BIOLOGÍA

La Ciencia Bioquímica

La Ciencia Bioquímica es la química de la vida, es decir, la rama de la ciencia que se interesa por la composición material de los seres vivientes. Esta ciencia estudia los compuestos elementales que conforman y permiten que los seres vivos se mantengan con vida: las proteínas, los carbohidratos, los lípidos y los ácidos nucleicos.

La bioquímica estudia los procesos y reacciones químicas que ocurren entre estos compuestos, tanto en las células como en el organismo. A este conjunto de reacciones bioquímicas se las denomina metabolismo, en otros, catabolismo, cuando se trata de la degradación de compuestos para la obtención de energía, y anabolismo, cuando se trata de la síntesis de compuestos complejos.

La bioquímica existe como campo científico a partir de la distinción de la química orgánica (la que encabeza estructuralmente el carbono) y también la química inorgánica.

Esta ciencia considera que las moléculas que componen a los seres vivos están formadas por carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, fósforo y azufre, moléculas que a su vez conforman a las células, los órganos y sistemas de órganos que conforman a los seres vivos.

Es una ciencia eminentemente experimental, que recurre al método científico, . Su comprensión molecular de la vida es, lógicamente, consecuencia del desarrollo de la teoría celular y del desarrollo moderno de la física, química y biología.

Historia de la bioquímica

La biología molecular moderna, entre otros, dio pie a muchos avances de hoy en día.

Si bien la bioquímica como tal es un campo del saber relativamente moderno, sus antecedentes datan desde tiempos remotos. Un ejemplo muy antiguo y donde se ve reflejada la bioquímica, consiste en el proceso de fabricación del pan, cuando se le añade la levadura (fermentación).

Pero el inicio propiamente dicho de esta disciplina se ubica en 1828, cuando Friedrich Wöhler publicó un artículo sobre la síntesis de la urea, que demostraba que los compuestos orgánicos, al contrario de lo que se creía, pueden producirse artificialmente en un laboratorio.

A partir de entonces la comprensión de las sustancias que componen el cuerpo de los seres vivos creció exponencialmente gracias a los estudios de Louis Pasteur, Albrecht Kossel, Wilhelm Kühne y Eduard Buchner en el siglo XIX.

La verdadera revolución de la bioquímica se produjo en la segunda mitad del siglo XX, de la mano de la biología molecular moderna. Esto ocurrió debido al avance en el desarrollo de técnicas experimentales como la cromatografía, la centrifugación, la electroforesis, la microscopía electrónica, la resonancia magnética nuclear y otras técnicas más que son fruto del avance científico-tecnológico y de los campos de la química y la física.

Gracias a todo esto se ha logrado comprender los ciclos metabólicos celulares, la inmunología, el funcionamiento enzimático y la secuenciación del ADN, lo que permitió avances como la clonación de seres vivos, la intervención genética y las terapias génicas.

Importancia de la bioquímica

Los conocimientos de la bioquímica son clave para diversos campos aplicados del saber, como la biotecnología, la medicina, la farmacología, la agroalimentación y la salud pública, entre otros.

Esto significa que los conocimientos bioquímicos son clave para la comprensión de los diversos y complejos procesos que ocurren en la vida, lo cual es, a su vez, indispensable para aprender a protegerla y mejorar su calidad.

Ramas de la bioquímica

Uno de los intereses de estudio de la bioquímica estructural es el ADN y el ARN.

La bioquímica comprende una enorme variedad de ramas, que van cambiando y haciéndose más complejas a medida que avanzan los conocimientos de la química y la biología. Algunas de las más importantes son:

  • Bioquímica estructural. Se interesa por la arquitectura molecular de las sustancias orgánicas y las macromoléculas biológicas, como las proteínas, los azúcares o los ácidos nucleicos (como el ADN y el ARN). Uno de sus cometidos como disciplina es la ingeniería (ensamblaje artificial) de proteínas.
  • Enzimología. Está dedicada al estudio de la actividad catalítica de las enzimas, es decir, su capacidad de activar, desactivar, acelerar, desacelerar o modificar de cualquier forma las reacciones químicas que se dan dentro del organismo viviente.
  • Bioquímica metabólica. Está centrada en las diferentes rutas metabólicas que a nivel celular se dan en los seres vivientes, así como todas las reacciones químicas que posibilitan la vida tal y como la conocemos. Comprende también la bioenergética, la bioquímica nutricional y otras áreas de estudio más específicas.
  • Inmunología. Estudia las relaciones químicas que se dan entre el organismo viviente y sus agentes patógenos, como virus y bacterias capaces de provocar enfermedades. Su principal foco es el sistema inmunológico, una complicada red de relaciones de detección y respuesta a nivel celular y bioquímico del organismo.

Bioelementos biogénicos

Los bioelementos, que también reciben el nombre de elementos biogénicos (de “bio” – “vida” y “génesis” – “origen”, es decir, dan lugar a las formas vivas), son los elementos químicos que conforman a los seres vivos y pueden encontrarse tanto en solitario como en conjunción con otros formando biomoléculas. Existen alrededor de 70 bioelementos, aunque no todos están presentes en todos los seres vivos ni se encuentran en las mismas proporciones.

Entre los elementos más comunes por su abundancia en los seres vivos encontramos el oxígeno, el carbono, el hidrógeno y el nitrógeno. Resulta curioso que, a excepción del oxígeno y del hidrógeno, los bioelementos no sean los elementos químicos más abundantes en el medio físico y, sin embargo, resulten indispensables para la sustentación de la vida. La razón de esto viene dada por una serie de características y propiedades que son comunes a estos elementos biogénicos, entre las que se encuentran:

  • Su facilidad para establecer enlaces covalentes estables entre sí debido a su reducida masa atómica que, junto con el hecho de que los electrones que comparten se encuentran próximos al núcleo, favorece la formación de moléculas estables.
  • Las uniones covalentes entre bioelementos, en especial cuando están involucrados el oxígeno o el nitrógeno (que son especialmente electronegativos), con frecuencia dan lugar a que se formen moléculas polares solubles en agua, que tiende a ser el medio en que tienen lugar las reacciones biológicas, por lo que estas se ven facilitadas.
  • Los bioelementos son de fácil incorporación por parte de los organismos vivos desde el medio, pues suelen encontrarse formando parte de moléculas sencillas tales como H2O o CO2, lo cual facilita el intercambio continuado de estos elementos entre el medio físico y la materia viva.

