BIOLOGÍA

Historia y Evolución de la Biología

Historia y Evolución de la Biología. La biología es la ciencia que estudia los seres vivos. Esto incluye su origen y evolución, así como las características de animales, plantas, hongos y microorganismos, sus procesos vitales, su comportamiento y su interacción con el medio ambiente.

La palabra «biología» se forma con las raíces griegas βίος (bíos), que significa ‘vida’, y -λογία (-logía), que significa ‘ciencia’ o ‘estudio’.

La biología estudia las características de los seres vivos, como el tamaño, la forma, las células que lo componen, cómo obtienen energía, para qué sirven sus estructuras. También estudia los organismos como parte de una comunidad, cómo se relacionan con el ambiente que los rodea y cómo les afecta.

Historia y Evolución de la Biología

Importancia de la biología

Uno de los objetivos fundamentales de la biología es establecer las leyes que rigen la vida de los organismos. Es decir, abarca el estudio del origen de la vida y su evolución a lo largo de nuestra existencia.

De allí que sea necesario la realización de investigaciones y estudios sobre los seres vivos de manera constante. Esto nos ha permitido conocer de mejor manera lo complejo que son los microorganismos y el funcionamiento de nuestro cuerpo.

La investigación científica en biología es crucial para descubrir cómo combatir infecciones o prevenir enfermedades. De esta manera, la biología contribuye a mejorar nuestra calidad de vida, así como la de otros animales y las plantas.

La biología también es una ciencia que aporta gran conocimiento a otras ciencias, como la antropología y la psicología.

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Ramas de la biología

La biología es una ciencia vasta. De esta se desprenden múltiples ramas para profundizar en aspectos de los organismos vivos como, por ejemplo:

  • Anatomía: estudia las estructuras internas y externas de los seres vivos.
  • Bacteriología: estudio de las bacterias.
  • Bioquímica: estudio de los procesos químicos dentro de las células.
  • Botánica: estudia las plantas.
  • Ecología: estudia cómo los organismos se relacionan con otros organismos y su medioambiente.
  • Embriología: estudia el desarrollo de los embriones.
  • Entomología: estudio de los insectos.
  • Etología: estudio del comportamiento animal.
  • Biología evolutiva: estudio del cambio que sufren los seres vivos a través del tiempo.
  • Filogenia: estudio de cómo evolucionan los seres vivos.
  • Genética: estudio de la transmisión de las características de progenitores a su descendencia.
  • Histología: estudio de la composición y estructura de los tejidos.
  • Inmunología: estudios de los mecanismos del cuerpo para combatir toxinas, invasores, entre otros.
  • Micología: estudio de los hongos.
  • Microbiología: estudio de los microorganismos.
  • Paleontología: estudio de los organismos que vivieron en la Tierra en el pasado.
  • Taxonomía: estudio que permite clasificar a los seres vivos.
  • Virología: estudio de los virus.
  • Zoología: estudio de los animales.

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Biología molecular

Como biología molecular se conoce la parte de la biología que estudia los procesos de los seres vivos desde un punto de vista molecular. Específicamente, se enfoca en el estudio de dos macromoléculas: los ácidos nucleicos, entre ellos, el ADN y ARN, y las proteínas.

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Biología celular

Es la parte de la biología que estudia los fenómenos que tienen lugar en las células, así como sus propiedades, estructura, funciones, organelos, ciclo vital y la forma en que interactúan con su entorno. Es una disciplina afín a la biología molecular.

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Biología marina

La biología marina es la rama de la biología que se encarga de estudiar los organismos que habitan en ecosistemas marinos, así como la conservación de la vida marina y de su entorno en un sentido físico y químico.

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Historia de la biología

Los descubrimientos de científicos como Louis Pasteur cambiaron la forma de pensar la vida.

¿Cuál es la historia de la biología?

