perder su efectividad.
La primera enzima fue descubierta a mediados del siglo XIX por Anselme Payen y Jean-Francois Persoz, aunque los experimentos en torno a la fermentación de Louis Pasteur ya habían intuido la presencia de alguna sustancia orgánica “aceleradora” en dichos procesos, que para la época se consideraban puramente químicos.
Las enzimas hoy en día son ampliamente conocidas y de hecho aprovechadas por diversas industrias humanas (alimentos, químicos, agricultura, petróleo, etc.), además de formar parte indispensable de los componentes que mantienen el balance interno de nuestro organismo, acelerando reacciones necesarias (como aquellas que suministran energía), activando y desactivando otras selectivamente (como hacen las hormonas) y un variopinto etcétera.
Estructura de las enzimas
La secuencia en que se ensamblen los aminoácidos determina la estructura de la enzima.
La mayoría de las enzimas se componen de proteínas globulares de tamaño muy variable: desde monómeros de 62 aminoácidos, hasta enormes cadenas de alrededor de 2500. Sin embargo, apenas unos pocos de ellos son los involucrados directamente en la catálisis de la reacción, conocidos como centro activo.
La secuencia en que se ensamblen todos estos aminoácidos determina la estructura tridimensional de la enzima, lo cual dictamina también su funcionamiento específico. A veces esta estructura también posee sitios para atraer cofactores, es decir, otras sustancias cuya intervención es necesaria para producir el efecto buscado.
Las enzimas son altamente específicas, es decir, no reaccionan con cualquier cosa ni intervienen en cualquier reacción. Tienen un cometido bioquímico muy puntual y preciso, que llevan a cabo con un porcentaje bajísimo de errores.
Clasificación de las enzimas
Las enzimas se clasifican en base a la reacción específica que catalizan.
Las enzimas se clasifican en base a la reacción específica que catalizan, de la siguiente manera:
¿Cómo actúan las enzimas?
La acción de la enzima puede acelerarse con un aumento en los niveles de energía calórica.
Las enzimas pueden operar de distinto modo, aunque siempre disminuyendo la energía de activación de una reacción química, es decir, la cantidad de energía necesaria para ponerla en marcha. Estos modos diferentes son:
Los lisosomas son un tipo de orgánulos celulares indispensables para la digestión celular. Son burbujas dentro del citoplasma en las que están contenidas diferentes enzimas hidrolíticas, o sea, digestivas, capaces de descomponer las moléculas complejas (proteínas, lípidos, ácidos nucleicos y carbohidratos) en moléculas mucho más simples.
Los lisosomas están presentes en todas las células eucariotas. Se crean en el aparato de Golgi de la célula, a partir de vesículas cuyo interior es necesariamente ácido (pH de 5), y que se encuentra aislado del resto de la célula para que las enzimas digestivas no la destruyan.
Sin embargo, en algunos procesos celulares ciertos orgánulos viejos suelen fusionarse con los lisosomas para ser digeridos y dar cabida a otros más jóvenes. Dicho proceso se conoce como autofagia.
Así, los lisosomas son fundamentales para el mantenimiento celular, razón por la cual están presentes en absolutamente todas las células animales. Su rol en la digestión puede verse afectado por diferentes enfermedades congénitas, o tener consecuencias nocivas para el organismo, como ocurre con la gota o la artritis reumatoide.
Los lisosomas fueron descubiertos en 1974 por el bioquímico de origen belga Christian de Duve (1917-2013). Este hallazgo, entre otros, le valió un Premio Nobel de Fisiología.
Los lisosomas provienen de las vesículas que se forman en el aparato de Golgi.
Los lisosomas se caracterizan por:
Los lisosomas operan como estómagos celulares: su contenido rico en enzimas digestivas sirve para degradar moléculas complejas en otras más simples y manejables.
Son útiles tanto para asimilar material extracelular (desde nutrientes hasta bacterias y agentes nocivos), ya sea por fagocitosis o endocitosis, como para lidiar con el material obsoleto de la propia célula, que a través de la digestión es reciclado para mantener los organelos siempre jóvenes.
El lisosoma está separado del citoplasma por una membrana.