Clasificación de los bioelementos en primarios y secundarios

Existen diferentestipos de bioelementos: clasificados según su abundancia relativa en los organismos vivos en mayoritarios,oligoelementos esenciales y oligoelementos no esenciales. Los bioelementos mayoritarios se caracterizan por estar siempre presentes en los organismos vivos. Dentro de este grupo, se diferencian 2 subgrupos de bioelementos: losbioelementos primarios y secundarios.

A continuación, en los siguientes apartados, se exponen los diferentes tipos y cuál es la función de los bioelementos primarios y los bioelementos secundarios, así como de los oligoelementos.

Cuáles son los bioelementos primarios

Los bioelementos primarios se encuentran en una proporción aproximada de 95% en la materia viva y son esenciales para la formación de biomoléculas. Entre los bioelementos primarios se incluyen:

  • Carbono: elemento esencial en la formación de cadenas hidrocarbonadas mediante enlaces sencillos o dobles que sirven como esqueleto de grandes moléculas.
  • Hidrógeno: el otro elemento indispensable en las cadenas hidrocarbonadas, aparte de formar parte de la molécula de agua.
  • Oxígeno: forma parte de moléculas tan indispensables como el H2O, el CO2, etcétera.
  • Nitrógeno: elemento constitutivo de aminoácidos y ácidos nucleicos, generalmente presente en forma amino (-NH2).
  • Fósforo: necesario para la síntesis de ATP (adenosín trifosfato), molécula esencial para proporcionar energía en las reacciones bioquímicas que tienen lugar en los seres vivos.
  • Azufre: componente estructural de proteínas mediante el establecimiento de enlaces disulfuro.

Cuáles son los bioelementos secundarios

Por su parte, losbioelementos secundarios son algo menos abundantes que los primarios, pero juegan papeles esenciales en la fisiología celular. Dentro de los bioelementos secundarios se encuentran:

  • Calcio: se encuentra comúnmente en la naturaleza formando carbonato cálcico, elemento fundamental en los esqueletos y caparazones de crustáceos, moluscos y muchos otros organismos vivos. Además, el calcio está implicado en los procesos de contracción muscular.
  • Sodio: junto con el potasio y el cloro, abundan en el medio interno celular y son fundamentales para mantener la salinidad y el equilibrio de cargas eléctricas en membrana plasmática celular. También desempeña un papel importante en la transmisión del impulso nervioso.
  • Potasio: involucrado en la transmisión del impulso nervioso, junto con el sodio.
  • Magnesio: aparece como cofactor de varios enzimas, así como formando parte de la clorofila.
  • Cloro: mantiene la polaridad dentro de la célula y la permeabilidad de las membranas celulares, entre otras funciones.

Oligoelementos esenciales y no esenciales

Los oligoelementos esenciales se encuentran en los organismos vivos en una proporción que no supera el 0.1%, lo cual no disminuye su carácter esencial, y tanto su ausencia como su exceso pueden provocar importantes carencias y problemas en el organismo. Dentro del grupo de los oligoelementos esenciales se incluyen:

  • Hierro: elemento esencial en la hemoglobina (para el transporte de oxígeno) y en los citocromos de la cadena respiratoria.
  • Manganeso: forma parte de diversos enzimas, como la superóxido dismutasa, de actividad antioxidante.
  • Cobre: compuesto del pigmento hemocianina.
  • Zinc: involucrado en procesos de crecimiento, en la síntesis de insulina y en la defensa del sistema inmunitario.
  • Flúor: proporciona resistencia a huesos y dientes.
  • Yodo: elemento fundamental en la formación de la hormona tiroidea tiroxina.
  • Boro: esencial en especies vegetales para el mantenimiento de la pared celular.
  • Silicio: necesario en la formación del esqueleto y en la calcificación ósea.
  • Cromo: involucrado en el metabolismo de azúcares y favorece la introducción de la glucosa en las células.
  • Vanadio: esencial en ciertos organismos distintos al ser humano.
  • Cobalto: forma parte de la vitamina B12, necesaria para el buen funcionamiento del sistema nervioso.
  • Selenio: tiene función antioxidante y es importante para el correcto funcionamiento muscular.
  • Molibdeno: interviene en la producción de ácido úrico y favorece el correcto funcionamiento de la xantino-oxidasa, un enzima encargado del metabolismo del hierro.
  • Estaño: beneficia al sistema inmunológico y es necesario para determinadas funciones bioeléctricas.

Por último, los oligoelementos no esenciales están constituidos por todos aquellos elementos químicos que, sin ser esenciales para todos los seres vivos, con frecuencia juegan importantes papeles funcionales en ellos.

Biomoléculas y principios inmediatos

Una vez comprendido qué son los bioelementos y cuál es su clasificación, podemos abordar el concepto de los principios inmediatos, que son las formas combinadas en la que se suelen encontrar los bioelementos. Existen métodos físicos como la evaporación, la filtración, la destilación y la centrifugación, entre otras, que permiten la separación de estos componentes de la materia viva sin alterar su estructura molecular.

Los principios inmediatos pueden dividirse enprincipios inmediatos orgánicos las llamadas biomoléculas, que incluyen los glúcidos, los lípidos, las proteínas y los ácidos nucleicos y que son exclusivas de la materia viva y, por ende, han de ser sintetizados por los seres vivos o principios inmediatos inorgánicos, entre los que se encuentran el agua y las sales minerales (sólidas o en disolución) que, además de en los seres vivos, también se encuentran presentes en la materia inorgánica. A su vez, las biomoléculas pueden ser simples, si están formadas por la unión de varios átomos de un mismo elemento (por ejemplo, el oxígeno, O2), o compuestas, cuando están compuestas por la combinación de átomos de elementos químicos diferentes (como ocurre con el agua, H2O).

Las biomoléculas tienen funciones estructurales (como ocurre con las proteínas, los lípidos y las sales minerales), energéticas (glúcidos y lípidos) o catalizadora de reacciones (como en el caso de los enzimas, que son proteínas).

Biomoléculas

Las biomoléculas o moléculas biológicas son todas aquellas moléculas propias de los seres vivos, ya sea como producto de sus funciones biológicas o como constituyente de sus cuerpos. Se presentan en un enorme y variado rango de tamaños, formas y funciones. Las principales biomoléculas son los carbohidratos, las proteínas, los lípidos, los aminoácidos, las vitaminas y los ácidos nucleicos.

El cuerpo de los seres vivos está conformado principalmente por combinaciones complejas de seis elementos primordiales: el carbono (C), el hidrógeno (H), el oxígeno (O), el nitrógeno (N), el fósforo (P) y el azufre (S). Esto se debe a que estos elementos permiten:

  • La formación de enlaces covalentes (que comparten electrones) sumamente estables (simples, dobles o triples).
  • La formación de esqueletos tridimensionales de carbono.
  • La construcción de múltiples grupos funcionales con características sumamente distintas y particulares.

