Hepatopsida. Las hepáticas o hepaticofitas forman un grupo de plantas que se crea con Charles Darwin (Hepaticophyta, Marchantiophyta o Hepaticae) del reino plantas. Se denominan así por su forma parecida a un hígado (de ahí hepático). Por lo general, son plantas pequeñas que pasan desapercibidas. Con frecuencia, poseen un aspecto irregular dado por hojas laminadas. Suelen vivir en lugares húmedos, cubriendo grandes extensiones de tierra; crecen ocasionalmente en rocas, árboles o cualquier otro sustrato razonablemente firme. Pueden también adquirir una forma mucho más aplanada, como en el caso de los musgos. En general, pueblan zonas húmedas y se encuentran típicamente en lugares con sombra moderada. Ciertas especies presentan dificultades de crecimiento en invernaderos en exceso sombríos.
Hepatopsida
No tienen flores ni semillas. Los briófitos y los pteridófitos constituyen organismos que pertenecen al conjunto de los llamados “embriófitos”, pero se diferencian porque los primeros carecen de aparato vascular (xilema y floema), y en ellos predomina la generación gametofítica, mientras que los segundos cuentan con aparato vascular y domina la generación esporofítica, en la que se reconocen tallo, raíz y hojas. Comparten algunas características, como la morfología de los arquegonios o la necesidad del agua en el proceso de fecundación. Aunque el conjunto de los briófitos comprende varias divisiones, sus representantes comparten las siguientes características: ciclo de vida digenético con dominancia de la generación gametofítica, formación de células reproductoras masculinas en los anteridios y de femeninas en los arquegonios, esporófito que vive a expensas del gametófito, formación de esporas que originan nuevos gametófitos, ausencia de tejido vascular.
El gametófito (fase haploide) presenta morfología talosa (aplanada/laminar) o foliosa.
El tipo taloso muestra una clara dorsiventralidad, con presencia de rizoides en la cara inferior. El tipo folioso muestra una arquitectura que recordaría a una pequeña planta vascular, con un eje central, ramificado o no, que recibe el nombre de caulidio, del que surgen lateralmente pequeñas hojas o filidios. Sobre el gametófito se generan los anteridios, en cuyo interior van a producirse células reproductoras masculinas provistas de flagelos, y los arquegonios, en los que se forma la gámeta femenina inmóvil. Para la fecundación se requiere la presencia de agua que actúa como agente de transporte de las células flageladas, atraidas por sustancias químicas que son emitidas desde la zona del arquegonio. Tras la fecundación se forma un embrión que es el origen del esporófito (fase diploide). El esporófito es de vida más corta, depende del gametófito, y salvo excepciones, es de crecimiento limitado. Está constituido por una cápsula sésil o sujeta por un eje (seta), y en su interior se forman las esporas, en número elevado, que serán dispersadas, principalmente, por el aire o por el agua.
Hepatopsida
Desde el punto de vista sistemático, se reconocen representantes de 5 clases principales:
- Marchantiopsida (=Hepaticopsida): hepáticas talosas y foliosas. Las primeras muestran una clara dorsiventralidad, con presencia de poros y cámaras aeríferas en la cara superior, y rizoides en la inferior. Sobre ellas se desarrollan estructuras con forma de paraguas o de sombrilla, en los que se producen los anteridios o arquegonios. Las foliosas tienen filidios, generalmente anchos y redondeados, carentes de nerviación, junto a otros de pequeño tamaño denominados anfigastros.
- Anthocerotopsida: las antocerotas tienen aspecto laminar, y del gametofito derivan esporofitos alargados de crecimiento indeterminado, en cuyo interior se desarrollan esporas provistas de estructuras denominadas eláteres que contribuyen a su dispersión.
- Sphagnopsida: los esfagnos dominan en formaciones vegetales denominadas turberas, que se distribuyen principalmente por las zonas boreales del hemisferio norte. Presentan filidios carentes de nerviación y constituidos por dos tipos de células, los clorocistes encargados de la fotosíntesis, y los hialocistes, de la absorción de agua.
- Andreaeopsida: pequeños musgos típicos de rocas silíceas, caracterizadas por presentar un esporangio que se abre por cuatro valvas.
