El islam (en árabe: الإسلام, al-Islām (?·i)) es una religión monoteísta abrahámica cuyo dogma se basa en el libro del Corán, el cual establece como premisa fundamental para sus creyentes que «No hay más Dios que Alá y que Mahoma es el último mensajero de Alá». La palabra árabe Allah, hispanizada como Alá, significa Dios y su etimología es la misma de la palabra semítica El, con la que se nombra a Dios en la Biblia. Los eruditos islámicos definen al islam como: «La sumisión a Dios el Altísimo a través del monoteísmo, la obediencia y el abandono de la idolatría». Los seguidores del islam se denominan musulmanes (del árabe muslim مسلم, ‘que se somete’). Creen que Mahoma es el último de los profetas enviados por Dios y sello de la Profecía. El libro sagrado del islam es el Corán, que según los musulmanes fue dictado por Alá a Mahoma a través de Yibril (el arcángel Gabriel).
Se aceptan como profetas principalmente (pero no limitándose) a Adán, Noé, Abraham, Moisés, Salomón y Jesús (llamado Isa). Además del Corán, los musulmanes de tradición sunita siguen asimismo los hadices y la sunna del profeta Mahoma, que conforman el Registro histórico de las acciones y las enseñanzas del Profeta. Se aceptan también como libros sagrados la Torá (el Antiguo Testamento de los cristianos), los Libros de Salomón y los Evangelios (el Nuevo Testamento).
El islam es una religión abrahámica monoteísta que adora exclusivamente a Alá sin copartícipes. Se estima que hay en la actualidad entre 1000 y 1200 millones de musulmanes en el mundo. Es la segunda religión del mundo en número de fieles tras el cristianismo.
El islam se inició con la predicación de Mahoma en el año 622 en La Meca (en la actual Arabia Saudita). Bajo el liderazgo de Mahoma y sus sucesores, el islam se extendió rápidamente. Existe discrepancia entre los musulmanes y no musulmanes de si se extendió por imposición religiosa o militar, o por conversión de los pueblos al islam.
La palabra Islām, de la raíz trilítera s-l-m, deriva del verbo árabe aslama, que significa literalmente ‘aceptar, rendirse o someterse’. Así, el islam representa la aceptación y sometimiento ante Dios. Los fieles deben demostrar su sumisión venerándolo, siguiendo estrictamente sus órdenes y aboliendo el politeísmo. En palabras del arabista Pedro Martínez Montávez:
Se dice habitualmente que islam significa sumisión total a Dios, lo que es indudablemente cierto, aunque no es menos cierto que ello corresponde a la traducción de solo una parte de la palabra. Queda una segunda parte por traducir, atendiendo a la raíz lingüística de la que deriva, que cubre el campo semántico del bienestar, de la salvaguarda, de la salud, de la paz. Quiere esto decir, sencilla y profundamente, que el creyente se somete a Dios, se pone en sus manos, porque tiene la seguridad de que así se pone a salvo. Obsérvese también que islam y salam —que es como en lengua árabe se dice paz— son términos hermanos, al derivar ambos de la misma raíz.
La palabra está dada por numerosos significados en el Corán. En algunos versos (ayat, en español aleyas), la calidad del islam como una convicción interna es acentuada: «A quien quiera que Dios se desee dirigir, él ampliará su pecho al islam». Otros versos conectan la palabra islām y dīn (traducido usualmente como ‘religión’ o ‘fe’): «Hoy, he perfeccionado su religión (dīn) para usted; he completado mi bendición sobre usted; he aprobado el islam para su religión». Todavía, algunas facciones describen el islam como una acción de devolver a Dios, más que solamente una afirmación verbal de fe.
Con frecuencia se confunden los significados de palabras o términos como árabe, musulmán, islámico e islamista, que tienen significados distintos; para aclarar los significados de estas palabras pueden consultarse diversas referencias bibliográficas.
La teología de chiitas contiene cinco principios de la religión conocida como Principios de la religión y además de los tres de sunitas creen en dos otros, es decir: Tawhid(Monoteísmo), Nubuwwah (Profecía), Maad (El Día de la Resurrección), Imamah (Liderazgo), Adl (Justicia).
Según la opinión de sunní la doctrina islámica tiene cinco pilares en su fe que forman parte de las acciones interiores de los musulmanes. Los pilares principales son:
A los cinco pilares de la concepción sunní añaden algunos el sexto pilar del yihad o esfuerzo en defensa de la fe. En términos estrictamente religiosos, se entiende fundamentalmente como un esfuerzo espiritual interior de cada creyente por vivificar su fe y vivir de acuerdo con ella. A esto se le llama yihad mayor, mientras que existe un yihad menor que consiste en predicar el islam o defenderlo de los ataques. De este último concepto nace la idea de yihad como lucha o guerra que se ha popularizado en todo el mundo.
Además, conforme al Corán todos los musulmanes tienen que creer en Dios, sus ángeles, sus libros, sus profetas, la predestinación y en la próxima vida.
La creencia en la existencia de Dios es un principio común entre todas las doctrinas divinas, y básicamente, la diferencia substancial y fundamental entre una persona religiosa —cualquiera sea la doctrina que practique— y un individuo materialista, radica en esta cuestión.
Dios en el Corán se nombra a sí mismo como Allah, nombre derivado de la raíz semítica El. Aunque el término es conocido en Occidente como referencia al Dios musulmán, para los hablantes en árabe (de cualquier religión, incluidos cristianos y judíos) se emplea como referencia a «Dios». La creencia en Dios dentro del islam consiste en cuatro aspectos:
Dado que se trata del mismo Dios de cristianos y judíos, las cualidades que los musulmanes le atribuyen son básicamente las mismas que le atribuyen aquellos, pero hay diferencias considerables. Es reseñable, sin embargo, que el islam, a semejanza del judaísmo pero alejándose del cristianismo, insiste en su radical unidad (tawhid), es decir, que es uno y no tiene diversas personas (como afirma en cambio la mayoría de las corrientes cristianas con el dogma de la Trinidad) en su carácter incomparable e irrepresentable.
El islam se refiere a Dios también con otros noventa y nueve nombres, que son otros tantos epítetos referidos a cualidades de Dios, tales como El Clemente (Al-Rahmān), El Apreciadísimo (Al-‘Azīz), El Creador (Al-Jāliq). El conjunto de los 99 Nombres de Dios recibe en árabe el nombre de al-asmā’ al-husnà o ‘los más bellos nombres’, algunos de los cuales han sido utilizados asimismo por cristianos y judíos o han designado a dioses de la Arabia preislámica. Algunas tradiciones afirman que existe un centésimo nombre que permanece incognoscible, que es objeto de especulaciones místicas, y que se define en ocasiones como el Nombre Inmenso (ism al-‘Azam), o como el Nombre de la Esencia, figura que existe igualmente en el judaísmo, y que ha tenido una gran importancia en el sufismo. Otras veces, se utiliza simplemente la palabra rabb (señor).