Por esta razón, las biomoléculas suelen estar constituidas por este tipo de elementos químicos. Las biomoléculas comparten una relación fundamental entre estructura y funciones, en la que interviene también el entorno en el que se encuentran. Por ejemplo, los lípidos poseen una parte hidrófoba, o sea, que repele el agua, por lo que suelen organizarse en presencia de ella de modo tal que los extremos hidrófilos (atraídos por el agua) queden en contacto con el entorno y los hidrófobos queden a su resguardo. Este tipo de funciones son fundamentales para la comprensión del funcionamiento bioquímico de los organismos vivientes.

Según su naturaleza química, las biomoléculas pueden clasificarse en orgánicas e inorgánicas.

Biomoléculas inorgánicas

Las biomoléculas inorgánicas no están basadas en el carbono.

Las biomoléculas inorgánicas son todas aquellas que no están basadas en el carbono, excepto algunas como el CO2(g) y en CO. Estas pueden ser parte tanto de los seres vivientes como de los objetos inanimados, pero no por eso dejan de ser indispensables para la existencia de la vida. Estos tipos de biomoléculas no forman cadenas de monómeros como en el caso de las orgánicas, es decir, no forman polímeros, y pueden estar formadas por distintos elementos químicos.

Algunos ejemplos de biomoléculas inorgánicas son el agua, determinados gases como el oxígeno (O2) o el hidrógeno (H2), el NH3 y el NaCl.

Biomoléculas orgánicas

Las biomoléculas orgánicas son producto de las reacciones químicas propias del cuerpo.

Las biomoléculas orgánicas están basadas en la química del carbono. Estas biomoléculas son producto de las reacciones químicas del cuerpo o del metabolismo de los seres vivientes. Están constituidas fundamentalmente por carbono (C), hidrógeno (H) y oxígeno (O). También pueden tener como parte de su estructura elementos metálicos como hierro (Fe), cobalto (Co) o níquel (Ni), en cuyo caso se llamarían oligoelementos. Cualquier proteína, aminoácido, lípido, carbohidrato, ácido nucleico o vitamina es un buen ejemplo de este tipo de biomoléculas.

Funciones de las biomoléculas

La herencia en los seres vivos es posible gracias a la existencia del ADN.

Las biomoléculas pueden tener diversas funciones, tales como:

  • Funciones estructurales. Las proteínas y los lípidos sirven como materia de sostén de las células, manteniendo la estructura de membranas y tejidos. Los lípidos también constituyen la reserva de energía en los animales y las plantas.
  • Funciones de transporte. Algunas biomoléculas sirven para movilizar nutrientes y otras sustancias a lo largo del cuerpo, dentro y fuera de las células, uniéndose a ellas mediante enlaces específicos que luego pueden romperse. Un ejemplo de este tipo de biomolécula es el agua.
  • Funciones de catálisis. Las enzimas son biomoléculas capaces de catalizar (acelerar) la velocidad de determinadas reacciones químicas sin formar parte de la reacción, por tanto, no constituyen ni un reactivo, ni un producto. Estos tipos de biomoléculas regulan un numeroso grupo de procesos químicos y biológicos que ocurren en el cuerpo humano, de los animales y las plantas. También existen los inhibidores, que son moléculas que disminuyen la velocidad de determinadas reacciones químicas y, por tanto, también intervienen en la regulación de los procesos químicos y biológicos. Ejemplos de enzimas son la amilasa, que se produce en la boca y permite descomponer moléculas de almidón, y la pepsina, que se produce en el estómago y permite descomponer proteínas en aminoácidos.
  • Funciones energéticas. La nutrición de los organismos vivos puede ser autótrofa, cuando son capaces de sintetizar los compuestos fundamentales para su metabolismo a expensas de moléculas inorgánicas (sin depender de otro ser vivo), o heterótrofa, cuando obtienen la materia orgánica necesaria para su metabolismo a partir de la materia orgánica sintetizada por otros organismos autótrofos o heterótrofos (dependiendo de otro ser vivo). En ambos casos, la energía necesaria para sostener la vida en los organismos vivos se obtiene mediante un proceso denominado oxidación, que consiste en degradar la glucosa a formas más simples para obtener energía. Los lípidos también son una fuente esencial de energía.
  • Funciones genéticas. El ADN (ácido desoxirribonucleico) es un ácido nucleico que contiene toda la información genética necesaria para el desarrollo y funcionamiento de todos los seres vivos. Además, es responsable de transmitir la información hereditaria. Por otra parte, el ARN (ribonucleico) es un ácido ribonucleico que interviene en la síntesis de proteínas necesarias para el desarrollo y funcionamiento de las células. El ADN y el ARN no actúan solos, el ADN se vale del ARN para transmitir información genética durante la síntesis de proteínas. Estas dos biomoléculas constituyen la base del genoma (todo el material genético que contiene un organismo particular), por tanto, determinan lo que es una especie o un individuo específico.

Importancia de las biomoléculas

Las biomoléculas sonindispensables para el nacimiento, desarrollo y funcionamiento de todas las células que conforman a los organismos vivos. Cumplen funciones vitales de sostén, de regulación de procesos y de transporte de sustancias en cada una de las células que forman los tejidos, órganos y sistemas de órganos.

La falta de determinada biomolécula en algún organismo vivo puede provocar deficiencias y desequilibrios en su funcionamiento, provocando su deterioro o la muerte.

Bioelementos y biomoléculas

Se denomina bioelementos a los elementos químicos a partir de los cuales se componen las biomoléculas, por tanto, son los elementos presentes en los seres vivos.

Los bioelementos pueden ser clasificados como:

  • Bioelementos primarios. Componen el 99 % de la materia viviente de todos los seres vivos conocidos. Son: carbono (C), oxígeno (O), hidrógeno (H), nitrógeno (N), azufre (S) y fósforo (P).
  • Bioelementos secundarios. Son aquellos que, si bien son indispensables para la vida y para el correcto desempeño del cuerpo, se requieren en cantidades moderadas y con fines específicos. Son: sodio (Na), calcio (Ca), magnesio (Mg), potasio (K), cloro (Cl) y flúor (F).

Además, existen los oligoelementos que son necesarios para la vida, pero en cantidades muy bajas (0,1 % de los bioelementos del cuerpo). Algunos ejemplos son: hierro (Fe), yodo (I), cromo (Cr), cobre (Cu), Zinc (Zn) y Boro (B).

