La Edad Media es el período de la historia comprendido entre la caída del Imperio Romano de Occidente en 476 d. C., y la llegada de los españoles a América, en 1492. Este periodo histórico se encuentra entre laEdad Antigua y laEdad Moderna.

Esta periodización corresponde a los estudios sobre la historia de Occidente, centrados en el desarrollo de la cultura occidental europea.Tradicionalmente, se consideró que la Edad Media fue una época de opresión religiosa y restricción de la cultura, lasciencias y elconocimiento. Sin embargo, diferentes estudios académicos actuales matizan esta visión y proponen una explicación más profunda y compleja sobre el periodo.

Durante la Edad Media, el poder de los Estados europeos se vio debilitado a favor de señores feudales, grandes terratenientes que se ocupaban de la seguridad de sus tierras. La organización política, económica y social giró en torno a los feudos, en los que los campesinos trabajaban a cambio de la protección y el amparo de su señor feudal.

Además, durante este periodo surgió la religión musulmana y se expandió por la península arábiga, el Medio Oriente, el norte de África y el sur de Europa. En contraposición, la Iglesia cristiana se desarrolló como una fuerza fundamental en Europa, que dio identidad cultural a las diferentes unidades políticas en el continente.

Características de la Edad Media

Las universidades más antiguas se fundaron durante la Edad Media.

Entre las principales características de la Edad Media, podemos definir:

  • Comenzó en 476 d. C., con la caída del Imperio Romano de Occidente y finalizó en 1492 d. C., con la llegada de los colonizadores europeos a América.
  • Pertenece a una periodización tradicional y se centra especialmente en estudios sobre la historia de las sociedades europeas y del Próximo Oriente.
  • Durante sus más de diez siglos de historia, surgieron y cayeron diferentes Estados; en Europa predominó la fragmentación política y el establecimiento de un sistema político, económico y social llamado feudalismo.
  • La religión cristiana dominó la escena europea como fuerza política y generó una identidad cultural que se enfrentó a la expansión musulmana.

La Edad Media en la Historia

Los artistas del siglo XVI consideraban que la Edad Media había sido una época oscura.

Los primeros estudiosos que empezaron a utilizar el término “Edad Media” fueron filósofos, artistas y poetas de los siglos XVI y XVII. Giorgio Vasari, un historiador del arte, publicó en 1550 su libro Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue hasta nuestros tiempos. En esta obra resaltaba dos periodos históricos por el esplendor del arte y de la cultura: la Edad Antigua, de la que enaltecía la escultura y la arquitectura griegas y romanas, y la Edad Moderna, su propio tiempo, en pleno auge del Renacimiento italiano.

Al tiempo que había entre ambos periodos, Vasari lo llamó Edad Media y lo veía como un periodo oscuro, sin avances culturales. Veía a la Edad Media como una etapa inferior, entre dos etapas superiores, la Antigüedad y la Modernidad. Esta visión se mantuvo en otras ramas de los estudios sobre el pasado, y fue compartida por los historiadores del siglo XIX.

Actualmente, los historiadores ya no consideran a la Edad Media como una época oscura. El desarrollo de los estudios históricos y diferentes escuelas historiográficas resaltan la importancia de la época. En este periodo se produjeron cambios muy importantes y movimientos políticos, económicos y culturales de gran relevancia.

Etapas de la Edad Media

En la Alta Edad Media predomina el poder del Papa sobre occidente.

Los historiadores dividen la Edad Media en tres etapas:

  • Temprana Edad Media (476-843 d. C.). Luego de la caída de Imperio Romano de Occidente, se conformaron tres grandes centros de poder: los reinos romano-germánicos, el Imperio bizantino y los califatos musulmanes. De esta etapa data el Imperio franco de Carlomagno, el reinado de Justiniano en Bizancio y la gran expansión de la fe musulmana.

El primer periodo de la Edad Media es la llamada temprana Edad Media o Antigüedad Media, siendo un periodo complicado de situar al tener algunas fechas semejantes al de la Alta Edad Media, ya que se puede decir que es una especie de primera fase de este concepto.

En cuanto a su extensión, la temprana Edad Media va desde el 476 hasta el 843, por lo que comenzaría en la Crisis del siglo III y terminaría a mediados del siglo VIII con la aparición de los musulmanes y la creación del gran Imperio Carolingio, siendo los dos grandes eventos que marcaron el nacimiento del concepto medieval.