Mahoma dijo que Dios tenía 99 nombres; en este versículo del Corán se mencionan algunos:
Es Alá «no hay más Dios que Dios», el Conocedor de lo oculto y de lo patente. Es el Compasivo, el Misericordioso. Es Alá «no hay más dios que Dios», el Rey, el Santísimo, la Paz, Quien da Seguridad, el Custodio, el Poderoso, el Fuerte, el Sumo. ¡Gloria a Alá! ¡Está por encima de lo que Le asocian! Es Allhá, el Creador, el Hacedor, el Formador. Posee los nombres más bellos. Lo que está en los cielos y en la tierra Le glorifica. Es el Poderoso, el Sabio.
Corán 59:22-24.
La palabra Allāh está en el origen de algunas palabras españolas como «ojalá» (law šá lláh, si Dios quiere). En cuanto a la etimología de las palabras «olé» y «hala», el etimólogo Joan Corominas les atribuye un origen de creación expresiva por su similitud con otras expresiones francesas, inglesas y alemanas, mientras para el arabista Emilio García Gómez «olé» derivaría de la exclamación musulmana Wa-llâh, ‘por Alá’ o ‘¡por Dios!’.
Todos los eruditos islámicos dicen que la orden más importante que Dios da al hombre es que este reconozca su absoluta unicidad (en árabe: توحيد Tawhid) y esto significa que lo adore únicamente a Él, y esta adoración no es válida excepto del monoteísta, por lo tanto Mahoma divulgó su mensaje entre hombres que tenían diferentes tipos de adoración: algunos adoraban ángeles, otros adoraban profetas y hombres piadosos, otros adoraban árboles, piedras, y entre ellos había quien adoraba al sol y a la luna. A todos ellos el Profeta les reprendió sus actos invitándolos al islam sin hacer distinción alguna.
¡Oh, humanos! Adorad a vuestro Señor, quien os creó a vosotros y a quienes os precedieron, para que así seáis piadosos. Él hizo de la Tierra un lugar habitable para vosotros y del cielo un techo, e hizo descender la lluvia del cielo con la que hace brotar frutos para vuestro sustento. No asociéis, pues, copartícipes a Allah, siendo que sabéis [que Él es el único Creador].
Corán 2:21-22.
Di: Él es Allah, la única divinidad. Allah es el Absoluto [de Quien todos necesitan, y Él no necesita de nadie]. No engendró, ni fue engendrado. No hay nada ni nadie que se asemeje a Él.
Corán 112:1-4.
La mayoría de los versículos del Corán sobre esta materia enfatizan la Unidad de Dios con respecto a la Creación, las órdenes (la dirección del mundo) y el culto. Primero llaman la atención del hombre al hecho de que solamente Dios es el Creador del mundo. Solamente Él tiene la autoridad soberana sobre el mismo. Luego extraen la conclusión de que solamente El merece ser adorado.
No invoques, en lugar de invocar a Allah, lo que no puede beneficiarte ni dañarte. Si lo hicieras, entonces, serías de los impíos. Si Allah te aflige con una desgracia, nadie sino Él podrá librarte de ella. Si Él te desea un bien, nadie podrá oponerse a Su favor. Se lo concede a quien Él quiere de Sus siervos. Él es el Indulgente, el Misericordioso.
Corán 10:106-107.
Allah no perdona que se Le asocie nada a Él; pero fuera de ello perdona a quien Le place. Quien asocie algo a Allah comete un pecado grave.
Corán 4:48.
El Corán refuta la teoría de la pluralidad de dioses de la siguiente manera:
Dios no ha adoptado un hijo ni hay otro dios junto a Él. Si así fuera, cada dios se habría atribuido lo que hubiera creado y unos habrían sido superiores a otros. ¡Gloria a Dios, por encima de lo que le atribuyen! Él es el Conocedor de lo oculto y de lo manifiesto. ¡Exaltado sea de lo que Le asocian!
Corán 23:91-92.
Si el mundo fuese a tener más de un creador, las relaciones subsecuentes estarían limitadas a asumir una de las siguientes formas:
Si hubiera en ellos (los cielos y la tierra) otros dioses además de Dios, se corromperían sin duda. ¡Gloría a Dios, Señor del Trono, por encima de lo que Le atribuyen!
Corán 21:22.
Son criaturas que constituyen un intermedio entre Dios y este mundo visible y Dios les encargó los asuntos del mundo de la existencia y la legislación. Los ángeles son siervos honorables que nunca desobedecen a Dios en lo que les ordena. Todo lo que les manda lo llevan a cabo.
La fe en los ángeles dentro del islam consiste en:
Si en la Tierra hubiera habido ángeles andando tranquilamente, habríamos hecho que les bajara del cielo un ángel como enviado.
Corán 17:95.
La fe en los libros revelados dentro del islam comprende:
Decid: Creemos en Allah y en lo que nos fue revelado, en lo que reveló a Abraham, a Ismael, Isaac, Jacob y las doce tribus [descendientes de los hijos de Jacobo], y lo que reveló a Moisés, Jesús y a los profetas. No discriminamos entre ellos, y nos sometemos a Él.
El Corán significa en idioma árabe la recitación por excelencia. Es el libro revelado al Profeta Muhammad por el Arcángel Gabriel de parte de Dios Altísimo.
El Sagrado Corán es el milagro por excelencia de Mahoma, ya que los árabes, especialmente en la época del Profeta, el año 600 de la era cristiana.
Existen numerosas tradiciones y diferentes puntos de vista en cuanto al proceso de compilación del Corán. La mayoría de los musulmanes aceptan lo que indican diversos hadices: el primer califa, Abu Bakr, ordenó a Zaid ibn Zabit compilar todos los auténticos versos del Corán, tal como se preservaban en forma escrita o a través de la tradición oral. La compilación realizada por Zaid, conservada por la viuda de Mahoma, Hafsa bint Umar, y que fue utilizada por ‘Uthmān, es la base del Corán actual.
La versión de ‘Uthmān organiza las azoras (capítulos) según su extensión, de forma que las más largas se encuentran al comienzo del Corán y las más cortas al final. Hay teorías que indican que este orden no cronológico de las azoras fue establecido por Dios.
El Corán fue escrito originalmente en escritura hijazi, masq, ma’il y cúfica. En un principio, sin vocales, solo con consonantes, siguiendo la técnica de escritura vigente hasta entonces en árabe y en otras lenguas semíticas de la península arábiga. Para evitar posibles desacuerdos en cuanto al contenido de los versos del Corán, se crearon marcas diacríticas que indicaran las vocales o la ausencia de estas, el fonema hamza y la prolongación o geminación de consonantes. En cambio, no tiene signos de puntuación, interrogación o exclamación, pues el idioma árabe contaba con partículas (palabras breves) de interrogación y de énfasis.
La forma del Corán más utilizada actualmente es el texto de Al-Azhar de 1123, preparado por un grupo de prestigiosos eruditos de la Universidad Islámica de Al-Azhar de El Cairo.
La mayor parte de los musulmanes veneran el libro del Corán. Lo envuelven en paños limpios y se lavan las manos antes de los rezos o para leerlo. Los ejemplares coránicos en desuso no se destruyen como papel viejo, sino que se queman o se depositan en «tumbas» para el Corán.
Muchos musulmanes memorizan al menos parte del Corán en su idioma original. Aquellos que memorizan totalmente el Corán son conocidos como hāfiz. En la actualidad existen millones de hāfiz en el mundo.