La historia de la biología es, al mismo tiempo, el recuento y el estudio del desarrollo de esta disciplina científica, dedicada como su nombre lo indica (del griego bios, “vida”, y logos, “conocimiento” o “discurso”) a la comprensión de los mecanismos y las dinámicas propias de la vida tal y como la conocemos.

El término “biología” fue acuñado en el siglo XIX, cuando en el año 1802 tanto el francés Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829) como el alemán Gottfried Reinhold Treviranus (1776-1837) publicaron trabajos independientes que proponían el uso común de esa palabra. Así fundaron una ciencia completa, siguiendo el espíritu de la Ilustración europea.

Sin embargo, el estudio propiamente dicho de las leyes de la vida data de los primeros filósofos naturalistas de la Antigüedad. Así, lo que hoy en día llamamos biología, durante siglos se conoció como filosofía natural o historia natural, y por lo tanto quienes se dedicaban a su estudio eran llamados “filósofos” o “naturalistas”.

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Antecedentes de la biología

Resulta difícil marcar un punto de partida en la historia de la biología, ya que el interés del ser humano por el funcionamiento y las necesidades de animales y plantas nos ha acompañado desde siempre, sobre todo desde la Revolución del Neolítico, cuando la agricultura pasó a formar parte de nuestras vidas y se hizo indispensable conocer más sobre ellos.

Así,las distintas civilizaciones antiguas iniciaron el estudio de la vida, sin distinguir entre anatomía

humana, zoología, botánica, química, física, etc.

Hubo muchos célebres estudiosos del cuerpo y de la vida en la antigüedad, como Sushruta (c. siglo III a. C.), uno de los sabios fundadores de la medicina tradicional india, cirujano y autor del tratado Súsruta-samija; o el posterior Zhang Zhong Jin (150-209 d. C.), de la escuela de medicina ancestral china. Cada uno se inscribía en una vasta tradición cultural, religiosa y filosófica que sostenía una visión del mundo y de la vida misma.

En occidente, existen también equivalentes egipcios y griegos presocráticos, peroel más célebre estudioso de la vida fue el filósofo griego Aristóteles de Estagira (384-322 a. C.). Entre sus numerosas obras se halla la primera clasificación de los organismos de la cual se tiene registro, y el análisis y descripción de alrededor de 500 diferentes especies animales.

El modelo de pensamiento aristotélico fue de tal importancia que fue mejorado y ampliado por los naturalistas y médicos de las épocas posteriores, sobreviviendo así hasta más allá de la Edad Media. En ese entonces, mientras occidente se sumergía en el oscurantismo y el fanatismo religioso, tuvo lugar entre los siglos VIII y IX (d. C.) la Edad de Oro del islam, con grandes contribuciones a la biología y la medicina.

Nada más en zoología, destacaron el árabe Al-Jahiz (781-869), quien describió algunas de las primeras ideas en torno al evolucionismo y la lucha por la supervivencia a través de la cadena alimentaria; el kurdo Al-Dinawari (828-896), uno de los fundadores de la botánica y estudioso de más de 637 especies diferentes de plantas; y el persa Al-Biruni (973-1048), creador del concepto de la selección artificial y uno de los precursores del evolucionismo.

Occidente contribuyó poco durante la Alta Edad Media al avance de la biología, a pesar de que sí hubo aportes a la materia en las universidades europeas, como Hildegart von Bingen (1098-1179), Alberto Magno (1193-1280) o Federico II de Hohenstaufen (1194-1250). Pero en comparación con el interés que en Europa suscitaron la física y la química, la biología fue poco atendida en ese momento.

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La biología en la Revolución Científica

Esto cambió radicalmente con la llegada del Renacimiento y la Edad Moderna. El renovado interés occidental por las ciencias naturales y la fisiología, así como por la medicina moderna, se debió en gran medida a una nueva forma de pensamiento filosófico, caracterizado por el empirismo y la razón. Hubo grandes aportes a la botánica en forma de estudios de herbalismo, y a la zoología a través de numerosos bestiarios.

