Garcia Sarmiento de Sotomayor
Garcia Sarmiento de Sotomayor. Hijo de D. Luis de Toledo y Dª. Isabel de Leyva nació en Úbeda (Jaén) en 1585, en el seno de una familia nobiliaria de gran tradición en la ciudad. Gentilhombre de la cámara del rey que llegaría a ostentar los títulos de I marqués de Mancera, IV señor de Cinco Villas, III señor de El Marmol (por matrimonio), comendador de Esparragal de la Orden de Alcántara y miembro del Consejo Supremo de Guerra.
En 1603 D. Pedro sucede a su padre en el señorío de Mancera y de las Cinco Villas. En la ceremonia, celebrada en Mancera de Abajo, cabeza del señorío, juró respeto como habían hecho sus antecesores, a los usos y costumbres del pueblo. (Así consta en documento conservado en el archivo parroquial de Mancera de Abajo de 1603, citado por A. Casaseca en el «Catálogo Monumental del Partido Judicial de Peñaranda de Bracamonte»). Desde temprana juventud siguió la carrera de armas. En 1600 combatió en los ejércitos de Italia, en 1601 participa en la campaña contra Argel y en 1607 combate en la defensa del Estrecho del ataque musulmán. Llegó a alcanzar el grado de teniente general de las galeras reales de Sicilia y por sus acciones de guerra fue nombrado miembro del Consejo Supremo de Guerra de Su Majestad. Estuvo destinado ocho años en Galicia como gobernador y capitán general. El 17 de julio de 1623 el rey Felipe IV le concede el título de marqués de Mancera. Ese mismo año se casa con Dª. María Luisa Salazar y Enríquez de Navarra (1.600-1.674), III Señora de El Mármol, señorío próximo a Úbeda (Jaén). En 1624 los esposos están en Nápoles. En 1639 cuando tenía 54 años fue nombrado XV virrey del Perú. En esos momentos el virreinato atravesaba una situación crítica, reflejo de la mala política de Felipe IV y su valido el conde-duque de Olivares. La presión de Brasil, armándose para apoyar a Portugal en una próxima guerra contra España. La escuadra holandesa que hostigaba constantemente Valdivia y Valparaiso. Los levantamientos constantes de los indios en un amplio territorio que compendia la totalidad de las regiones andinas de Suramérica limitadas por Panamá por el norte y el Río de la Plata por el sur. La capital del virreinato era la ciudad de Lima.
Evangelización de indios.El nuevo virrey partió para el Perú desde Cádiz en mayo de 1639, le acompañaba su hijo D. Antonio Sebastián de Toledo que colaborará con su padre en el gobierno del virreinato; importante experiencia para el hijo que con el tiempo, llegaría a ser el virrey de Nueva España (México) Llegan a Lima el 18 de diciembre de 1639 donde tiene lugar la ceremonia de posesión del cargo que recibe bajo palio de manos del XIV virrey, D. Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla, conde de Chinchón. El marques de Mancera durante su gobierno, intentó incrementar la producción de las minas de azogue (mercurio) de Huancavelica, que se mandaba a España para la producción de espejos. Para ello aumentó «la mita» (obligación de un número de indios en trabajos para el virreinato); no tuvo mucho éxito por la presión de los evangelizadores y las protestas de los indios. Intentó evitar los agravios a los indios en las encomiendas, difícil tarea que chocaba con fuertes intereses locales que veían peligrar sus privilegios. El virrey fue engañado por el embaucador Pedro Bohórquez con la patraña del país encantado de «Paytiti» y «el rey Enim». Bohórquez, andaluz, se hizo pasar por descendiente de los antiguos reyes incas, engañó al virrey con la existencia de un territorio lleno de riquezas que él, pondría en manos del virrey. El timador aprovechó el engaño y creó un estado en los valles de Calchaquí (entre Chile y Argentina) que posteriormente levantaría contra los españoles, causando importantes pérdidas de vidas y bienes. Terminó ajusticiado en Lima en diciembre de 1666. En 1640 se funda la villa de San Clemente de Mancera (Perú), lugar donde se elabora el conocido licor Pisco y que hoy se llama Villa Pisco En cuanto a la administración del virreinato ordenó un nuevo empadronamiento de indios para tener un mayor control y obtener mayor recaudación por los tributos que éstos pagaban. Introdujo además, nuevos impuestos como el del papel sellado que implantó en 1641. Organizó además, un servicio estable de carteros o chasquis para garantizar el reparto de la correspondencia. En noviembre de 1643 el corsario holandés Hendrick Browerse invade