En general, la temprana Edad Media es el periodo en el quela sociedad antigua pasó a ser medieval, cambiando muchos de sus pensamientos y creando un nuevo tipo de mundo. Entre los grandes cambios estaban:

  • El establecimiento de las dos religiones predominante
  • El surgimiento de tres grandes poderes
  • El paso del sistema esclavista a un sistema feudal

Características de la Temprana Edad Media

Para comprender la Temprana Edad Media debemos hablar sobre sus principales características, siendo esto esencial para comprender las diferencias entre este periodo y el resto. Las características de la Temprana Edad Media son las siguientes:

  • Surgimiento de tres grandes poderes que controlan el mundo conocido, siendo estos el cristianismo centralizado en el Imperio Carolingio, los musulmanes y el Imperio Bizantino.
  • La Iglesia Católica aumentó su poder, logrando que el Papa fuera una de las personas con mayor poder de Europa.
  • El sistema feudal sustituyó al esclavismo como sistema económico básico, apareciendo la clase social del siervo con mayores derechos que los esclavos.
  • La agricultura y la ganadería eran la clave económica de la sociedad medieval, siendo la primera en la que se basaba el sistema de servidumbre.
  • Aparecieron nuevas clases sociales, por lo que la sociedad se dividía en nobleza, clero y pueblo llano.
  • Los feudos se vuelven el centro de la sociedad medieval, siendo grandes centros amurallados para que los nobles y sus siervos puedan estar protegidos de posibles ataques.
  • La figura del rey tiene poder, pero esta etapa está marcada por las tensiones entre estos y la nobleza, los cuales aglutinan mucho poder por el sistema de feudos.
  • Los pueblos bárbaros característicos del final de la etapa antigua ocupan las principales regiones de Europa, siendo por lo tanto antecesores de las culturas europeas medievales.

Acontecimientos importantes

La temprana Edad Media y sus características debemos hablar sobre los principales eventos que tuvieron lugar en esta época, para con ello comprender el porqué de sus principales características. Los principales acontecimientos de esta etapa son los siguientes:

  • 476: Caída del Imperio Romano de Occidente, dando inicio a la Edad Media. Los pueblos bárbaros derrocaron al Emperador de Roma y se convirtieron en reyes de la región.
  • 537: Justiniano I se convierte en emperador de Roma Oriental, iniciando uno de los periodos más importantes de la región, e iniciando las reformas que convirtieron la región en el Imperio Bizantino, y por lo tanto en una de las principales fuerzas de la Europa medieval.
  • 570: Nace Mahoma, profeta del islam y fundador de la religión. Su nacimiento es el origen de una de las religiones con mayor número de creyentes, defendiendo una Guerra Santa que causaría años de guerras entre cristianos y musulmanes.
  • 632: Surgimiento del primer Califato Musulmán, consiguiendo grandes conquistas contra las regiones cristianas y el Imperio Bizantino, e iniciando así un largo periodo de conflictos.
  • 711: Los omeyas conquistan zonas en la Península Ibérica, originando lo que se conoce como Al-Ándalus. La influencia de los omeyas en Hispania se mantendría durante años, y causaría numerosos conflictos contra cristianos durante estos siglos.
  • 732: Batalla de Tours, donde Carlos Martel detiene el avance de los musulmanes hacia el norte, impidiendo que pasaran la frontera hacia Francia y por lo tanto consiguiendo detener su intención de conquistar Europa, siendo el origen de la conversión de los francos en el Imperio Carolingio.
  • 750: Nace el Califato Abasida, siendo el califato más duradero y consiguiendo gran poder en la zona tradicional musulmana.
  • 768: Comienzo el reinado de Carlomagno, siendo el rey más importante del Imperio Carolingio y una de las mayores fuerzas de Europa, siendo especialmente importante como rival del islam.
  • 793: Primeros ataques conocidos de los vikingos contra los cristianos, empezando con ello la era vikinga.
  • 800: Carlomagno es nombrado emperador del Sacro Imperio Germánico, siendo este y el de los francos los dos grandes reinos cristianos durante años.
  • 843: División del Imperio de Carlomagno y por lo tanto fin del mayor reino cristiano, surgiendo de su división Francia y el Sacro Imperio Germánico.

Imagen: Profesor Francisco

  • Alta Edad Media (843-1100 d. C.). Durante este periodo tomó forma el sistema feudal, basado en las relaciones de fidelidad personal, la producción agrícola y la autosuficiencia económica. Las incesantes guerras y la pérdida de grandes unidades políticas llevaron al despoblamiento de las ciudades y la preponderancia de la vida rural. Se consolidó el poder del Papa cristiano sobre Occidente, en confrontación directa con el Imperio Bizantino, que fundó la Iglesia Ortodoxa.