Glúcidos

También llamados hidratos de carbono o carbohidratos, los glúcidos son biomoléculas que aportan energía a los seres vivos, ya sea para su uso inmediato o para su almacenamiento. Estas moléculas presentan enlaces covalentes que son difíciles de romper.

Gracias a los glúcidos, las personas obtienen la energía necesaria para desarrollar su actividad neuronal y muscular. Por eso los deportistas suelen consumir alimentos con elevadas cantidades de glúcidos (como las pastas), ya que los ayudan a realizar esfuerzos físicos intensos. Los carbohidratos también permiten que la temperatura corporal y la presión arterial se mantengan estables.

Los glúcidos, por lo tanto, siempre deben estar presentes en la alimentación debido a que son una fuente de energía. Aunque muchos creen que estas sustancias provocan un aumento de peso, en realidad lo que engorda es el exceso de calorías (las calorías que no se queman se convierten en grasa).

Los glúcidos constituyen una fuente de energía.

Su importancia para el organismo

Además de porque otorgan energía al organismo, los glúcidos se considera que es necesario que estén presentes en la alimentación de cualquier persona si esa quiere llevar a cabo una dieta sana, completa y equilibrada. Y es que dichos elementos traen consigo otra serie importante de beneficios, entre los que destacan los siguientes:

-Ayudan a lo que es el desarrollo muscular.

-Permiten mantener bajo control lo que son los niveles del colesterol.

-Favorecen lo que es la salud cardíaca.

-Ayudan a que el cerebro se encuentre en las mejores condiciones.

-De la misma manera, no hay que pasar por alto tampoco que otro importante beneficio de que los glúcidos estén presentes en la alimentación es que ayudan a reducir o a prevenir situaciones tales como la ansiedad, el estrés e incluso la depresión. Eso lo logran porque favorecen la producción de la serotonina.

-Asimismo, hay que tener en cuenta que el consumo de forma prolongada y controlada de ciertos glúcidos favorece no solo la quema de la grasa sino también lo que es la pérdida de peso. Este sería el caso, por ejemplo, de alimentos como la avena.

Clasificación de los glúcidos

Según sus características, se puede distinguir entre diversas clases de glúcidos. Los más simples, que cuentan con una única molécula, reciben el nombre de monosacáridos. En este grupo podemos encontrar a la ribosa y a la glucosa. Los glúcidos formados por dos monosacáridos, como la sacarosa y la lactosa, se conocen como disacáridos.

Cuando el glúcido dispone de entre tres y nueve moléculas de monosacáridos, es llamado oligosacárido. Además, existen los polisacáridos, cuya estructura se compone de diez o más monosacáridos.

Hidratos de carbono

El azúcar es un hidrato de carbono simple.

Los hidratos de carbono, carbohidratos, glúcidos o sacáridos son las sustancias orgánicas compuestas por hidrógeno, oxígeno y carbono, que presentan los primeros dos componentes en idéntica proporción que aparece en el agua.

En un sentido técnico, la noción de hidrato de carbono no es demasiado precisa, debido a que no se trata de átomos de carbono hidratados (unidos a moléculas de H2O), sino que estas moléculas están compuestas por átomos de carbono asociados a distintos grupos funcionales.

Tipos de hidratos de carbono

Los hidratos de carbono están considerados como la forma de almacenamiento energético primaria desde el punto de vista biológico y constituyen uno de los tres principales grupos químicos que componen la materia orgánica (junto a las proteínas y las grasas). Es posible dividir a los hidratos de carbono en simples (como el azúcar y la miel) y compuestos (cereales, legumbres, arroz).

Existen distintos tipos de carbohidratos que cumplen con diversas funciones, como el mantenimiento de la temperatura del cuerpo y de la tensión arterial, el impulso de la actividad neuronal y la conservación del desempeño adecuado de los intestinos, por ejemplo.

Las papas o patatas son alimentos ricos en hidratos de carbono.

Su importancia en la nutrición

Es importante destacar que los hidratos de carbono cumplen con un rol fundamental en la nutrición. Más del 50% de la energía diaria que requiere el organismo para su correcto funcionamiento debería provenir de los hidratos de carbono ricos en almidón, como las pastas, los cereales o las legumbres.

Las frutas y las verduras también son fuentes de hidratos de carbono. Estos alimentos además aportan vitaminas y minerales, por lo que resulta recomendable incluirlos en la dieta cotidiana.

Mito sobre los hidratos de carbono

Como lo hemos dicho antes, la función de este componente en nuestra dieta es fundamental ya que consiste en nuestra principal fuente de energía. Son los encargados de ofrecernos la glucosa, que más tarde deberemos asimilar para convertir en combustible para el normal funcionamiento de nuestro cuerpo.

Pese a que comúnmente se cree que son letales si queremos mantener la figura, es necesario que comprendamos que cuando engordamos lo que falla en nuestra dieta no es el consumo de hidratos de carbono, sino el exceso de calorías.

Debemos consumir la misma cantidad de calorías que quemamos, es decir que nuestra alimentación responda al estilo de vida que llevemos. En el caso de que comamos alimentos con un nivel calórico superior al que quemamos con nuestro ejercicio, entonces engordaremos porque nuestro cuerpo guardará ese exceso calórico en forma de grasa. Por el contrario, cuando bajamos de peso lo que ocurre es que consumimos menos energía de la que quemamos por lo que a nuestro cuerpo no le queda otra que utilizar la que se encuentra almacenada.

La cuestión de las calorías

En lo que respecta a la cantidad de calorías que nos brindan los hidratos de carbono, debemos tener presente que existen diversas variedades de alimentos de este tipo, donde cada uno aporta niveles calóricos más o menos altos.

Las calorías que más deberían preocuparnos son aquellas provenientes de las grasas porque son las más difíciles de asimilar por el organismo y que terminan acumulándose en las reservas.

Las calorías de los hidratos de carbono sobre todo aquellos ricos en azúcares nos brindan una cantidad de energía casi instantánea que puede quemarse inmediatamente si se realiza ejercicio físico pero de otra forma se acumularán en las reservas, a no ser que consumamos hidratos de tipo integrales, los cuales requieren de un proceso de absorción mucho más lento y por ende, su combustión es más provechosa.

Los hidratos de carbono y el sobrepeso

Existen además otro tipo de hidratos que son aquellos que brindan calorías vacías, las cuales solo tienen contenido calórico sin más; dentro de esta clasificación se encuentran las bebidas alcohólicas, azucaradas o aquellos dulces que se han fabricado con azúcares refinados. Son los más peligrosos porque son las que se acumulan más fácilmente, colaborando positivamente con el aumento de peso.

