La Inflación
La inflación. Es el aumento generalizado y sostenido del nivel de precios existentes en el mercado durante un período de tiempo, frecuentemente un año. Cuando el nivel general de precios sube, con cada unidad de moneda se adquieren menos bienes y servicios. Es decir, que la inflación refleja la disminución del poder adquisitivo de la moneda: una pérdida del valor real del medio interno de intercambio y unidad de medida de una economía. Una medida frecuente de la inflación es el índice de precios, que corresponde al porcentaje analizado de la variación general de precios en el tiempo (el más común es el índice de precios al consumidor).
Los efectos de la inflación en una economía son diversos, y pueden ser tanto positivos como negativos. Los efectos negativos de la inflación incluyen la disminución del valor real de la moneda a través del tiempo, el desaliento del ahorro y de la inversión debido a la incertidumbre sobre el valor futuro del dinero, y la escasez de bienes. Los efectos positivos incluyen la posibilidad de los bancos centrales de los estados de ajustar las tasas de interés nominal con el propósito de mitigar una recesión y de fomentar la inversión en proyectos de capital no monetarios.
Entre las corrientes económicas monetaristas generalmente existe un consenso en que las tasas de inflación muy elevadas y la hiperinflación son causadas por un crecimiento excesivo de la oferta de dinero. Las opiniones sobre los factores que determinan tasas bajas a moderadas de inflación son más variadas. La inflación baja o moderada puede atribuirse a las fluctuaciones de la demanda de bienes y servicios, o a cambios en los costos y suministros disponibles (materias primas, energía, salarios, etc.), tanto así como al crecimiento de la oferta monetaria.
Hoy en día, la mayoría de las corrientes económicas están a favor de una tasa pequeña y estable de inflación. Una inflación pequeña (en vez de nula o negativa) puede reducir la severidad de las recesiones económicas al permitir que el mercado laboral pueda adaptarse más rápidamente en una crisis, y reducir el riesgo de que una trampa de liquidez impida una política monetaria de estabilización de la economía. La tarea de mantener la tasa de inflación baja y estable se asigna generalmente a las autoridades monetarias de cada país. En general, estas autoridades monetarias son los bancos centrales, que controlan el tamaño de la emisión monetaria mediante la fijación de las tasas de interés, a través de transacciones en el mercado de divisas, y mediante la creación de la banca de reservas.
Al índice negativo en la tasa de inflación (una baja generalizada de los precios) se lo denomina deflación.
Inflación por países en 2017, medida a través del índice de precios al consumidor
la inflación
El término inflación se refiere a los aumentos en la cantidad de dinero en circulación. Se utilizaba para afirmar que la emisión de moneda había sido inflada artificialmente por encima de las reservas que la respaldaban. Algunos economistas siguen utilizando la palabra de esta manera. Sin embargo, el uso del término inflación cambió gradualmente hasta terminar usándose de forma general para referirse al aumento en el nivel de precios que aparecía como consecuencia de esa emisión, y finalmente para referirse al aumento de precios en general.
Para diferenciar los usos del término, un aumento en la oferta de dinero es ocasionalmente llamado inflación monetaria. La subida de precios puede ser designada por el término general inflación o, para diferenciar con mayor claridad los dos usos, inflación de los precios. Los economistas generalmente están de acuerdo que en el largo plazo, la inflación de precios elevada es causada por la inflación monetaria (aumento de la oferta de dinero). Sin embargo, para las variaciones de inflación de precios bajas y las variaciones en el corto y mediano plazo, existen varias causas propuestas por las distintas teorías económicas (ver #Causas de la inflación).
Otros conceptos económicos relacionados con la inflación son:
- Deflación: Caída en el nivel general de precios (índice de inflación negativo).
- Desinflación: Desaceleración de los precios.
- Hiperinflación: Espiral acelerada fuera de control de la inflación.
- Estanflación: Combinación de inflación, crecimiento económico lento o estancamiento de la economía y alto desempleo.
- Reflación: Intento de elevar el nivel general de precios para contrarrestar las presiones deflacionarias.
Mediciones
Puesto que hay muchas medidas posibles del nivel de precios, hay muchas medidas posibles de inflación de los precios. El Índice de Precios al Consumidor (IPC), el Índice de Precios al Consumo Personal Gastos (PCEPI) y el deflactor del PIB (también conocido como Índice de Precios al Productor) son algunos ejemplos de los índices de precios amplios. Sin embargo, la inflación también puede ser usada para describir un nivel de precios en aumento dentro de un conjunto más reducido de los activos, bienes o servicios dentro de la economía, como las materias primas (incluidos alimentos, combustible, metales), los activos financieros (tales como acciones, bonos y bienes inmuebles), los servicios (tales como el entretenimiento y cuidado de la salud), o el trabajo.