Desde el comienzo del islam, la mayoría de los musulmanes consideran que el Corán es perfecto únicamente en la versión árabe en la que fue revelado. Las traducciones son interpretaciones no infalibles del texto original. Muchas versiones actuales del Corán indican la versión original en árabe en una página y la traducción vernácula en otra.
El Corán afirma que Dios mandó un mensajero (profeta) a cada comunidad, llamando adorar únicamente a Dios, y a descreer en todo lo que es adorado fuera de Él. Cada uno de ellos era veraz, guiado y recto, y obedecieron a Dios en lo que les fue encomendado, ninguno de ellos cambió o alteró su mensaje. Todos ellos eran seres humanos, creaciones de Dios, sin cualidades de divinidad o Señorío, y no pueden responder si se les pide ayuda. El Corán menciona más de veinte profetas, desde Adán hasta Mahoma y llama a Mahoma, «sello de la profecía», creen que Su misión era devolver el mensaje divino a su pureza inicial, como en su momento hizo Jesús de Nazaret o Issah ibn Maryam en árabe (Issah: Jesús, Ibn: ‘hijo’, Mariam: María), a quien Alá en el Corán lo considera como un profeta y no su hijo.
Según lo que sostiene la escuela chiita del islam, el número de profetas es de ciento veinticuatro mil. Entre los que fueron mencionados en el Sagrado Corán, se encuentran: Adán, Noé, Abraham, Ismael, Isaac, Lot, Jacob, José, Job, Moisés, Aarón, Ezequiel, David, Salomón, Jonás, Zacarías, Juan el Bautista, Jesús y Muhammad.
Entre ellos, Noé, Abraham, Moisés, Jesús y Muhammad tuvieron una misión universal y trajeron nuevos códigos de ley y una Sharîat (Ley Divina). Ellos son llamados Ûlûl ‘azmsignificando «los poseedores de determinación».
Muhammad Bin Abdullah Bin Abdul-Muttalib Bin Hashem (Año del Elefante/570 d. C., La Mecca-632 d. C., Medina. Según los musulmanes, Profeta del islam, Muhammad es uno de los Archiprofetas (Ulul ‘Azm), y el último Profeta divino cuyo principal milagro fuese el Corán. Su invitación fue al monoteísmo y a la moral. La opinión de los musulmanes no es la del creador de una nueva religión, sino como el restaurador de la original, la fe monoteísta de Adán, Abraham y de otros que se había corrompido. En la tradición musulmana, Mahoma se ve como el último y el más grande de una serie de profetas, como un hombre muy cercano a la perfección, poseedor de virtudes en todos los campos de la vida, espirituales, políticos, militares y sociales. Por 23 años de su vida, comenzando a la edad de 40, Mahoma divulgó la recepción de revelaciones de Dios. El contenido de estas revelaciones, conocido como el Corán, era memorizado y registrado por sus compañeros. Durante este tiempo, Mahoma predicó a la gente de La Meca, implorándola para abandonar el politeísmo. Aunque algunos se convirtieron al islam, Mahoma y sus seguidores fueron perseguidos por las autoridades principales de Meca. Después de 13 años de predicación, Mahoma y los musulmanes realizaron la Hégira («emigración») a la ciudad de Medina (conocida antes como Yathrib) en 622. Allí, con los convertidos de Medina (Ansar) y los emigrantes de La Meca (Muhayirun), Mahoma estableció su autoridad política y religiosa.
La Sunna, libros que contienen la compilación de la vida de Mahoma, es de gran valor para muchos musulmanes, y la creen indispensable para la interpretación del Corán. Esto es debido a que se tiene registrado dentro de ella que el mismo Mahoma les ordenó a sus compañeros que escribieran todo lo que él decía, y conforme al Corán, toman sus palabras como revelación.
De acuerdo con la tradición, Mahoma era una persona de carácter excelente, bien parecido, iletrado y un profeta para toda la humanidad. Es frecuente entre los devotos la creencia en que el hecho de que Mahoma fuera analfabeto es una señal más de que solo pudo recibir el Corán por revelación divina, dada la complejidad del libro.
Según el Corán, Jesús (llamado Isa) fue uno de los profetas más queridos por Dios y, a diferencia de lo que ocurre en el cristianismo, para los musulmanes no tiene carácter divino.
El Corán confirma su nacimiento virginal. Dios purificó a su madre María. Existe un capítulo entero en el Corán llamado «Maryam» (María). El Corán describe el nacimiento de Jesús como sigue:
(40) Acuérdate de cuando los ángeles dijeron: «¡Oh María! Dios te albricia con un Verbo, emanado de Él, cuyo nombre es el Mesías, Jesús, hijo de María, que será ilustre en este mundo y en el otro, y estará entre los próximos a Dios, (41) hablará a los hombres, en la cuna, con madurez, y estará entre los justos.» (42) Ella dijo: «Señor mío: ¿cómo tendré un hijo si no me ha tocado ningún mortal?». Él dijo: «Así: Dios crea lo que quiere. Cuando decreta algo, solo dice: “¡Sé!”, y es».
Corán, 3:40-41 (traducción de Juan Vernet).
Jesús nació milagrosamente [sin padre] por orden de Dios quien creó a Adán sin padre ni madre. Dios dijo
Jesús es, ante Dios, igual que Adán, al que creó del polvo. Luego le dijo «Sé», y fue.
Corán, 3:52 (traducción de Juan Vernet).
Durante su misión profética, Jesús hizo varios milagros. Dios nos dice que Jesús dijo:
Dios le enseñará el Libro, la Sabiduría, el Pentateuco y el Evangelio. Y he sido enviado a los Hijos de Israel diciendo: He venido a vosotros con una aleya procedente de vuestro Señor. Yo os haré, de arcilla, algo semejante en la forma a los pájaros; soplaré en ella y se transformará en pájaros con el permiso de Dios; curaré al ciego de nacimiento y al leproso, resucitaré a los muertos con el permiso de Dios. Os anunciaré lo que coméis y lo que atesoráis en vuestras casas. Realmente, en esto hay una aleya para vosotros, si sois creyentes.
Corán, 3:43 (traducción de Juan Vernet).
Los musulmanes creen que Jesús no fue crucificado (y mucho menos que murió en la cruz). Era el plan de los enemigos de Jesús el crucificarlo (y matarlo), pero Dios lo salvó y lo elevó hacia Sí. La apariencia de Jesús fue colocada sobre otra persona, y los enemigos de Jesús aprehendieron a este hombre y lo crucificaron, pensando que era Jesús. Dios dijo:
Ellos dicen: «Ciertamente, nosotros hemos matado al Mesías, Jesús, hijo de María, Enviado de Dios», pero no le mataron ni le crucificaron, pero a ellos se lo pareció. Quienes discuten y están en duda acerca de Jesús, no tienen conocimiento directo de él: siguen una opinión, pues, con certitud, no le mataron, al contrario, Dios le elevó hacia Él, pues Dios es poderoso y sabio.
Corán, 3:156 (traducción de Juan Vernet).
La predestinación forma parte de las creencias islámicas categóricas que nos llegan en el Libro de Dios y la tradición profética, y que son confirmadas por las pruebas e indicios lógicos contundentes.
