La Fonética:
La fonética (del griego φωνή fōnḗ «sonido» o «voz») es el estudio de los sonidos físicos del discurso humano. Es la rama de la lingüística que estudia la producción y percepción de los sonidos de una lengua con respecto a sus manifestaciones físicas. Sus principales ramas son: fonética experimental, fonética articulatoria, fonemática, fonética acústica y fonética auditiva.
La Fonética trata del análisis de los sonidos del habla. Un Sonido es el fenómeno producido al vibrar las cuerdas vocales del aparato fonador.
La fonética experimental son las propiedades acústicas y físicas de los sonidos del habla, reuniendo y cuantificando los datos sobre la emisión y la producción de las ondas sonoras que configuran el sonido articulado. Utiliza instrumentos como el espectrógrafo, el nasómetro, el glotógrafo, el palatógrafo, etc., que muestran bien sea las ondas sonoras del habla provenientes de la boca o de la nariz o de la laringe, ya descompuestas, o las distintas zonas del paladar donde la lengua ha tocado El conjunto de los datos analizados al medir los sonidos, depende únicamente de la precisión del instrumental, así como de otros conocimientos conexos. En los estudios experimentales, se parte del habla de varios informantes y se utilizan medios estadísticos para establecer las tendencias generales en la naturaleza de los sonidos.
Gracias a la fonética experimental se sabe que la mayoría de los sonidos, en especial las vocales, están constituidos por combinaciones de unas pocas frecuencias, los llamados formantes, que permiten al oído reconocer dicho sonido. La existencia de formantes está relacionada con el hecho de que dichos sonidos son de hecho ondas sonoras. Otros sonidos como las fricativas carecen de formantes y presentan una combinación de ondas aperiódicas en una banda amplia de frecuencias.
Es la que estudia los sonidos de una lengua desde el punto de vista fisiológico; es decir, describe qué órganos orales intervienen en su producción, en qué posición se encuentran y cómo esas posiciones varían los distintos caminos que puede seguir el aire cuando sale por la boca, nariz, o garganta, para que se produzcan sonidos diferentes. No se ocupa de todas las actividades que intervienen en la producción de un sonido, sino que selecciona sólo las que tienen que ver con el lugar y la forma de articulación. Los símbolos fonéticos y sus definiciones articulatorias son las descripciones abreviadas de tales actividades. Los símbolos fonéticos que se usan más frecuentemente son los adoptados por la Asociación Fonética Internacional en el alfabeto fonético internacional (A.F.I.) que se escriben entre corchetes.
Los órganos que intervienen en la articulación móviles los labios, la mandíbula, la lengua y las cuerdas vocales, que a veces reciben el nombre de órganos articulatorios. Con su ayuda el hablante modifica la salida del aire que procede de los pulmones. Son fijos los dientes, los alveolos, el paladar y el velo del paladar. Los sonidos se producen cuando se ponen en contacto dos órganos articulatorios, por ejemplo el bilabial (p), que exige el contacto entre los dos labios; también cuando se ponen en contacto un órgano fijo y otro articulatorio, y el sonido se nombra con los órganos que producen la juntura, o punto de articulación, como por ejemplo el sonido labiodental (f) que exige el contacto entre el labio inferior y los incisivos superiores. Cuando es la lengua el órgano móvil no se hace referencia a ella en la denominación del sonido. Así, el sonido (t), que se produce cuando la lengua toca la parte posterior de los incisivos superiores, se llama dental.
El modo de articulación se determina por la disposición de los órganos móviles en la cavidad bucal y cómo impiden o dejan libre el paso del aire. Esta acción puede consistir en la interrupción instantánea y completa del paso del aire para las implosivas; en dejar abierto el paso nasal, pero interrumpido el oral para las nasales; no es básicamente lo mismo producir un contacto con la lengua, pero dejar libre el paso del aire a uno y otro lado para las laterales; o producir una leve interrupción primero y dejar el paso libre después para las africadas; o permitir el paso del aire por un paso estrecho por el que el aire pasa rozando para las fricativas, y permitir el paso libre del aire por el centro de la lengua sin fricción alguna para las vocales.