La inflación subyacente es una medida de la inflación para un subconjunto de los precios al consumidor que excluye los precios de los alimentos y la energía, que suben y bajan más que otros precios en el corto plazo. La Reserva Federal presta especial atención a la tasa de inflación subyacente para obtener una mejor estimación de tendencias a largo plazo la inflación futura en general.
La inflación se calcula generalmente mediante la tasa de variación del índice de precios en el tiempo, por lo general el Índice de Precios al Consumidor, que mide los precios de una selección de bienes y servicios adquiridos por un consumidor medio.
Por ejemplo, en enero de 2007, el Índice de Precios al Consumidor de los EE.UU. fue 202.416, y en enero de 2008 era 211.080. La fórmula para calcular el porcentaje de la tasa de inflación anual del IPC a lo largo de 2007 es entonces
- ( 211.080 − 202.416 202.416 ) × 100 % = 4.28 % {\displaystyle \left({\frac {211.080-202.416}{202.416}}\right)\times 100\%=4.28\%}
La tasa de inflación resultante del IPC en el período de un año es de 4,28%. Es decir, el nivel general de precios a los consumidores aumentó aproximadamente cuatro por ciento en 2007.
Para obtener la inflación de un año determinado se toma como base el índice de precios de diciembre del año anterior y se lo compara con el de diciembre del último año. La hallada en el ejemplo es del período febrero de 2007 a enero de 2008.
Clasificación de la inflación según la magnitud
La inflación según la magnitud del aumento suele clasificarse en distintas categorías:
- Inflación moderada: La inflación moderada se refiere al incremento de forma lenta de los precios. Cuando los precios son relativamente estables, las personas se fían de este, colocando su dinero en cuentas de banco. Ya sea en cuentas corrientes o en depósitos de ahorro de poco rendimiento porque esto les permitirá que su dinero valga tanto como en un mes o dentro de un año. En sí, las personas están dispuestas a comprometerse con su dinero en contratos a largo plazo, porque piensan que el nivel de precios no se alejará lo suficiente del valor de un bien que puedan vender o comprar.
- Inflación galopante: La inflación galopante sucede cuando los precios incrementan las tasas de dos o tres dígitos de 30, 120 ó 240% en un plazo promedio de un año. Cuando se llega a establecer la inflación galopante surgen grandes cambios económicos. Muchas veces en los contratos se puede relacionar con un índice de precios o puede ser también a una moneda extranjera, como por ejemplo el dólar. Dado que el dinero pierde su valor de una manera muy rápida, las personas tratan de no tener más de lo necesario; es decir, que mantienen la cantidad suficiente para vivir con lo indispensable para el sustento de los integrantes familiares.
- Hiperinflación: Es una inflación anormal en la cual el índice de precios aumenta en un 50% mensual, esto es, una inflación anualizada de casi 13 000%. Este tipo de inflación anuncia que un país está viviendo una severa crisis económica; debido a que el dinero pierde su valor, el poder adquisitivo (la capacidad de comprar bienes y servicios con el dinero) disminuye rápidamente y la población busca gastar el dinero antes de que pierda totalmente su valor; cuando una hiperinflación ocurre, se torna imprescindible el incremento salarial en cuestión de días o inclusive diariamente. Este tipo de inflación suele deberse a que los gobiernos financian sus gastos con emisión de dinero inorgánico sin ningún tipo de control, o bien porque no existe un buen sistema que regule los ingresos y egresos del Estado.
Causas de la inflación
Existen diferentes explicaciones sobre las causas de la inflación, probablemente existen diversos tipos de procesos económicos que producen inflación, y esa es una de las causas por las cuales existen diversas explicaciones: cada explicación trata de dar cuenta de un proceso generador de inflación diferente, aunque no existe una teoría unificada que integre todos los procesos.
Teoría monetaria
Uno de los esquemas explicativos sobre la causa de la inflación es la que indica simplemente que:
(*) P = D c O c {\displaystyle P={\frac {D_{c}}{O_{c}}}}
Donde:
- P {\displaystyle P\;} es el precio de los bienes de consumo;
- D c {\displaystyle D_{c}\;} es el monto que representa la demanda agregada por bienes y servicios; y
- O c {\displaystyle O_{c}\;} representa la oferta agregada de bienes de consumo.
