La Cultura Vicús. Se desarrolló en el actual departamento peruano de Piura, principalmente en tierras altas al pie de los Andes, aunque se relacionó también con la costa y la sierra. Se trata de una zona desértica, pero cuenta con algunos ríos y lagunas que son una importante fuente hídrica para el asentamiento humano y para el desarrollo agrícola, factible también por la abundancia de tierras aptas para el cultivo. Además cuenta con abundantes pastos para el ganado y con bosques para la caza.
GENERALIDADES
Vicús, más que una zona periférica o área intermedia entre las tradiciones de los Andes septentrionales (culturas del surecuatoriano e incluso de Colombia) y los andes centrales (Virú, Salinar, Moche), es una temprana muestra de como las fronteras culturales se desplazan en torno a espacios económicamente integrados. Probablemente se desarrolló como un núcleo de intercambio de productos que explotaba su ubicación geográfica como zona de transición y que, por lo mismo, propiciaba la transmisión cultural. Queda abierta la discusión sobre los factores que generaron su ocaso y su probable descenso poblacional: entre otros, la progresiva desertificación difícil de ser contrarrestada mediante la irrigación y la reorganización y desplazamiento de los circuitos de intercambio con el auge de Moche
ESTUDIOS REALIZADOS
La Cultura Vicús se conoció por primera vez en una galería de arte en Suiza, de donde llegaron al Perú fotografías de restos de esta cultura, los cuales habían sido comercializados por los «huaqueros» (buscadores de tesoros) y que se sabía procedían de algún lugar de Piura. Fue descubierta por excavadores clandestinos (“huaqueros”), a fines de la década de 1950, en la zona de Frías, provincia de Ayabaca. En la década siguiente, estudios hechos en la zona del cerro Vicús lograron ubicar el cementerio más extenso de este estilo. Se calcula que durante los años que fue explotado clandestinamente se habrían profanado más de dos mil tumbas, cuyo contenido, más de 40 mil especímenes habría pasado en su mayoría a integrar colecciones en el extranjero.
Los orígenes de Vicús estarían en culturas como Chorrera, con quien comparte varios aspectos de la tradición alfarera (técnica, forma y decoración). Aproximadamente en 200 a.C., Vicús recibe influencias de otros grupos contemporáneos y cercanos, como Virú y Moche. Esta relación ha sido interpretada como la llegada individuos de elites que se habrían conectado con las elites de Vicús, pero que posteriormente habrían entrado en conflicto, provocando el colapso de la sociedad local.
Los Vicús eran principalmente agricultores. Para esta actividad desarrollaron complejos sistemas hidráulicos con colectores de aguas lluvias y canales para irrigar los campos. Cultivaban calabazas, zapallos, maíz y algunos frutos, como puede derivarse de la decoración de su cerámica. La agricultura era complementada con ganadería, caza y recolección de aves y fauna, tanto del interior como de la costa. En los roqueríos de esta última, obtenían guano para usarlo como fertilizante.
ESCULTURA Y METALURGIA DE LA CULTURA VICÚS
Adornos en cobre de Vicus Las esculturas en piedra y principalmente la metalurgia son expresiones representativas de esta cultura. Las primeras son simples esbozos de figuras de hombres y mujeres en la superficie de las piedras que se acompañan de incrustaciones. Con respecto a la segunda, llama la atención la gran variedad y cantidad de objetos metálicos que produjeron (orejeras, narigueras, pectorales, barras o bastones, pequeños adornos, instrumentos de labranza) y el amplio dominio de las técnicas metalúrgicas: los Vicús comparten con las culturas norandinas el trabajo en oro u oro bañado en una sola pieza carente de articulaciones, y con las culturas centroandinas, el plateado y el amalgamado facilitado por el uso del mercurio. Son particularmente impresionantes la belleza de las piezas de cobre dorado y algunas de plata pura. Los objetos de metal del estilo Vicús tienen características muy particulares, ya que se han utilizado las técnicas de dorado, cuya área de difusión corresponde a la cuenca del alto Piura. Los Vicús desarrollaron en metal una gran cantidad de artículos para el adorno personal, como orejeras, máscaras, narigueras, cuentas de collar, láminas, coronas y tocados con lentejuelas y plumas que producen sonidos con el movimiento, además de sonajeras propiamente tales. Muchos de estos artículos eran adornados con motivos antropomorfos, zoomorfos, geométricos e híbridos.
ENTERRAMIENTOS CULTURA VICÚS
La música desempeñaba un importante papel en la vida ritual de los Vicús. Se expresaba en distintos ámbitos de su cultura y, muy especialmente, en sus ritos funerarios. En los ajuares mortuorios se ha encontrado una importante cantidad de instrumentos, tales como tambores de cerámica, flautas o botellas silbato. En la cerámica, los músicos tocando antaras son una de las representaciones más comunes, apareciendo muchas veces en temas que aluden al rituales funerarios. Las tumbas eran tubulares y muchas en forma de bota, con una cámara en la parte más profunda. Allí depositaban los cuerpos acompañados por ajuares de distinta riqueza según la jerarquía del difunto, quien, aparentemente, en muchos casos era incinerado.