Se emiten diferentes clases de vocales según varíe la posición de la lengua, tanto a partir de su eje vertical (alta, media y baja), como a partir de su eje horizontal (anterior, central y posterior). Por ejemplo, en español son vocales altas las vocales de la palabra huir; es decir, la [i] y la [u]. Son vocales medias la [e] y la [o]; es decir, las vocales de la palabra pero y es vocal baja la [a] de la palabra va. Así, la lengua va de abajo arriba para pronunciar las dos vocales seguidas de la palabra aire, pero desciende a una posición media para pronunciar su última vocal. Hace el camino contrario de arriba abajo para pronunciar puerta. Son vocales anteriores del español la [i] y la [e]; es decir, las vocales seguidas de la palabra piel; las vocales posteriores son la [o] y la [u]; es decir, las vocales de la palabra muro; la [a] es la vocal central. La lengua se mueve de atrás hacia adelante para emitir las vocales de la palabra totales, y hace el camino contrario para emitir las vocales de la palabra piélago. Las posiciones que mantiene la lengua para emitir las vocales u, i y a constituyen los vértices del llamado esquema vocálico uai.
Es el estudio de la fonética desde el punto de vista de las ondas sonoras. Se ocupa de la medición científica de las ondas de sonido que se crean en el aire cuando hablamos. Así como a los fonemas les atribuimos unos rasgos articulatorios, a los sonidos les podremos atribuir unos rasgos acústicos: vocálico/no vocálico y consonántico/no consonántico, compacto/difuso sonoro/sordo, nasal/oral, intercepto/continuo, estridente/mate, grave/agudo. Estas mediciones se reflejan en espectrogramas, en los que quedan reflejados los distintos formantes en que se descomponen los sonidos.
La fonética auditiva es una de las tres ramas básicas de la fonética, junto a la fonética articulatoria y la acústica, que estudia el sonido desde el punto de vista del receptor, es decir, estudia los mecanismos de la percepción del sonido.
La fonética auditiva, también denominada fonética perceptiva, trata de la percepción a través del oído de los sonidos del habla (George Yule). Considera la fonética desde el punto de vista del oyente. Estudia la manera cómo el oído reacciona ante las ondas sonoras (audición) así como la interpretación de tales ondas (percepción).
El oído es un dispositivo que tiene como misión recoger la energía, que lleva una onda acústica, en el tímpano y convertirla en impulsos nerviosos. Consta de tres partes: oído externo, oído medio y oído interno.
Tipos:según Punto de Articulación:
La Fonología:
La Fonología trata de la organización de los sonidos del habla para formar significados.
La fonología es un subcampo de la lingüística. Mientras que la fonética estudia la naturaleza acústica y fisiológica de los sonidos o tgv, la fonología describe el modo en que los sonidos funcionan en una lengua en particular o en las lenguas en general, en un nivel abstracto o mental. Viene a ser la síntesis comparativa en el comportamiento de los fonemas. Así que la fonología atiende al uso vehicular de la lengua.
Una noción importante es que el número de sonidos articulatoriamente diferentes de una lengua puede ser muy elevado. Así por ejemplo una /s/ puede tener mayor grado o menor grado de sonoridad según aparezca ante sorda o sonora, como sucede en el par esperar – esmerar(se), igualmente una /k/ se articula generando una oclusión más adelante o más atrás en la cavidad oral según la vocal siguiente, como sucede en el par quiero – cucurucho. Esas diferencias sutiles, aunque medibles empíricamente, generalmente son irrelevantes, ya que son articulaciones secundarias automáticas y no permiten distinguir unas palabras de otras. Así, aunque la diferencia entre el sonido /k/ de quitar [k̟iˈtaɾ] y el sonido /k/ de catar [k̠aˈtaɾ] no es relevante, sí lo son otras diferencias como la /p/ de pitar y la /k/ de quitar. En el primer caso, donde la diferencia es irrelevante para la diferenciación, se dice que es alofónica, mientras que en el segundo caso es relevante y se dice que es fonémica. Debido a eso, los lingüistas usan los corchetes [ ] para representar con diferente grado de detalle las transcripciones fonéticas (alofónicas) de los sonidos, mientras que se usan las barras / / para representar la transcripción fonémica. En una transcripción fonética se usan signos concretos para cada diferencia medible, mientras que en una transcripción fonémica sólo tienen signos diferentes los sonidos que son fonéticamente diferentes (y por tanto susceptibles de llevar a diferencias de significado).