Es decir, los precios subirán si el agregado de suministro de bienes baja en relación a la demanda agregada por dichos bienes. Siguiendo esta teoría la demanda agregada está basada principalmente en el monto total de dinero existente en una economía, lo que se traduce en que: al incrementarse la masa monetaria, la demanda de bienes aumenta y si esta no viene acompañada de un incremento en la oferta, la inflación surge.. La ecuación (
) está relacionada con la ecuación de Cambridge (aunque se observan desviaciones respecto a las predicciones de ambas ecuaciones hasta de un 50%, tal como muestra el gráfico adjunto para la economía de Estados Unidos).Existe otra teoría similar que relaciona a la inflación con el incremento en la masa monetaria sobre la demanda por dinero lo cual significaría que «la inflación es siempre un fenómeno monetario» tal como lo afirma Milton Friedman. Siguiendo esta línea de pensamiento, el control de la inflación descansa en la prudencia fiscal y monetaria; es decir, el gobierno debe asegurarse de que no sea muy fácil obtener préstamos, ni tampoco debe endeudarse él mismo significativamente. Por tanto este enfoque resalta la importancia de controlar los déficits fiscales y las tasas de interés, así como la productividad de la economía en cantidad de bienes producidos a la demanda existente. Esta explicación requiere dos suposiciones: que absolutamente todos los sectores productivos (alimentos, vivienda, transporte, vestimenta, etc.) simultáneamente tengan problemas de satisfacer la demanda y que los consumidores sigan demandando todos los productos indiscriminadamente.
- Inflación de costos: (Cost push inflation), producida cuando los costos se encarecen (por ejemplo, el precio del petróleo o la mano de obra) y en un intento de mantener la tasa de beneficio los productores incrementan los precios. Para que esta explicación sea viable se debe suponer que los productores pueden trasladar los aumentos de precio sin afectar la demanda y que los consumidores cuentan con el dinero suficiente para pagar precios más altos.
- Inflación autoconstruida: (Build-in inflation), se trata de inflación inducida por expectativas adaptativas, a menudo relacionadas con una espiral de ajustes de la relación precios-salarios. Se produce cuando trabajadores tratan de mantener sus salarios por encima de los precios (por encima del índice de inflación) para compensar las expectativas inflacionarias a futuro con base en la inflación del presente, y las empresas trasladan esta subida de costos laborales a sus consumidores a través de la subida de precios, originando un círculo vicioso de inflación. La inflación autoconstruida en un punto de tiempo refleja efectos inflacionarios pasados.
Cualquiera de estos tipos de inflación pueden darse en forma combinada. Sin embargo, las dos primeras mantenidas por un período sustancial de tiempo dan origen a la tercera [¿cuál?]. En otras palabras, una inflación elevada persistente originada por elementos monetarios o de costos da lugar a una inflación de expectativas.
Punto de vista monetarista
Los monetaristas creen que el principal factor que causa la inflación es el fuerte aumento en la cantidad de dinero. Ellos creen que la Política Fiscal es ineficiente en el control de la inflación. Milton Friedman, un famoso economista monetarista, tiene una frase célebre: «La inflación es siempre un fenómeno monetario».
Los monetaristas afirman sus creencias en muchos estudios históricos de períodos inflacionarios donde siempre la causa de esta ha sido un fenómeno monetario.
La teoría cuantitativa del dinero establece que:
- M × V = P × Q {\displaystyle M\times V=P\times Q}
Donde
- M {\displaystyle M} es la cantidad nominal de dinero
- V {\displaystyle V} es la velocidad de circulación del dinero
- P {\displaystyle P} es el nivel General de Precios
- Q {\displaystyle Q} es un índice del nivel de producción.
En esta ecuación, el nivel general de precios está relacionado a la actividad económica, la cantidad de dinero y la velocidad de circulación del dinero. La fórmula, en realidad, es una identidad porque la velocidad de circulación del dinero (V) se define como ( P Q {\displaystyle PQ} ) dividido por la cantidad de dinero (M)
Los Monetaristas asumen que la velocidad de circulación del dinero es independiente de la Política Monetaria (al menos en el largo plazo) y que el nivel de producción está determinado por la capacidad productiva de la economía. Por lo que lo que si se parte de estos supuestos, se concluye que el nivel de precios solo depende de la cantidad de dinero. Se argumenta que en el corto plazo la velocidad de circulación del dinero no es una variable exógena (es decir, externa al modelo), por lo que en el corto plazo esta fórmula no necesariamente nos diría que hay una relación estable entre la cantidad de dinero y el nivel de producción. Sin embargo, en el largo plazo se suponen que la velocidad de circulación del dinero está determinada por la evolución de los medios de pago. Por lo que si en el largo plazo la velocidad de circulación del dinero no está afectada por la política monería, un aumento en la inflación debe ser igual a la suma de la tasa de crecimiento de dinero menos la tasa de crecimiento de largo plazo de la producción.La existencia de una aparente paradoja de una inflación en ascenso con una emisión en descenso en algunos países ha sido considerado una falla en el modelo monetarista.2en tanto otros economistas prestigiosos como T. Fisher argumentaron que es la tasa de interés lo que determina los precios, y no la emisión monetaria lo que ha dado origen a una de las divisiones más profundas en la aproximación a problemas financieros en la macroeconomía3
Teoría del lado de la oferta
Esta teoría afirma que la inflación se produce cuando el incremento en la masa monetaria excede la demanda de dinero. El valor de la moneda entonces está determinada por estos dos factores. La inflación en los años 1970 en EE.UU. se ve como causada por el incremento en la masa monetaria que ocurrió tras la salida de este país de los acuerdos de Bretton Woods, que sujetaba el valor de la moneda al patrón oro. Según esta teoría, el incremento en la masa monetaria no tiene efectos inflacionarios en la medida que la demanda de dinero aumente proporcionalmente.