PATRONES DE ASENTAMIENTO CULTURA VICÚS
La población Vicús se concentraba principalmente en las tierras altas de la provincia de Piura. Los poblados, ubicados sobre pequeñas colinas que dominan los valles, estaban compuestos por unas 100 casas de planta cuadrangular, relativamente dispersas. Fueron construidas principalmente con adobes de barro, aunque las hay con bases de piedras. De los modelos de vivienda en cerámica se puede deducir que las moradas tenían muros simples, puertas y ventanas abiertas, y techo simple inclinado o de dos aguas, apoyado sobre vigas de madera. También hay representadas estructuras sin muro, sólo con los techos, y algunos edificios más complejos con varias habitaciones y cúpulas. Los restos Vicús se encuentran en áreas planas, en la base del cerro del mismo nombre y también a 6 1/2 kilómetros al sureste, en un pequeño promontorio llamado Yécala o El Ovejero. Un segundo gran asentamiento de esta cultura está a tan sólo 40 km. de distancia, en las cabeceras de los ríos Yapatera y San Jorge (Frías). Ambos lugares son las «estaciones tipos» de una cultura que habría ocupado la cuenca del río Piura, desde Tambogrande posiblemente hasta Salitral, extendiéndose hacia el norte por los cauces de los pequeños ríos tributarios del Piura, Río Seco, Yapatera, Charanal, Las Gallegas, Corral, etc. para seguir por Chalaco, Santo domingo, Frías, Suyo, Ayabaca, hacia el río Macará con posibilidades de extenderse hacia la sierra sur del Ecuador. Cronológicamente se ubica a Vicús entre los 500 aC y los 700 dC aunque hay quien sostiene que habría durado hasta la misma presencia Chimú (1110 a 1200 dC).
DESCUBRIMIENTO DE LA CULTURA VICUS
Oficialmente, fue el 1ro. de Febrero de 1963, cuando se principió hablar de Vicús pero sin darle aún este nombre. El diario «La Prensa» de Lima denunció que gran cantidad de huaqueros, estaban devastando un antiquísimo cementerio, del cual se había sacado gran cantidad de piezas de oro, cobre y de cerámica. Vicús era comprensión de la entonces extensa Hacienda Pabur, uno de cuyos propietarios era don Domingo Seminario Urrutia. Era este bisnieto de uno de los próceres de la Independencia de Piura, don Miguel Jerónimo Seminario y Jaime. La depredación de las tumbas de Vicús se inició por los años de l956-l960. Los huaqueros excavaban sólo pocos metros, no más de 4 ó 5 pero pronto se dieron cuenta de que a mayor profundidad habían piezas más valiosas, no sólo en cerámica, sino también en oro y piedras preciosas. Por los años de 1957 fueron a trabajar a la hacienda especialmente contratados por el propietario dos expertos huaqueros de Lambayeque. Se aseguraba que ellos habían intervenido en el hallazgo del famoso “peje grande”, que fue encontrado en la hacienda Batán Grande del distrito de Illimo. EI tesoro hallado consistía en una cantidad fabulosa de piezas de oro artísticamente trabajadas, y 1as tumbas de donde había sido extraídas, podían identificarse por pequeñas lomas que aparentemente eran naturales, al igual que en Vicús. Bien pronto cundió una fiebre de huaquearía en Vicús. Los campesinos dejaban las tareas agrícolas y provistos de 1ampa y pico se dieron afanosamente a la tarea de abrir tumbas. Los hacendados lo hicieron con tractores. Como cabe suponer, una enorme cantidad de piezas cerámicas fueron destruidas en ese afán de sacar las piezas de oro. Pero tal cosa no importaba a los huaqueros, que preferían las joyas antiguas a los huacos. Bien pronto fueron sin embargo los huacos objeto de gran demanda y de alta cotización por intermediarios de coleccionistas nacionales y extranjeros. La información de “La Prensa” causó impacto en los círculos culturales de Lima, tanto porque nunca se había pensado que en Piura hubiera existido un grupo de tan elevado grado cultura1, como por lo cuantioso del material arqueológico extraído y su inmenso valor. El primer enviado que llegó a Chulucanas en los primeros meses del año 1963 fue el arqueólogo Ramiro Mattos Mendiola. Por ese entonces y según el diario “La Prensa” 1.500 tumbas habían sido depredadas. Según relata el Doctor Lumbreras, Mattos recorrió en compañía de Florentino Gómez, el sector, durante diez días, visitando 28 zonas arqueológicas, comprendiendo Vicús, Yécala y Frías. Al retornar Mattos a Lima, emitió un informe que más tarde (1965) fue publicado en el Tomo XXXIV de la Revista Museo Nacional, bajo el Título: “Algunas consideraciones sobre el estilo Vicús”. Es desde entonces que el nombre Vicús. se da no sólo a la zona arqueológica, sino también a la manifestación cultural. En los primeros meses de l964, el Gobierno envió al arqueólogo Carlos Guzmán Ladrón de Guevara y al Técnico José Casafranca, los que exploraron la zona de Yécala conjuntamente con el arqueólogo Toribio Mejía Xesspe. Casafranca presento al Patronato Nacional de Arqueología, un informe de 28 páginas mecanografiadas. El arqueólogo Federico Kauffmann Doig, de Chiclayo, en su obra “El Perú Antiguo” muestra dibujos de las tumbas Vicús diseñados por Casafranca, y los compara con otros muy parecidos, hechos por Wassén que corresponden a hallazgos arqueológicos en el valle colombiano de Cauca. Fue en Yécala en donde se encontró la cerámica más fina. Pedro Felipe Cortazar, en su obra Documental Perú, en el tomo dedicado a Piura al ponderar la cerámica Vicús por su belleza, colores, técnica y acabado, dice que nada tiene que envidiar a los jarrones chinos de la dinastía Ming.