Gracias a los adelantos en la física y la óptica, la invención del microscopio permitió a finales del siglo XVI el primer estudio con ilustraciones de las primeras célulasMicrographia (1665) del británico Robert Hooke (1635-1703).

Posteriormente, las mejoras introducidas por el neerlandés Antón van Leeuwenhoek (1632-1723) al microscopio permitieron incluso un salto más grande hacia adelante: la observación y descripción de la vasta y compleja vida microscópica, así como su relación con la vida macroscópica, a través del descubrimiento de las bacterias, los espermatozoides y otros protozoos.

Por si fuera poco, en esa época se dieron los primeros pasos en el desarrollo de la paleontología, inicialmente como una forma de debate respecto al diluvio universal bíblico.

El danés Nicolás Steno (1638-1686) describió los primeros fósiles y procedimientos de fosilización. Así sentó las bases para las muy posteriores teorías de la evolución y para el concepto mismo de la extinción, que en pleno siglo XVII eran impensables por contravenir las ideas religiosas sobre el origen de la vida.

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Característica de los seres vivos

Desde el punto de vista de la biología, los seres vivos o seres vivientes, también conocidos como organismos, son formas muy complejas de organización de la materia, capaces de funcionar como un sistema que se perpetúa en el tiempo, intercambiando energía y materia con su entorno.

Estas formas de vida se diferencian de la materia inerte en que cumplen con los procesos elementales de la existencia, que son:

  • La nutrición, esto es, tomar del medio ambiente (o de otros seres) los materiales necesarios para perpetuar la propia existencia.
  • La interacción, o sea, el establecimiento de vínculos de todo tipo con otros seres vivientes y con el entorno, ya sea a modo de competencia, de cooperación, de simbiosis o de antagonismo.
  • La reproducción, es decir, la conformación de nuevos individuos de la misma especie, que permanecen una vez que el organismo cumple su ciclo vital.
  • La muerte, finalmente, es el retorno al medio ambiente de la materia y la energía que se utilizaron para existir, y el fin inevitable de toda forma de vida.

Los seres vivos son el objeto fundamental de estudio de la biología, y son (de acuerdo a la hipótesis más aceptada) el fruto de complejos procesos químicos que se dieron en nuestro planeta en sus etapas primitivas de formación geológica.

Por último, todos los seres vivos poseen características básicas y elementales comunes, que describiremos en detalle a continuación.

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Características de los seres vivos

1. Poseen un grado determinado de organización celular

Todos los seres vivos están conformados por células.

Todos los seres vivientes son el resultado de una organización muy rigurosa de la materia que los conforma, y la unidad básica de la organización de la vida es la célula. Eso quiere decir que desde seres más complejos (como los mamíferos) hasta los más sencillos (como las bacterias), todos estamos conformados por células.

De hecho, dependiendo de cuántas sean, podemos hablar de dos tipos de seres vivientes:

  • Los seres vivientes unicelulares, cuyos cuerpos están constituidos por una sola célula. Estos organismos pueden existir de manera individual y libre, o conformar colonias de organismos que viven juntos, sin dejar en ningún momento de ser organismos únicos y unicelulares. Por ejemplo: las amebas y los paramecios, organismos microscópicos de vida libre.
  • Los seres vivientes pluricelulares, cuyos cuerpos están constituidos por montones de células de diversos tipos, organizadas a un nivel tan complejo que constituyen tejidos, órganos, etcétera. En el caso de estos organismos, las células sacrifican su autonomía para conformar un todo mucho más complejo, de modo que ninguna puede sobrevivir sin el resto. Por ejemplo: las gallinas, los árboles, los champiñones y los seres humanos.

Todos los seres vivos están conformados por células, aunque sus células respectivas tienen diferentes niveles de complejidad: algunas son simples y tienen pocos organelos, otras son más complejas y realizan diversos procesos bioquímicos especializados: las células epidérmicas, las células óseas y las células musculares, por ejemplo, realizan tareas distintas y por lo tanto tienen composiciones, formas y organelos diferentes.