Esta teoría explicaría la baja en la tasa de inflación en los años 1980 en EE.UU. debido a la expansión económica que se produjo a raíz de la reducción en los impuestos. Se explica esto indicando que una expansión en la economía origina un incremento en la demanda de dinero, lo cual contrarresta el efecto inflacionario que normalmente conlleva el aumento en la masa monetaria.
Teoría desarrollista
Según la teoría desarrollista la inflación es causada por el papel de los monopolios extendidos, más afincados en países subdesarrollados basándose en las condiciones de los países del Tercer Mundo, la inflación sería causado por un fuerte desequilibrio externo en la balanza de pagos.
Teoría austríaca
La Escuela austríaca de economía, afirma que la inflación es el incremento de la oferta monetaria por encima de la demanda de la gente. Los productores de bienes y servicios demandan dinero por sus productos, si la generación de dinero es mayor que la generación de riqueza, hay inflación. Por el contrario si la oferta de moneda es menor que la demandada existe deflación. Como consecuencia de la inflación se produce un efecto en cadena de distorsión de precios relativos al alza, es decir que algunos precios suben más que otros. Si todos los precios de la economía (incluido el salario) subieran uniformemente no habría ningún problema, el problema surge por la subida no-uniforme. En los procesos deflacionarios, la distorsión de precios relativos generada, es a la baja. Esta teoría rechaza de plano la popular definición de «aumento sostenido del nivel de precios» por lo anteriormente expuesto.
Esta escuela asigna la causa de la inflación/deflación a la existencia de un monopolio emisor de moneda (Banco Central). Como solución a la inflación propone la eliminación del monopolio emisor de moneda, y liberar a los privados la impresión de la moneda, los que competirían por tener la moneda más fuerte para permanecer en el mercado. Propone volver a la moneda-mercancía, respaldando la moneda con algún activo tangible (oro, plata, platino, etc). O por alguna combinación de varios metales, con lo cual se minimiza la volatilidad que pudiera tener el valor del dinero, como en el caso, por ejemplo de usar solo oro, cuya volatilidad en el precio es elevada por cuanto la gente tiende a refugiarse en él en épocas de incertidumbre.
Efectos de la inflación
Efectos generales
Un aumento en el nivel general de precios implica una disminución del poder adquisitivo de la moneda. Es decir, cuando el nivel general de precios sube, cada unidad monetaria permite comprar menos bienes y servicios. El efecto de la inflación no se distribuye uniformemente en la economía. Por ejemplo, los prestamistas o depositantes que reciben una tasa fija de interés de los préstamos o depósitos pierden poder adquisitivo de sus ingresos por intereses, mientras que los prestatarios se benefician. Las personas e instituciones con activos en efectivo experimentará una disminución de su poder adquisitivo. Los aumentos de salarios a los trabajadores y los pagos de pensiones a menudo se mantienen por debajo de la inflación, especialmente para aquellos con ingresos fijos.
Los deudores que poseen obligaciones monetarias a tasas de interés nominal fijo, observan una reducción en la tasa real proporcional a la tasa de inflación. El interés real de un préstamo, es la tasa nominal menos la tasa de inflación aproximadamente. Por ejemplo, si alguien toma un préstamo donde la tasa de interés establecida es del 6% y la tasa de inflación es del 3%, la tasa de interés real que pagará por el préstamo es del 3%. Los bancos y prestamistas pueden ajustar en ocasiones incluyendo una prima de inflación en los costos de los préstamos del dinero mediante una tasa inicial más alta o mediante el establecimiento de los intereses a una tasa variable.
Efectos negativos
Las tasas de inflación elevadas e impredecibles son consideradas nocivas para la economía. Añaden ineficiencias e inestabilidad en el mercado, haciendo difícil la realización de presupuestos y planes a largo plazo. La inflación puede actuar como un lastre para la productividad de las empresas, que se ven obligadas a detraer capital destinado a las producciones de bienes y servicios con el fin de recuperar las pérdidas causadas por la inflación de la moneda. La incertidumbre sobre el futuro del poder adquisitivo de la moneda desalienta la inversión y el ahorro.