LAS TUMBAS DE VICÚS
LA TIERRA DE MUERTO CULTURA VICUS
En las tumbas de 1os cementerios de Vicús, no se encuentra un cadáver en el sitio que cualquiera puede suponer. Lo que se encuentran son formas alargadas reducidas a polvo, de unos 60 centímetros de largo y 12 ó 10 cms de espesor. Es una tierra de co1or marrón oscuro en la que no quedan ni los huesos, salvo algunas piezas dentarias. Se supone que los cadáveres eran cremados y las cenizas envueltas en telas, depositadas en las tumbas, porque sí se han encontrado trozos de telas. Esto hace suponer que la cremación no se realizaba dentro de la tumba, sino fuera de ella. Luego las cenizas se trasladaban al interior de la tumba, y se daba con ellas la forma y tamaño deseados.. La denominación de tierra de muerto, fue dada por los huaqueros piuranos, los que guardaban por ellas cierto temeroso respeto. El origen de la tierra de muerte, se ha comprendido mejor cuando el 29 de Diciembre del año 2001 estalló en Lima un voraz incendio en el Centro Comercial de Mesa Redonda. que destruyó numerosas manzanas de casas y causó la muerte de 300 personas. Según los peritos, la temperatura subió en determinados momentos a 1.000 grados centígrados y sólo bastaban 400 para que hasta los huesos fueran calcinados Es así como en lo que se supuso fue el foco del siniestro, días más tarde se encontraron cuerpos reducidos a ceniza, salvo las piezas dentarias. Eso podría explicar en cierta forma, la existencia en las tumbas de Vicús de la llamada “tierra de muerto”. Lo que no se ha podido explicar, como es que lograron tan altas temperaturas al cremar sus cadáveres. No se han llegado a descubrir, lo que pudieron serlos crematorios de los antiguos Vicús.
LAS POBLACIONES DE LOS HABITANTES DE VICÚS.
La presencia de cementerios con tan gran cantidad de tumbas hace pensar que la zona fue bastante poblada. La existencia de obras de ingeniería hidráulica refuerza tal criterio. El Doctor Lumbreras supone sin embargo que cada población no seria de más de 50 viviendas. De ser así estarían diseminadas en el área como las actuales poblaciones campesinas. No hay vestigios de las antiguas poblaciones, como en la sierra peruana, porque no se utilizó la piedra para construir las viviendas. El material liviano que se uti1izaba. , se destruyo con el tiempo. Hay numerosas piezas cerámicas que permiten apreciar como eran las casas de esos antiguos piuranos. Son como maquetas de arcilla. Hay una que se compone de tres secciones. Dos delante de un solo piso y una atrás de dos plantas. Las dos secciones de adelante son de un ambiente cada una. Una de ellas tiene un techo a dos aguas y la otra 1o tiene plano horizontal. Los techos están sostenidos por vigas y troncos que se supone son de algarrobo. No tienen paredes y por lo tanto son sitios de estar para guarecerse del sol y de la lluvia. Cualquier viajero que recorre el agro piurano, puede en la actualidad ver que en medio del quemante desierto se alzan a veces solitarias construcciones que sólo tienen un techo. Son sitios para descansar y para protegerse del intenso sol piurano. La pieza tipo maqueta, representa en la parte posterior un conjunto de tres ambientes en los bajos y uno en los altos a donde se llega por medio de una escalera doble. Los ambientes de los bajos tienen techo y tres paredes. En la pared del fondo una pequeña ventana hace el papel de mirador. El ambiente de la planta alta tiene techo y una pared de fondo. Son numerosas las piezas arqueológicas dobles, que tienen una parte formada por una vasija y la otra por una casa de un sólo ambiente con techo a dos aguas y dentro de ellas un hombre. Las viviendas se levantaban preferentemente sobre las lomas. Eso sin duda permitía a sus habitantes dominar un horizonte más amplio
LA AGRICULTURA Y LOS CANALES DE RIEGO DE LA CULTURA VICUS
ALIMENTOS
Además de los productos de la tierra, los vicusianos también aprovechaban los productos del mar. Al igual que en el resto del Perú, existía el cuy, un pato nativo y se consumía igualmente carne de ciervos y de sajinos. Los alimentos los colocaban en vasijas de arcilla o en mates le calabaza, como hasta ahora se usan.Se cocían en ollas de arcilla, y el agua lo mismo que la chicha, se guardaba en vasijas de gollete largo y angosto como las cantarillas, que hasta hace poco se usaron. En ellas los líquidos se conservaban frescos.
