Invasión de Hispania
Invasión de Hispania. La primera invasión en el año 171 fue llevada a cabo por los mauros rebeldes, que superaron la limes del desierto, atravesaron el estrecho y saquearon la indefensa Bética, y fue frenada echando mano de la VII legión acantonada en León al mando del legado Aufinio Victorino. No obstante, parece que los atacantes regresaron al otro lado del estrecho con abundante botín. Sólo así se explicaría la existencia de una segunda incursión muy pocos años más tarde.
Repitieron de nuevo en el año 177 la incursión llegando a la Bética, Lusitania e incluso la Tarraconense, sitiando Singilia Barba (Antequera), la actuación general Vallio Maximiano gobernador de la Mauretania Tingitana que contaba con la III legión acantonada en el norte de África, rompió el cerco y pacificó la zona.
Segunda guerra Marcomana
En el 177 los yázigos y cuados se rebelaron contra los romanos, al año siguiente se les unieron los marcomanos y otras tribus que lanzaron ataques contra el territorio romano, Sin embargo, fueron rechazados por las tropas dirigidas por los generales Candido Quintilio y Valerio Maximiano, quienes tras pacificar los Limes en el 177, desde Musov lanzaron sendas expediciones por los ríos Jihlava contra los marcomanos y Morava contra los silingios, ya en 178.
Estalló una nueva rebelión, esta vez de cristianos, en Lugdunum que fue sofocada y tras ella aumentó la persecución contra dicho grupo. En tanto que los yázigos empezaron a atacar la provincia de Dacia.
En el 179 el emperador volvió al frente acompañado de su hijo Cómodo y 20.000 hombres, aposentándose en Carnuntum, donde finalmente decidió llevar a cabo el plan de atacar a los cuados primero para separar a los marcomanos de los yázigos, luego se sometería a los marcomanos y por último llegaría el turno de doblegar a los jinetes sármatas.
Ofensiva romana contra los bárbaros yácigos 180-182
Ese mismo año se inició la ofensiva romana con una fuerza de 40.000 soldados, que terminaron por permanecer en territorio hostil a pesar del duro invierno. Las ofensivas romanas siguieron los cauces de los ríos Gran y Waag y más al norte, atacando a los cuados y cotinos. En el caso del último río, las tropas imperiales levantaron un campamento fortificado llamado Laugaricio o Leugaricio.
Para evitar una guerra simultánea contra los yázigos, Marco Aurelio les aseguró que sus campañas eran solo para castigar a los germanos, quienes, asustados por el éxito de la campaña contra sus antiguos aliados, prefirieron cooperar con Roma, y avisaron que los cotinos planeaban atacar a las legiones.
Marco Aurelio considerando que los sármatas no representaban una amenaza, mandó al general Publio Tarutieno Paterno a enfrentarse a los cotinos, su plan era posteriormente desterrar esta tribu a Panonia Inferior, los bárbaros comprendieron que esta era una venganza del general por la emboscada de años anteriores. El general romano llevó a cabo el castigo en persona, además un gran número de naristios fueron trasladados también al interior del Imperio.
Ante esta ofensiva, marcomanos y cuados pensaron en escapar al norte, a tierra semnona, pero el emperador no deseaba que su futura provincia quedara despoblada y ordenó a sus tropas bloquear los pasos, ocupar el territorio y quedarse en el de forma permanente.
Romanos contra marcomanos. Autor Johnny Shumate
Con sus territorios ocupados los germanos, viéndose imposibilitados de derrotar a los romanos en batalla campal, empezaron una campaña de guerrillas para debilitarlos. Recibieron ayuda de los jinetes roxolanos y yázigos, quienes enviaron guerreros a socorrerlos; entonces abandonaron la guerrillas y decidieron presentar batalla a los romanos. Al saber esto se les unieron también los restos de los naristios. El resultado fue un desastre, en abril de 179, tras todo un día de batalla fueron derrotados por las legiones comandadas por Paternus, con miles de muertos, numerosísimos heridos y 40.000 prisioneros. Esta victoria hizo que los legionarios aclamasen a Marco Aurelio y Comodó como Imperatores; además, tras su derrota, los sármatas abandonaron la coalición y los germanos volvieron a la guerra de guerrillas. Marco Aurelio estableció guarniciones permanentes y con el tiempo muchos rebeldes se entregaron, entregando a los prisioneros romanos que tenían en su poder.