La inflación puede también imponer aumentos de impuestos ocultos: los ingresos inflados pueden implicar un aumento de las tasas de impuesto sobre la renta si las escalas de impuestos no están indexadas correctamente a la inflación. Sin embargo, tasas de inflación moderadas no parecen tener efectos negativos sobre las economías, así un estudio de Robert Barro, muestra que estadísticamente que una inflación inferior al 8-10% no muestra correlación negativa con la tasa de crecimiento del país. Otros estudios empíricos sitúan el umbral a partir del cual la inflación puede ser realmente dañina en el 20 o el 40%.
El principal efecto negativo de la inflación, en una economía de mercado, es que destruye el sistema de precios de la economía. Por un lado, los productores toman sus decisiones de ahorro-inversión basándose en la información disponible, por lo que en un ambiente inflacionario estos no son capaces de descubrir si un alza de precios es un efecto relativo (solo a su producto) o, por el contrario, es una alza absoluta (donde todos los precios de los productos suben). En estos casos, el inversionista tiene que dedicar más tiempo a saber de los precios de los productos y, en particular, los precios de su competencia, porque estos quedan obsoletos en el corto plazo, en vez de dedicar ese tiempo a su negocio. Por otro lado, la incertidumbre en los precios que produce la inflación, también afecta negativamente a los consumidores, ya que deben perder tiempo investigando el precio de los productos que consumen. Por lo que esta incertidumbre y menor información, que produce la inflación, afecta negativamente tanto a los inversionistas como a los consumidores, y con esto afecta negativamente las posibilidades de crecimiento de la economía.
Pérdida de poder adquisitivo
En primer lugar, el deterioro del valor de la moneda es perjudicial para aquellas personas que cobran un salario fijo, como los obreros y pensionados. Esa situación se denomina pérdida de poder adquisitivo para los grupos sociales mencionados. A diferencia de otros con ingresos móviles, estos ven cómo se va reduciendo su ingreso real mes a mes, al comparar lo que podían adquirir con lo que pueden comprar tiempo después. Sin embargo, debe señalarse que si los salarios son rápidamente ajustados a la inflación se mitiga o elimina la pérdida de poder adquisitivo de algunos grupos sociales.
Con alta inflación, el poder adquisitivo se redistribuye desde las personas, empresas e instituciones con ingresos fijos nominales, hacia las que tienen ingresos variables que pueden seguir el ritmo de la inflación. Esta redistribución del poder de compra también se produce entre los socios comerciales internacionales. Si existen tasas de cambio fijo, una economía con mayor inflación que otra hará que las exportaciones de la primera sean más costosas, afectando la balanza comercial. También pueden generarse efectos negativos para el comercio debido a la inestabilidad en los precios de cambio de divisas.
La Inflación es regresiva
La inflación es regresiva (es decir, afecta relativamente más a los sectores con menos recursos que a los de mayores recursos) ya que los sectores con menos recursos usan relativamente más el dinero en efectivo (o saldos monetarios), que los sectores con más recursos, y tienen menos instrumentos financieros para cubrirse de la inflación. Por otro lado, los sectores con más recursos tienen acceso a más instrumentos financieros (como depósitos que se reajustan con la inflación) y con estos pueden protegerse mejor de la pérdida del poder adquisitivo que produce la inflación.
Perjuicio para los acreedores
La inflación es perjudicial para aquellas personas acreedoras de montos fijos, ya que el valor real de la moneda decrece con el tiempo y su poder de compra disminuirá. Contrariamente aquellos deudores a tasa fija se verán beneficiados, ya que su pasivo real irá disminuyendo.
Como consecuencia de los puntos anteriores, surge lo que se suele denominar “inflación autoconstruida”. Este fenómeno consiste en trasladar el aumento de precios hacia delante en el tiempo, esto es así ya que las personas esperan que la inflación continúe como en períodos anteriores. Así se genera un espiral inflacionario, en el que se indexan contratos, se aumentan los sueldos y los precios por expectativas futuras.
Inflación diferencial
La inflación diferencial es una situación en la que dos o más países, cuyas economías son fuertemente dependientes o forman un área económica especial, presentan diferentes tasas de incremento de precios. La inflación diferencial, especialmente si se sostiene durante un período largo, provoca por lo general que el país con mayores tasas de inflación sufra un aumento de costes de producción y consiguientemente una pérdida de competitividad.