LAS CLASES SOCIALES DE LA CULTURA VICUS
Las tumbas en primer lugar y las representaciones de personajes en las piezas de arcilla permiten suponer que en Vicús existía una sociedad estratificada. Habían nobles ligados al gobierno, soldados, comerciantes, agricultores y esclavos. José Casafranca en el informe que presentó, se refiere a la Tumba 11 en la que encontró más de un centenar de objetos. Lo más interesante era una corona lo cual hace suponer que el muerto era un curaca.. Otros objetos también hacían pensar en la alta clase del difunto por cuanto eran muchas piezas de oro, de plata y cobre con incrustaciones de turquesas. Cuchillos, máscaras, cinturones con lentejue1as, vasos, collares, y pendientes para orejas, labios y nariz.Los soldados eran sin duda alguna, como en toda sociedad antigua, los que ocupaban el segundo lugar. Los huacos los representan con bonetes especiales que parecen coronas, grandes orejeras como los nobles orejones incas, con una arma defensiva que era el escudo y la macana como arma de ataque. La existencia de los comerciantes esta dada por las relaciones que por el norte se tenían con los pueblos del sur del Ecuador, y también por los contactos con las culturas que se desarrollaron en Lambayeque y Trujillo. Los comerciantes permitían también que productos marinos, 1legaran hasta Vicús para ser consumidos presumiblemente por las clases pudientes. La agricultura tuvo que ocupar una gran cantidad de pobladores. En esas labores también participaban las mujeres. Los esclavos eran sin duda los vencidos en las luchas entre tribu y tribu que no habían sido sacrificados. Se han encontrado numerosos huacos que representan a hombres en cuclillas con las manos amarradas por atrás y una soga al cuello. Algunos de estos huecos se han hal1ado en las islas guaneras frente al litoral piurano y hacen suponer, que los prisioneros eran llevados a esos lugares a realizar trabajos forzados en la excavación del guano, tarea que no era grata a los demás.
LOS DIOSES, LA RELIGIÓN. CULTURA VICUS
Para muchos pueblos antiguos de la costa peruana, sus Dioses salían siempre del mar y algunos volvían a él. Eran siempre personajes poderosos llenos de gran majestad. Lo infinito del mar, que siempre se perdía en el horizonte juntándose aparentemente con el cielo, constituía un misterio imposible de desentrañar. Por eso el mar para los antiguos fue una especie de morada de los dioses. Se le conocía con el nombre de mama-cocha o madre-mar, en el imperio Incaico. Los indios creyeron en un principio que los españoles eran enviados de los dioses, y como llegaron por el mar les llamaron Viracochas, o hijos del mar o también espuma del mar. Cuando más tarde los conquistadores dieron muestras de crueldad inaudita, siempre los siguieron llamando Viracochas, pero no como dioses, sino como especies de demonios, que no eran hijos de mujer. Garcilaso explica que los indios de la costa creían que la tierra flotaba sobre el mar, y que al atardecer el sol se retiraba a descansar en 1as aguas, pero a causa de su gran fuego y calor secaba parte de las aguas. Creían también que el Sol era un gran nadador que se zambullía en el agua y aparecía por el otro lado. El cronista Fray Gregorio García, en su obra “Origen de los Indios”, relata una leyenda que también había a recogido Betanzos, según la cual, Viracocha recorrió el Perú de un extremo al otro, avanzando hacia el norte, y tras de pasar por la región de Piura, llegó a Puerto Viejo y se metió en el mar. El cronista Sarmiento también refiere la 1eyenda de Viracocha y de sus arribo por tierra a Puerto Viejo y Mantas, en donde ingresó al mar caminando sobre las aguas con dos criados, como si fuera espuma. Los cronistas Herrera y Cieza de León hablan de dos Viracochas y que uno de ellos habría llegado al norte. Sin embargo de ser tan generalizada esta leyenda, parece que el hombre de Vicús no la llegó a conocer por que no hay representación alguna en las decenas de miles de piezas de cerámica que se han extraído. Representaciòn del dios Ai-apaec Rebeca Carrión Cachot, discípula de Tello al cual sucedió en la dirección del Museo Nacional de Antropología y Arqueología, hizo conocer en 1953 un mito que existía en la costa norte del Perú, de acuerdo al cua1 se habría divinizado a un ser ornitomorfo humanizado. Era una mujer con cabeza de pájaro que bien podía personificar a la luna, a la que llamaban Shi. Los vicusinos también han dejado ceramios representando a seres ornito-antropomorfos, pero no en una cantidad que puedan hacer pensar en la existencia de un culto a un ser alado. No es pues una idea predominante, la de ese supuesto dios femenino alado. Hay una gran cantidad de ceramios que representan aves, pero en su forma natural y no deidificados. Lo mismo sucede con la representación de felinos, como el puma y el jaguar, paro como este es propio de la zona selvática, lo que se ha tratado de representar ha sido al tigrillo y aun al gato montés. Pero de lo que no hay duda, es de la existencia de una casta sacerdotal. Hay ceramios que representan hombres con máscaras de felinos, y atavíos especiales en momentos en que hacen sacrificios humanos. El respeto a los muertos, fue sin duda motivo del un ceremonial especial y la cremación de los cadáveres tuvo que hacerse con intervención del sacerdote o gran brujo. En las tumbas, además de huacos y objetos de metal, se ponían conchas perleras y también perlas procedentes de Sechura.