2. Mantienen un orden interno u homeostasis

Mecanismos como el sudor permiten a los seres vivos mantener su equilibrio interno.

Para que los seres vivos puedan continuar viviendo, sus cuerpos deben regular sus funciones vitales y conservar un delicado equilibrio interno. Ingerir demasiado (o muy poco) de un cierto nutriente, perder demasiada temperatura o disponer de muy poca agua son algunos ejemplos de situaciones que pueden romper dicho balance y poner en peligro la continuidad de la existencia.

Para ello, los organismoshan desarrollado diferentes mecanismos que les permiten contrarrestar el efecto del medio ambiente sobre sus cuerpos y adaptarse a las situaciones para preservar su equilibrio interior.

Por ejemplo, cuando hace mucho calor, nuestras pieles sudan para hidratarse y para que la evaporación del sudor nos refresque; en cambio, cuando hace mucho frío, nuestro cuerpo tirita para que el movimiento de los músculos genere calor. Estas medidas intentan contrarrestar el efecto de la temperatura ambiental sobre nuestros cuerpos.

Lo mismo se produce a nivel celular: las células de nuestro cuerpo se mantienen con un nivel de acidez levemente superior al del plasma, ya que ello es propicio para sus reacciones químicas fundamentales. Para garantizar que dicho pH se conserve, liberan o acaparan iones y sales del entorno dependiendo de qué sea lo conveniente en el momento.

3. Reaccionan a estímulos medioambientales

Los seres vivos se adaptan a su entorno para preservarse a sí mismos.

Los seres vivos no existen en el vacío, sino que proliferan en un entorno que comparten con otras formas de vida y con diferentes procesos, dinámicas y mecanismos naturales, muchos de los cuales tienen determinada incidencia en la homeostasis.

Por ese motivo, los seres vivientes se relacionan con el entorno, es decir, perciben los estímulos a su alrededor y se orientan en el entorno de acuerdo a lo que más les conviene, tal y como hacemos cuando hace sol y buscamos una sombra.

Para ello, los seres vivos poseen distintos aparatos sensoriales que comunican el afuera del cuerpo con el adentro del cuerpo, y son capaces de reconocer estímulos medioambientales como el sonido, la luz, el olor, el pH, etc., y posteriormente reaccionar a ellos de una manera apropiada. De esta manera, los seres vivos se adaptan a su entorno para preservarse a sí mismos.

Por ejemplo, ciertas plantas poseen un mecanismo de fototropismo positivo, es decir, que cambian la posición de sus hojas y tallos en función de la presencia del sol, para así exponerlas a la mayor cantidad posible de luz solar (indispensable para la fotosíntesis).

Otras plantas, menos necesitadas de luz solar, en cambio, poseen fototropismo negativo y tienden a huir del sol, limitando o moderando la cantidad de luz que reciben sus hojas. De este modo, las plantas se adaptan a la cantidad y orientación de la luz solar del entorno, dependiendo de lo que mejor les convenga.

4. Atraviesan un ciclo vital

Los ciclos vitales de diferentes especies pueden ser muy distintos entre sí.

Todo ser viviente está en algún momento de su respectivo ciclo o circuito vital, es decir, en el conjunto de estadios o momentos vitales que debe transitar desde que nace hasta que muere. Los ciclos vitales pueden ser muy distintos entre sí, y esa es la razón por la cual algunos seres vivos son longevos y llevan vidas lentas, mientras que otros viven frenéticamente y se extinguen deprisa.

Todo ciclo de vida se compone de las siguientes etapas:

  • Nacimiento, la aparición de un nuevo individuo de una especie en el mundo, ya sea al ser expulsado del vientre materno, eclosionar un huevo o surgir de una célula antecesora.
  • Crecimiento, una etapa de acumulación de recursos del medio ambiente para invertirlos en la expansión del propio cuerpo, esto es, en aumentar de tamaño y complejidad, desarrollar nuevos órganos o prepararse para una metamorfosis.
  • Reproducción, etapa en que los individuos alcanzan su punto máximo de crecimiento, cambian y maduran, y se preparan para traer al mundo nuevos miembros de la especie.
  • Senectud y muerte, etapa de pérdida paulatina del equilibrio interno y debilitamiento de las funciones vitales, que termina de un modo u otro en la muerte.