A finales del siglo IV, los ataques de los hunos sobre Europa oriental presionaron a los pueblos germánicos que habitaban las fronteras del Imperio romano. Estos pueblos, llamados “bárbaros” por los romanos, buscaron refugio en las tierras del imperio y la situación provocó conflictos, rebeliones e invasiones.

Entre 406 y 409, algunos de estos pueblos (vándalos, alanos y suevos) invadieron Galia e Hispania. Burgundios, alamanes y francos hicieron lo mismo en Galia y, en 410, los visigodos atacaron y saquearon Roma, previo a instalarse en la península ibérica. En 455 Roma volvió a ser saqueada, esta vez por los vándalos, y en 476 el último emperador romano de occidente, Rómulo Augústulo, fue depuesto por los hérulos.

Este hecho marcó la disolución del Imperio romano de Occidente y la configuración de una nueva sociedad en Europa, caracterizada por la formación de nuevos reinos y la combinación de tradiciones germánicas y romanas. A la vez, dio lugar a la consolidación del Imperio romano de Oriente, que sobrevivió a los ataques “bárbaros”, y a la expansión política de los nuevos Estados musulmanes.

Sociedad de la Alta Edad Media

La sociedad de la Alta Edad Media experimentó el tránsito de las formas de organización social del Imperio romano a las formas feudales que caracterizaron a la Plena Edad Media. Dicho tránsito se puede explicar por la inestabilidad del período, marcado por las guerras e invasiones y por la convivencia de tradiciones romanas y germánicas.

En general, la sociedad europea de este período experimentó un fenómeno de desurbanización, es decir, de abandono de las ciudades y retorno a la vida rural. Esto fue acompañado de un descenso de la población del continente. Sin embargo, los nuevos reinos formados por los pueblos germánicos absorbieron muchos aspectos de la organización política y social de los romanos, de modo que la ruptura con la sociedad de la Antigüedad clásica no fue abrupta.

La combinación entre tradiciones también provocó el reemplazo de la administración centralizada del Imperio romano por sistemas monárquicos que se basaban en la fidelidad de guerreros y aristócratas, que en algunos períodos adquirieron cierta autonomía respecto a los monarcas, como sucedió tras la disgregación del Imperio carolingio en el siglo IX. La Alta Edad Media fue también un período de expansión del cristianismo y de evangelización de los pueblos “bárbaros” y sus caudillos, de modo que la Iglesia católica se convirtió en un poder global.

Economía de la Alta Edad Media

En la Alta Edad Media europea los campesinos libres trabajaban las tierras de nobles locales.

La economía de la Alta Edad Media estuvo signada por el fin del modelo de producción esclavista, característico de la Antigüedad clásica, y el paulatino surgimiento del modelo de producción feudal, propio del Medioevo. Esto significa que la producción de alimentos ya no estaba en manos de esclavos, sino que correspondía a colonos o campesinos libres, aunque a menudo sujetos a condiciones de servidumbre, dado que no eran dueños de las tierras que cosechaban.

Las tierras solían pertenecer a un noble local, por lo que el colono debía pagar una renta a su señor a cambio de poder trabajarla y recibir protección. Durante el Imperio carolingio, el monarca entregaba tierras a los nobles leales a cambio de sus servicios militares, lo que aumentó el poder local de los nobles que podían armarse.

La economía durante la Alta Edad Media fue mayoritariamente agrícola. El comercio mediterráneo fue administrado principalmente por el Imperio bizantino, pero se vio afectado por el creciente control comercial de los árabes en la región. En el ámbito musulmán, el Califato abasí impulsó el comercio y el florecimiento de las ciudades. 

Reinos e imperios de la Alta Edad Media

A lo largo de la Alta Edad Media hubo una importante inestabilidad política en Europa, Oriente Medio y el norte de África. La caída del Imperio romano de Occidente provocó el surgimiento de reinos germánicos en Europa, que en ocasiones se enfrentaron entre sí o cayeron ante la agresión de nuevos imperios. 

El Imperio romano de Oriente (Imperio bizantino) llegó a reconquistar durante un tiempo antiguos territorios imperiales occidentales, pero luego vio reducidos sus dominios. Finalmente, en esta época nació el islam y comenzó la expansión musulmana por Oriente Medio y el Mediterráneo.

Los reinos germánicos

El asentamiento de los pueblos germánicos en el territorio del desaparecido Imperio romano de Occidente (francos, visigodos, ostrogodos, anglosajones, jutos, ávaros, vándalos, suevos, lombardos) dio origen a nuevos reinos germánicos que asimilaron el legado romano y aportaron diversidad étnica, lingüística y cultural a la región.