Valdivia. El virrey manda 12 naves de guerra al mando de su hijo D. Antonio Sebastián de Toledo. Cuando llegan a Valparaíso los corsarios ya se habían marchado. D. Antonio Sebastián refunda entonces la ciudad de Valdivia (Chile), en nombre de su padre, como plaza fuerte y el Castillo San Pedro de Alcántara de Isla de Mancera para defender la zona de ataques e invasiones holandesas e inglesas. Estos fortines formaron parte de la línea de defensa llamada llave del Mar del Sur con los fuertes de Niebla, Corral, Mancera y Cruces, bastiones para la protección del tráfico marítimo del tesoro del Perú hacia España. Valdivia, por ser la ciudad más austral del mundo por entonces, sería usada durante muchos años como fortín y prisión donde se enviaban reos desde España. El virrey tuvo como consultor a san Juan Masías, místico dominico español, canonizado por Pablo VI el 28 de septiembre de 1975. Esa influencia propició el favor del virrey a la Orden; así en 1643 funda por patronato real la catedral de Santo Tomás de Aquino (dominica) en la Universidad de San Marcos (Lima) y declaró dos días festivos al año en honor de santo Domingo. D. Pedro era un hombre muy devoto, por el año 1646 introdujo en Lima la costumbre de rezar el rosario a coro y en voz alta, todos los sábados por la tarde en la catedral de los dominicos. En 1643 fundó en Lima el monasterio de Nuestra Señora del Carmen. También en Lima en 1646 se inauguró el hospital de San Bartolomé para negros y en 1648 el hospital de Santiago del Cercado para los indios. Ese mismo año en Cuzco se abre el hospital de San Andrés para mujeres. Durante el virreinato del marqués de Mancera, también se fortificaron los puertos de Valparaíso y Arica. Construyó la ciudadela de El Callao (Lima) y en el puerto el virrey mandó reforzar las guarniciones construyendo una muralla de 4 Km. de largo a la que dotó de cañones de bronce, por un valor de 369.000 pesos. Se terminó en 1647. El dinero para estas obras lo obtuvo subiendo las «sisas» (impuestos) sobre la carne, las velas de sebo, el azúcar y el vino, sin contar para ello con el permiso real. Mejoró las relaciones del virreinato con la Inquisición. El 17 de noviembre de 1641 se celebra en Lima un auto de fe donde se aplican penas a 14 portugueses acusados de judaizantes. Se ordena un censo de los portugueses que vivían en Lima y el virrey ordena su expulsión del territorio, aunque finalmente la disposición no se cumplió. El problema venía de largo, la mayor parte de la colonia portuguesa de Lima era acaudalada e inspiraban recelos por sus apoyos a Brasil para minar el poder español. Puso de moda las tertulias literarias en el virreinato donde se tomaba mucho chocolate a la taza la bebida de los dioses, se decía, y parece que en ellas inventó la denominada mancerina, platillo de cerámica o plata para sujetar la jícara (chocolatera), que dada su popularidad se fabricaría después en las localidades españolas de Manises y Talavera. Durante el periodo gobierno del virrey se produjeron los terremotos de Huancavelica de 1640 y de Santiago de Chile de 1647, con importantes pérdidas de vidas y haciendas. En 1645 la erupción del Pichincha causó estragos en Quito. D. Pedro entregó el mando a su sucesor, el conde de Salvatierra el 20 de septiembre de 1648. Pero no pudo marcharse del Perú pues como todo gobernante, al acabar su misión tenía que pasar por el juicio de residencia, investigación pública realizada por la Audiencia del virreinato. El juicio obligó al marqués a permanecer en el Perú más de año y medio. Contra el marqués se presentaron importantes cargos: impuestos no autorizados por la Corona, malgastar los recursos de la Hacienda en obras y fortificaciones inútiles (El Callao). Connivencia con los portugueses, pues se comentaba que había recibido de ellos una fuerte suma, por lo que revocó su expulsión. Ante las críticas D. Pedro se preció de haber construido guarniciones semejantes a las mejores de Europa y de mantener a raya a franceses y holandeses en la zona. El 11 de abril de 1650 se embarcó en El Callao con su familia con rumbo a España. Cuatro años más tarde, en 1654, D. Pedro falleció en España en un lugar sin precisar -pudo ser en su palacio de Mancera-. Su esposa, Dª. María Luisa de Salazar y Enríquez murió en alta mar unos años después, en 1674 cuando volvía a España procedente de Venecia.
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