Los lisosomas deben ser mantenidos aislados del resto de la célula, ya que de otro modo podrían digerir sus contenidos y producir la lisis celular (ruptura de la célula).
Por ende, las vesículas que dan origen a los lisosomas se forman en torno a una membrana simple, derivada del sistema de endomembranas de la célula, que mantiene a las enzimas reunidas dentro, conservando además el pH ácido que les conviene.
¿Qué es el núcleo celular?
El núcleo celular es un orgánulo membranoso que se encuentra en el interior de las células eucariotas exclusivamente, y que contiene la mayoría del material genético de la célula, organizado en macromoléculas de ADN (denominadas “cromosomas”), en cuyo interior, en posiciones determinadas llamadas “locus”, se encuentran los genes.
El núcleo celular opera como una torre de control celular, ya que su misión primordial es preservar el material genético y ponerlo en funcionamiento cuando sea necesario, como en la división celular o en la síntesis de proteínas, ya que el ADN contiene el patrón necesario para todas las operaciones de la célula.
Curiosamente, el núcleo celular fue el primero de los orgánulos celulares en ser descubierto a través de la observación mediante microscopio. El primero en tomar nota de él fue Anton van Leeuwenhoek (1632-1723), en células de salmón.
Pero la verdadera función del núcleo y su importancia en la herencia y la reproducción celular se hizo patente muchísimo después, gracias a las leyes de Mendel y el descubrimiento de la mitosis celular a principios del siglo XX.
El núcleo celular es uno de los organelos fundamentales de la célula, indispensable para alcanzar altos niveles de complejidad de la vida, como somos los seres pluricelulares. De hecho, en su presencia o ausencia dentro del citoplasma celular se basa la distinción entre las células procariotas (más primitivas) y las eucariotas (más evolucionadas).
Funciones del núcleo celular
El núcleo produce ribosomas indispensables para crear ARN ribosómico.
Las funciones del núcleo son:
Partes del núcleo celular
El núcleo celular está recubierto por una membrana llamada envoltura nuclear.
El núcleo celular está recubierto por una membrana similar a la membrana plasmática de la célula, que delimita su cuerpo y la separa del exterior. Esta membrana del núcleo se conoce como envoltura nuclear o carioteca y posee una serie de poros que permiten un movimiento bidireccional entre núcleo y citoplasma.
Otro componente importante del núcleo es el nucléolo, una región del núcleo abundante en cromatina y en material genético, que cumple roles fundamentales en la división celular y en la biosíntesis de los ribosomas, necesarios para el ARN.
En las células animales también existe una lámina nuclear que le brinda al núcleo soporte y permite la organización de los cromosomas. Esta lámina consiste en dos redes fibrosas de filamentos intermedios compuestas por proteínas, que se componen en el citoplasma celular y luego ingresan al núcleo.
Por último, existen subdominios del núcleo de los que poco se sabe, es decir, compartimientos especializados que se vinculan con diversas funciones del núcleo de maneras aún incomprendidas en su totalidad. Estos son los cuerpos de cajal, la asociación cariosómica polimórfica interfásica, los cuerpos de la leucemia promielocítica y los “speckles” (del inglés “puntos”).
¿Qué es el ciclo celular?
El ciclo celular es el conjunto ordenado y secuencial de eventos que tienen lugar dentro de todas las células en general. Involucran su crecimiento y eventual reproducción en dos células “hijas”. Este proceso es fundamental para la existencia de los seres pluricelulares.
Se inicia con la aparición de una célula joven y culmina con su maduración y división celular, o sea, la creación de dos células nuevas. Se realiza de acuerdo a un conjunto de estímulos y respuestas bioquímicas interpretadas por el núcleo celular, las cuales garantizan la reproducción ordenada de los tejidos del cuerpo.
Por eso, normalmente las células inician su ciclo celular cuando las condiciones ambientales son propicias para ello. Sin embargo, el ciclo no ocurre siempre de la misma manera, existiendo variaciones importantes células animales y vegetales o procariotas y eucariotas. Sin embargo, ocurre en todos los seres vivos, con fines semejantes y etapas similares.
