Del latín erosĭo, la erosión es el desgaste que se produce en la superficie de un cuerpo por la acción de agentes externos (como el viento o el agua) o por la fricción continua de otros cuerpos.
La erosión es el desgaste o denudación de suelos y rocas que producen distintos procesos en la superficie de la Tierra. La erosión implica movimiento, transporte del material, en contraste con la alteración y disgregación de las rocas, fenómeno conocido como meteorización y es uno de los principales factores del ciclo geográfico. Entre los agentes erosivos están la circulación de agua o hielo, el viento, o los cambios térmicos. La erosión produce el relieve de los valles, gargantas, cañones, cavernas y mesas, y puede ser incrementada por actividades humanas.
La erosión forma parte de lo que se conoce como ciclo geográfico, que abarca los cambios que sufre un relieve por la acción de distintos agentes. Se trata del proceso de desgaste de la roca madre por procesos geológicos exógenos. Estos procesos causantes de la erosión pueden ser el viento, las corrientes de agua, los cambios de temperatura o hasta la acción de seres vivos. Esto quiere decir que los animales pueden causar la erosión al comer pasto, por ejemplo.
Asimismo hay que dejar patente que existen una serie de factores que son los que vienen a determinar que el proceso de erosión sea mucho más rápido. En concreto, entre los mismos destacaríamos, por ejemplo, el relieve de la zona en sí pues si esta cuenta con una pendiente relativamente contundente se facilitará aquella acción.
De la misma forma, también el tipo de superficie es fundamental para conseguir esa aceleración de la erosión. Y es que en base a la roca de la misma y a si esta cuenta con vegetación de diversa tipología se permitirá favorecer en mayor o medida el proceso que ahora nos ocupa.
Así, por ejemplo, está perfectamente claro que toda aquella superficie que cuente con una clase de vegetación lo tendrá mucho más fácil para poder conseguir evitar o frenar en cierta medida la erosión. Y es que aquella, entre otras cosas, servirá para proteger la superficie no sólo de la acción del viento sino también del discurrir del agua.
Y es ahí donde a su vez cobra un papel muy relevante la acción del hombre que también se convierte en un factor fundamental del proceso de erosión. Y es que a través de determinados actos de él se puede acelerar el citado. Un claro ejemplo de ello es la acción del agricultor que acaba con la vegetación de un terreno o cuando lleva a cabo diversos cultivos.
Existen dos grandes tipos de erosión según sus efectos. La erosión progresiva o erosión geológica se desarrolla de manera natural con el correr de los años por la acción de algunos de los factores ya mencionados (viento, lluvia, nieve, calor, etc.). La erosión acelerada, en cambio, se desarrolla con mayor velocidad y sus efectos son notorios en poco tiempo. Este tipo de erosión suele ser causada por el accionar humano.
En cuanto al agente causante, puede hablarse de erosión hídrica (por el desplazamiento de agua, incluye la erosión marina y la erosión fluvial), erosión glaciar (habitual en las montañas), erosión eólica, erosión kárstica, erosión biótica o erosión volcánica.
Es importante establecer también que cuando usamos el término erosión nos podemos estar refiriendo de igual modo a la lesión de tipo superficial que sufre una persona en su epidermis como consecuencia de un agente de diversa tipología.
Erosión eólica, producida por el esfuerzo de cizalla del flujo del viento o por la abrasión de partículas de aire que éste transporta.
El viento actúa sobre el relieve de acuerdo a las características climáticas del sitio:
Donde el tipo de rocas los permite, tal como sucede con las tobas, formadas por cenizas volcánicas compactadas, el viento modela la forma de las mismas originando ventanas, figuras, etc.
Esta erosión se produce por el efecto directo de la gravedad.
Transporte en pendientes de ladera. Transporte por gravedad de bloques o granos desgajados en laderas de montaña.
Uno de los principales factores que determina la velocidad de los procesos de erosión es el relieve. Los procesos fluviales o gravitatorios actúan generalmente en presencia de una cierta pendiente topográfica.
El material erosionado puede consistir en:
La rapidez de los procesos erosivos es función de la erodabilidad de la roca. La erodabilidad a su vez está definida, en el caso de las rocas sedimentarias, por la consolidación de los clastos.
Los agentes son más eficaces dependiendo del tipo de suelo, de la cubierta vegetal (hierbas, árboles, rocas, etc.), la cantidad de agua que circule, el viento o las variaciones térmicas.
Actividades humanas como la agricultura eliminan la capa protectora de vegetación, produciendo una erosión más acelerada. En los cambios de vegetación (como el paso de vegetación nativa a los cultivos) producen un aumento de la erosión produciendo que el suelo pierda sus nutrientes y sea infértil. También depende el tipo de vegetación que se encuentre en el lugar, por ejemplo, una zona sin cobertura vegetal está más expuesta a la erosión. Además, las hojas juegan un papel importante en la erosión, por ejemplo, un arbusto grande con hojas abundantes protege más el suelo de la caída de las gotas. Las gotas al caer sobre una hoja pierden velocidad y se dispersan en forma de gotas más pequeñas, por el contrario, al caer directamente al suelo, las gotas erosionan el suelo por su acción mecánica. La vegetación controla también la velocidad de la corriente de agua, cuanto más juntos estén los tallos de las plantas la velocidad de la corriente del agua será menor.
Por desertificación, aridización o desertización se entiende el proceso por el que un territorio que no posee las condiciones climáticas de los desiertos, principalmente una zona árida, semiárida o subhúmeda seca, termina adquiriendo las características de estos. Esto sucede como resultado de la destrucción de su cubierta vegetal, de la erosión del suelo y de la falta de agua.
Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente (PNUMA), el 35 % de la superficie de los continentes puede considerarse como áreas desérticas.
Dentro de estos territorios sobreviven millones de personas en condiciones de persistente sequía y escasez de alimentos. La expansión de estos desiertos se debe a causas humanas. Cuando el proceso es sin intervención humana, es decir, por causas naturales, se trata de la desertización.
Aproximadamente el 40 % de los campos agrícolas del mundo están seriamente degradados. Según la ONU, un área de suelo fértil del tamaño de Ucraniase pierde cada año debido a la sequía, la deforestación y el cambio climático. En África, si se continúa con la degradación del suelo que lleva actualmente, el continente podría ser capaz de alimentar a solo el 20 % de su población en 2019.
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