Inflación de costos
La alta inflación puede inducir a los empleados a la demanda de un rápido aumento de salarios para mantenerse al día con los precios al consumidor. En el caso de la negociación colectiva, el crecimiento salarial se establecerá en función de las expectativas inflacionarias, que será mayor cuando la inflación es alta. Esto puede provocar una espiral de salarios. En cierto sentido, la inflación puede generar una situación de inestabilidad que se retroalimenta: la inflación genera expectativas de más inflación, lo que engendra a su vez una mayor inflación.
Acaparamiento
La gente tiende a comprar productos duraderos y no perecederos para evitar en parte las pérdidas esperadas de la disminución del poder adquisitivo de la moneda.
Hiperinflación
Si la inflación se torna fuera de control (en aumento), puede interferir gravemente con el funcionamiento normal de la economía, afectando su capacidad de producir y distribuir bienes, también puede llevar al abandono de la utilización de la moneda como medio de intercambio de bienes, derivando en las ineficiencias del trueque.
Ineficiencia en la asignación
Un cambio en la oferta o demanda de un bien normalmente modificará su precio, señalando a los compradores y vendedores que deben reasignar los recursos en respuesta a las nuevas condiciones del mercado. Cuando los precios son inestables y cambian marcadamente debido a la inflación, los cambios de precios debido a las señales de oferta/demanda son difíciles de distinguir de los cambios de precios debido a la inflación general. El resultado es una pérdida de eficiencia.
Ciclos económicos
De acuerdo con la teoría austriaca del ciclo económico, la inflación pone en marcha el ciclo económico. Los economistas austriacos sostienen que este es el efecto más dañino de la inflación. Según la teoría austriaca, las tasas de interés artificialmente bajas y el aumento asociado de la oferta monetaria conducen préstamos imprudentes altamente especulativas, lo que incrementa la probabilidad de malas inversiones, que a largo plazo resultan ser insostenibles.
Efectos positivos
Los efectos positivos incluyen la posibilidad de los bancos centrales de los estados de ajustar las tasas de interés nominal con el propósito de mitigar una recesión y de fomentar la inversión en proyectos de capital no monetarios.
Mercado de trabajo-ajustes
Los keynesianos creen que los salarios nominales son rápidos para subir, pero lentos para ajustarse hacia la baja. Si los salarios están sobrevaluados, esta diferencia de velocidad de ajuste conduce a un desequilibrio prolongado, generando altas tasas de desempleo. Dado que la inflación sería menor que el salario real, si los salarios nominales se mantuvieran constantes, los keynesianos argumentan que un poco de inflación sería buena para la economía ya que permitiría a los mercados de trabajo alcanzar un equilibrio con mayor rapidez.
Margen de maniobra
Las herramientas principales para el control de la oferta de dinero son la capacidad de fijar la tasa de descuento, la tasa a la cual los bancos pueden pedir prestado al banco central, y las operaciones de mercado abierto que son las intervenciones del banco central en el mercado de bonos con el objetivo de afectar las tasas de interés nominales. Si una economía se encuentra en una recesión con un interés nominal bajo, entonces el banco encuentra límites para reducir las tasas aún más con el fin de estimular la economía (ya que las tasas negativas de interés nominal son imposible). Esta situación se conoce como una trampa de liquidez. Un nivel moderado de la inflación tiende a garantizar que las tasas nominales de interés se mantengan bastante por encima de cero, de modo que, si surge la necesidad, el banco puede reducir la tasa de interés nominal.
Crecimiento e inversión productiva
La experiencia concreta de países concretos parece indicar que una inflación alta es compatible con el crecimiento económico rápido. En las décadas de 1960 y 1970, Brasil presentó una tasa media de inflación del 42%, pero fue una de las economías que más rápidamente crecieron en el mundo, y su renta per cápita aumentó un 4,5% anual. Durante el mismo período, los ingresos per cápita de Corea del Sur crecían el 7% anual, pese a una tasa media de casi el 20%.
Existen varias explicaciones de esto, entre ellas está que con una inflación elevada, la rendibilidad neta de las inversiones financieras, que es igual al interés nominal menos la inflación, decae mucho y en esas circunstancias la inversión no financiera en la economía productiva es más atractiva. Por si fuera poco las políticas antiinflacionistas pueden ser perjudiciales para la economía. Desde 1996, Brasil tras padecer una hiperflación empezó a controlar subiendo los tipos de interés efectivos hasta el 10-12% (cifra entre las mayores del mundo), la inflación cayó al 7,1% pero también se resintió el crecimiento que no pasó del 1,3%. También Sudáfrica tuvo una experiencia similar en 1994, cuando empezó a dar prioridad absoluta al control de la inflación y elevó los tipos de interés a los niveles brasileños.