LA VIDA QUE HACÍA LA GENTE DE VICÚS.
LA CERÁMICA DE VICÚS.
LOS HUACOS SILBADORES DE LA CULTURA VICUS
LA ORFEBRERÍA DE LA CULTURA VICUS
Llamada también la Venus de Frías, representa a una mujer desnuda trabajada en oro repujado, martillado y soldado por mitades. Se advierte cierto movimiento para la cabeza y para las manos. Parece que las manos descansaban en a1gún objeto en cuyo caso la estatuilla formaba parte de un conjunto. Los rasgos de la estatuilla son notoriamente femeninos a pesar de sus anchos hombros y angostas caderas. Dos argo1las penden de las orejas y 1os ojos son enormes.
LA COLECCIÓN VICÚS
Una gran cantidad de. piezas de orfebrería y de cerámica, se encuentran en museos de Estados Unidos y Europa. En el Perú otras muchas, fueron a incrementar el Museo Brunning de Lambayeque, Museo Rafael Larco Herrera de Chiclín, el Museo Nacional de Antropología y Arqueología de Lima, y el Museo Oros del Perú, de Lima. En el departamento de Piura, hay una pequeña Colección en el Museo de la Municipalidad de Chulucanas. La Municipalidad de Piura tiene varias colecciones. Una vendida simbólicamente por don Luis R. Elías y después otra muy valiosa donada por el P. Justino Ramírez El hacendado don Domingo Seminario Urrutia, logró sin duda formar la más valiosa colección de cerámios y piezas metálicas, habiendo recibido en 1966 la condecoración al “Mérito por Servicios Distinguidos” que le otorgó el Ministerio de Rela¬ciones Exteriores. Las 3.600 piezas de 1a colección, fueron vendidas en millo¬naria suma al Banco Popular, y luego al Banco de la Nación. En la obra “El Arte y la Vida Vicús” aparecen reproducidas 300 piezas.
ÁREA DE INFLUENCIA DE LOS VICÚS
El arqueólogo Mattos Mendieta se refiere a una amplia área de influencia geográfica de la cultura o del estilo Vicús. Dicha área no sólo abarcó parte de la provincia de Morropón donde tuvo su núcleo principal sino que se prolongó hasta la provincia de Ayabaca y llegó hasta la actual frontera con el Ecuador, abarcando también el norte de la provincia de Piura en donde está Tambogrande. Los lugares indicados por el arqueólogo Mattos son: Piedras sagradas; en la región agraria de Pariguaná, a 6 km al NO de Frías, en donde hay una gran mole con petroglifos, representando caras humanas, felinos y lechuzas. La cerámica de la superficie es de color rojo, gruesa y tosca.
El complejo Callingará muestra, pues, un lugar donde vivían los antiguos pobladores, los terrenos de cultivo para su diario quehacer y el cementerio. El lugar es húmedo y cubierto con niebla permanente, lo que permite pastos y vegetación.
Otra importante zona de influencia Vicús fue Sechura, a través de la cual se vinculó con el mar como lo muestra la gran cantidad de cerámios representando peces y motivos marinos.