En la mayoría de ellos, el sistema provincial romano continuó en uso y convivieron tradiciones políticas germánicas y romanas. Muchos de estos reinos tuvieron una corta existencia, pues cayeron unos frente a otros o ante el ataque de los nuevos imperios de la época (como el Imperio bizantino o los Estados musulmanes).

En Italia, tras la destitución del rey de origen hérulo Odoacro se estableció el reino de los ostrogodos, que fue conquistado por el Imperio bizantino durante el reinado de Justiniano I. Poco después se instalaron los lombardos, cuyo reinado concluyó en el siglo VIII con la conquista de los francos, quienes cedieron al papado una franja de territorio conocida como Estados Pontificios.

En la península ibérica se establecieron los visigodos, que fundaron un reino que originalmente abarcaba también el sur de Francia. El fin del reino visigodo tuvo lugar en el año 711, cuando tropas árabes y bereberes del norte de África invadieron la península, vencieron al último rey visigodo y procedieron a la conquista del resto de la región. Los territorios dominados desde entonces por las autoridades musulmanas en la península ibérica recibieron el nombre de Al-Ándalus.

Los francos se instalaron en el norte del actual territorio de Francia y uno de sus reyes, Clodoveo, logró extender su dominio sobre la totalidad del territorio. Además, se convirtió al cristianismo y estableció la capital en París. La dinastía merovingia fundada por Clodoveo gobernó el reino franco hasta el siglo VIII. En las islas británicas, por otro lado, se establecieron una serie de reinos anglosajones.

El Imperio bizantino

El Imperio bizantino tuvo distintas facetas de expansión y retroceso.

En el siglo III, el emperador romano Diocleciano estableció una división del Imperio romano en dos mitades (oriental y occidental) con el objetivo de mejorar su administración y defensa. Posteriormente, Constantino reunificó el imperio, fundó la ciudad de Constantinopla sobre la antigua Bizancio (hoy Estambul) y adoptó una actitud tolerante hacia los cristianos, que hasta entonces habían sido perseguidos.

Poco después de la muerte de Constantino, que se hizo bautizar como cristiano en su lecho de muerte, el emperador Teodosio I estableció el cristianismo como religión estatal del imperio. A la muerte de Teodosio en 395, el imperio quedó definitivamente dividido en dos mitades: el Imperio romano de Occidente, centrado en Roma, y el Imperio romano de Oriente, también llamado Imperio bizantino, con capital en Constantinopla (Bizancio).

A diferencia del Imperio romano de Occidente, que cayó en el siglo V debido en parte a las invasiones de pueblos germánicos, el Imperio bizantino pudo hacer frente a los ataques dirigidos contra su territorio y sobrevivió a lo largo de toda la Edad Media, hasta la conquista otomana de Constantinopla en 1453.

El Imperio bizantino alcanzó su mayor extensión durante el reinado de Justiniano I (527-565), quien se había propuesto restaurar las antiguas fronteras romanas y se expandió hacia occidente. Logró conquistar el norte de África, Sicilia, Italia y el sur de la península ibérica, pero sus sucesores perdieron la mayor parte de estos territorios, además de otros como Egipto y Siria, ante pueblos como los lombardos, los eslavos, los persas y los árabes.

En el siglo VII, el emperador Heraclio promovió el uso del griego en lugar del latín en los documentos oficiales, lo que marcó una clara diferencia con los reinos cristianos occidentales. Tiempo después, en el siglo XI, se produjo el cisma de Oriente que separó la Iglesia católica de Occidente de la Iglesia ortodoxa de Oriente.

El Imperio musulmán

El término “Imperio musulmán” hace referencia a los distintos califatos que protagonizaron la expansión del islam desde la península arábiga, donde surgió en el siglo VII, hacia oriente y occidente. Esta expansión fue tanto religiosa como militar y ante ella cayeron en la Alta Edad Media el Imperio sasánida (centrado en Irán), partes del Imperio bizantino, todo el norte de África, la península ibérica (incluido el sur de Francia) y partes de Asia Central. Durante la Alta Edad Media existieron tres grandes califatos musulmanes:

  • El Califato ortodoxo (632-661). Fue fundado tras la muerte del profeta Mahoma en 632. Sus cuatro califas (sucesores de Mahoma), elegidos entre quienes habían sido compañeros del profeta, fueron Abu Baker (632-634), Omar (634-644), Otmán (644-656) y Alí (656-661). En solo treinta años se expandió a la totalidad de la península arábiga, Mesopotamia, Siria, Palestina, el noreste de África (incluido Egipto) y gran parte de lo que hoy es Irán.
  • El Califato omeya (661-750). Fue fundado por una dinastía originaria de la tribu árabe Quraish, a la que pertenecía Mahoma. Su primer califa, Muawiya, venció a Alí (último califa ortodoxo) en una guerra civil y el islam se dividió en dos ramas: los sunnitas, agrupados en torno a Muawiya, y los chiitas, partidarios de Alí y sus descendientes. Los omeyas gobernaron desde Damasco (Siria) y extendieron el imperio hasta el Magreb, la península ibérica y nuevas porciones de Asia. En Galia fueron detenidos por los francos, liderados por Carlos Martel.
  • El Califato abasí (750-1258). Fue fundado tras la revolución que acabó con la dinastía omeya y trasladó la capital del califato a Bagdad. En esta época, la cultura musulmana tuvo su momento de esplendor, como demuestran la expansión del comercio y las obras artísticas y científicas, incluida la composición de relatos que fueron recopilados en Las mil y una noches. La llegada al poder de los abasíes provocó la independencia de Al-Ándalus, con su capital en Córdoba, que se convirtió en un emirato omeya independiente en 756 y en un califato en 929. También se independizó una buena parte del norte de África. A mediados del siglo IX comenzó una etapa caracterizada por las guerras civiles y las revueltas que erosionaron el poder del Califato abasí, hasta que el último califa cayó frente a los mongoles en 1258.

El Imperio carolingio

El reino franco establecido a finales del siglo V en el territorio que los romanos llamaban Galia estaba gobernado por la dinastía merovingia (de origen germánico). Sin embargo, en el siglo VII adquirieron mayor poder unos funcionarios de la corte real que llevaban el título de mayordomo de palacio. Uno de ellos, Pipino el Breve, fue proclamado rey en 751. De este modo, comenzó el reinado de la dinastía carolingia.

El sucesor de Pipino el Breve fue Carlomagno, quien amplió las fronteras del reino franco a través de exitosas campañas militares, incluida la conquista del reino lombardo del norte de Italia. También combatió contra los eslavos y los ávaros del este de Europa y los musulmanes de Al-Ándalus, y convirtió al cristianismo a los sajones del norte de la actual Alemania. Carlomagno intentó restablecer el Imperio romano de Occidente y en el año 800 el papa León III lo nombró “emperador de los romanos”.

El momento de mayor extensión del Imperio carolingio fue el siglo IX. Llegó a abarcar desde los Pirineos al oeste (incluido el noreste de la península ibérica) hasta el norte de Italia, las actuales Austria, Francia, Suiza, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y la mayor parte de Alemania. Tras la muerte de Carlomagno en 814, su hijo Ludovico el Piadoso heredó el trono y dividió el imperio entre sus tres hijos, lo que provocó una guerra civil. Finalmente, ya muerto Ludovico, el imperio se dividió en tres mediante la firma del Tratado de Verdún en el año 843.

La disgregación del Imperio carolingio en el siglo IX otorgó poder a las aristocracias regionales, que estaban mejor capacitadas para hacer frente a los ataques de poblaciones magiares (húngaras), vikingas y musulmanas. Este fue uno de los orígenes del poder de los señores feudales durante la Plena Edad Media. Por otro lado, uno de los reyes de la porción oriental del Imperio carolingio, Otón I, logró vencer a los magiares y fue coronado emperador de los romanos por el Papa en 962, momento que algunos historiadores consideran el nacimiento del Sacro Imperio Romano Germánico.

Arte de la Alta Edad Media

El arte de la Alta Edad Media era principalmente religioso.

Aunque tradicionalmente se consideró a la Edad Media, y en especial a la Alta Edad Media, como una “Edad Oscura”, este período produjo importantes obras artísticas, literarias e intelectuales. 

El arte pictórico en particular adquirió importancia y se convirtió en el método ideal para transmitir ideas religiosas, debido al declive de la alfabetización y la concentración de los libros en los monasterios, donde los monjes se dedicaban a copiarlos manualmente.

El arte europeo occidental de la Alta Edad Media, habitualmente llamado prerrománico, era principalmente religioso, con temas tomados de la tradición bíblica. Sin embargo, también existió un legado artístico que combinó el cristianismo con tradiciones estéticas y narrativas de las poblaciones “bárbaras”, como los celtas o las poblaciones germánicas.

El arte bizantino se destacó por la arquitectura monumental, como la basílica de Santa Sofía con su enorme cúpula (en la actual Estambul), y por los mosaicos que adornaban las iglesias, como la de San Vital en Rávena (Italia).