Se denominan pares mínimos a aquellas palabras que significan cosas distintas pero difieren la una de la otra tan sólo en un sonido. Por ejemplo «casa» y «tasa». La existencia de pares mínimos es un principio general para identificar el inventario fonológico de una lengua. En su forma fuerte «si existen dos pares mínimos que difieren en un sonido segmental, implica que esos dos sonidos segmentales son realizaciones de fonemas diferentes». Este principio es criticable y puede ser substituido en su forma débil «si existen dos pares mínimos que difieren en un sonido segmental, implica que esos las representaciones subyacentes en fonemas deben diferentes» (pudiendo diferir ambas en más de un fonema, por ejemplo en ruso la versión fuerte llevaría a un inventario fonológico muy grande muy superior al tamaño del alfabeto, mientras que el segundo permite introducir un fonema palatalizador abstracto y a un inventario fonológico de tamaño similar al alfabeto).
El sistema fonológico de una lengua está formado por un inventario de fonemas y un conjunto de reglas de aplicación automática que da la pronunciación de cada cadena admisible de fonemas. Debe tenerse presente que el sistema fonológico puede admitir diversas representaciones, un inventario pequeño con más reglas, o un inventario más grande con menos reglas (véase por ejemplo los diferentes análisis para las vocales del inglés). En el enfoque generativista, un sistema fonológico se puede representar por un par:
{\displaystyle {\mathcal {F}}=(F,{\mathcal {R}})}
Donde:
Por ejemplo, la palabra del español /DeDo/ , con la aplicación de las reglas pasa a ser: [deðo] (donde la primera /D/ se articula como oclusiva [d] y la segunda como aproximante [ð]). La fonología, vista según el enfoque formal del generativismo, es el estudio de los sistemas fonológicos.
Otro hecho que debe tenerse en cuenta es que los mismos sonidos segmentales pueden estar asignados a fonemas diferentes. Así, los alófonos [p] y [b] son unidades contrastantes en español (vaso / paso), pero no en chino mandarín. Por eso, en español se consideran fonemas diferentes, pero en chino mandarín, que usa oposiciones de aspiración más que de sonoridad entre las consonantes labiales, sólo son dos realizaciones posibles del mismo fonema labial no aspirado.
Un fonema no es un sonido sino un constructo mental. Cada fonema es una clase de equivalencia de sonidos, caracterizada por una especificación incompleta de rasgos fonéticos (acústicos y articulatorios). La pronunciación concreta de un fonema dependerá de la posición en la palabra o contexto fonético, que determinará los otros rasgos fonéticos relevantes, para poseer una especificación articulatoria completa. Así, en español tenemos un fonema /B/ que tiene rasgo consonántico, no nasal, labial y sonoro y puede pronunciarse como oclusiva [b] a principio de palabra, o como aproximante [β] entre vocales, pero del fonema mismo /B/ no podemos decir que sea oclusivo o aproximante. Es, por tanto, un fonema subespecificado respecto a los rasgos. En todas las lenguas, la mayoría de los fonemas están subespecificados. Algunos de los rasgos fonéticos importantes para distinguir fonemas son:
El sistema más comúnmente usado en la transcripción fonética es el propuesto por la Asociación Internacional de Fonética (AFI), que creó en 1886 un Alfabeto Fonético Internacional, en el cual se estandarizaron símbolos gráficos mediante los cuales poder describir la pronunciación de cualquier lengua humana, y para el que se han ido proponiendo mejoras y modificaciones sucesivas. Dicho sistema consta de un conjunto básico de unas decenas de signos, complementados mediante signos diacríticos que dan lugar a una gran variedad de combinaciones posibles, capaces de representar gran número de sutilezas articulatorias.