Los pilares de la creencia de la predestinación en el islam son cuatro:
Creen que todos los acontecimientos sean buenos o malos, beneficiosos o dañinos, ocurren por la predestinación y el designio de Alá, pero que a la vez el ser humano tiene una facultad de elección, mas esta no es total.
Todas las religiones celestiales están de acuerdo en la necesidad de la fe en el Más Allá y la exigencia de la creencia en la Resurrección. La muerte no es el final de la vida y la extinción, sino una transición de un estado de existencia a otro. En realidad, es el traslado hacia una vida eterna que damos en llamar «La Resurrección», solo que entre esos dos estados de existencia hay un tercero intermedio que es denominado Barzaj, y al morir el ser humano es trasladado a ese estado hasta que acontezca la Hora de la Resurrección.
Creen en una vida dentro de la tumba después de la muerte y en su tribulación. Ellos creen que el tiempo de Qiyāmah es predestinado por Dios, pero no fue revelado a los hombres. El juicio y las pruebas precedentes y durante el Qiyāmah son descritas en el Corán y el Hadiz, y también en los comentarios de eruditos islámicos, en la retribución y rendición de cuentas ante Dios, que cada individuo recibirá un libro escrito por los ángeles que incluirá una mención completa de todas las obras que realizó el ser humano en la vida terrena, quien lo reciba en la diestra será de los exitosos y quien lo reciba en la mano izquierda será de los perdedores, en el Paraíso y el Infierno, así como en las Señales que indican la llegada de la Última Hora, afirman que la primera era la llegada del profeta Mahoma y entre las últimas es el retorno del profeta Jesús que romperá las cruces y legislará con el islam.
La creencia en «El día de Resurrección», yawm al-Qiyāmah (también conocido como yawm ad-dīn, «El día del juicio final» y as-sā`a, «La última hora») es asimismo crucial para los musulmanes. El Corán acentúa la resurrección corporal, una rotura del entendimiento preislámico de muerte. Esto declara que la resurrección será seguida de la reunión de toda la humanidad, culminando en su juicio por Dios.
El Corán hace referencia a varios pecados que pueden condenar a una persona al Jahanam (como la incredulidad, la usura y la falta de honradez). Los musulmanes ven el paraíso, Janah, como un lugar de alegría y dicha, con referencias del Corán que describen sus rasgos y los placeres físicos de dicho lugar. Hay también referencias a una aceptación de mayor júbilo por Dios. Tradiciones místicas en el islam colocan estos placeres divinos en el contexto de una conciencia extática de Dios.
En el Sagrado Corán se ha llamado al «Retorno» de muchas formas, como: «El Día de la Resurrección», «El Día del Cómputo», «El Último Día», «El Día del Resurgimiento» y de otras maneras.
Los pilares del islam según la opinión de Sunita son cinco:
El modo de vida islámico se encuentra basado en una relación personal entre Alá y el creyente, siguiendo la Sharia, en donde la intención será el rasgo fundamental que rija todas las acciones del mismo.
La yihad (en árabe, ﺟﻬﺎﺩ yihād: significa ‘esfuerzo’ y ‘lucha en el camino de Dios’, inglés o al francés, jihad) es considerada «el sexto pilar de islam» por una minoría de autoridades musulmanas. Yihad en su sentido más amplio, es definido clásicamente como «el poder extremo de alguien, esfuerzos, habilidades, o la capacidad en contienda con un objeto de desaprobación». Dependiendo del objeto, que suele ser un enemigo visible y los aspectos cotidianos de uno mismo, las diferentes categorías de la Yihad son definidas:
Cuando es usada sin justificación alguna es entendida en su aspecto militar. También se refiere a los esfuerzos de un fiel por lograr la perfección religiosa y moral.
Hay dos clases de yihad:
La defensa del islam, de los musulmanes o de sus países frente al enemigo externo puede efectivamente adquirir el carácter de lucha militar o guerra santa, y así se halla en el Corán, donde se anima a combatir contra los infieles si el islam resulta atacado:
Combate en el camino de Dios a quienes te combaten, pero no seas el agresor. Dios no ama a los agresores. Mátalos donde los encuentres, expúlsalos de donde te expulsaron. La persecución de los creyentes es peor que el homicidio: no los combatas junto a la mezquita sagrada hasta que te hayan combatido en ella. Si te combaten, mátalos: ésa es la recompensa de los infieles. Si dejan de atacarte, Dios será indulgente, misericordioso.
Corán, Sura 2:190-192.
La Sharia (literalmente: ‘el camino que conduce al abrevadero’), es la Ley Divina, en el sentido de que es la encarnación concreta de la Voluntad Divina que el hombre debería seguir tanto en su vida privada como en sociedad. En cada religión, la Voluntad Divina se manifiesta de un modo u otro y los mandamientos morales y espirituales de cada religión son de origen divino. Pero en el islam, la encarnación de la Voluntad Divina no solo es un conjunto de enseñanzas generales sino concretas. Al hombre se le dice no solo que sea caritativo, sino cómo serlo en circunstancias particulares de la vida. La Sharia contiene los mandamientos de la Voluntad Divina en su aplicación a cada situación de la vida. Es la Ley que Dios quiere que siga el musulmán en su vida. Por lo tanto, es la guía de la acción humana y abarca todas las facetas de la vida humana. Al vivir según la Sharia, el hombre coloca toda su existencia en «manos» de Dios. La Sharia, al tener en cuenta todos los aspectos de la acción humana, santifica la vida entera y le da un significado religioso a las actividades que podrían parecer más mundanales. En el islam, sharia es la expresión del divino destino «y constituye un sistema de deberes que son encargados a un musulmán en virtud de su creencia religiosa».
Los sabios musulmanes la interpretan como: «Los juicios que Dios determina para que el hombre sea feliz en esta vida y en la próxima».
Y los musulmanes la prefieren sobre cualquier sistema por lo siguiente:
Por consecuencia, creen que la diferencia entre la sharîah y los otros sistemas o leyes de los hombres es una diferencia como el Creador y Su Creación.
La ley islámica cubre todos los aspectos de la vida del musulmán. Aquellas leyes islámicas que están expresamente descritas en el Corán se denominan hudud. Incluyen la prohibición del homicidio, relaciones sexuales extramaritales, consumo de alcohol y juegos de azar. El Corán también detalla leyes relacionadas con la herencia, el matrimonio, la compensación en los casos de homicidio o daños físicos, así como reglas para el ayuno, el azaque y la oración. Los preceptos y prohibiciones son interpretados en la práctica por los eruditos en religión o ulemas.
Según la opinión de chiita Los principios de la Ley contenidos en el Corán fueron explicados y amplificados en el Hadiz y la Sunna del Profeta, que constituyen la segunda fuente básica de la Ley. Éstos, a su vez, fueron entendidos con la ayuda del consenso de la comunidad islámica (iŷmâ‘). Finalmente, estas fuentes de la Ley fueron completadas por el razonamiento humano analógico (qiyâs) donde fue necesario. Según el punto de vista islámico tradicional, por lo tanto, las fuentes de la Sharî‘a son el Corán, el Hadiz, el iŷmâ‘ y el qiyâs, los dos primeros de los cuales son los más importantes y son aceptados por todas las escuelas jurídicas, mientras que los otros dos son considerados de menor importancia o bien son rechazados por alguna de las escuelas.