Métodos de reducción de la inflación
Se han usado y sugerido diferentes métodos para detener la inflación. En casi todo el mundo, se ha impuesto la política de control de la inflación, a pesar de que no existen pruebas de que resulte dañina por debajo del 8-10% o incluso el 20 o 40% según otros estudios. De hecho la priorización de medidas antiinflacionistas severas produjo efectos adversos en Sudáfrica (1994) y Brasil (1996). Economistas institucionalistas como Ha-Joon Chang han señalado que los partidarios del neoliberalismo han aprovechado el miedo justificado a la hiperinflación para impulsar políticas antiinflacionistas excesivas (dados los niveles de inflación en muchos lugares donde se han impulsado). El hincapié neoliberal en la reducción de la inflación se justifica a que los activos financieros tienen tasas de rentabilidad fijadas de modo nominal, por lo que la inflación reduce la rentabilidad real, algo que perjudica a los inversores financieros, pero no tanto a la población general.
Políticas monetarias
Hoy en día, la herramienta principal para controlar la inflación es la política monetaria. Los bancos centrales pueden influir significativamente en este sentido fijando una tasa de interés más alta y reduciendo la masa monetaria. Normalmente a un objetivo de tasa de alrededor del 2% a 3% anual, y dentro de un rango objetivo de baja inflación, en algún lugar entre el 2% al 6% anual.
Hay una serie de métodos que han sido sugeridas para controlar la inflación. Los bancos centrales como la Reserva Federal de EE.UU. pueden afectar la inflación en gran medida a través de las tasas de interés y ajuste a través de otras operaciones. Las tasas de interés y crecimiento lento de la oferta monetaria son las formas tradicionales a través del cual los bancos centrales combaten o previenen la inflación, a pesar de que tienen diferentes enfoques. Por ejemplo, algunos persiguen un objetivo de inflación simétrico, mientras que otros solo controlan la inflación cuando se eleva por encima de un umbral aceptable.
Las políticas monetaristas enfatizan una tasa de crecimiento del dinero constante y moderada. Los keynesianos hacen hincapié en la reducción de la demanda agregada durante la expansión económica y el aumento de la demanda durante las recesiones para mantener la inflación estable. El control de la demanda agregada se puede lograr combinando la política monetaria y la política fiscal (aumento de los impuestos o reducción del gasto público para reducir la demanda).
Tipo de cambio fijo
Bajo un régimen de cambio de divisas fijo, el valor de la moneda de un país queda vinculado al valor de otra moneda o una canasta de otras monedas (o, a veces a otra medida de valor, como el oro u otros comodities). Un tipo de cambio fijo se utiliza generalmente para estabilizar el valor de una moneda, vinculándolo a otra moneda más estable. Puede ser utilizado como un medio para controlar la inflación. Sin embargo, cuando el valor de la moneda de referencia sube o baja, lo mismo ocurre con la moneda vinculada. Esto esencialmente significa que la tasa de inflación en el país, tipo de cambio fijo se determina por la tasa de inflación de la moneda a la que se vincula.
Un tipo de cambio fijo impide que un gobierno utilice la política monetaria nacional a fin de lograr la estabilidad macroeconómica. Adicionalmente, puede exponer a los países al peligro de ataques especulativos.
Con el acuerdo Bretton Woods, la mayoría de los países usaba tasas fijas al valor del dólar de EE.UU. El acuerdo se rompió en la década de 1970, y los países poco a poco se volcaron a tipos de cambio flotantes. Sin embargo, en la última parte del siglo XX, algunos países que sufrieron procesos hiperinflacionarios volvieron temporalmente a un tipo de cambio fijo para estabilizar sus monedas. Esta política se utilizó en muchos países de América del Sur (por ejemplo, Argentina 1991-2002, Bolivia, Brasil, Chile (1979-1982) y Venezuela).
Si bien fijar el tipo de cambio pudiese ser una manera de controlar la inflación (suponiendo que el país tiene muchas reservas de activos internacionales) en el corto plazo, la evidencia empírica nos muestra que en el largo plazo esta política hace caer el tipo de cambio real, dado que la inflación interna es mayor a la externa, y esto hace perder competitividad a la economía y, en muchos casos, hacer deficitaria la balanza de pagos del país. Lo anterior sucedió, en la década de 1980, en varios países de América Latina, entre ellos Chile, Argentina y Brasil. Estos países tenían una balanza comercial deficitaria (debido a que habían perdido competitividad al haber fijado el tipo de cambio y, con esto, haber hecho caer fuerte su tipo de cambio real) y al disminuir su entrada de créditos externos (por la crisis externa de principios de la década de 1980), no les quedó otra que recurrir al IMF para equilibrar su balanza de pagos. El IMF les obligó a cumplir un duro plan de estabilización de sus cuentas, tanto internas como externas, con un gran costo económico y en algunos países, como Chile, el desempleo superó el 20%.