5. Poseen un metabolismo

El metabolismo permite a los seres vivos aprovechar la materia y energía.

Todos los seres vivos necesitan materia y energía para sostener sus ciclos bioquímicos andando, así como para repararse, desplazarse, crecer o emprender una metamorfosis.

Dicha energía y materia necesita provenir de alguna parte, y para ello existe el metabolismo, es decir, la capacidad de procesar nutrientes del medio ambiente y almacenarlos para emprender tareas posteriores. De otro modo, tendríamos que estar comiendo todo el día para sostenernos.

Existen muchas formas de metabolismo, dependiendo de cada forma de vida, pero en general consisten en cadenas de reacciones químicas que se dan en el interior del organismo de una manera controlada y específica, a partir de ciertas sustancias que se toman del medio ambiente y que al ser transformadas sirven de combustible para el cuerpo.

Por ejemplo, el cuerpo humano requiere de materia orgánica para descomponer y obtener así glucosa, un tipo de azúcar muy útil químicamente. Dicho azúcar es luego oxidado (o sea, puesto a reaccionar con el oxígeno tomado del medio ambiente al respirar) y sometido a diferentes procesos bioquímicos.

Como resultado se obtienen las moléculas de Adenosín Trifosfato (ATP), una molécula de pura energía química que puede utilizarse con fines muy diversos.

Existen dos procesos metabólicos fundamentales:

  • El anabolismo, que consiste en componer sustancias complejas a partir de otras más sencillas, como lo hacen las plantas al combinar agua, luz solar y dióxido de carbono atmosférico para componer una amplia gama de azúcares y almidones, indispensables para mantener el organismo andando.
  • El catabolismo, que consiste en el proceso inverso: descomponer sustancias complejas en otras más sencillas, generalmente con la ayuda de proteínas especializadas llamadas enzimas, tal y como hacemos con la materia orgánica que ingerimos al comer, y que descomponemos en los diferentes nutrientes que necesitamos absorber durante la digestión.

De manera similar, los metabolismos comprenden dos tipos de ciclo, que son:

  • El ciclo material, o sea, el destinado a obtener nutrientes materiales que sirvan para construir nuevo tejido, especialmente en fases de crecimiento o reparación, o bien para fabricar sustancias con un fin determinado, como las células reproductivas.
  • El ciclo energético, o sea, el destinado a obtener energía para conservar el cuerpo andando o para emprender otras tareas más tarde. Para esto último la energía se debe conservar de algún modo, generalmente fabricando sustancias (como la grasa) que es posible luego descomponer para recuperar la energía contenida en sus moléculas.

6. Se nutren y excretan

Todo ser vivo toma nutrientes del ambiente y desecha sustancias que no necesita.

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Para mantener el metabolismo andando, los seres vivos deben conseguir materia y energía del entorno, y ello puede hacerse de muchas maneras diferentes. Pero una vez conseguida y procesada la materia, sin embargo, sus cuerpos deben también desechar los compuestos que no les son útiles o que les resultan peligrosos, es decir, excretar.

  • La nutrición. Consiste en tomar del medio ambiente los materiales necesarios para poner a andar el metabolismo. Ello abarca la ingesta de materia orgánica e inorgánica, para alimentar diferentes procesos metabólicos como la respiración o la fotosíntesis. A los seres capaces de fabricar su propio alimento, como las plantas, se les conoce como autótrofos; a los que en cambio toman el alimento de otros seres vivientes o de sustancias liberadas por ellos, como es el caso de los animales, se les conoce como heterótrofos. Estos últimos, además, pueden ser consumidores primarios (se alimentan de seres autótrofos), consumidores secundarios (se alimentan de los consumidores primarios o de otros secundarios) o detritófagos (se alimentan de desperdicios y desechos).
  • La excreción. El proceso de excreción consiste en la liberación al medio ambiente de aquellas sustancias producidas durante la cadena del metabolismo, pero que son inútiles o peligrosas para el cuerpo. Por ejemplo, en el caso del ser humano, el sistema excretor se encarga de recoger el amoníaco (NH4) generado durante la respiración y, junto con otras sustancias, expulsarlo del cuerpo a través de la orina. Naturalmente, la excreción de ciertos organismos puede servir de nutriente para otros.