Dicho todo esto, cabe mencionar que, si bien ciertos hidratos de carbono contienen un nivel calórico alto que provoca el aumento de peso, no todos pertenecen a este grupo y son sumamente importantes para tener una dieta equilibrada. Lo importante es saber qué, cómo y cuánto comer teniendo siempre en cuenta qué actividades realizaremos después.

Glucosa

Para poder conocer el significado del término glucosa se hace necesario, en primer lugar, descubrir su origen etimológico. En este caso, podemos decir que es una palabra que deriva del griego y que se formó a partir de la suma de dos componentes léxicos de dicha lengua:

– El sustantivo «gleukos», que puede traducirse como «vino dulce».

– El sufijo «-osa», que se usa en química para darle nombre a lo que son los azúcares.

Asimismo, es importante saber que glucosa es un neologismo al que le dio forma el científico francés Jean Baptiste Dumas (1800 – 1884). No obstante, hay que resaltar que en esa denominación también jugaron un papel esencial el resto de sus compañeros de la Academia de Ciencias, entre los que se encontraban químicos de la talla de Jean Baptiste Biot o Gay Lusac, entre otros.

Así se denomina a un azúcar que se encuentra en diversos frutos. Un azúcar es una sustancia que forma parte del conjunto de los hidratos de carbono, también denominados carbohidratos o glúcidos. Por tratarse de un azúcar cuya descomposición en otro más simple mediante hidrólisis no es posible, la glucosa es un monosacárido. Por otra parte, al presentar seis átomos de carbono y tener un grupo funcional aldehído, se trata de una aldohexosa.

La glucosa, en definitiva, es un azúcar, un monosacárido y una aldohexosa. Esta sustancia, de color blanco y sabor dulce, es soluble en el agua.

A través de la oxidación de la glucosa, se producen diversos compuestos que proporcionan energía. Por eso, cuando ingerimos alimentos con glucosa, el organismo absorbe el azúcar y lo transforma en energía gracias a la actividad metabólica.

Mientras que las plantas pueden sintetizar la glucosa mediante la fotosíntesis, los animales y los seres humanos deben conseguir la glucosa de otros seres vivientes o sintetizarla partiendo de otros compuestos orgánicos. Es importante mencionar que la glucosa, ya sea combinada o libre, es el compuesto orgánico que se encuentra en mayor abundancia en la naturaleza.

De acuerdo a la cantidad de azúcar presente en el organismo, se determina el nivel de azúcar en la sangre (conocido como glucemia). Existe un nivel de azúcar en sangre que resulta normal: las desviaciones de estos valores pueden revelar la presencia de diabetes u otros trastornos.

Para poder conseguir mantener los adecuados niveles de glucosa en sangre, el organismo hace uso de dos hormonas que son producidas por el páncreas como son el glucagón y la insulina.

En ocasiones, hay personas que sufren lo que se conoce como una bajada de glucosa, por ejemplo, después de haber hecho una importante actividad física. En ese caso, sabrán que están padeciendo esa situación porque tendrán síntomas tales como palidez, palpitaciones, irritabilidad, hormigueo en las manos, temblores, sudoración excesiva…Es más, incluso pueden tener somnolencia, visión borrosa, dolor de cabeza o confusión.

En ese caso lo que se debe hacer es comer o beber algo que contenga azúcar y esperar diez minutos a que ese elemento pueda actuar. Lo habitual es que la persona se recupere, de no ser así habrá que acudir a un centro médico.

Azúcar

La sacarosa es el azúcar común.

El azúcar es un cuerpo de características sólidas que es blanco y se encuentra cristalizado. Este tipo de sustancia forma parte de los hidratos de carbono, es soluble en H2O y se caracteriza por su sabor dulce.

La remolacha, la caña y otras clases de vegetales son fuentes que permiten la obtención de azúcar. El término suele utilizarse para nombrar a la sacarosa, que es el azúcar común que se utiliza en la preparación de comidas. Esta sacarosa es un tipo de glúcido compuesto por una molécula de fructosa y otra molécula de glucosa.

La noción de azúcares también se utiliza para nombrar a los disacáridos, los monosacáridos y los hidratos de carbono en general, especialmente en el ámbito industrial.

Características del azúcar

El azúcar aporta calorías que se califican como vacías, ya que no tienen minerales o vitaminas. Sin embargo, es un ingrediente muy utilizado como endulzante para realzar el sabor de las preparaciones.

Cuando el azúcar se calienta más allá de su punto de descomposición, se forma el caramelo (que puede verterse por encima del flan, por ejemplo).

Entre los distintos tipos de azúcar, puede nombrarse el azúcar blanco (que contiene sacarosa en un 99,5%), el azúcar refinado (entre el 99,8% y 99,9% de sacarosa), el azúcar moreno o negro (que se cristaliza y centrifuga, pero no se refina, lo que le confiere un color oscuro) y el azúcar rubio (más claro que el azúcar moreno y con mayor nivel de sacarosa).

Brasil es el principal productor de azúcar a nivel mundial, seguido por naciones como Argentina, China y

Estados Unidos.

Los dulces o golosinas suelen incluir una gran cantidad de azúcar.

Los mitos

Es difícil encontrar otro producto alimenticio rodeado de tantos mitos como el azúcar. A continuación, se describen cuatro de los más comunes, intentando encontrar cuánto hay de realidad en ellos:

* provoca sobrepeso: la verdad es que el aumento de peso tiene lugar si se ingiere un exceso de calorías, pero éstas se obtienen tanto del azúcar como de proteínas y grasas. En otras palabras, no se debe tanto al producto sino a las proporciones en las que se consuma;

* produce caries: lo hace, pero tanto como el pan y otros alimentos aparentemente inofensivos, ya que la razón por la que aparecen las caries es que las bacterias que se alojan en la boca generan ácidos cada vez que comemos carbohidratos, no importa de qué tipo. Esto tiene lugar en un plazo de media hora luego de la ingesta, por lo cual es muy aconsejable el cepillado de los dientes antes de que pueda comenzar dicho proceso.

* causa diabetes: en la realidad, no es así. Quienes sufren de diabetes, no pueden asimilar el azúcar con normalidad, razón por la que se les indica consumirla en cantidades moderadas. Entre las fuentes de la enfermedad, no figura la ingesta de azúcar, sino cuestiones tales como la genética, el sobrepeso y la edad.