Otros aspectos legales son dirimidos por los takzir o jueces. Se les da el poder de dictar sentencia siempre que se atengan a los principios del Corán y la Sunna («tradición»). La ley islámica es directamente aplicable cuando la constitución del país involucrado así lo establece, como es el caso de Arabia Saudita o Irán. De otro modo, se aplica la legislación sancionada por el Estado, que, según el caso, puede coincidir en mayor o menor medida con la Shariah.
La principal fuente del islam es el Corán. Existe consenso entre todos los musulmanes sobre su autenticidad. En orden de importancia, sigue la Sunna o tradición: el conjunto de los hadices, que son dichos y hechos de Mahoma narrados por sus contemporáneos. Estos hadices son transmitidos por fuentes reconocidas y recopilados en distintas colecciones. En ellas se menciona la cadena de personas consideradas dignas de fe que transmitieron cada uno de los dichos o hechos expuestos. La tercera fuente es el consenso de la comunidad (ár. iyma’ إجماع).
A diferencia del texto coránico, las colecciones de hadices no son unívocas. Se clasifican según su grado de verosimilitud. Unos son considerados exactos y genuinos; otros, «débiles» y apócrifos. Las distintas escuelas y vertientes a menudo no coinciden sobre la autenticidad de uno u otro hadiz. Hay colecciones que gozan de consenso muy generalizado, al menos dentro de la vertiente suní mayoritaria. Destacan los dos Sahih, que significa «verdadero»: el de Muslim y el de Al-Bujari.
Las colecciones más importantes de la tradición sunita son:
Alrededor del tiempo de estos recopiladores, surgen cuatro escuelas sunitas de interpretación, llamadas madhhab. Se reconocen mutuamente entre sí. Se denominan hanafí, por Abu Hanifah, malikí, por Malik Ibn Anas, shafi’í, por Al-Shafi’, y hanbalí, por Ahmad bin Hanbal. Estas escuelas tienen diferencias menores en la liturgia y a veces en la jurisprudencia, pero no difieren en lo que podría denominarse el «dogma» o doctrina.
Los libros generales de hadîz compilados que hoy se consideran el eje de referencia de la doctrina y las normas del Shiísmo son:
Éste conforma el segundo conjunto de los compendios del hadîz que elaboró y ordenó la Shî‘ah a lo largo de la historia mediante sus raudos esfuerzos hasta los siglos cuarto y quinto de la hégira. Como ya hemos mencionado, fueron elaborados compendios de hadices durante la época de los imames en los siglos segundo y tercero, que se denominan «las primeras compilaciones», eso sumado a los usûl al-arba‘mî’ah (los cuatrocientos documentos elaborados directamente por los compañeros de los Imames Inmaculados) cuyo contenido fue trasladado al segundo conjunto de los compendios del hadîz. Desde que la Ciencia del Hadîz fue siempre objeto de atención por parte de la Shî‘ah, de¬bido a ello, en los siglos XI y XII fueron elaboradas otras compilaciones del hadîz que no mencionamos para no extendernos. Las más famosas de estas compilacio¬nes son Bihâr Al-Anwâr (Los Mares de Luces) del ‘Al•lâmah Muham¬mad Bâqir Al-Maÿlisî, y Wasâ’il Ash-Shî‘ah (Los Medios de la Shî‘ah) de Muhammad Ibn Al-Hasan Al-Hurr Al-‘Âmilî
Algunos eruditos musulmanes dicen que una nación islámica se basa en cuatro pilares:
En segundo lugar se sitúan los emires o príncipes, y a continuación le siguen el jeque, el alcalde y el imán. El islam no tiene sacerdotes, sino guías religiosos llamados imanes (ár. imam —religión—), que generalmente son nombrados por la propia comunidad. Existe de todos modos una serie de sabios, los ulama, y alfaquíes, que tienen el mismo tipo de autoridad social y religiosa que el clero en otras religiones.
El islam está abierto a todos sin importar la raza, edad, creencias previas o sexo. Es suficiente ser creyente en los principios fundamentales del islam. Esto se realiza atestiguando la unicidad de Dios y la aceptación de Mahoma como profeta de Dios, recitando la shahada (testificación), lo cual debe hacerse sin coacción y sinceramente estando presentes otros musulmanes.
Todos los actos que el islam nos ha ordenado hacer, poseen indudables ventajas, y todos los actos que nos veda, tienen claras desventajas. Ninguno de los mandatos islámicos deja de tener una razón válida que los sustente. Por ejemplo, las cosas comestibles y bebibles (lícitas e ilícitas según la ley islámica), las relaciones legales, etc., tienen alguna ventaja o desventaja inherente, ya sea que exista alguna ley que les concierna o no. Las órdenes divinas se basan sobre esas ventajas o desventajas innatas.
Por ejemplo, las bebidas alcohólicas y las substancias narcóticas son dañinas, independientemente de lo que la ley islámica diga sobre ella. De igual manera, la usura es una gran trampa usada para la explotación económica. La adoración a Dios es purificante y vigorizadora. Si los intoxicantes y la usura están prohibidos es porque son malignos. Si el rezo u oración ha sido ordenado se debe a sus efectos benéficos sobre el ser humano.
Ali ibn Abi Talib, el primer imán de los chiitas, escribió una carta a Mâlik Al-Ashtar Al-Naja’í al designarlo gobernador de Egipto y sus provincias cuando el gobierno de Muhammad Ibn Abu Bakr estaba en peligro. Es el más largo compendio de instrucciones (en el Nahyul Balâgha, La cumbre de la elocuencia).
Muchos de los gobernadores creen que los consejos son los mejores consejos para los gobernadores.
Entre todas sus cartas ésta es la que contiene el mayor número de buenos consejos.
Unas partes de sus consejos a su compañero, Mâlik:
¡Mâlik! Debes ser amable, compasivo y amar a tus súbditos. No te comportes (con ellos) como una bestia voraz y rapaz, considerándolos como una presa fácil, pues ellos una de dos: o son tus hermanos en religión, o se equiparan a ti en su creación (como seres humanos). Hombres de una y otra clase padecen de las mismas debilidades e incapacidades que se heredan en la carne, pecan y dan rienda suelta a sus vicios, ya sean intencional o involuntariamente, sin darse cuenta de la enormidad de sus actos. Deja que tu misericordia y compasión los rescate y los ayude de la misma manera que tú esperas que Dios te demuestre su misericordia y su perdón.
¡Mâlik! no debes olvidar jamás, que tú gobiernas sobre ellos, el Califa gobierna sobre ti y Dios es el Señor Supremo sobre el Califa. Y la realidad es que el Señor te ha elegido gobernador y te ha probado dándote la responsabilidad de gobernar. No pienses jamás en elevarte a un prestigio tan vano que te atrevas a declararle la guerra a Dios, porque no podrás evitar Su castigo y Su venganza. No podrás jamás liberarte de la necesidad de Su misericordia y compasión.
No sientas vergüenza de perdonar y olvidar. No te apresures a castigar y, no te enorgullezcas de tu poder de castigo. No te enfades ni pierdas la calma por los errores y fallas de aquellos a los que gobiernas; por el contrario, sé paciente y compasivo con ellos. El enojo y deseo de venganza no te ayudarán en tu administración.