Otro sistema interesante es el Speech Assessment Methods Phonetic Alphabet (SAMPA), un alfabeto fonético legible por ordenador.
Sin embargo, al ser la fonología un nivel de representación de las lenguas más abstracto que las lenguas, se vienen usando sistemas de transcripción más variados. De hecho podríamos representar los fonemas de una lengua por números, símbolos abstractos o cualquier sistema finito de grafemas, aunque en el uso práctico tienden a tomarse símbolos similares a los usados para la transcripción fonética.
En las lenguas de señas, el componente fonológico abstracto suele recibir el nombre de querología. Si bien en esas lenguas no existen rasgos fonéticos propiamente dichos, las configuraciones y movimientos de las partes del cuerpo admiten análisis abstractos similares a los usados en la fonología de las lenguas orales. Una característica interesante es que en estas lenguas existen fenómenos similares a la asimilación lingüística. Igualmente se ha registrado que los niños sordos que registran una base de gestualización análoga al balbuceo de las lenguas orales.
Tipos:
Fonemas Consonánticos: son fonemas en los que el aire encuentra un obstáculo para salir al exterior.
Las Sílabas: son cada uno de los golpes de voz o divisiones fonológicas en las que se separa una palabra.
Se llama sílaba a cada una de las entidades fonéticas en las que se divide una palabra. La división silábica se realiza mediante guiones ( – ) y dependiendo del número de sílabas una palabra puede ser:
La división silábica tiene especial importancia en la escritura ya que en español no se permite dividir las sílabas de una palabra cuando ésta no cabe en el renglón en uso.
En algunos idiomas el sistema de escritura es silábico, es decir, un carácter representa una sílaba. Probablemente el ejemplo más conocido sea la escritura kana del japonés, pero en realidad cada carácter representa lo que se conoce como mora, una unidad fónica que a menudo equivale a la sílaba, pero que en ocasiones es una subdivisión de la misma.
Por último, las sílabas pueden recibir o no «golpes de voz» según hagamos hincapié en su pronunciación. Encontramos, pues, sílabas átonas (sin golpe de voz) o tónicas (con golpe de voz). En español, casi todas las palabras tienen una única sílaba tónica. A modo de ejemplo las palabras: resultante, esdrújula, avizor, ángel (marcada en negrita la sílaba tónica y en fuente normal las átonas).
Reglas de la división silábica |
Una consonante situada entre vocales forma sílaba con la vocal que le sigue:
a-la-ba-do
e-so
i-ra
a-la
de-bi-li-dad
e-le-gir
o-cio-si-dad
ó-pe-ra
En caso de dos consonantes situadas entre vocales se agrupa cada consonante con la vocal inmediata:
ab-so-lu-ción
pal-ma
man-tel
man-te-ca
re-cal-car
or-zue-lo
na-ran-ja
a menos que la primera consonante pertenezca a la serie formada por /p, b, f, t, d, g/ seguidas de /r/:
li-bra
co-fre
le-tra
a-la-crán
e-lu-cu-brar
fron-te-ra
gra-ne-ro
lo-gro
me-tro
tri-gal
neu-tral
o a menos que la primera consonante pertenezca a la serie formada por /p, b, f, t, d, g/ seguidas de /l/:
co-pla
bu-cle
si-gla
man-glar
plo-mo
ren-glón
Sin son tres las consonantes intevocálicas, dos se sitúan delante:
cons-ta
pers-picaz
a menos que las dos últimas formen uno de los grupos /p, b,f, t, d, g/ seguidas de /l/ o /p, b, f, t, d, g/ seguidas de /r/, y entonces solo la primera va con la vocal precedente:
as-tro
an-cla
ex-plorar
En el caso de cuatro consonantes entre dos vocales, las dos primeras van con la vocal precedente:
mons-truo
obs-tá-cu-lo
pers-pi-caz
trans-cen-den-ta-lis-mo
abs-tracto
Los diptongos y triptongos forman una sola sílaba:
a-cei-tu-nas
boi-na
des-cui-do
ciu-dad
en-cuen-tro
triun-fa-dor
can-séis
des-cui-dáis
lim-piéis
Los dígrafos ch, ll, rr y los grafemas complejos gue, qu no pueden separarse en sílabas distintas por no represenar sonidos dobles:
a-rre-ba-tar
cor-cho
bo-te-lla
en-fo-que
chi-qui-llo
san-gui-jue-la
tu-rrón
va-lli-so-le-ta-no
La delimitación silábica entre consonantes o entre consonante y vocal está fundada en principios estrictamente fonológicos y no coincide necesariamente con la delimitación morfológica. Hay coincidencia, por ejemplo, en con-tener, pero no en cons-tar (morfológicamente con + star). En algunas palabras de uso casi exclusivamente literario o técnico, como sub-lunar, sub-lingual, la distribución silábica es morfológica, pero contradice los principios fonológicos anteriores. Cuando el segundo elemento de un compuesto no es fácilmente identificable, la delimitación no es morfológica, como ocurre con su-blime del lat. sub-limis, rehecho sobre sub-limen. Por otra parte, el grupo tl entre vocales, en palabras de origen griego como atleta, o náhuatl, como nahuatlismo, vacila en su organización silábica.
Dos consonantes iguales entre vocales se diferencian, fonéticamente, de una consonante simple intervocálica de la misma clase que aquellas en su mayor duración. El efecto acústico no es el mismo que el que produce la articulación de la consonante simple intervocálica, aun cuando cualquier énfasis articulatorio o acentual en la sílaba precedente tienda a retardar el momento de distensión de la consonante simple. En la doble consonante, el sentido idiomático tiene conciencia de que la frontera silábica se corresponde con algún momento de la tensión y que la distensión articulatoria pertenece a la sílaba que sigue al límite. La germinación se produce, dentro de la palabra, con /m/, /n/ y /b/, como en inmenso, subvenir, innato.»
Divida las palabras a continuación en sílabas, subraye la sílaba tónica e identifique el tipo de palabra entre: Llana, aguda, esdrújula y sobresdrújula
En los siguientes ejemplos, las sílabas en negrita son tónicas.
Pre-su-mir.Mus-go.Es-plén-di-do.
En los siguientes ejemplos, las sílabas en negrita son átonas.
Pre–su-mir.Mus-go.Es-plén-di–do.A–mis-tad.Li-mos-na.Ca–ba-lle-ro.
Por último, las sílabas pueden recibir o no «golpes de voz» según hagamos hincapié en su pronunciación. Encontramos, pues, sílabas átonas (sin golpe de voz) o tónicas (con golpe de voz). En español, casi todas las palabras tienen una única sílaba tónica. A modo de ejemplo las palabras: resultante, esdrújula, avizor, ángel (marcada en negrita la sílaba tónica y en fuente normal las átonas).
Como ya sabes, la sílaba tónica de una palabra es aquel golpe de voz que se pronuncia con mayor fuerza o, si lo prefieres, con una entonación más aguda. Su discriminación es trascendental a la hora de dominar el uso de la tilde.
En esta actividad has de escribir en la columna correspondiente la sílaba tónica de cada una de las palabras que se relacionan:
etiqueta | cámara | relojito | personal |
cartel | problema | campeón | futbolista |
entrenador | revista | portavoz | directora |
práctica | carácter | pastel | bolsillo |
Recuerda la sílaba tónica es aquella que destaca entre las demás sílabas por presentar mayor fuerza en la pronunciación: man-sión, ya-pa, pó-ci-ma.