Fases del ciclo celular
Las etapas del ciclo celular se describen de acuerdo a la fórmula:
Las células, antes de emprender el ciclo celular, se denominan “quiescentes” (significando que eligen estar quietas), y una vez que han emprendido el ciclo celular, pasan a llamarse “proliferantes” (significando que se multiplican con rapidez).
El ciclo celular no es lineal, sino circular, ya que las células jóvenes pueden elegir repetir el proceso, originando así dos nuevas cada una, según dicten las necesidades. Y a grandes rasgos, las distintas etapas que lo comprenden se organizan en base a dos fases separadas, que son:
La fase M se divide en cuatro fases distintas:
Así, cuando comienza la citocinesis, que es la preparación para la separación definitiva de las dos nuevas células, queda cada núcleo por separado. Se empieza a generar una barrera entre ambas células, que luego será parte de la propia membrana plasmática, y finalmente la separación física ocurre.
Regulación del ciclo celular
El ciclo celular debe darse bajo condiciones muy específicas, que ameritan instancias de control y regulación muy específicas. De modo que, sin las instrucciones precisas, no sólo no se inicia el ciclo entero, sino que no se dará el tránsito de una etapa a la siguiente.
En primera instancia, el control es ejercido por los genes en el propio código genético de la célula. Allí están las instrucciones para fabricar o modificar proteínas para detonar cada etapa del ciclo.El conjunto de enzimas que activan, facilita o finalizan cada fase son las ciclinas y las quinasas dependientes de la ciclina.
Puntos de control del ciclo celular
La proteína p53 repara el ADN durante el ciclo celular.
Existen, especialmente durante la mitosis, una serie de puntos de control del ciclo celular, en los que se supervisa el proceso y se asegura que no se hayan cometido errores. Se trata de rutas de verificación de existencia transitoria, o sea, que una vez cumplida su función y comprobado que el proceso sigue sin fallos, desaparecen.
Además, en caso de que el problema, pasado un lapso de tiempo, no se haya resuelto de manera satisfactoria, estos puntos de control preparan la célula para que emprenda la autodestrucción o apoptosis.
Los puntos de control durante la mitosis son:
Importancia del ciclo celular
El ciclo celular es el ciclo fundamental de reproducción de las células, que permite el crecimiento de los organismos pluricelulares y la reparación de los tejidos. Además, provoca la proliferación necesaria para, por ejemplo, generar la masa celular crítica para formar embriones de futuros individuos nuevos de la especie.
Es un proceso que se lleva a cabo de manera constante. Está codificado en nuestro ADN mismo, por lo que se trata de uno de los ciclos fundamentales y originarios de la vida celular eucariota.
El cáncer y el ciclo celular
Como se sabe, el cáncer es una enfermedad en la que ciertas células de ciertos tejidos inician una reproducción anómala, indetenible, de células disfuncionales. Este proceso, que bien puede ocasionar la muerte si no se detiene a tiempo, no es interrumpido por el proceso natural de apoptosis celular, por lo que requiere intervención médica.
Muchos especialistas sugieren que el inicio del proceso cancerígeno está en ciertos genes reguladores del ciclo celular que no funcionan bien o resultaron dañados, sometiendo al proceso a un descontrol que a su vez engendra otras fallas y que culmina con la formación de un tumor. Dichos genes se conocen como oncogenes, y sus precursores como protoncogenes.
¿Qué son los ácidos nucleicos?
Los ácidos nucleicos son macromoléculas o polímeros biológicos presentes en las células de los seres vivos, es decir, largas cadenas moleculares compuestas a partir de la repetición de piezas más chicas (monómeros). En este caso, son polímeros de nucleótidos unidos mediante enlaces fosfodiéster.
Existen dos tipos conocidos de ácido nucleico: ADN y ARN. Dependiendo de su tipo, pueden ser más o menos vastos, más o menos complejos, y pueden presentar diversas formas.
Estas macromoléculas están contenidas en todas las células (en el núcleo celular en el caso de los eucariotas, o en el nucleoide en el caso de las procariotas).
Incluso agentes infecciosos tan simples como los virus poseen estas macromoléculas estables, voluminosas y primordiales.