EL FIN DE LOS VICÙS
Si el origen de los Vicús es incierto, más misterioso es todavía la forma como desa¬parecieron. La generalidad de los historiadores consideran que los Vicús aparecen el año 500 A.C y desaparecen después del año 900 D.C. Para el arqueólogo Lumbreras, los Vicús aparecen por los años 500 A.C. en la Época Formativa Temprana y desaparecen 500 año D.C. La única muestra de su existencia, es la gran cantidad de ceramios y de piezas metálicas encontradas, sobre todo en sus cementerios. Los ceramios son como una historia de los Vicús, pues muestran las influencias culturales que sobre ellos ejercieron pueblos del norte y del sur. En los ceramios se ha encontrado una marcada influencia no solo ecuatoriana, sino hasta de Colombia, lo que lleva a suponer un origen sur ecuatoriano. Posteriormente recibieron la influencia Mochica, que parece no los sometieron, sino que establecieron colonias en su territorio, instruyéndolos en el gran dominio del arte cerámico que tenían. Los Vicús no recibieron ninguna influencia de los Chimus, porque cuando estos apare¬cieron, los Vicús ya no existían. En el Período Pre Cerámico por los años 1.300 A.C. penetraron en lo que hoy es la provincia de Ayabaca grupos humanos muy primitivos, nómades cazadores y recolectores que procedían de la Selva. En ella se había asentado la gran nación jívara, de la cual se desprendieron densos grupos humanos que fueron a ocupar las tierras del Sur Este del Ecuador, constituyendo la etnia de los Malacatos y más al sur, los Calvas. Tras de cruzar los ríos Macará y Espíndola, ingresaron a Ayabaca donde se volvieron sedentarios y fueron desenvolviéndose, recibiendo la influencia de las culturas Sur Ecuatorianas, llegando a formar la etnia de los Ayahuacas, grupo componente de los Guayacundos. Estos fueron vecinos de los Vicús primero y de los Tallanes más tarde, y comercializaron y se mezclaron con ellos. Entre los años 600 y 900 D.C. se produjo la decadencia de los Mochicas y por lo tanto de su colonia Vicús, lo que permitió que los Ayahuacas se fueran infiltrando en su territorio y también los tallanes. Ya en el año 1.000 D.C. los tallanes se habían posesionado valle del Alto Piura, teniendo co¬mo curacazgos principales a Pabur y Serrán. Posteriormente, los Ayahuacas que habían evolucionado hasta convertirse en la Federación de los Guayacundos, se ubicaron en Caxas. El arqueólogo Lumbreras asegura que Jhon Rowe encontró en diversos lugares de Piura cerámica Wari y que Ramiro Matos la halló en Vicús. Cuando los españoles llegaron al valle del Piura, no encontraron ni vestigios de Vicús y ningún cronista se refiere a ellos. Por mucho tiempo los historiadores y arqueólogos ignoraron totalmente la existencia de la nación Vicús. Recién en 1963, se supo de su existencia cuando el diario “La Prensa” de Lima denunció que huaqueros en el valle del Alto Piura estaban saqueando tumbas antiguas. A partir de esa fecha, se ha puesto mucho interés por descorrer el velo que oculto por tanto tiempo a la cultura Vicús y bastante se ha avanzado, pero no lo suficiente El Banco Popular del Perú que adquirió la valiosa colección Vicús del hacendado de Pabur don Domingo Seminario Urrutia, editó un libro a todo lujo en 1978 que llamó “El Arte y la vida de Vicús”, labor que estuvo a cargo del arqueólogo y antropólogo Doctor Luis Lumbreras, Director del Museo Nacional de Arqueología y Antropología, con la cooperación de don José Bracamonte. La obra muestra 170 fotografías muy intere¬santes de ceramios y un valioso y esclarecedor texto, pero nada dice de donde llegaron los habitantes de Vicús, ni la causa y fecha de su desaparición. Otra hipótesis que se menciona como la causa de la destrucción de los Vicús, sería un Niño excepcionalmente fuerte, con intensas lluvias como ocurre en esa región, que o¬bligó a la población a dispersarse. Simposio 1980 El evento se realizo en el Club Grau, y su desenvolvimiento demostró una magnifica organización. Se invitaron al mismo, personalidades peruana vinculadas a las investigaciones del pasado histórico de esta región, como la doctora trujillana Mercedes Cárdenas, el arqueólogo chiclayano Federico Kauffman Doig, el escritor e historiador Juan José Vega, el arqueólogo Ramiro Matos Mendieta y al historiador Gorky Elizaldo Medradas, profesor de arqueología de la Universidad de Guayaquil.