* superioridad de la azúcar morena por encima de la blanca: ambas variedades presentan, por ejemplo, la misma proporción de calorías por cada gramo de carbohidratos y en ninguno de los dos casos se encuentran minerales, fibra o vitaminas. La única diferencia reside en que la azúcar morena es parcialmente refinada con un cierto porcentaje de melasa.

El azúcar, presente en diferentes alimentos

A pesar de poder probar que tales acusaciones no se basan en la realidad, esto no significa que ingerir azúcar sin ningún tipo de moderación vaya a traer buenos resultados. El sabor dulce, tan atractivo para la mayoría de las personas, puede disfrutarse no sólo en barras de chocolate y golosinas, sino también en las frutas, que además aportan nutrientes tales como vitaminas y antioxidantes.

La combinación es siempre el mejor camino, dado que permite obtener los beneficios de una dieta sana mientras se disfruta de aquellos ingredientes no tan completos, pero con gustos irresistibles.

Los lípidos

Los lípidos son conjuntos de moléculas orgánicas constituidas primordialmente por átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno (en menor medida), y otros elementos como nitrógeno, fósforo y azufre. Los lípidos son moléculas hidrófobas (insolubles en agua), pero son solubles en disolventes orgánicos no polares, como bencina, benceno y cloroformo.

Pueden estar formados por cadenas alifáticas (saturadas o insaturadas) o por anillos aromáticos. Son compuestos muy diversos debido a su estructura molecular: algunos son rígidos, otros son flexibles y por lo general tienen cadenas unidas mediante puentes de hidrógeno.

Algunos lípidos, como los que componen la membrana celular, poseen una capa hidrófoba y otra hidrófila, de modo que solo por uno de sus lados pueden interactuar con moléculas de agua o similares. Esto les confiere una gran versatilidad e importancia a la hora de formar parte estructural de los organismos.

Los lípidos forman parte vital de la alimentación de los seres vivos ya que muchas vitaminas no pueden asimilarse excepto que estén en presencia de ciertos lípidos. Además, muchos ácidos grasos resultan indispensables para el metabolismo animal.

Al mismo tiempo, ciertos lípidos forman el tejido adiposo (conocido comúnmente como grasa), que cumple un rol de soporte, protección y almacenamiento energético de suma importancia para el organismo animal, aunque producido en exceso también puede constituir una amenaza para el equilibrio de la vida.

Función de los lípidos

Los lípidos van desde los intestinos a sus distintos destinos en el cuerpo.

Los lípidos cumplen con las siguientes funciones en el organismo:

  • Reserva de energía del organismo animal. Ciertos lípidos conocidos como triglicéridos (tres moléculas de azúcar) constituyen en el cuerpo de los animales (incluido el ser humano) la reserva energética por excelencia. Cuando hay exceso de carbohidratos, se genera grasa para almacenar y consumir dicha glucosa a futuro ya que un gramo de grasa puede brindar 9,4 kilocalorías al organismo.
  • Soporte estructural del cuerpo. Los lípidos sirven como materia prima en la construcción de numerosas estructuras biológicas (como las membranas celulares). También sirven como materia de fijación y protección física de órganos internos y de distintas partes del cuerpo.
  • Regulación y comunicación celular. Diversas vitaminas, hormonas y glucolípidos no son más que grasas segregadas por diversos órganos y ganglios del cuerpo, que las emplea como mecanismo de regulación de diversas respuestas del organismo.
  • Transporte. En conjunto con ácidos biliares y lipoproteínas, los lípidos van desde los intestinos a sus distintos destinos y sirven de transporte a otros nutrientes.
  • Protección térmica. La grasa corporal defiende al interior del organismo de la acción del frío ya que a mayor grasa presente menor radiación térmica hacia afuera y, por ende, menor pérdida de calor.

Clasificación de los lípidos

Los lípidos o grasas se clasifican, en principio, en dos categorías:

  • Saponificables. Lípidos semejantes a las ceras y las grasas, que pueden hidrolizarse porque tienen enlaces de éster. Por ejemplo: los ácidos grasos, los acilglicéridos, los céridos y los fosfolípidos. A su vez, pueden clasificarse en:
    • Simples. Su estructura comprende mayormente átomos de oxígeno, carbono e hidrógeno. Por ejemplo: los acilglicéridos (que al solidificarse se conocen como grasa y al hacerse líquidos como aceites).
    • Complejos. Tienen (además de los átomos mencionados) abundantes partículas de nitrógeno, azufre, fósforo, u otras moléculas como glúcidos. También se los conoce como lípidos de membrana.
  • No saponificables. Lípidos que no pueden hidrolizarse por no presentar enlaces éster.

Ejemplos de lípidos

Los fosfolípidos son el “ladrillo base» para las membranas celulares.

Lípidos saponificables:

  • Ácidos grasos. Son largas moléculas en forma de cadena hidrocarbonada (-CH2-), con un grupo carboxilo terminal (-COOH) y varios átomos de carbono (2-24) en el medio. Pueden ser de dos tipos:
    • Ácidos grasos saturados. Compuestos por enlaces simples únicamente. Por ejemplo: ácido láurico, ácido palmítico, ácido margárico, ácido araquídico, etc.
    • Ácidos grasos insaturados. Con presencia de enlaces dobles más difíciles de disolver. Por ejemplo: ácido oleico, ácido linoleico, ácido palmitoleico, etc.
  • Acilglicéridos. Son ésteres de ácidos grasos con glicerina (glicerol), producto de una reacción de condensación que puede almacenar de esta manera de uno a tres ácidos grasos: monoglicéridos, diglicéridos y triglicéridos, respectivamente. Estos últimos son los más importantes de todos y son los que forman el tejido adiposo.
  • Fosfolípidos. El ácido fosfatídico contiene una molécula de glicerol a la cual pueden unirse hasta dos ácidos grasos (uno saturado y uno insaturado) y un grupo fosfato, lo cual le imprime una marcada polaridad a este tipo de compuestos. Este tipo de lípidos son el “ladrillo” base para las membranas celulares: colina, etanolamina, serina, etc.

Lípidos insaponificables:

  • Terpenos. Lípidos derivados del isopreno, del cual poseen al menos dos moléculas. Por ejemplo: algunos aceites esenciales como el mentol, limoneno, geraniol o el fitol de la clorofila.
  • Esteroides. Lípidos compuestos por cuatro anillos fusionados de carbono, que conforman una molécula con partes hidrófilas e hidrófobas, y cumplen funciones reguladoras o activadoras en el organismo. Por ejemplo: los ácidos biliares, las hormonas sexuales, la vitamina D y los corticoides.
  • Prostaglandinas. Lípidos derivados de ácidos grasos esenciales complejos, como el omega-3 y el omega-6. Están conformados por moléculas de 20 átomos de carbono que cumplen funciones mediadoras del sistema nervioso central, del sistema inmune y de los procesos inflamatorios.