Los ácidos nucleicos fueron descubiertos a finales del siglo XIX por Johan Friedrich Miescher (1844-1895). Este médico suizo aisló del núcleo de distintas células una sustancia ácida que inicialmente llamó nucleína, pero que resultó ser el primer ácido nucleico estudiado.
Gracias a eso, científicos posteriores pudieron estudiar y comprender la forma, estructura y funcionamiento del ADN y el ARN, cambiando para siempre el entendimiento científico sobre la transmisión de la vida.
Tipos de ácidos nucleicos
Los ácidos nucleicos pueden ser de dos tipos:
Función de los ácidos nucleicos
El ADN contiene toda la información genética utilizada por el ARN.
Los ácidos nucleicos, a su manera respectiva y específica, sirven para el almacenamiento, lectura y transcripción del material genético contenido en la célula.
En consecuencia, intervienen en los procesos de construcción (síntesis) de proteínas en el interior de la célula. Este proceso ocurre siempre que la célula fabrica enzimas, hormonas y otros péptidos indispensables para el mantenimiento del cuerpo.
Por otro lado, los ácidos nucleicos también participan en la replicación celular, o sea, la generación de nuevas células en el cuerpo, y en la reproducción del individuo completo, ya que las células sexuales poseen la mitad del genoma (ADN) completo de cada progenitor.
El ADN codifica la totalidad de la información genética del organismo a través de su secuencia de nucleótidos. En ese sentido, podemos decir que el ADN opera como un molde de nucleótidos.
En cambio, el ARN sirve como operador a partir de dicho código, porque lo copia (lo transcribe) y lo lleva a los ribosomas celulares, donde se procede al ensamblaje de las proteínas. Es un proceso complejo que no podría darse sin estos compuestos fundamentales para la vida.
Estructura de los ácidos nucleicos
Cada molécula de ácido nucleico se compone de la repetición de un tipo de nucleótidos, compuestos cada uno por:
La composición estructural de cada molécula, además, se da en forma helicoidal de cadena doble (ADN) o de cadena simple (ARN), aunque en el caso de los organismos procariotas, es común hallar moléculas de ADN circular llamadas plásmidos.
Importancia de los ácidos nucleicos
Los ácidos nucleicos son fundamentales para la vida tal como la conocemos, ya que son imprescindibles para la síntesis de proteínas y para la transmisión de la información genética de una generación a otra (herencia). La comprensión de estos compuestos representó en su momento un enorme salto adelante en la comprensión de los fundamentos químicos de la vida.
Por eso, la protección del ADN es fundamental para la vida del individuo y de la especie. Agentes químicos tóxicos (como la radiación ionizante, metales pesados o sustancias cancerígenas) pueden causar alteraciones en los ácidos nucleicos, y ocasionar enfermedades que, en ciertos casos, pueden ser transmisibles a las generaciones venideras.
¿Qué es un lípido?
Los lípidos son conjuntos de moléculas orgánicas constituidas primordialmente por átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno (en menor medida), y otros elementos como nitrógeno, fósforo y azufre. Los lípidos son moléculas hidrófobas (insolubles en agua), pero son solubles en disolventes orgánicos no polares, como bencina, benceno y cloroformo.
Pueden estar formados por cadenas alifáticas (saturadas o insaturadas) o por anillos aromáticos. Son compuestos muy diversos debido a su estructura molecular: algunos son rígidos, otros son flexibles y por lo general tienen cadenas unidas mediante puentes de hidrógeno.
Algunos lípidos, como los que componen la membrana celular, poseen una capa hidrófoba y otra hidrófila, de modo que solo por uno de sus lados pueden interactuar con moléculas de agua o similares. Esto le confiere una gran versatilidad e importancia a la hora de formar parte estructural de los organismos.
Los lípidos forman parte vital de la alimentación de los seres vivos ya que muchas vitaminas no pueden asimilarse excepto que estén en presencia de ciertos lípidos. Además, muchos ácidos grasos resultan indispensables para el metabolismo animal.