Nunca digas: «Yo detento la autoridad, doy órdenes, y debo ser sumisa y humildemente obedecido». Porque tal pensamiento te trastornará y te hará vanidoso y arrogante, debilitará tu fe en la religión y te hará buscar el apoyo de cualquier otro poder distinto que el de Dios (tal vez, el de tu partido o el de tu gobierno).
Economistas islámicos presentan las siguientes particularidades de su sistema económico:
Si sale a esforzarse por su niño, está en el camino de Dios; si sale a esforzarse por sus padres ancianos, está en el camino de Dios; si sale a esforzarse para sí mismo y no tiene que pedirle a los demás, está en el camino de Dios, pero si sale a esforzarse por presunción y orgullo, está en el camino de Satán.
Sahih At-Targuib wa Tarhib, Al-Albani
El sirviente de Alá permanecerá de pie en el Día de la Resurrección hasta que se le hagan cuatro preguntas: por su vida y a qué la dedicó, por su juventud y cómo la usó, por sus propiedades, la forma de adquirirlas y el manejo que hizo de las mismas y por su conocimiento y por cómo lo utilizó.
Iqtidah Al-´ilm wa Al-´amal, Al-Albani
¡Busca en lo que Alá te ha dado la morada postrera, pero no olvides la parte que de la vida de acá te toca! ¡Sé bueno, como Alá lo es contigo!¡No busques corromper en la Tierra, que Alá no ama a los corruptores!
Corán 28:77.
Si un hombre es rico puede ser el mejor musulmán al igual que el pobre, lo único que los distingue es su obediencia a Dios.
Se puede argumentar que la economía que existe en el islam no llega a ser una teoría económica, siendo solamente un sistema moral que se entiende que lo ofrece a sus creyentes, a quienes le pide que lo sigan.
En cambio, así como el islam exhorta a la gente a ser veraz, honesta, paciente y cordial, refrenándola de la falsedad y las peleas, de la misma manera la exhorta a ayudar al pobre, a no cometer injusticias, a no usurpar los derechos de otros y a no obtener dinero por medios ilegales. Así como ha ordenado el ayuno, la oración y la peregrinación, también ha prescripto el zakat como un acto meritorio compulsivo, para implementar su política de ayuda al pobre.
Todas estas leyes representan los requerimientos morales del islam y apuntan a la elevación moral de los musulmanes. No tienen el sentido de la invención de una teoría económica con vistas a organizar la sociedad.
El islam ha definido los confines de la justicia y ha establecido leyes generales para la vida en sociedad en los distintos campos de la producción, distribución de los bienes y relaciones mutuas. Ha descrito cualquier violación o rechazo de estas leyes y mandatos como injusticia y transgresión.
En el islam cada miembro de la sociedad tiene un conjunto de derechos y deberes. A todo ser humano que acepta esta religión se le exige que oriente su vida de acuerdo con estas reglas
Es un libro moral se llama Risalatul Huquq (Tratado Sobre los Derechos), Ali ibn al-Husayn el cuarto imán de los chiitas en este libro expresó las tareas de los humanos, hay que hace el humano para Dios y la gente y él mismo.
Algunos de los derechos enumerados en este tratado son:
De una manera general, la ley del islam impone cuatro clases de derechos y deberes en el hombre:
Quien quiera que busque la complacencia de Alá a pesar de disgustar a la gente, Alá se ocupará de él y lo protegerá. Pero quienquiera que busque la complacencia de la gente sin preocuparse de la ira de Alá, Alá lo abandonará al cuidado de la gente.
At-Tirmidhi con cadena de transmisión auténtica
El mayor derecho que Dios, Exaltado Sea, posee sobre ti, consiste en que Lo adores y no Le asocies nada. Si haces esto con sinceridad, Él se compromete a satisfacer tus necesidades en este mundo y en el más allá, conservando lo que deseas de ambos.
Tratado Sobre los Derechos
En cuanto al derecho de tu sexo, implica que lo preserves de aquello que no te es lícito, buscando ayuda para eso mediante bajar la mirada, porque éste es el mejor de los auxilios, también mediante abundante recuerdo de la muerte y la conminación a tu alma por Dios y atemorizarla con Él, puesto que en Él está la castidad y la fortaleza. Y no hay fuerza ni poder sino en Él.
Tratado Sobre los Derechos
El derecho de tu alma sobre ti mismo consiste en exigirla en la obediencia a Dios. Así pues, cumplir con los respectivos derechos de tu lengua, tus oídos, tu vista, tus manos, tus piernas, tu vientre y tu sexo, y procura para ello la ayuda de Dios.
Tratado Sobre los Derechos
Sostener los vínculos de parentesco es uno de los mayores principios del islam y uno de los rasgos característicos del Derecho islámico.
En numerosas aleyas del Corán la orden de complacer a los padres está ligado después de la complacencia a Dios, Mahoma encomendó ser bondadoso con ellos aunque profesen una religión diferente, y la madre debe ser la primera persona en grado de importancia para el musulmán, debe de tratar bien a los amigos de sus padres y pedir por ellos ya después de su fallecimiento. Desobedecerlos es uno de los pecados mayores. Inclusive antes de partir al yihad tiene que gozar de su autorización.
En cuanto al derecho de tu padre, consiste en que tú sepas que él es tu raíz y tú eres su rama. Si él no existiera, tú no existirías. Por consiguiente, cuando veas en tu alma algo que te enorgullece, debes ser consciente que el origen de esa merced es tu padre. Entonces, alaba a Dios y agradécele por ello. Y no hay poder excepto en Dios.
Tratado Sobre los Derechos
Dentro de los derechos de tus parientes, el de tu madre implica que sepas que ella se ha hecho cargo de ti en circunstancias en la que nadie se hace cargo de nadie; te ha alimentado del fruto de su corazón como nadie lo haría. Ella te ha protegido con sus oídos, su vista, sus manos, sus piernas, su cabello, su piel y el resto de sus miembros con júbilo y regocijo, tolerando aquello que detesta, que le causa dolor, le resulta pesado y la entristece, hasta que la Mano Poderosa (de Dios) te hace nacer de ella, sacándote al mundo. Ella se complace de tu saciedad mientras padece hambre; te viste mientras se desnuda; apaga tu sed permaneciendo sedienta; te pone bajo la sombra exponiéndose al sol; te beneficia a costa de su miseria y hace que te sea agradable el sueño a costa de su desvelo. Su vientre es para ti un recipiente, su regazo un cojín, su pecho un abrevadero y su alma un guardián. Ella recibe el calor y el frío del mundo para ti y por ti. Debes agradecerle en la medida de lo posible; mas no podrás hacerlo sino con la ayuda de Dios y Su favor.
Tratado Sobre los Derechos
En el Corán se describe que la vida matrimonial debe ser de la siguiente manera:
Y entre Sus signos está el haberos creado esposas nacidas entre vosotros, para que os sirvan de quietud, y el haber suscitado entre vosotros el afecto y la bondad. Ciertamente, hay en ellos signos para gente que reflexiona.
