EL MANIERISMO
El manierismo. Hacia la tercera década del siglo s. XVI podríamos decir que la práctica artística había desembocada en una clara tendencia de reacción anticlásica que ponía en cuestión la validez del ideal de belleza defendido por el alto renacimiento. Rasgos del Manierismo: Liberación del culto a la belleza clásica y a sus componentes básicos, tales como la serenidad, el equilibrio o la claridad. Este paso se inicia con laguna obra de Miguel Ángel o Rafael. Insumisión a la verosimilitud. Las obras reflejan una tensión interior que terminan con el irrealismo y la abstracción, olvidando la relación obra representada/escenario. Convencionalismo en el color, proporciones y disposiciones o posturas de las figuras humanas pintadas o esculpidas.
LA ARQUITECTURA MANIERISTA
Entre sus características destacan: La arbitraria alteración de la correspondencia entre las partes y el conjunto del edificio, con lo que rompe la lógica de las relaciones espaciales y se provoca la desintegración de la estructura renacentista. La preferencia por los espacios longitudinales y salas estrechas que favorecen la perspectiva. La pérdida o debilitación de las coordenadas axiales, las que ordenan el edificio según un eje de simetría.
MANIERISMO ESCULTÓRICO
Hay preferencia por la figura “serpentinata”, contorsionada con artificio de formas que dibujan la ascensión helicoidal. Destaca Juan De Bolonia con la Fuente de Neptuno en Bolonia y el Rapto de las Sabinas.
PINTURA MANIERISTA.
Se caracteriza por la arbitrariedad en el uso del color y las proporciones. Las proporciones anatómicas se alteran a su voluntad. El alargamiento de las figuras es constante.