Factores abióticos. Los factores abióticos son todos aquellos elementos de naturaleza física o química que intervienen en la caracterización de un biotopo o ecosistema determinado. Se distinguen de los factores bióticos en que no tienen que ver con la vida o con los seres vivos, sino con factores inanimados y ambientales, como pueden ser el clima, el agua, la luz, la temperatura o la naturaleza de los suelos.

El término abiótico se emplea en la biología y la ecología para designar a todo aquello que no forma parte de la vida orgánica tal y como la conocemos. Estos elementos presentes en el medio ambiente se denominan también factores inertes, como el geológico o geográfico.

Un ecosistema determinado se compone de la suma de estos dos tipos de factores: los bióticos (contemplados en la biocenosis) y los abióticos (contemplados en el biotopo). La interacción entre ambos tipos de factores radica en que los abióticos modelan el curso de la evolución de los bióticos. Esto ocurre a través de procesos de adaptación o de selección natural. Por otra parte, los factores bióticos alteran también la naturaleza de los abióticos.

Por ejemplo: El nivel de salinidad de las aguas del mar puede incidir sobre las criaturas que habitan en él, permitiendo que aquellas capaces de adaptarse proliferen. Por otra parte, las que no sean capaces de adaptarse a los cambios en los niveles de salinidad, migrarán a otras regiones o se extinguirán.

Similarmente, la proliferación de ciertos tipos de microorganismos puede aumentar o disminuir la concentración de ciertas sustancias en las aguas, modificando la constitución química de las mismas.

Factores abióticos físicos

La luz solar es la principal fuente natural de energía del planeta.

Los factores abióticos de naturaleza física son aquellos vinculados con las fuerzas que actúan sobre los ecosistemas en la Tierra, por ejemplo:

  • La luz solar. La principal fuente natural de energía del planeta es la luz del sol. Esta es una forma de emisión electromagnética de ondas lumínicas (visibles), infrarrojas (IR) y ultravioletas (UV), que inciden en la temperatura de las grandes masas de agua, aire y tierra, que se calientan y dilatan durante el día, y enfrían y contraen en la noche.
  • La temperatura. Los niveles de temperatura de cualquier medio, sea acuático, gaseoso o terrestre, inciden en el desarrollo posible de la vida y en el tipo de relaciones de un biotopo. Por ejemplo, en las regiones árticas congeladas, la vida es más escasa y adaptada al frío, ya que el agua se congela y forma grandes fragmentos de hielo o permafrost (suelo congelado) durante gran parte del año.
  • La presión atmosférica. La presión que ejerce la masa de gas de la atmósfera sobre los distintos elementos de un ecosistema es también un factor determinante para el desarrollo de este. Por ejemplo, la presión que ejerce el agua sobre las criaturas que habitan los nichos marinos es inmensa, mucho mayor a la que existe en la superficie.
  • El clima. La región climática en que un ecosistema se ubique tiene mucha relevancia en los procesos que ocurren dentro de él. Si la región es cálida y tropical, por ejemplo, habrá un margen abundante de precipitaciones, por lo tanto, mucha humedad y gran crecimiento vegetal. En cambio, en las regiones desérticas escasea la vida vegetal, debido al agobiante calor.
  • El relieve. Otro factor abiótico físico importante es el relieve de la región, ya que la altura incide tanto en la temperatura como en la presión atmosférica (a mayor altura menor presión y menor temperatura).

Factores abióticos químicos

Los factores abióticos químicos, en cambio, tienen que ver con la constitución de la materia y las distintas reacciones que tienen lugar con ella dentro de un ecosistema determinado. Algunos pueden ser:

  • pH. El pH es una propiedad química de los medios, tales como el agua o el suelo. Este factor permite determinar su nivel de acidez o de alcalinidad, es decir, la cantidad de iones de hidrógeno disueltos en los distintos medios. Un medio muy ácido o muy alcalino resulta corrosivo y, por tanto, desfavorable para el desarrollo de la vida orgánica.
  • Química de los suelos. La cantidad y el tipo de elementos químicos que predominan en un tipo de suelo son determinantes a la hora de explicar propiedades como la fertilidad y la absorción del agua.
  • Química del aire. La vida y la mayoría de los procesos bióticos tienen que ver con el intercambio de gases. Por ejemplo, en la respiración animal se toma oxígeno y se produce CO2, mientras que en la fotosíntesis de las plantas ocurre lo contrario. Por ende, las características del aire pueden facilitar o impedir el desarrollo de un ecosistema, o someterlo a condiciones específicas.
  • Química del agua. Elementos como la salinidad, la concentración de nutrientes o de oxígeno y los eventuales contaminantes determinan la calidad del agua para mantener la vida y, por lo tanto, el tipo de ecosistema que en ella tiene lugar.
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