KAUFFMAN DOIG
Desde 1963, Ramiro Matos había propuesto el nombre de Vicús, a la fase cultural de esa zona, en lugar de Sechura como desde 1960 había sido propuesto por Edward Lanning. Nuevas Investigaciones en Vicús – Ñañañique. También en Chulucanas, la catástrofe’ pluvial de 1983 dejó al descubierto ruinas que antes no se hubieran podido imaginar. Una vez más la casualidad vino en ayuda de la ciencia y de la historia. Fue en la zona de Chu1ucanas, en donde las torrenciales lluvias se presentaron con más intensidad, produciendo erosión en muchos cerros y fue así como en la zona de Vicús, varias grandes piedras que habían quedado sueltas por haberse disuelto la argamasa que las unía para formar una pared de confección muy antigua, fueron aprovechadas para obras de defensa contra las inundaciones. De esa forma quedaron al descubierto restos arqueológicos. Otro tanto ocurrió con el cerro Ñañañique al norte de la ciudad de Chulucanas, de donde se extrajeron gran cantidad de piezas de cerámica por los huaqueros. Todo eso llegó a conocimiento de arqueólogos nacionales y extranjeros, motivando su interés. La misión ORMSTOM, que es una organización científica apoyada por el Gobierno francés para actuar en los países en desarrollo, se unió al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONCYTEC) del Perú, y a la Universidad Católica, para acometer un largo y ambicioso proyecto de investigación, por un período de seis años. Se interesaron también en el Proyecto, Alemania Occidental y Polonia. Como Director General de todo el proceso de investigación, actúo el arqueólogo alemán y catedrático de la Universidad de Bonn, Peter Kaulicke. El proyectó científico se ha dividido en dos sub-proyectos que actuaron simultanea independientemente, pero en forma coordinada. El. Sub-proyecto Cerro Vicús, estuvo a cargo del arqueólogo po1aco Cristóbal Mackowsky. El Sub-proyecto cerro Ñañañique, lo dirigió el arqueólogo francés Jean Guffroy. . Ya antes en esta misma historia, hemos dicho que en Piura queda aún mucho por descubrirse y también existen bastantes velos por descorrer. Podríamos asegurar que recién se está empezando a conocer la verdad de nuestro remoto pasado, y quizá el futuro nos depare muchas grandes y gratas sorpresas. Los tres arqueólogos extranjeros eran catedráticos en la Universidad Católica y llegaron a Piura en Febrero de 1987 y luego en Junio del mismo año, acompañados de los estudiantes de esa misma universidad Guillermo Gadmi, Patricia Muriello Valdés; Horacio Dulanto y Antonio Murao. Igualmente formaba parte del grupo el arqueólogo peruano Víctor Pimentel del Instituto Nacional de Cultura.
CERRO VICÙS
Las terrazas encontradas en la primera fase de la investigación son 4 que en total suman 80 metros de 1argo. Se encuentran superpuestas aprovechando las 1aderas del cerro. Dos de ellas, la más alta tienen 40 metros de largo, 17 m. de ancho y 3.50 m. de altura. Se ubican unas en sentido transversal y otras en forma longitudinal, a más o menos 180 metros de altura. Las terrazas más altas se comunican con el camino al valle, por rampas laterales que pudieron ser escaleras en su origen, pero sufrieron la erosión de las lluvias. Los muros de las terrazas son de grandes piedras unidas entre sí por argamasa de barro. Desde 1976 empezaron a ser sustraídas por los huaqueros que buscaban piezas cerámicas y en 1983, las torrenciales lluvias por una parte y los hombres de otra , completaron el daño. Las piedras se utilizaron en obras de defensa contra las inundaciones. En el santuario ceremonial, se encontraron cuatro filas de conchas alineadas de Este a Oeste. También piezas de cuarzo de 15 y 18 cms dispuestas en la misma forma.
CERAMIO ESTILO VICÙS – MOCHE
Las conchas eran sin duda ofrendas sagradas que para los antiguos tenían mucho valor. Esas conchas no se dan en el litoral piurano, pero si en el ecuatoriano, de tal manera que supone también una comunicación comercial con los grupos humanos del sur del Ecuador en donde florecieron varias culturas. En cuanto a las piezas de cuarzo, el hallazgo no tiene precedentes, pues no se han encontrado cosa igual en restos arqueológicos de la costa. Sin embargo, hay que hacer notar, que también en Tambo grande se han encontrado vasos tallados de material similar. Para Mackowsky, la cultura Vicús se inició entre 500 y 200 años antes de nuestra era, lo que coincide con el Cuadro de Cronología de las Culturas Primitivas de Piura-Tumbes que hemos dado a conocer antes. De acuerdo a ese Cuadro, en e1 Perú pueden considerarse dos Estadios Culturales: a) Las Culturas Incipientes, y b) Las Altas Culturas. Cada Estadio Cultural, se divide en Períodos Culturales y estos en Épocas. Los Períodos Culturales son tres:
Entre el Horizonte Medió y 1os otros dos, se intercalan:
De acuerdo a nuestro estudio, la cultura Vicùs, se inicia en el Perìodo Horizonte Temparno, Época Formativa Temprana entre los 500 y 600 años A.C. con el llamado Vicùs Negativo y termina aproximadamente 200 A.C. En el Período Intermedio Temprano se ubica el Vicús-Vicús entre los años 200 A.C y 700 después de Cristo. Es el apogeo del Vicús auténtico. En el Periodo intermedio Tardío, aparece el Vicús Mochica, entre los 700 y 900 años D.C. El diario «El Tiempo» de Piura, en «Historia de Piura», decía que los periodos establecidos según los estudios realizados sobre los cambios de estilos de los ceramios y en la arquitectura de las tumbas, se pueden considerar: Primer Período de 500 a.c. a 300 a.c. Segundo Período de 200 a.c. a 700 d.c. (Algunos consideran que se extendieron hasta el 1.100 o el 1.200 d.c. cuando los chimús dominaban totalmente la zona) Hay muchas discrepancias entre los historiadores en cuanto a la fecha en que se inicia la Cultura Vicús. Así el mismo diario «El Tiempo», daba las siguientes opiniones de historiadores con relación a la posible aparición de los Vicús:
La plataforma tiene tres metros de alto y una hectárea de extensión. Aparentemente parece natural, pero es artificial y se encuentra delimitada por piedras colocadas en hileras. En esta plataforma se han encontrado restos de cenizas, lo que supone se hacían ofrendas y sacrificios. El conjunto habitacional o administrativo, consta de tres ambientes, y el conjunto tiene 13 metros de largo por 6 de ancho. Dos de ellos son rectangulares y el tercero es semí-circular. Se encuentran igualmente delimitados por hileras de piedras y en algunos de ellos hay hasta tres hileras paralelas.