7. Se reproduce

La vida engendra nueva vida, pero a través de diferentes procesos.

La vida existe en base a su reproducción: todos los seres vivos provienen de otros seres vivos que existían antes que ellos, ya sea que hablemos de seres humanos, hongos, plantas, etc. La vida engendra nueva vida, y para ello puede acudir a procesos de diferente naturaleza, como son:

  • La reproducción asexual, en la que un organismo da vida a otro genéticamente idéntico (o muy similar, de producirse mutaciones azarosas) al progenitor, a través de una división celular y replicación del material genético. Este es el más antiguo método de reproducción que existe, y es característico de los seres unicelulares más primitivos, como las bacterias. Una bacteria se alimenta del entorno, alcanza el tamaño debido y después se divide en dos bacterias, que recomenzarán el ciclo.
  • La reproducción sexual, más compleja que la asexual y típica de los seres vivos pluricelulares, requiere de la cooperación de dos seres vivientes de una misma especie (uno femenino y otro masculino) para juntar sus células sexuales o gametos y combinar con la del otro la mitad de su información genética. Así, se produce un individuo totalmente nuevo, provisto de un ADN propio, resultado de la fusión azarosa del ADN de sus progenitores. Es así como nos reproducimos los seres humanos: tras la fusión de un óvulo y un espermatozoide, un nuevo miembro de la especie viene al mundo.

8. Evolucionan

La evolución no afecta a un solo individuo sino a la especie en su conjunto.

Evolucionar es adaptarse a largo plazo al entorno. Es un proceso que en realidad no realizan los seres vivos individualmente, sino que afecta a la especie en su conjunto, a medida que la descendencia presenta ciertos rasgos que les resultan benéficos para lidiar con el entorno y competir con más ventaja con otros seres vivos rivales.

La evolución es responsable de que una misma comunidad de seres vivos, repartida en dos ambientes distintos, acabe produciendo dos especies diferentes una vez transcurridas numerosas generaciones. Esa es la razón, por ejemplo, de que la fauna y la flora sean distintas en cada uno de los continentes, a pesar de que muchas especies presentan rasgos muy similares entre sí, dado que se hallan emparentadas evolutivamente.

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Niveles de organización de la materia viva.

Cuando hablamos de los niveles de organización de la materia, nos referimos a las posibles divisiones o estratificaciones en que es posible estudiar toda la materia conocida, en especial la orgánica (seres vivos), yendo desde una perspectiva más general y sencilla hasta una más detallada y de relaciones cada vez más complejas.

Si bien toda la materia en el universo está formada por un número finito de átomos, estos están combinados y organizados de manera tan compleja que pueden perderse de vista los bloques fundamentales que la constituyen. Por eso, pueden identificarse capas o niveles de organización dependiendo de las dimensiones del sistema de estudio.

Por ejemplo, un ser humano está hecho de átomos, sin duda, del mismo tipo de los que está hecho un planeta (convengamos que en el planeta habrá bastantes más átomos, dadas sus dimensiones), pero organizados de manera diferente. Lo mismo ocurre entre un ser humano y una célula, pues una persona contiene millones de células.