Al mismo tiempo, ciertos lípidos forman el tejido adiposo (conocido comúnmente como grasa), que cumple un rol de soporte, protección y almacenamiento energético de suma importancia para el organismo animal, aunque producido en exceso también puede constituir una amenaza para el equilibrio de la vida.
Función de los lípidos
Los lípidos van desde los intestinos a sus distintos destinos en el cuerpo.
Los lípidos cumplen con las siguientes funciones en el organismo:
Clasificación de los lípidos
Los lípidos o grasas se clasifican, en principio, en dos categorías:
Ejemplos de lípidos
Los fosfolípidos son el “ladrillo base» para las membranas celulares.
Lípidos saponificables:
Lípidos insaponificables:
Se llama membrana plasmática, membrana celular, plasmalema o membrana citoplasmática a una capa doble de lípidos que recubre y delimita a las células, sirviendo de frontera entre el interior y el exterior de la misma, y permitiendo además un equilibrio fisicoquímico entre medio ambiente y citoplasma celular.
La membrana plasmática no es visible bajo un microscopio óptico (sí bajo uno electrónico), pues tiene un grosor promedio de 7,3 nanómetros cúbicos. En las células vegetales y de los hongos, dicha membrana se ubica por debajo de la pared celular.
La permeabilidad selectiva es la característica principal de la membrana plasmática, o sea,su capacidad para permitir o rechazar el ingreso de moléculas determinadas a la célula, regulando así el paso de agua, de nutrientes o de sales iónicas, y manteniendo el citoplasma siempre en condiciones óptimas en lo que a potencial electroquímico (cargado negativamente), pH o concentración se refiere.
Esto último ocurre a través de dos procesos elementales de absorción (o endocitosis) o expulsión (o exocitosis) de sustancias celulares, pudiendo también liberar a medio ambiente materiales de desecho metabólico, fruto de la respiración celular.
Para ello se forman pequeñas vesículas en la membrana plasmática sirven como medio de transporte celular.
Una dinámica importante en el caso de las células u organismos unicelulares que emplean su membrana para envolver (o fagocitar) nutrientes o presas, o para expulsar de un organismo pluricelular aquellos agentes nocivos (como hacen los linfocitos o glóbulos blancos).
La membrana plasmática posee alrededor de un 20% de proteínas.
La membrana plasmática está compuesta por dos capas de lípidos, que orientan sus cabezas polares hidrófilas (es decir, que tienen afinidad por el agua) hacia adentro de la célula, manteniendo sus partes hidrófobas (que rechazan el agua) en contacto, a la manera de un sándwich. Estos lípidos son primordialmente colesterol, fosfoglicéridos y esfingolípidos.
Al mismo tiempo posee alrededor de un 20% de proteínas, que cumplen funciones de conexión, transporte y catálisis: formas diversas de comunicación bioquímica y de transporte celular de nutrientes y desechos. Igualmente, la membrana posee diversos glúcidos (azúcares), en su parte más externa, sirviendo de material de soporte e identificación intercelular. Dichos azúcares representan apenas el 8% seco del peso de la membrana total.
La membrana plasmática sirve de filtro y de transporte.
La membrana plasmática tiene una serie distinta de funciones, tales como:
El fin de la mitosis es la multiplicación celular.
Se llama mitosis a la forma más común de reproducción asexual de las células eucariotas, es decir, de las dotadas de un núcleo en donde reside su material genético completo. Este proceso tiene lugar cuando una sola célula se divide en dos idénticas, dotadas del mismo ADN, por lo que no aporta variabilidad genética excepto en caso de mutaciones puntuales.
La mitosis es un proceso celular común, que se da incluso entre las células del cuerpo humano y de otros animales pluricelulares, ya que es la forma de reparar tejido dañado, o de aumentar el tamaño del cuerpo (crecimiento). La reproducción total del individuo, en cambio, se produce mediante gametos y es denominada meiosis.
El cometido primordial de la mitosis es, claro, la multiplicación celular, pero también la preservación intacta de la información genética, a través de copias idénticas (clones). Esto no impide que puedan ocurrir daños o errores de copia en el ADN durante el proceso de replicación, sobre todo en las fases iniciales, lo cual conduce a mutaciones más o menos peligrosas.