El arte y el pensamiento musulmanes fueron particularmente relevantes. Sus filósofos copiaron y comentaron obras filosóficas y científicas grecorromanas, los literatos escribieron poemas y relatos, y sus arquitectos diseñaron obras con estilos muy refinados (como la mezquita de los omeyas en Damasco y la mezquita abasí de Córdoba). Por mandato religioso, estas obras arquitectónicas carecían de imágenes o figuras.

  • Baja Edad Media (1100-1492 d. C.). En este periodo resurgieron las ciudades y apareció un nuevo grupo social: la burguesía. De este periodo datan las Guerras Cruzadas cristianas para recuperar territorios en Oriente, la crisis del siglo XIV, la peste negra de 1348, el fortalecimiento de las monarquías (Inglaterra, Francia y España) y el gran Cisma de la Iglesia cristiana. Finaliza con la llegada de Colón a América en 1492 d. C.

Poder político en la Edad Media

Desde la caída del Imperio Romano de Occidente, se disolvió la unidad política, cultural y administrativa que existía en torno al mar Mediterráneo. El continente europeo, el norte de África y el Cercano Oriente asiático pasaron a ser áreas de disputa entre diversos pueblos e identidades culturales.

  • Reinos romano-germánicos. Durante el siglo V d. C., diferentes pueblos de origen germano se establecieron en los dominios del Imperio romano. Con la caída del Imperio, estos pueblos se convirtieron en reinos independientes. Aunque algunos desaparecieron rápidamente, otros prosperaron durante varios siglos. Los principales reinos romano-germánicos fueron los de los visigodos, suevos, francos, burgundios, ostrogodos, vándalos y anglosajones.
  • Imperio bizantino. El Imperio Romano de Oriente sobrevivió a los ataques de los pueblos germánicos y se mantuvo como unidad política durante casi toda la Edad Media. Durante el siguiente milenio, diferentes influencias culturales y políticas se combinaron y transformaron la identidad del Imperio oriental, que se caracterizó por el legado de la cultura griega, el enaltecimiento sagrado del emperador y la Iglesia Cristiana Ortodoxa, autónoma de la influencia papal de Occidente. Durante todo el periodo, el Imperio Bizantino se constituyó como una barrera frente al avance de los califatos árabes.
  • Califatos árabes islámicos. La expansión de la fe musulmana en la península arábiga se transformó en el elemento unificador de las diferentes tribus locales. A la muerte del profeta Mahoma, sus sucesores fundaron las primeras dinastías de califas y se ocuparon de la expansión militar del islam hacia el norte de África, el Próximo y el Medio Oriente y la península ibérica en Europa. Los califatos se organizaron en torno a la creación de una red de ciudades (Damasco, Bagdad, Samarcanda, Fez, Córdoba, Granada), vinculadas a través del comercio y de la cultura islámica común.
  • Imperio carolingio. Durante los siglos VIII y IX d. C., bajo la dinastía de los carolingios, el reino franco logró consolidar su autoridad política y territorial a través de una alianza con el papado cristiano. Durante el reinado de Pipino el Breve y Carlomagno, el Imperio se consolidó estableciendo lazos de fidelidad personal con la aristocracia guerrera, a cambio de tierras y privilegios reales. A la muerte de Carlomagno en 814 d. C., estallaron disputas por la sucesión del imperio, que finalmente terminó dividiéndose en diferentes reinos.
  • Feudalismo. Con la segunda oleada de invasiones (normandos, magiares, sarracenos y eslavos), los reinos herederos del imperio Carolingio debieron recurrir a la aristocracia guerrera para defender los territorios, y su poder se fue debilitando. En el continente europeo se impuso un sistema político, económico y social llamado feudalismo, en el que los señores feudales (de origen guerrero o religioso) administraban justicia, protegían y controlaban sus territorios.
  • Fortalecimiento de las monarquías. La crisis del siglo XIV disminuyó el poder de los señores feudales y permitió el fortalecimiento de la autoridad de los reyes. Inglaterra, Francia y los reinos cristianos de la península ibérica se aliaron con las burguesías locales e impulsaron políticas para controlar a los nobles.
  • Estados Pontificios. Además de ser la religión imperante en Europa, la Iglesia Cristiana se constituyó como un poder político territorial, cuyos principales territorios se encontraban en la península itálica. En términos políticos, el Papa se atribuía la función de representar a Dios en la Tierra y afirmaba estar por encima de cualquier autoridad terrenal. En el ámbito económico, la Iglesia era dueña de extensas propiedades y acumulaba riquezas que obtenía a través de limosnas, el diezmo, donaciones y herencias de reyes y señores feudales. Desde el siglo XI, el Papa cristiano convocó a los reyes y señores cristianos a reconquistar Jerusalén, que estaba bajo el poder de los califatos musulmanes. Entre 1096 y 1291 d. C., se sucedieron las guerras cruzadas que, si bien tuvieron algunas victorias temporales, fueron finalmente derrotadas por los musulmanes.