La sílaba átona es aquella que se pronuncia con menor intensidad: bur-sá-til, dic–cio-na-rio, que-chua. Por la posición de la sílaba átona respecto de la sílaba tónica, se puede decir sílaba pretónica o sílaba postónica si está antes o después de la sílaba tónica en una palabra.
Así pues, toda palabra de más de dos sílabas (bisílaba o polisílaba) tiene una sílaba tónica y una o más átonas.
Diptongo:
Un diptongo es una cadena sonora que consiste en la articulación de dos vocales, una a continuación de la otra,1 sin interrupción y produciéndose una transición suave en las frecuencias sonoras que caracterizan los timbres de cada una de las dos vocales. Fonológicamente dos vocales articuladas de esa manera forman parte de la misma sílaba.
En un diptongo los formantes acústicos tienen una transición suave desde un punto del área vocálica a otro, lo que les da su naturaleza de diptongos. Esto corresponde a una articulación en que la lengua se mueve entre distintos puntos durante la emisión del diptongo. Los dos puntos extremos de la articulación son percibidos como las dos vocales que forman el diptongo. En el espectrograma de un hiato no se observa la zona de transición, razón por la que fonéticamente son diferentes.
Si bien la mayor parte de las lenguas del mundo tienen en su repertorio diptongos fonéticos, existen algunas lenguas que carecen por completo de diptongos. La calidad de las vocales que pueden formar diptongo varía de una lengua a otra.
Un hiato es en cierto modo lo opuesto a un diptongo, ya que es un contacto de dos vocoides (sonidos de tipo vocálico) que no forman sílaba; es decir, es la pronunciación separada de dos vocales, en que cada vocal pertenece a una sílaba distinta.
Cuando se analiza el espectrograma de los diptongos, y para analizar su articulación, se muestra que las propiedades de ambas vocales son modificadas, especialmente porque existe un tiempo de transición de una vocal a la otra. En muchas lenguas una de las vocales es dominante y puede ser fonéticamente algo más larga que la otra, y puede ocurrir que la otra vocal pierda fuerza en su articulación.
En español dos vocales en contacto se articulan como diptongo cuando una de las vocales es cerrada átona a menos que ambas sean iguales (como en chiíta o duunviarato), en esos casos la vocal cerrada se articula como semivocal (diptongo decreciente) o semiconsonante (diptongo creciente). Los diptongos más frecuentes combinan una vocal abierta (/a e o/) con una cerrada (/i u/), o viceversa, la cerrada no debe ser tónica. También existen diptongos formados por dos vocales cerradas consecutivas como sucede en ruiseñor o ciudad, estos casos generalmente se resuelven como diptongo creciente.
En algunas variedades de español existen más palabras con diptongo que en otras variedades, y así, en español del centro de México y otros muchos lugares, es frecuente oír que palabras donde, según la escritura, concuerdan dos vocales abiertas, como en toalla o asear, se articulen como [ˈto̯aʝ̞a~ˈtu̯aʝ̞a] o [aˈse̯aɾ~aˈsi̯aɾ], mientras que en variedades más conservadoras se mantiene el hiato.
En español, en general sólo pueden formarse diptongos entre dos vocales (distintas) sin otra restricción que la de que al menos una de ellas sea débil (/i/ o /u/), sin importar el orden. Ejemplos de diptongos: aire, auto, pierna.
Se dice en español que dos vocales abiertas contiguas forman hiatos (aunque en algunas variantes dialectales dos vocales abiertas pueden formar diptongo como se ha descrito más arriba). Ejemplos de hiatos por tratarse de una vocal abierta y otra cerrada: tío, púa. Sin embargo, es común que esas mismas combinaciones actúen como diptongos en el castellano oral, por ejemplo en las 2 últimas vocales de línea, que se suelen considerar un hiato a partir de su escritura, pero que en la práctica se pronuncian generalmente como un diptongo. Sin embargo, según la Real Academia el uso oral de estas separaciones no afecta a la grafía estándar a partir de la edición de 2010, cuando se llegó a un consenso.