Patrón oro
El patrón oro es un sistema monetario en el que los medios de intecambio de bienes y servicios es papel-moneda que puede ser convertida libremente en cantidades de oro preestablecidas (u otras mercancías con valor de mercado como por ejemplo, plata). El patrón especifica de qué forma el respaldo en oro se lleva a cabo, incluyendo la cantidad de especie por cada unidad de papel moneda. La propia moneda no tiene valor intrínseco, sino que es aceptada por los comerciantes, ya que pueden ser redimidos por la cantidad en especie equivalente. Un certificado de plata EE.UU., por ejemplo, podría ser canjeados por una verdadera pieza de plata.
El patrón oro fue abandonado parcialmente a través de la adopción internacional del sistema de Bretton Woods. Bajo este sistema todas las demás monedas importantes fueron atados a tasa fija con el dólar, que a su vez estaba atado al oro a razón de 35 dólares por onza. El sistema de Bretton Woods se rompió en 1971, y la mayoría de los países empezaron a utilizar tasas flotantes entre el papel moneda y el respaldado.
Las economías basadas en el patrón oro rara vez experimentan una inflación por encima del 2 por ciento anual. Bajo el patrón oro, la tasa de largo plazo de la inflación (o deflación) queda determinada por la tasa de crecimiento de la oferta de oro en relación con la producción total. Los críticos argumentan que esto puede provocar fluctuaciones arbitrarias en la tasa de inflación, y que la política monetaria quedaría fijada esencialmente por las políticas de minería.
Algunos autores creen que esta política contribuyó a la Gran Depresión, mientras que otras teorías, como la monetarista y la austríaca, disienten. Las hipótesis sobre las causas de la Gran Depresión son motivo de controversia.
El problema principal del Patrón Oro es que en tiempos modernos se necesitaría una cantidad gigantesca de oro para que los Bancos Centrales pudiesen respaldar todo su dinero emitido, con el consiguiente costo de atesorarlo y resguardarlo. Por lo demás, en tiempos modernos se piensa que la demanda de dinero depende de varios factores (entre ellos las expectativas, las tasas de interés, inflación e nivel de ingresos) y estos no tienen relación a la variación en la producción de oro. Por las razones anteriores, el uso del patrón oro se abandonó en la primera mitad del siglo pasado.
Control de precios
Otro método utilizado a lo largo de la historia para intentar frenar la inflación es el control sobre los salarios y sobre los precios. Este método fue implantado, por ejemplo, por el gobierno de Nixon al principio de la década de 1970 con resultados negativos.
Algunos economistas coinciden en afirmar que los controles de precios no alcanzan sus objetivos de estabilidad de precios y son contraproducentes pues distorsionan el funcionamiento de una economía, promueven la escasez de productos y servicios y disminuyen su calidad, entre otros efectos. A su vez, la imposibilidad de aumentar los precios en un período de aumento de los costos de producción provoca escasez de bienes y servicios. Los gobiernos frecuentemente intentan remediar la escasez mediante subsidios a los bienes y servicios que perdieron rentabilidad por el incremento de costos y precios fijos.
La historia económica de los últimos 50 años, en especial la latinoamericana, en general nos dicen que los controles de precios han llevado a excesos de demanda o escasez. Ya que estos controles de precios no eliminan la causa de la inflación.
Equilibrio entre Moneda y Precios
La Teoría del Equilibrio Moneda Precios propone que cuando algún producto aumente su precio, todos, incluido el mismo producto, deben absorber ese aumento. Por ejemplo, cuando la inflación de un mes sea del 2 por ciento, todos los productos deben bajar 1,96 por ciento, absorbiendo así ese aumento, logrando que el valor de la Moneda sea constante, y no se devalúe. Así, se podrá adquirir menos de los productos que aumentan su precio, pero se compensará al poder adquirir más de los productos que bajan sus precios. Esta Teoría propone para ello la creación de un Ente Regulador, en el cual los representantes de los empresarios, sindicalistas, consumidores, y el Estado, acuerden los precios, tomando como base el valor de la moneda, con el objetivo de evitar devaluar. Tiene algo en común con el Equilibrio de Nash, de la Teoría de Juegos.
Proceso hiperinflacionario
Cuando la inflación desborda toda posibilidad de control y planeamiento económico, se desata lo que se conoce como proceso hiperinflacionario, en el cual la moneda pierde su propiedad de reserva de valor y de unidad de medida. Es un proceso de destrucción de la moneda. Se desata la estanflación, y se hace imposible el cálculo y planeamiento económico, lo cual lleva a destruir la economía. Entre los procesos hiperinflacionarios más estudiados en el mundo se encuentran la hiperinflación en la República de Weimar, la hiperinflación argentina de 1989, la crisis económica de 1998 en Rusia y el Crack de Wall Street en 1929.