Debe considerarse que la mitosis es un proceso celular traumático, o sea, que obliga a la célula a sufrir una serie de cambios y que interrumpe su funcionamiento normal durante un lapso de tiempo.
Muchos organismos unicelulares emplean la mitosis para reproducirse. También puede darse bajo la forma de endomitosis, cuando una célula se divide a lo interno, sin separar del todo su citoplasma y sin dividir su núcleo, en un proceso también conocido como Endo replicación, y que arroja células con muchas copias del mismo cromosoma en el mismo núcleo.
En la metafase se separan uno a uno los cromosomas del material genético.
La mitosis es un proceso complejo que puede dividirse en fases, las cuales son:
La meiosis requiere de la unión de óvulos y espermatozoides.
La meiosis es un proceso a ratos similar a la mitosis, pero que se distingue de ella en ser un modo de reproducción sexual, combinatorio, que introduce la variación genética y arroja como resultado un nuevo individuo de genoma único, en lugar de dos individuos que comparten genoma.
La reproducción sexual del ser humano y de otros animales responde a este proceso, que requiere de la unión de dos gametos (en lugar de una única célula madre): células que contienen la mitad de la carga genética del individuo todo, y que al juntarla con la del otro gameto (óvulos y espermatozoides), se restituye la totalidad del ADN, tras pasar algunas fases de recomposición al azar.
Este método de reproducción es el más conveniente para la vida, ya que no produce clones del progenitor, sino un individuo totalmente nuevo, portador de fragmentos del genoma de cada uno de sus padres.
La meiosis brinda variedad genética en las células descendientes.
¿Qué es la meiosis?
Se denomina meiosis a una de las formas en que se dividen las células, que se caracteriza por dar lugar a células hijas genéticamente diferentes a la célula que las originó. Este tipo de división celular es clave para la reproducción sexual, ya que a través de la meiosis los organismos producen sus gametos o células sexuales. El nuevo individuo resultante de la unión de dos gametos (uno masculino y uno femenino) tendrá un material genético distinto al de los parentales, que surge de la combinación de estos.
La meiosis (del griego meioum, disminuir) consiste en la división de una célula diploide (2n), es decir, provista de dos juegos de cromosomas para dar lugar a cuatro células haploides (n), provistas de un único juego de cromosomas, es decir, la mitad de la carga genética de la célula inicial.
En los animales (incluyendo al ser humano) la mayor parte de las células del cuerpo son diploides y se las llama células somáticas. Únicamente en el tejido germinal se encuentran células especiales que dan lugar, a través de la meiosis, a células haploides. Estas células haploides son los gametos o células reproductivas que intervienen en la reproducción sexual, es decir, son los espermatozoides (gametos masculinos) y los óvulos (gametos femeninos).
Cuando un espermatozoide y un óvulo se fusionan entre sí durante la fecundación, cada uno de ellos aporta la mitad de la carga genética del nuevo individuo que se forma como resultado de esta unión. Así, ambos juegos haploides de cada gameto se combinan para formar un conjunto diploide completo, que es el genoma del nuevo individuo recientemente formado.
La meiosis es un proceso imprescindible previo a la reproducción sexual, dado que durante este proceso se forman los gametos. Sin embargo, la meiosis también forma parte de ciclos de vida complejos en algas, hongos y otros eucariontes sencillos, para lograr cierta alternancia generacional, reproduciendo sus células de modo sexual y asexual en distintas etapas.
La meiosis fue descubierta en el siglo XIX por el biólogo alemán Oscar Hertwig (1849-1922), a partir de sus estudios con huevos de erizo de mar. Desde entonces, sucesivas investigaciones han contribuido para entender este proceso con mayor profundidad y para comprender su vital importancia en la evolución de las formas superiores de vida.
Fases de la meiosis
La meiosis I resulta en células con la mitad de la carga genética.
La meiosis es un proceso complejo que involucra dos fases diferenciadas: meiosis I y meiosis II. Cada una de ellas está compuesta por diversas etapas: profase, metafase, anafase y telofase. Ello amerita un estudio más detallado:
Meiosis y mitosis
La mitosis produce “clones” celulares y está asociadas a la reproducción asexual.