Cuando hay vocales juntas en una misma palabra, podemos estar ante 3 casos distintos: diptongo, hiato o triptongo.
Estos diptongos, llamados diptongos homogéneos, están formados por la unión de las dos vocales cerradas (i, u):
Al unirse una vocal fuerte (e, a, o) y una débil (i, u), siempre y cuando la débil no sea tónica (p.ej. Caín), se forma un diptongo.1 (Los términos «fuerte» o «débil» aluden a la posición de los órganos articulatorios). Dependiendo de la secuencia de las vocales en la sílaba, se puede hablar de dos subtipos de diptongos:
En español pueden ocurrir diptongos con dos vocales abiertas o medias. Este fenómeno es muy común en todos los dialectos del español. Aunque según la escritura son hiatos, actualmente son pronunciados como diptongos por la mayoría de los hispanohablantes de América:
La Real Academia distingue tres supuestos:
La Real Academia de la Lengua Española (RAE) dice que los vocablos cuento (cuen.to) y cruento (cru.en.to) demuestran que la función de la tilde no es la de marcar qué palabras forman hiato y cuáles diptongo. De ser esa su función, deberíamos escribir *cruénto. Del mismo modo se han de escribir sin tilde tanto miel (palabra monosilábica en la que el énfasis cae en el grupo vocálico ie) como riel (palabra bisilábica en la que el énfasis cae en la vocal e).
Por lo dicho, debe quedar claro que la tilde no marca el énfasis sino algo distinto: El acento ortográfico, para la RAE, marca sólo en qué sílaba ha de recaer el énfasis. Así ocurre en las palabras batería (ba.te.rí.a), hastío (has.tí.o) y confíe (con.fí.e). La tilde nos sirve para no decir *ba.te.ria , *con.fie o *has.tio.
La palabra huir es formalmente tanto un monosílabo como un bisílabo para la RAE, pero en el norte de España se pronuncia de forma muy generalizada en dos sílabas *hu-ír (bisílaba). E igualmente el vocablo, rehuir, que tiene formalmente puede ser tanto un bisílabo como un trisílabo para la RAE, se suele pronunciar en tres (por lo menos en el norte de España): *re-hu-ír. La RAE no ve la necesidad de la tilde, por entender que todas esas pronunciaciones son válidas y que debe regir un principio de economía (con la idea de no llenar de tildes antiestéticas un texto).
En latín clásico sólo existían tres diptongos decrecientes AU, AE~Æ, OE~Œ [au̯, ae̯, oe̯] en palabras nativas y en préstamos griegos se daban también EU, EI (Eurōpa, Eirenē). En latín arcaico habrían existido seis diptongos decrecientes /*ai, *au, *ei, *eu, *oi, *ou/ aunque muchos de estos monoptongaron: /*eu, *ou/ > /ū/ (*leuks > lūx ‘luz’,*louksna > lūna ‘luna’), mientras que otros sufrieron abertura del elemento semivocálico /*ai, *oi/ > [ae̯, oe̯]. Incluso se encuentran algunos casos de /*oi/ monoptongado en /ū/ (*oinos > ūnus ‘uno’, *poinicos > pūnicus ‘púnico, cartaginés’ junto a *poinī > pœnī ‘fenicios, cartagineses’).
La tendencia monoptongación del latín clásico en los diptongos crecientes, en gran parte continuó en latín tardío. En las lenguas romances los viejos diptongos del latín clásico Æ, Œ monoptongan en latín tardío en /*ɛ/ y /*e/ respectivamente. Además el diptongo AU tiende a monoptongo en prácticamente todos las lenguas proto romances (sólo en occitano e ibero romance occidental quedan formas residuales que no experimentaron monoptongación.
Sin embargo, la pérdida de diferencia de la distinción fonológica entre vocales largas y breves que se dio en el protorromance, hizo aparecer nuevos diptongos en las lenguas romances (ver reducción y estabilización del vocalismo tónico), esto se dio fundamentalmente en sílabas tónicas. A diferencia del español, muchas lenguas romances carecen de diptongos crecientes, existiendo sólo diptongos decrecientes.