Feudalismo en la Edad Media

Durante la Edad Media, los caballeros consolidaron su poder como señores feudales.

Desde el siglo XI, el sistema feudal o feudalismo fue el modelo imperante durante la Edad Media, y consistía en la organización político-territorial de Europa en pequeñas unidades políticas llamadas feudos.  

Los feudos eran tierras que los reyes habían otorgado a nobles guerreros por su servicio. Los feudos incluían un castillo, los bosques y las tierras que lo rodeaban. Los señores feudales poseían el usufructo de la tierra y tenían el derecho a explotar el trabajo de los campesinos que habitaban en el feudo.

La entrega de feudos se realizaba mediante una ceremonia en la que el señor feudal rendía homenaje al rey, le juraba fidelidad y le prometía asistirlo en caso de guerra. Así, el señor quedaba unido al monarca mediante un vínculo doble: el del beneficio, por el cual reconocía que la propiedad era del rey, y el del vasallaje, por el cual comprometía su lealtad.

A medida que el poder de los reyes se fue debilitando, los señores feudales comenzaron a tener más autonomía y adquirir más derechos sobre sus tierras. Por ejemplo, el poder de ban los convertía en jueces de todo lo que sucedía en sus tierras: podían fijar impuestos, establecer obligaciones a los campesinos y castigar las desobediencias.

Con el tiempo, los señores más importantes (condes, duques y marqueses) otorgaron, a su vez, partes de sus feudos a otros señores menos poderosos (barones y caballeros), también mediante una ceremonia de vasallaje.

Organización social en la Edad Media

La Iglesia medieval legitimaba el orden social feudal.

Desde la imposición del feudalismo,la sociedad quedó atravesada por la desigualdad jurídica, ya que impusieron diferencias legales entre los que tenían privilegios (el rey y los señores feudales) y los que no los tenían (los campesinos y artesanos). La pertenencia a uno u otro grupo quedaba definida desde el nacimiento y no podía modificarse legalmente. Según la Iglesia cristiana, este orden social había sido establecido por Dios.

Los diferentes grupos que componían el orden social feudal eran:

  • Campesinos y artesanos. La mayoría del campesinado estaba constituido por siervos, que eran campesinos sujetos a la tierra en la que vivían y que debían trabajar para el señor feudal. Los siervos debían trabajar sus propias tierras y las del señor. Además, existían algunos campesinos que eran libres y dueños de las tierras que trabajaban, llamadas alodios. Sin embargo, los campesinos libres fueron cada vez menos. Los artesanos dedicaban gran parte del tiempo a su oficio, pero también cultivaban sus tierras para la propia subsistencia.
  • Señores feudales. Los señores integraban el grupo privilegiado de la sociedad feudal y eran nobles. No debían pagar tributos ni trabajar la tierra. Los señores podían ser laicos o religiosos. Los señores religiosos eran miembros de la jerarquía de la Iglesia y los señores laicos eran nobles que se dedicaban a la guerra.

Con el resurgimiento de las ciudades desde el siglo XI, apareció un nuevo grupo social: la burguesía. 

Los burgueses eran los habitantes de los burgos: los nuevos núcleos urbanos que se fueron formando en cruces de caminos, cerca de los castillos o las viejas ciudades romanas. Se dedicaban a la producción artesanal (herrajes, cerámicas, tejido, mobiliario, etc.) para el intercambio con productos agrícolas del campesinado.

Con el tiempo, algunos de ellos comenzaron a convertirse en mercaderesque viajaban de ciudad en ciudad para la compra y venta de productos. Los mercaderes que lograban reunir grandes fortunas comenzaron a instalarse en las ciudades, construir mejores viviendas e invertir en empresas comerciales más provechosas. Se convirtieron en una clase social adinerada, aunque no tenía los privilegios políticos de la nobleza y el clero.

Organización económica en la Edad Media

Entre los siglos VIII y XI, el peligro de los pueblos invasores y la fragmentación del poder político limitó el comercio y el intercambio de bienesse despoblaron las ciudades y predominó la vida rural.