Durante el invierno de 179-180 en el campamento de invierno de Laugaricio (actual Trenčín, Eslovaquia), donde estaba estacionada la Legio II Adiutrix comandada por su legado Valerio Maximiano, las tropas derrotaron a los cuados, perdiendo 855 legionarios.
Con los germanos derrotados, Marco Aurelio planeó la anexión de la Marcomania para establecer una nueva provincia, ocupada con 20.000 legionarios y quiso lanzar una ofensiva para acabar con la última resistencia, pero contrajo la peste en el invierno y murió el 17 de marzo de 180 en la ciudad Viena. Los restos de Marco fueron llevados al impresionante castillo se San Angelo. Fue sucedido por su hijo Cómodo de 19 años que rápidamente firmó la paz con los germanos, salvándoles de la derrota definitiva, pero consiguió reclutar a 13.000 guerreros cuados y a 10.000 marcomanos para su campaña contra los yázigos. Fueron retirados los 35.000 a 40.000 legionarios que ocupaban los territorios de la planeada provincia de Marcomania.
En 180 Vetio Sabiniano derrotó la rebelión de 13.000 dacios libres, permitiéndoles establecerse en la provincia Dacia, estabilizando la frontera.
Decurión con una partida de jinetes atacando a dacios. Autor Peter Connlly
Dándose por satisfecho, Cómodo regresó a Roma, donde celebró un Triunfo el 22 de octubre de 180, a pesar de no haber conseguido conquistar a ningún pueblo.
Consecuencias
Las altísimas pérdidas de la guerra y la peste afectaron gravemente al Imperio, y la mala administración de Cómodo le dañó aún más. La economía y el comercio decayeron, y también la población, unos 319.000 romanos fueron hechos prisioneros por los bárbaros y llevados al norte del Danubio, sin que se volviera a saber de ellos. Millones más murieron por la peste, siendo necesario repoblar las regiones con colonos germanos, marcando el inicio de la barbarización del ambiente rural. Las altas bajas militares, sólo en la batalla de Aquilea 20.000 legionarios murieron por lo que fue considerada la mayor derrota romana de ese siglo tuvieron que compensarse reclutando tropas bárbaras iniciando un proceso de germanización de las legiones. Los germanos que tenían una mayor fecundidad, en cambio, reemplazaron rápidamente las fuertes pérdidas que también tuvieron y lentamente empezaron a ejercer mayor presión sobre el debilitado Imperio, penetrando en él pidiendo tierras a cambio de lealtad y de servir como recluta.
Entre 186 y 189 los cuados y posiblemente los marcomanos, iniciaron una nueva ofensiva que no tuvo la mayor importancia. Sin embargo la paz lograda hizo que la frontera de Pannonia fuese estable para los siguientes 50 años, hasta que en el año 254 los marcomanos volvieron a entrar en guerra contra el Imperio, invadiendo Pannonia y atacando Rávena
Entre 238 y 285 pasaron 19 emperadores, incapaces de tomar las riendas del gobierno y actuar de manera concorde con el Senado, terminaron por situar a Roma en una verdadera crisis institucional.
Durante este mismo período comenzó la llamada invasión pacífica, en la cual varias tribus bárbaras se situaron, en un principio, en los limes del Imperio debido a la falta de disciplina por parte del ejército, además de la ingobernabilidad producida en el poder central, incapaz de actuar en contra de esta situación.
Muchos germanos se establecieron como colonos en el territorio del Imperio, en las ciudades como siervos y en el ejército como soldados, llegando a ser la guardia pretoriana del emperador, que con el tiempo estuvo en sus manos. Esto romanizó muchos las costumbres de los pueblos bárbaros, que llegaron a adoptar el latín como lengua, la religión romana y la moneda. Pero, también, entre los romanos se empezaron a introducir costumbres bárbaras, como la fidelidad al jefe.