Corán 30:21
El creyente que tiene la fe más completa es aquel que se comporta bien, y el mejor de entre vosotros es quien mejor trata a su esposa
Hadiz transmitido por At-Tirmidhi (#1162) quien lo clasificó como auténtico
En cuanto al derecho de tu hijo implica que tú sepas que él proviene de ti y depende de ti en este mundo, en lo bueno y en lo malo. Tú eres responsable de encargarte de su buena educación, de orientarlo hacia su Señor y de ayudarlo para que Le obedezca en su relación contigo y consigo mismo, resultando de esto una recompensa o un castigo. En consecuencia, obra con él de un modo correcto, ejerciendo una buena influencia sobre él en este mundo. Tu relación con él, lo bueno que le brindes y lo que aprenda de ti, serán tu excusa ante Dios. Y no hay poder sino en Dios.
Tratado Sobre los Derechos
¡Oh, humanos! Os hemos creado a partir de un hombre [Adán] y una mujer [Eva], y [de su descendencia] os congregamos en pueblos y tribus para que os reconozcáis unos a otros. En verdad, el más honrado de vosotros ante Allah es el más piadoso. Ciertamente Allah es Omnisciente y está bien informado de lo que hacéis.
Corán 49:13
En cuanto al derecho del vecino, implica que lo cuides en su ausencia, lo honres cuando está presente, lo auxilies y ayudes en ambos casos. No buscas en él defecto ni vicio alguno para conocerlo. Si llegaras a saberlo de manera involuntaria, y sin esfuerzo, debes ser una fortaleza inexpugnable y un velo oculto de aquello que conoces, de tal forma que si las lanzas buscaran y entran en tu corazón, no lo alcanzarían. No debes escucharle disimuladamente. No lo abandones ante la dificultad ni lo envidies ante la merced. Pasa por alto sus deslices y perdona sus errores. Sé benévolo con él cuando te ignora. No dejes de ser pacífico con él. Aleja de él la mala lengua, aquello que no sirve y el consejo tramposo, y frecuenta su grata compañía. Y no hay fuerza ni poder sino en Dios.
Tratado Sobre los Derechos
¡Creyentes! ¡Comed de las cosas buenas de que os hemos proveído y dad gracias a Dios, si es a Él solo a Quien servís! Os ha prohibido solo la carne mortecina, la sangre, la carne de cerdo y de todo animal sobre el que se ha invocado un nombre diferente del de Dios
Corán 2:3-173.
Muchas prácticas comprenden la categoría de adab islámico o de etiqueta. Esto incluye entre otros el saludo salamu` alaykum («la paz sea con vosotros»), diciendo bismilah («en el nombre de Alá»), antes de las comidas, y usan solo la mano derecha para comer y beber, respecto al aseo la mano izquierda, como sonarse la nariz. Las prácticas de higiene islámicas principalmente en la categoría de aseo personal y de la salud, como la circuncisión de los varones descendientes. Los rituales islámicos de entierro incluyen el salat al-Janazah («la oración fúnebre»), ya que bañan y envuelven el cadáver en un manto blanco y posteriormente lo colocan en la tumba. Los musulmánes, como los judíos, están restringidos en su dieta, y los alimentos prohibidos incluyen productos de cerdo, sangre, carroña y el alcohol. Toda la carne debe proceder de animales herbívoros sacrificados en el nombre de Dios por un musulmán, judío o cristiano, con la excepción del juego que uno tiene de caza o de pesca para uno mismo. La alimentación permisible para los musulmanes se conoce como alimentos halal.
El profeta del islam dijo:
El creyente come teniendo presente el apetito de su familia, y la familia del hipócrita come teniendo presente la voracidad de él.
Imam Ali ibn Abi Talib, el primer imán de los chiitas dijo:
Empezad por la sal al inicio de vuestras comidas, puesto que si la gente supiera el beneficio de la sal la preferirían como medicamento probado.
Hay una larga lista de recomendaciones sobre el beber y el comer, provenientes de la Sunna o Conducta del Profeta del islam, Muhammad y retransmitidas por los sabios del Islam, como las siguientes escritas por el teólogo iraní Allamah Muhammad Baqir Ibn Muhammad at-Taqi al-Maylisi (1628-1699):
El velo es un valor de acuerdo con la naturaleza del ser humano. El exhibicionismo y el aumento de las relaciones íntimas entre los sexos es una acción en contra de la naturaleza, ya que contradice las peticiones humanas. Dios, el Supremo en pro de la vida de la pareja formada por el hombre y la mujer y para que ellos puedan administrar sus asuntos en esta vida, ha establecido una orden correspondiente a su naturaleza.
Para los seguidores del islam, el puritanismo en la indumentaria es considerado como una orden de Alá, según establece su libro sagrado, el Corán, en el cual, Mahoma estableció lo que está permitido usar o no para los musulmanes, y aquello que es recomendable y lo que no lo es. Tanto el hombre como la mujer no deben vestir ropas demasiado justas ni provocativas a la vista de los demás, cuando se está frente a personas ajenas a su familia, a excepción de sus parejas.
Está plenamente prohibido que el hombre vista como mujer y viceversa.
Una de las consecuencias más polémicas de indumentaria islámica es uso prescriptivo de prendas femeninas que cubren totalmente el rostro de la mujer y que a veces son rechazadas en los territorios no islámicos por los no musulmanes, como es el caso del velo o el burka.
Algunos defensores del islam responden a esta acusación argumentando que el islam mira a las mujeres como si fueran joyas. Afirman buscar su protección de los ojos lujuriosos y de los corazones perversos como es el caso de los violadores, ya que el islam evita los medios que lleven a un perjuicio grave para la sociedad, reduciendo con esto el número de adulterios, la fornicación y las violaciones. Estos argumentos pueden resultar ofensivos para los habitantes de países donde hay minorías islámicas, ya que consideran que van en contra de los derechos de la mujer. Basándose en su moral religiosa, establecen taxativamente que si cualquier hombre desea a una mujer, no tiene otro recurso sino el matrimonio; por ello es el único lazo que hace lícita la unión del hombre con la mujer y permite todo aquello que antes era prohibido, puesto que para el islam el matrimonio es la única vía para que la mujer y el hombre puedan gozar uno del otro.
La palabra imam o imán (en árabe, إمام) denota una persona que se mantiene o camina «delante». Para el islam sunita, la palabra se utiliza comúnmente para referirse a una persona que dirige el curso de la oración en la mezquita. También significa que el jefe de una escuela de jurisprudencia («escuela de pensamiento»). Sin embargo, desde el punto de vista de los chiitas esto es simplemente el básico entendimiento de la palabra en la lengua árabe y, para su uso religioso propio, la palabra «imam» se aplica solo a los miembros de la Casa del Profeta designados como infalible por el imán anterior.
Los chiitas creen que el Profeta del islam fue ordenado por Dios a nombrar a su sucesor, al que la gente debe obedecer. Este sucesor fue el imán Ali Ibn Abi Talib y después de él el imán Hasan y Husayn.