Proteínas
Las proteínas son moléculas grandes y complejas que desempeñan muchas funciones críticas en el cuerpo. Realizan la mayor parte del trabajo en las células y son necesarias para la estructura, función y regulación de los tejidos y órganos del cuerpo.

Las proteínas están formadas por cientos o miles de unidades más pequeñas llamadas aminoácidos, que se unen entre sí en largas cadenas. Hay 20 tipos diferentes de aminoácidos que se pueden combinar para formar una proteína. La secuencia de aminoácidos determina la estructura tridimensional única de cada proteína y su función específica.

Son nutrientes esenciales para el cuerpo humano y componentes esenciales de las células. Después del agua, las proteínas son las moléculas más abundantes del cuerpo humano. Están formadas por cadenas de aminoácidos de longitud variable. El orden y la posición de los aminoácidos en la cadena dependen de la secuencia de los genes de cada persona. El orden y la disposición de los aminoácidos dependen del código genético de cada persona.

Todas las proteínas están compuestas por:

  • Carbono
  • Hidrógeno
  • Oxígeno
  • Nitrógeno

Y la mayoría contiene ademásazufre y fósforo.

Las proteínas suponen aproximadamente la mitad del peso de los tejidos del organismo, y están presentes en todas las células del cuerpo, además de participar en prácticamente todos los procesos biológicos que se producen.

Como explican los autores de la guía Las moléculas que comemos, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, durante la digestión, las proteínas se descomponen en el estómago en los veinte aminoácidos diferentes que las forman. Nueve de ellos (histidina, isoleucina, leucina, lisina, metionina, fenilalanina, treonina, triptófano y valina) son esenciales porque no los produce el cuerpo humano. Solo se obtienen a través de la dieta.Las personas sanas que consumen una dieta equilibrada rara vez necesitan tomar suplementos de proteínas.

Conocer la importancia de las proteínas en tu dieta es fundamental para mantener una buena salud y bienestar.

Funciones de las proteínas

De entre todas las biomoléculas, las proteínas desempeñan un papel fundamental en el organismo. Son esenciales para el crecimiento, gracias a su contenido de nitrógeno, que no está presente en otras moléculas como grasas o hidratos de carbono.

También lo son para las síntesis y mantenimiento de diversos tejidos o componentes del cuerpo, como los jugos gástricos, la hemoglobina, las vitaminas, las hormonas y las enzimas (estas últimas actúan como catalizadores biológicos haciendo que aumente la velocidad a la que se producen las reacciones químicas del metabolismo). Asimismo, ayudan a transportar determinados gases a través de la sangre, como el oxígeno y el dióxido de carbono, y funcionan a modo de amortiguadores para mantener el equilibrio ácido-base y la presión oncótica del plasma.

Otras funciones más específicas son, por ejemplo, las de los anticuerpos, un tipo de proteínas que actúan como defensa natural frente a posibles infecciones o agentes externos; el colágeno, cuya función de resistencia lo hace imprescindible en los tejidos de sostén o la miosina y la actina, dos proteínas musculares que hacen posible el movimiento, entre muchas otras.

Propiedades

Las dos propiedades principales de las proteínas, que permiten su existencia y el correcto desempeño de sus funciones son la estabilidad y la solubilidad.

La primera hace referencia a que las proteínas deben ser estables en el medio en el que estén almacenadas o en el que desarrollan su función, de manera que su vida media sea lo más larga posible y no genere contratiempos en el organismo.

En cuanto a la solubilidad, se refiere a que cada proteína tiene una temperatura y un pH que se deben mantener para que los enlaces sean estables.

Las proteínastienen también algunas otras propiedades secundarias, que dependen de las características químicas que poseen. Es el caso de la especificidad (su estructura hace que cada proteína desempeñe una función específica y concreta diferente de las demás y de la función que pueden tener otras moléculas), la amortiguación de pH (pueden comportarse como ácidos o como básicos, en función de si pierden o ganan electrones, y hacen que el pH de un tejido o compuesto del organismo se mantenga a los niveles adecuados) o la capacidad electrolítica que les permite trasladarse de los polos positivos a los negativos y viceversa.

Clasificación de las proteínas

Las proteínas son susceptibles de ser clasificadas en función de su forma y en función de su composición química. Según su forma, existen proteínas fibrosas (alargadas, e insolubles en agua, como la queratina, el colágeno y la fibrina), globulares (de forma esférica y compacta, y solubles en agua. Este es el caso de la mayoría de enzimas y anticuerpos, así como de ciertas hormonas), y mixtas, con una parte fibrilar y otra parte globular.

Tipos

Dependiendo de la composición química que posean hay proteínas simples y proteínas conjugadas, también conocidas como hetero proteínas. Las simples se dividen a su vez en escleroproteínas y esferoproteínas.

Nutrición

Las proteínas son esenciales en la dieta. Los aminoácidos que las forman pueden ser esenciales o no esenciales. En el caso de los primeros, no los puede producir el cuerpo por sí mismo, por lo que tienen que adquirirse a través de la alimentación. Son especialmente necesarias en personas que se encuentran en edad de crecimiento como niños y adolescentes y también en mujeres embarazadas, ya que hacen posible la producción de células nuevas. 

Algunas personas no son capaces de digerir esta proteína por completo. En estos casos, tras la ingesta se generan fragmentos proteicos que activan el sistema inmunológico y causan la enfermedad celíaca.

Alimentos ricos en proteínas

Las proteínas se encuentran principalmente en los alimentos de origen animal,como la carne, el pescado, el huevo, la leche y los derivados lácteos (queso, yogur). No obstante, también se encuentran en alimentos vegetales, como las legumbres, los frutos secos y los cereales, aunque en menor proporción. Por ejemplo, el gluten es una proteína que se encuentra en la semilla de algunos cereales, principalmente en el trigo. Esta proteína le da elasticidad a la masa de harina y consistencia y esponjosidad a los panes y masas horneadas. Por este motivo es apreciado en la alimentación y por su poder espesante.

