Un humedal es una zona de tierras, generalmente planas, cuya superficie se inunda de manera permanente o intermitentemente. Al cubrirse regularmente de agua, el suelo se satura, quedando desprovisto de oxígeno y dando lugar a un ecosistema híbrido entre los puramente acuáticos y los terrestres.
Considerando que el concepto fundamental de un humedal o zona húmeda no es el agua como tal sino la «humedad», se puede hablar de «ecosistemas húmedos» interdependientes de las aguas, ya sean superficiales o subterráneas.
La categoría biológica de humedal comprende zonas de propiedades geológicas diversas: ciénagas, esteros, marismas, pantanos, turberas, así como las zonas de costa marítima que presentan anegación periódica por el régimen de mareas (manglares).
El término humedal es el que se usa para hacer referencia a un tipo específico de bioma o ecosistema que se caracteriza por contar con territorios fangosos o no del todo firmes debido a una alta proporción de agua. Los humedales son el bioma que separa a los terrestres de los acuáticos, siendo todavía considerado un bioma terrestre, el más límite de ellos. Los humedales pueden variar en términos de tamaño, de vegetación o de fauna pero siempre son ecosistemas con una alta humedad debido a la presencia de agua, así como también con climas más bien calurosos y húmedos. Muchos de los humedales más importantes del mundo se encuentran Sudamérica, más específicamente en las zonas pantanosas de Paraguay, Brasil y Bolivia.
Un humedal es un ecosistema específico en tanto y en cuanto cuenta con una variedad muy alta de flora y fauna que incluye diversos tipos de plantas acuáticas, terrestres e intermedias así como también un alto nivel de insectos, algunos mamíferos, anfibios, reptiles y aves. Como sucede con todos los ecosistemas con alta humedad, el humedal presenta siempre una vegetación abundante que crece tanto en altura como a lo ancho. Incluso, la vegetación muchas veces gana la superficie acuática haciendo parecer que es tierra firme cuando en realidad la misma es pantanosa y extremadamente húmeda.
Como es de suponerse, todo humedal tiene lugar en espacios cercanos o inmediatamente adyacentes a cursos de agua, por lo general agua estancada y no móvil como lo son lagos y lagunas. La tierra de los humedales es siempre muy fértil debido a la humedad, a la presencia de nutrientes y a la constante regeneración del aire. Los humedales pueden formarse de manera espontánea por la misma acción de la naturaleza o de modo artificial por el hombre cuando se crean lagos y lagunas artificiales alrededor de los cuales crece la vegetación y la fauna típica de estos biomas.
El carácter distintivo de los humedales está en la escasa profundidad del nivel freático, con la consecuente alteración del régimen del suelo. La vegetación específicamente adaptada a estas condiciones se denomina hidrófita, cuando se ubica sobre zonas inundadas de agua; y freatofita cuando estas zonas se ubican sobre zonas de agua oculta (criptohumedales); en estos casos se reemplaza a las especies terrestres normales. Las peculiaridades del entorno hacen que la fauna presente sea por lo general endémica y netamente diferenciada de las zonas adyacentes; grandes familias de aves y reptiles están únicamente adaptadas a entornos de este tipo.
La función principal del humedal, aparte de ser un gran ecosistema y un importante hábitat para muchos seres vivos, es que actúan como filtradores naturales de agua, esto se debe a que sus plantas hidrófitas, gracias a sus tejidos, almacenan y liberan agua, y de esta forma comienzan con el proceso de filtración. Antiguamente los humedales eran drenados por ser considerados una simple inundación de los terrenos, pero hoy en día se sabe que los humedales representan un gran ecosistema y se los valora más.
Nótese que ciertos roles de las tierras húmedas poseen importancia institucional. Por ejemplo, los peces son capaces de migrar largas distancias, traspasando fronteras nacionales. Consecuentemente, la destrucción o degradación de las tierras húmedas en un país puede tener impactos directos sobre los recursos biológicos de otros.
A pesar de su importancia, las tierras húmedas en todo el mundo se encuentran amenazadas. Estos peligros provienen de la conversión intensiva a la agricultura o acuicultura, desarrollo industrial, cambios hidrológicos artificiales o degradación por medio de la explotación excesiva. Siendo este uno de los temas más importantes de cara a su futura conservación.
Se pueden establecer varios criterios para clasificar los humedales, en función de los objetivos que se persiguen o de los estudios en los que se basen: criterio morfológico (general, principalmente para divulgación), hidrogenético (según el origen y usos del agua, para demandas de agua), funcional (ecológico, según sus hábitats, para conservación medioambiental); o los criterios estructurales (desde el punto de vista de gestión), etc.
En 1989 fueron clasificados más de treinta humedales naturales y nueve artificiales. A pesar de ello es posible identificar cinco grandes tipos morfológicos de sistemas de humedales:
Desde el punto de vista estructural, se puede diferenciar los tipos de humedales basados, por una parte, en el criterio hidrológico de la estructura externa o de superficie; y por otra parte, en el criterio hidrogeológico que comprende la estructura interna o de conexión subterránea. Al conjunto de estos 2 aspectos, también puede entenderse como criterio «hidrológico-estructural». Son:
Y dentro de los humedales freatogénicos, se pueden subdividir en otros 3 grupos, según sus ámbitos hidrogeológicos de flujo, que es por lo que se consideran «ecosistemas húmedos» interdependientes de las aguas subterráneas (es decir pueden ser generados por éstas y a su vez aquellos pueden también generarlas, en función del gradiente hidrogeológico, en el espacio y tiempo). O lo que es lo mismo:
Por lo que, combinando entre sí ambos conjuntos de nomenclaturas, para sendos criterios externos e internos, resultarían 7 tipos hidrológico-estructurales:
Si bien la conservación de los humedales estuvo favorecida hasta épocas recientes por la dificultad para habitarlos, los proyectos de terraformación recientes constituyen un grave riesgo para las especies endémicas; la biodiversidad de los humedales los convierte en un recurso ecológico crucial. En el año 1971 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés) formuló un listado de humedales
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