Existen muchas lenguas donde los contactos vocálicos se resuelven siempre en hiatos, en esas lenguas pueden existir fonológicamente fonemas como /w, j/ pero nunca son alófonos vocálicos de /i, u/. Un ejemplo es el náhuatl clásico donde dos vocales en contacto siempre se resuelven como hiato así ēi ‘tres’ se articula como [(j)eː.(j)i] o tlahtoa ‘habar’ se resuelve como [tɬ͡aʔ.to.(w)a]. Tampoco el turco admite diptongos en ningún caso.
Un hiato es la secuencia de dos vocales en contacto que pertenecen a distintas sílabas. El efecto contrario, que se pronunciaran en la misma sílaba, se le denominaría diptongo.
Existen algunas lenguas en el mundo que no poseen diptongos, para los hiatos no parece haber una restricción similar y claramente todas las lenguas con diptongos poseen también algunos hiatos.o puede ser la unificación de dos vocales abiertas
Cuando las vocales formen cada sílaba por separado una emisión de voz, se tendrá un hiato. Esto se produce cuando están juntas dos vocales fuertes (a, e, o), o una vocal fuerte con una débil tónica (í, ú), o bien, dos vocales débiles iguales que requiera doble pronunciación de la vocal (ii, uu):
posibles hiatos | vocal abierta (fuerte) | vocal cerrada (débil) | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
e | a | o | i | u | ||
vocal abierta(fuerte) | ! e | ee le-e, pa-se-é | ae ca-e, a-é-re-o | oe ro-e, No-é | íe rí-e | úe li-cú-e |
a | ea se-a, te-a-tro | aa a-za-har | oa bo-ato, Sa-mo-a | ía fi-lo-so-fí-a | úa pú-a | |
o | eo cre-ó, fe-o | ao na-o, ca-o-ba | oo lo-ó, zo-o | ío rí-o | úo a-cen-tú-o | |
vocal cerrada(débil) | ! i | eí re-í | aí pa-ís, ma-íz | oí o-ír | ii chi-i-ta | |
u | eú re-ú-ne | aú ba-úl | oú No-ú-me-no | uu du-un-vi-ro |
En español se dice que dos vocales abiertas o medias (vocal fuerte|vocales fuertes]]) contiguas forman hiatos. Sin embargo, es muy común que actúen como diptongos en el habla, especialmente en algunos dialectos. Por ejemplo línea o toalla se consideran un hiato en el español normativo, pero actualmente se pronuncia generalmente como un diptongo en algunas variedades de español, es decir, [ˈline̯a], [ˈtʊ̯aʝa].
Es el encuentro de dos vocales abiertas (a, e, o), o también, de dos vocales cerradas iguales (ii, uu).
Por ejemplo:
También llamado hiato que provoca diptongo. Es un tipo de hiato resultante del encuentro de una vocal abierta con una cerrada o de una cerrada con una abierta. Lo que diferencia a este hiato del diptongo es que la vocal cerrada obligatoriamente debe llevar tilde. Por ejemplo:
Un problema muy discutido en fonología del español es la existencia de resilabificación excepcional que da lugar a hiatos que no están motivados acentuadamente:
Los hiatos llevan tilde si lo exigen las reglas generales de acentuación. En las secuencias vocal abierta átona + vocal cerrada tónica, o viceversa, siempre se coloca tilde para marcar el hiato.
A veces la separación en sílabas difiere de una variante de español a otra, por ejemplo, español de España y el español de México difieren en el número de sílabas en que separan palabras como:
Otras veces las diferencias pueden darse entre hablantes de un mismo dialecto o si se compara el área coloquial con el habla elicitada esas diferencias se dan en palabras como:
Hay, sin embargo, otro tipo de diferencias dialectales, enfocadas en la entonación de uno y otro lado del Atlántico, de cuya entonación varía la clasificación y tildación de las palabras. Por ejemplo:
Guardar
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