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La materia se encuentra organizada en niveles de complejidad que podemos enunciar por separado. Estos son, de menor a mayor:

  • Nivel subatómico. Gracias a la física atómica, sabemos que los átomos están compuestos por partículas más pequeñas, que son protones (con carga +), neutrones (sin carga) y electrones (con carga -). Los dos primeros están en el núcleo del átomo y los últimos orbitan a su alrededor.
  • Nivel atómico. Los ladrillos fundamentales de la materia son los átomos, cuya clasificación figura en la Tabla Periódica de los elementos. Se conocen 118 hasta ahora y se sabe que todo lo que existe está hecho a partir de combinaciones de estos átomos. Dos átomos del mismo elemento serán siempre idénticos, así que los átomos de hidrógeno de nuestro cuerpo, por ejemplo, son iguales a los del Sol.
  • Nivel molecular. Los átomos se juntan unos con otros por diversas razones que responden a los efectos del electromagnetismo o de enlaces químicos por valencia (para compartir electrones de la capa más externa). Así se forman las moléculas, que pueden ser tan simples como dos átomos idénticos (O2, la molécula de oxígeno) o estar compuestas por varios átomos distintos (C6H12O6, la molécula de glucosa). Estas moléculas pueden formar estructuras cada vez más complejas, como aminoácidos y luego proteínas, fundamentales para la vida.
  • Nivel celular. Una célula es la unidad mínima de la vida: todos los seres vivientes se componen de al menos una célula (algunos de solo una de ellas, llamados unicelulares; otros de más de una, llamados pluricelulares). Las paredes de la célula, las enzimas dentro de ella, el ADN, todo está formado a partir de moléculas sumamente complejas.
  • Nivel tisular o de tejido. De acuerdo a sus funciones y necesidades, las células se agrupan entre sí en un sistema complejo que es el organismo. Por ejemplo, las células de un músculo cumplen todas con la misma función y comparten sus características físicas. A esa agrupación de células comunes se le llama tejido (por ejemplo, tejido muscular, tejido vascular, tejido nervioso).
  • Nivel de órganos. Los órganos del cuerpo de un ser vivo están compuestos de tejidos. Así, el corazón está formado por tejido cardíaco, el hígado de tejido hepático, etc.
  • Nivel de sistema o aparato. Los distintos órganos y tejidos del cuerpo cooperan, se ayudan mutuamente, o funcionan de manera mancomunada. A los circuitos de órganos y tejidos que llevan a cabo funciones específicas (fundamentales para el organismo) se los conoce como sistema o aparato, como el sistema cardiovascular, que comprende los órganos involucrados en la circulación y en la respiración.
  • Nivel de organismo. El total de los órganos, tejidos y células de un ser vivo lo componen, y lo definen como un individuo, es decir, un organismo. Cada ser vivo es único, aunque semejante a otros.
  • Nivel poblacional. Los organismos de características semejantes tienden a juntarse para reproducirse, cuidarse y compartir el modo de vida, en pequeños grupos o poblaciones.
  • Nivel de especie. Si juntáramos todas las poblaciones existentes de organismos de un mismo tipo (que comparten características físicas y genéticas), tendríamos el total de esa especie en el planeta. Existen millones de especies de seres vivos en la Tierra.
  • Nivel de ecosistema. Las poblaciones y especies no viven aparte de las demás, sino que se interconectan con ellas mediante cadenas tróficas (alimentarias) en las que hay productores, herbívoros, depredadores carnívoros y descomponedores. A un circuito de especies interconectadas así y ubicadas en un hábitat específico lo llamaremos un ecosistema.
  • Nivel de bioma. Las agrupaciones de ecosistemas en torno a un mismo clima o región geográfica constituyen biomas.
  • Nivel de biósfera. Se llama biósfera al conjunto ordenado de la totalidad de los seres vivos, la materia inerte y el medio físico en que se encuentran y con el que se relacionan de distinta manera.
  • Nivel planetario. Si bien la vida como la conocemos existe únicamente en la Tierra, hasta ahora, esta es apenas uno más de millones de planetas de diverso tamaño y constitución, que orbitan soles todavía más masivos y en eterna fusión de sus elementos atómicos en el espacio.

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