En el sistema feudal, dentro de cada feudo se producían todos los bienes necesarios para la subsistencia de los señores feudales y de los campesinos; desde los alimentos y la vestimenta, hasta las armas y las herramientas de trabajo. Por esta razón, se sostiene que la economía feudal era una economía cerrada y autosuficiente.

Sin embargo, el desarrollo de la economía agraria durante el periodo feudal generó un importante crecimiento demográfico y estimuló el comercio de mediana y larga distancia. A partir del siglo XI, resurgieron las ciudades como centros poblacionales y económicos gracias al crecimiento de la actividad comercial y la presencia de universidades, centros religiosos o sedes administrativas de poder político.

Los habitantes de las ciudades se dedicaban al comercio y a la producción artesanal, y eran llamados burgueses. Formaron gremios con el fin de defender sus intereses económicos y reglamentar sus actividades. Además, con el intercambio comercial resurgió el uso de la moneda y, con ello, aparecieron personas dedicadas especialmente al intercambio, el préstamo y la financiación de empresas comerciales.

Hacia finales de la Edad Media, se dio la Crisis del siglo XIVEsta crisis económica fue causada por la gran demanda de alimentos generada por el aumento demográfico y el agotamiento de la fertilidad de las tierras agrícolas. Ante la escasez de alimentos, comenzó a haber hambrunas y enfermedades que generaron, a su vez, levantamientos campesinos en contra de los señores feudales. Además, hubo rebeliones urbanas en contra de la alta burguesía que controlaba las ciudades.

En 1348 se extendió por toda Europa la llamada “peste negra”, una epidemia de peste bubónica que se estima mató a un tercio de la población europea.

Una de las principales consecuencias de la crisis fue la escasez de mano de obra, la mayor disponibilidad de tierra para el trabajo agrícola, el debilitamiento de los lazos de servidumbre feudal y el fortalecimiento de la burguesía y de las monarquias, en detrimento del poder de los señores feudales.

Arte y arquitectura en la Edad Media

En la Edad Media, el arte expresaba el poder de los reyes y de la Iglesia.

Durante la Edad Media, el arte y la arquitectura estuvieron relacionados con la expresión de poder político y religioso. Cumplían la función de expresar y legitimar el poder de los reyes, emperadores y del alto clero de la Iglesia.

A lo largo de la historia medieval, surgieron diferentes movimientos y estilos, vinculados especialmente con su cultura de origen; por ejemplo, el bizantino, el islámico, el románico y el gótico. 

Uno de los principales movimientos artísticos de la Edad Media fue el arte románico. Este movimiento se desarrolló en Europa occidental durante los siglos XI, XII y XIII. La arquitectura fue su principal expresión, seguida por la escultura y la pintura.

El arte románico era un arte esencialmente religioso, que se tradujo en la construcción de catedrales, iglesias, claustros, monasterios, campanarios y otras obras arquitectónicas de uso sagrado. Sin embargo, el estilo románico también puede verse en la construcción de castillos, murallas y palacios.

Entre las principales obras románicas se pueden destacar la Catedral de Sigüenza, la Colegiata de Santillana del Mar, las Murallas de Ávila y el Castillo de Carcassonne.

Cultura en la Edad Media

En la Edad Media se fundaron las primeras universidades.

Si bien tradicionalmente se consideró a la Edad Media como una época oscura y opresiva para el desarrollo del conocimiento, las ideas y la cultura, actualmente esta visión es fuertemente discutida.

Durante el resurgimiento urbano de los siglos XI y XII, la expansión comercial y la mayor riqueza de las monarquías y la iglesia marcaron la necesidad de contar con personas preparadas y eficientes para realizar diferentes tipos de trabajo profesional. Ante esto, surgieron las universidades: instituciones educativas, a las que comenzaron a concurrir, sobre todo, los hijos de los burgueses.

Las universidades se comenzaron a fundar en el siglo XI, ante la falta de trabajadores profesionales como médicos, abogados, juristas, maestros y otras áreas del conocimiento. Originalmente, las universidades eran centros de estudio que surgieron en el ámbito de los monasterios y catedrales. Tenían su propia organización, establecían una asociación entre profesores y estudiantes, con un rector, ayudantes y tribunales de estudio. Algunas de las universidades más antiguas y famosas fueron: la universidad de Salerno (especializada en Medicina, incorporaba profesores judíos y musulmanes), la de Bolonia (se destacaba en derecho y estudios jurídicos), la de París (ilustre en los estudios teológicos), las universidades inglesas de Oxford y Cambridge, las francesas de Toulouse y Montpellier, y la española de Salamanca.

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