Las diferencias entre mitosis y meiosis son varias:
¿Qué son las biomoléculas?
Las biomoléculas o moléculas biológicas son todas aquellas moléculas propias de los seres vivos, ya sea como producto de sus funciones biológicas o como constituyente de sus cuerpos. Se presentan en un enorme y variado rango de tamaños, formas y funciones. Las principales biomoléculas son los carbohidratos, las proteínas, los lípidos, los aminoácidos, las vitaminas y los ácidos nucleicos.
El cuerpo de los seres vivos está conformado principalmente por combinaciones complejas de seis elementos primordiales: el carbono (C), el hidrógeno (H), el oxígeno (O), el nitrógeno (N), el fósforo (P) y el azufre (S). Esto se debe a que estos elementos permiten:
Por esta razón, las biomoléculas suelen estar constituidas por este tipo de elementos químicos. Las biomoléculas comparten una relación fundamental entre estructura y funciones, en la que interviene también el entorno en el que se encuentran. Por ejemplo, los lípidos poseen una parte hidrófoba, o sea, que repele el agua, por lo que suelen organizarse en presencia de ella de modo tal que los extremos hidrófilos (atraídos por el agua) queden en contacto con el entorno y los hidrófobos queden a su resguardo. Este tipo de funciones son fundamentales para la comprensión del funcionamiento bioquímico de los organismos vivientes.
Según su naturaleza química, las biomoléculas pueden clasificarse en orgánicas e inorgánicas.
Biomoléculas inorgánicas
Las biomoléculas inorgánicas no están basadas en el carbono.
Las biomoléculas inorgánicas son todas aquellas que no están basadas en el carbono, excepto algunas como el CO2(g) y en CO. Estas pueden ser parte tanto de los seres vivientes como de los objetos inanimados, pero no por eso dejan de ser indispensables para la existencia de la vida. Estos tipos de biomoléculas no forman cadenas de monómeros como en el caso de las orgánicas, es decir, no forman polímeros, y pueden estar formadas por distintos elementos químicos.
Algunos ejemplos de biomoléculas inorgánicas son el agua, determinados gases como el oxígeno (O2) o el hidrógeno (H2), el NH3 y el NaCl.
Biomoléculas orgánicas
Las biomoléculas orgánicas son producto de las reacciones químicas propias del cuerpo.
Las biomoléculas orgánicas están basadas en la química del carbono. Estas biomoléculas son producto de las reacciones químicas del cuerpo o del metabolismo de los seres vivientes. Están constituidas fundamentalmente por carbono (C), hidrógeno (H) y oxígeno (O). También pueden tener como parte de su estructura elementos metálicos como hierro (Fe), cobalto (Co) o níquel (Ni), en cuyo caso se llamarían oligoelementos. Cualquier proteína, aminoácido, lípido, carbohidrato, ácido nucleico o vitamina es un buen ejemplo de este tipo de biomoléculas.
Funciones de las biomoléculas
La herencia en los seres vivos es posible gracias a la existencia del ADN.
Las biomoléculas pueden tener diversas funciones, tales como:
Importancia de las biomoléculas
Las biomoléculas sonindispensables para el nacimiento, desarrollo y funcionamiento de todas las células que conforman a los organismos vivos. Cumplen funciones vitales de sostén, de regulación de procesos y de transporte de sustancias en cada una de las células que forman los tejidos, órganos y sistemas de órganos.
La falta de determinada biomolécula en algún organismo vivo puede provocar deficiencias y desequilibrios en su funcionamiento, provocando su deterioro o la muerte.
Bioelementos y biomoléculas
Se denomina bioelementos a los elementos químicos a partir de los cuales se componen las biomoléculas, por tanto, son los elementos presentes en los seres vivos.
Los bioelementos pueden ser clasificados como:
Además, existen los oligoelementos que son necesarios para la vida, pero en cantidades muy bajas (0,1 % de los bioelementos del cuerpo). Algunos ejemplos son: hierro (Fe), yodo (I), cromo (Cr), cobre (Cu), Zinc (Zn) y Boro (B).
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