CULTURA ÑAÑAÑIQUE
En una pequeña quebrada que se ha venido usando como muladar, se han encontrado restos de cenizas, huesos y trozos de cerámica muy finas, con características del Formativo Temprano (Período Horizonte Temprano). Hay una pared formada por piedras de gran tamaño incrustadas en las laderas rocosas en donde penetran hasta metro y medio. El ancho de esta pared es de unos 80 centímetros. La pared se interrumpe por trechos y luego trepa hasta un cerro ubicado a 500 metros. El muladar al que nos referirnos en el acápite anterior, cubría en realidad una pequeña quebrada cuya existencia se reveló recién con, el periodo lluvioso de 1983. Las aguas barrieron el muladar y dejaron al descubierto un cementerio antiguo, del cual los arqueólogos sacaron tres cadáveres de adultos y uno de infante. En el cráneo de un adulto, se encontró, un pequeñísimo feto humano, completamente disecado. Guffroy supone que este cementerio corresponde a la Época Formativa Tardía (Del Horizonte Temprano 200 a 500 años AC.).Considera el arqueólogo que la cultura Chulucanas pudo estar influenciada por la cultura Chavín. De ser así echaría por tierra el supuesto que el desierto de Sechura fue una valía natural, que impidió el contacto entre los grupos humanos que existían en nuestro departamento y las culturas que florecieron más al sur. Al menos, si no en muy gran escala, la comunicación llegó a existir, según Guffroy. También considera que la insalubridad de la región ecuatoriana de Catamayo al norte, no significó barrera para las inf1uencias de las culturas que florecieron al sur del Ecuador. Este criterio de Guffroy, de la influencia cultural ecuatoriana si es admitido por numerosos estudiosos, pues las investigaciones realizadas por los científicos de la Universidad de Tokio, en Tumbes -sobre todo- y más tarde en el bajo Chira, así lo han demostrado. Guffroy asegura que las cerámicas con decoraciones en blanco, rojo, negro y marrón muestran el nexo con Chavín. Sobre todo lo intrigó mucho el hallazgo de una chaquira de jaspe, que originalmente tuvo que haber pertenecido a un collar. Esa cuenta tenía 1.5 cm de diámetro y en ella había sido cincelada con gran cuidado la cabeza de un felino, como los que en gran tamaño aparecen en Chavín. En abril de 1998, los periódicos de Piura, divulgaron una noticia propalada por el Licenciado Luis Chaparro, Director del INC de Piura. Se trataba del hallazgo en Chulucanas de un monolito tallado de 3.15 metros de largo y de medio metro de diámetro, que tenía tallados dibujos lineales y en la parte central un circulo circunscrito en un cuadrado. El hallazgo se produjo, en forma casual, cuando unos obreros abrían una zanja para encausar un canal de regadío en las proximidades del Asentamiento Humano Edgardo Mercado Jarrín. Se le ha asociado con la cultura de Ñañañique y se le supone una antigüedad de 500 años antes de Cristo, vinculándolo con la cultura Chavín, por su semejanza con el famoso Lanzón En 1987 se encontraban los arqueólogos en los inicios de lo que parecía ser una muy interesante investigación que podía traducirse en hallazgos de mucha importancia. Sin embargo después se hizo el silencio y se abandonaron las investigaciones. En abril de 1998, los periódicos de Piura divulgaron una noticia propalada por el Licenciado Luis Chaparro Director del INC de Piura. Se trataba del hallazgo en Chulucanas de un monolito tallado de 3.15 metros de largo y de medio metro de ancho, que tenía dibujos lineales y en la parte central un círculo circunscrito en un cuadrado. El hallazgo se produjo en forma casual, cuando unos obreros abrían una zanja para encausar un canal de regadío en las proximidades del Asentamiento Humano «Edgardo Mercado Jarrín», por lo cual se le ha asociado a la cultura de Ñañañique, se le supone una antiguedad de 500 a.c. y se le vincula con la cultura Chavín, por su semejanza al famoso Lanzón.
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