Las proteínas se pueden describir según su amplia gama de funciones en el cuerpo:

AnticuerpoLos anticuerpos se unen a partículas extrañas específicas, como virus y bacterias, para ayudar a proteger el cuerpo.Inmunoglobulina G (IgG)
EnzimaLas enzimas llevan a cabo casi todos los miles de reacciones químicas que ocurren en las células. También ayudan con la formación de nuevas moléculas leyendo la información genética almacenada en el ADN.Fenilalanina hidroxilasa
MensajeraAl igual que algunos tipos de hormonas, las proteínas mensajeras transmiten señales para coordinar procesos biológicos entre diferentes células, tejidos y órganos.Hormona del crecimiento
EstructuralEstas proteínas brindan estructura y soporte a las células. A mayor escala, también permiten que el cuerpo se mueva.Actina
Transporte/
almacenamiento
Estas proteínas se unen y transportan átomos y moléculas pequeñas dentro de las células y por todo el cuerpo.Ferritina

Ácidos nucleicos

Los ácidos nucleicos son biomoléculas grandes que cumplen funciones esenciales en todas las células y virus. Una función importante de los ácidos nucleicos implica el almacenamiento y la expresión de información genómica. El ácido desoxirribonucleico, o ADN, codifica la información que las células necesitan para producir proteínas. Un tipo relacionado de ácidos nucleicos, denominado ácido ribonucleico (ARN) se presenta en diferentes formas moleculares que cumplen funciones celulares múltiples, que incluyen la síntesis proteica.

El término «ácido nucleico» es utilizado para describir unas moléculas específicas y grandes en la célula. En realidad, están hechas de cadenas de unidades de polímeros que se repiten; los dos ácidos nucleicos más famosos, de los que usted habrá oído hablar, son el ADN y el ARN. Los ácidos nucleicos trabajan en la célula almacenando información. La célula codifica información, como cuando se graba en una cinta, en los ácidos nucleicos. Así que la secuencia de estas moléculas en el polímero puede transmitir «hacer una proteína «, por favor replícame», «trasládame al núcleo …» La otra parte sorprendente sobre los ácidos nucleicos es que son proteínas muy estables. Si usted piensa acerca de la necesidad de transmitir la información genética de una célula a otra, le gustaría una molécula muy estable y que no se deshaga por sí sola, y eso es una de las principales características de los ácidos nucleicos. El nombre de «ácido nucleico» proviene del hecho de cómo fueron descritos por primera vez, ya que en realidad tienen propiedades ácidas, muy similar a los ácidos que usted conoce. Y el término nucleico viene del hecho de dónde se aislaron por primera vez, ya que se encontraron en el núcleo. Y como ustedes saben ahí es donde el ADN, uno de los tipos de ácidos nucleicos de los cuales hemos estado hablando, se encuentra predominantemente.

Ácido desoxirribonucleico (ADN)

El ácido desoxirribonucleico (ADN) es la molécula que transporta información genética para el desarrollo y el funcionamiento de un organismo. El ADN está compuesto por dos cadenas complementarias que se enrollan entre sí y parecen una escalera de caracol; esa forma se conoce como doble hélice. Cada hebra tiene una estructura principal compuesta por grupos alternados de azúcar (desoxirribosa) y fosfato. Unida a cada azúcar hay una de cuatro bases: adenina (A), citosina (C), guanina (G) o timina (T). Las dos hebras se conectan por enlaces químicos entre las bases: enlaces de adenina con timina y enlaces de citosina con guanina. La secuencia de las bases a lo largo de la estructura principal del ADN codifica información biológica, por ejemplo, las instrucciones para producir una proteína o molécula de ARN.

El ADN, o ácido desoxirribonucleico, es la molécula que contiene la información genética de todos los seres vivos, incluso algunos virus. El nombre viene de su estructura. El ADN tiene una parte central con un azúcar y un fosfato, a la que se enlazan unas moléculas llamadas bases. La desoxirribosa se refiere al azúcar, y el nucleico es el ácido formado por el fosfato y la base nitrogenada. Estas bases pueden ser de 4 tipos: Adenina, citosina, timina y guanina, nombradas normalmente como A, C, T, G. Y el orden en que se combinen una después de la otra, es lo que codifica la información genética. El ADN se organiza estructuralmente en cromosomas. A nivel funcional se organiza en genes, que son piezas de ADN que generan características físicas específicas. Estas características no vienen directamente del propio ADN, sino de una molécula llamada ARN, formada a partir del ADN, y codifica una proteína. Esto es lo que se llama el dogma central de la biología molecular: en el ADN hay genes que generan ARNs mensajeros, y estos generan proteínas. Y esto es lo que da las diferentes características físicas que observamos en individuos, como el color de ojos, o la altura. También se ha visto que algunas veces estas instrucciones están almacenadas directamente en el ARN, sin necesidad de pasar a proteínas, como en el caso de los micro ARNs. Pero estos suelen ser una excepción.

Adenina

La adenina (A) es una de las cuatro bases nitrogenadas del ADN; las otras tres son citosina (C), guanina (G) y timina (T). En el interior de una molécula de ADN de doble cadena, las bases de adenina de una hebra se emparejan con las bases de timina de la hebra opuesta. La secuencia de las cuatro bases nitrogenadas codifica la información del ADN.

Citosina

La citosina (C) es una de las cuatro bases nitrogenadas del ADN; las otras tres son adenina (A), guanina (G) y timina (T). En el interior de una molécula de ADN de doble cadena, las bases de citosina de una hebra se emparejan con las bases de guanina de la hebra opuesta. La secuencia de las cuatro bases nitrogenadas codifica la información del ADN.

​Timina

La timina (T) es una de las cuatro bases nitrogenadas del ADN; las otras tres son adenina (A), citosina (C) y guanina (G). En el interior de una molécula de ADN de doble cadena, las bases de timina de una hebra se emparejan con las bases de adenina de la hebra opuesta. La secuencia de las cuatro bases nitrogenadas codifica la información del ADN.

Guanina

La guanina (G) es una de las cuatro bases nitrogenadas del ADN; las otras tres son adenina (A), citosina (C) y timina (T). En el interior de una molécula de ADN de doble cadena, las bases de guanina de una hebra se emparejan con las bases de citosina de la hebra opuesta. La secuencia de las cuatro bases nitrogenadas codifica la información del ADN.

La guanina es una de las unidades de construcción del ADN. Le corresponde la letra G dentro de las letras A, C, G, o T. La guanina se aparea con la citosina en la doble hélice, por lo que verán pares GC; una en una hebra y la otra en la otra hebra. Los pares CG crean uniones más fuertes que los pares AT, por lo que tramos largos de CG dan lugar a hebras más firmes que hélices con regiones AT.

Uracilo

El uracilo (U) es una de las cuatro bases nitrogenadas del ARN; las otras tres son adenina (A), citosina (C) y guanina (G). En el ARN, el uracilo se empareja con la adenina. En una molécula de ADN, se usa el nucleótido timina (T) en lugar del uracilo.

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