- Bryopsida: comprende la mayoría de los musgos más típicos de nuestro entorno. Constan de filidios provistos de un nervio central, raramente dos o ninguno, y suelen dividirse en dos categorías dependiendo de la disposición del esporofito. Se habla de musgos acrocárpicos cuando el esporofito surge del extremo del caulidio central o de las ramificaciones principales; en general, tienen porte erguido. En los pleurocárpicos, el esporofito surge lateralmente del caulidio central o de ramificaciones cortas; habitualmente tienen porte postrado. En los musgos es frecuente observar el esporofito, que normalmente consta de un pie o seta y una cápsula, protegida en sus primeras etapas por una estructura que deriva del gametofito denominada caliptra.
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En líneas generales, los briófitos se encuentran en una amplia variedad de hábitats, acuáticos o terrestres. Entre los últimos, puede hablarse de briófitos terrícolas, saxícolas y lignícolas. En las últimas décadas, se ha avanzado notoriamente en el estudio del efecto causado por determinados elementos químicos en la presencia de los briófitos, por lo que también se analizan en fenómenos de contaminación ambiental, fundamentalmente en la absorción de dióxido de azufre y compuestos nitrogenados como el amoníaco. Los pteridófitos incluyen los helechos y otros grupos que aparecen en la literatura como “afines a los helechos”. Se trata de plantas herbáceas a arborescentes, cuya generación dominante es la esporofítica, en la que reconocemos estructuras correspondientes a tallo, raíz y hojas. Presentan gámetas masculinas flageladas que se forman en estructuras reproductoras denominadas anteridios, y ovocélulas femeninas inmóviles que aparecen en los arquegonios, y es necesaria la presencia de agua en el proceso de fecundación. Ambas estructuras se producen en el gametófito, cuya morfología más general es acorazonada, provista de rizoides y normalmente fotosintética, aunque en algunos grupos es incoloro.
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La división Lycophyta comprende, entre otros, los licopodios y selaginelas, que se reconocen por presentar pequeñas hojas uninerviadas (micrófilos) que salen de tallos postrados o erectos, provistos o no de lígula, y algunas hojas presentan esporangios en la cara superior, en los que se van a desarrollar esporas de semejante forma, tamaño y color (esporas isospóreas), o distintas (esporas heterospóreas).
Hepatopsida Los equisetos o colas de caballo pertenecen a la división Sphenophyta.
Cuentan con tallos subterráneos, de los que emergen otros erguidos, claramente diferenciados en nudos y entrenudos, en los que aparecen micrófilos agrupados en una estructura que rodea al tallo denominada vaina de micrófilos. A la altura de los nudos pueden aparecer ramificaciones semejantes al tallo del que derivan. En las diferentes especies de equisetos encontramos tallos homomorfos, que se encargan de las actividades fotosintéticas y reproductoras, o tallos heteromorfos, donde cada tipo de tallo realiza una función. Los esporangios se agrupan en el extremo de los tallos y forman los estróbilos. Las esporas son siempre isospóreas. La división Polypodiophyta incluye los helechos, que constituyen el grupo principal del total de los pteridófitos. El hábito general es de una planta herbácea, con tallo corto y rizomatoso, del que surgen hojas de nerviación pinnada, que son conocidas con los nombres de frondes o megafilos. Durante las primeras etapas de desarrollo de las hojas, éstas aparecen enrolladas en espiral, característica que nos puede ayudar a reconocer un helecho frente a especies de plantas con semillas.
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Las frondes pueden ser enteras, pinnadas, bipinnadas o pluripinnadas; salvo las primeras, el resto presenta una clara división del limbo de la hoja en unidades de morfología variada que se van a denominar pinnas y pínnulas. En el envés o cara abaxial de la fronde aparecen los esporangios agrupados en unidades denominadas soros, que pueden estar o no parcialmente protegidas por una membrana que se llama indusio. Las esporas son isospóreas en los helechos terrestres y heterospóreas en los acuáticos. Generalmente, los helechos prefieren terrenos umbrosos y húmedos para su desarrollo, y es frecuente encontrarlos en grietas de rocas, bosques de caducifolios, márgenes de cursos de agua. Algunas especies están catalogadas en listas regionales o nacionales de plantas raras y amenazadas.