Los chiitas duodecimanos (Izna-´ashari) creen que después del Husayn, nueve de sus descendientes fueron nombrados como sus sucesores. El doceavo de ellos, el imán Mahdi se encuentra oculto a las miradas y un día se levantará para establecer la Justicia en el mundo. El imán es una personalidad conductora única, y su función entre Dios y sus siervos consiste en preservar los asuntos devocionales de la religión divina, así como los éticos y sociales. Él es por cierto un modelo perfecto para la humanidad y una merced universal (general para todos). Es quien con su capacidad puede conducir el desarrollo humano hacia la perfección; y por esto es obligatorio para el siervo creyente obedecer sus órdenes e imitarlo en todo asunto. Es el ejemplo racional y perfecto para la educación tanto del individuo como de la sociedad en general; y en particular es además alguien cuyos antecedentes biográficos son un ejemplo para una formación excelente del individuo islámico.
La mayoría de los sabios de la escuela sunni sostienen que la Imamah y la jilafah no difieren en nada en cuanto a su significado, pues son términos sinónimos que tienen un significado único, a saber la responsabilidad suprema, social y religiosa, que se le confiere a alguien de parte de la ummah (comunidad islámica universal). Y él (el califa o imán) consigue ese cargo sin importar si se lo selecciona o elige para ello. El sentido es que el califa responde por la licitud de las cuestiones religiosas, y con el poder militar custodia las fronteras del territorio y la seguridad general. Según esto entonces el imán es un jefe ordinario, un simple gobernante dedicado a aplicar la justicia social y la preservación de la seguridad del territorio y nada más; tarea para lo cual desde luego es elegido.
Lo que más distingue a la escuela de Ahlul Bayt de las otras escuelas islámicas es el concepto del Imamah, o la inmediata sucesión del Profeta Muhammad. La escuela de Ahlul Bayt cree que el oficio del imán es un oficio divino —significa que, el imán o califa (líder) tiene que ser designado directamente por Dios, este oficio es tan importante como el de la profecía—. La gente ha sido comandada de este modo por Dios a seguir sucesores específicos (Imames) después del fallecimiento del Profeta. La sucesión —Califato o Imamah— es designada solamente por Al.lah, en repetidas ocasiones esto es mencionado en el sagrado Corán. En la escuela de Ahlul Bayt, el califato se refiere no solo al poder temporal y a la autoridad política sobre el pueblo, mucho más, se refiere a la autoridad para ejercerlo. Esta autoridad debe provenir de Dios ya que Él se atribuye el Gobierno y el Juicio a sí mismo.
Entre los chiíes, el término imán, aparte de referirse al guía de una comunidad, es el título que ostentaban los jefes supremos de toda la comunidad chií (el equivalente al califa suní), cargo hereditario cuyo último representante, Muhammad al Mahdi, según la tradición, «desapareció» en el año 873 d. C. y vive desde entonces oculto (el mahdi o imán oculto), rigiendo desde la sombra los destinos de la comunidad (creencia sostenida por la mayor parte de los chiíes, denominados imamíes).
Lista de los más renombrados imanes chiíes:
Hay diferentes puntos de vista de acuerdo a la enseñanza del Corán respecto a otras religiones. Existen grupos no musulmanes que enfatizan la siguiente azora que indica:
Entonces, cuando los meses sagrados hayan pasado, matad a los idólatras dondequiera que los encontréis, y llevadlos (cautivos), y asediadlos, y preparar para ellos toda emboscada. Pero si se arrepienten y establecen adoración y se humillan, dejadlos libres. ¡Mirad! Alá perdona, es misericordioso.
En cambio, los musulmanes consideran que juzgar al islam en partes es como un lector que, al leer, se tapa un ojo y no quiere leer con el otro, ya que hay textos que reprenden este acto. Además en el Corán, en la vida de Mahoma y en la historia del islam, también hay ejemplos para la misericordia con los no musulmanes.
El islam afirma que todos los profetas han sido musulmanes y que ninguno de ellos afirmó que su religión haya sido el judaísmo o el cristianismo, por lo tanto creen que Abraham no era judío ni cristiano. Asimismo aseguran que Moisés y Jesús predicaron el islam.
De la misma manera el Corán indica en la azora:
Realmente la práctica de adoración ante Dios es el islam.
Los musulmanes han respetado a los judíos y a los cristianos como «gente del libro», pero aseguran que han abandonado el monoteísmo y corrompido las sagradas escrituras. El islam tolera a judíos y cristianos, pues les está permitido vivir y practicar su religión en territorios musulmanes, aunque tienen que pagar un impuesto especial, la yizia, sustitutiva del azaque. Está prohibido el uso de la fuerza para convertir al incrédulo al islam.
La apostasía está penada (con la muerte) bajo la ley islámica según se indica en la Sura XVI, 106:
Sobre quien reniega de Dios después de su profesión de fe —se exceptúa quien fue forzado, pero cuyo corazón está firme en la fe— y sobre quien abre su pecho a la impiedad, sobre esos caerá el enojo de Dios y tendrán un terrible tormento.
Corán, Sura de las Abejas (16), 106. Trad. de Juan Vernet.
Sin embargo, los no musulmanes sufren persecución en ciertos países islámicos, y así lo muestran determinados informes del Human Rights Watch. Por ejemplo, los Ahmadis en Arabia Saudí o en Indonesia; cristianos y bahaíes en Irán; cristianos en Egipto, cristianos y animistas en Sudán etc.
La Península Arábiga en las centurias previas a la llegada de Mahoma estaba escasamente poblada por habitantes de habla árabe, la mayoría eran beduinos, pastores nómadasorganizados por tribus. Aunque hasta el siglo VII, amplias zonas desérticas en la actualidad, como el territorio de Banu Hanifa en Arabia Central, producían suficiente cereal como para generar asentamientos de agricultores. Tradicionalmente la zona más fértil se situaba en el sur de Arabia, la actual Yemen, conocida como la Arabia feliz. Este potencial agrario permitió trascender la organización tribal y dio lugar a la aparición de auténticos reinos, que desarrollaron toda una infraestructura hidráulica, que permitió cierto desarrollo demográfico en la región. En el norte el comercio también permitió el desarrollo de ciertos centros urbanos, la futura Medina cobró importancia como enclave estratégico entre las rutas caravaneras del norte. La Meca hizo lo propio, pero como centro de peregrinación en torno a la Kaaba. Más al norte, como puentes de contacto entre los grandes imperios en guerra permanente, el Imperio bizantino y el Imperio persa, fueron surgiendo estructuras estatales, los reinos de gassaní y lajmí.
El aumento de la conflictividad bélica entre el norte y sur de Arabia en los años previos a Mahoma, no se debió como sugiere la historiografía tradicional a un enfrentamiento entre quaysíes y yemeníes, árabes del norte y sur respectivamente, sino a enfrentamientos entre las diferentes tribus del norte y del sur, fruto de la presión demográfica. En este contexto, bajo la durísima vida que impone el desierto, la asabiyya o solidaridad tribal fue fundamental en la supervivencia y desarrollo posterior del islam. Esto favoreció que la mayor parte de la Península Arábiga se organizase en tribus y clanes, al margen de una estructura estatal (excepto lo mostrado en el párrafo anterior), aunque a través del Kisrá, un texto generado por la embajada persa en Arabia, muestra cómo va surgiendo, progresivamente, una identidad árabe que se irá superponiendo a la tribal.
En ese tiempo, la mayoría de los árabes eran seguidores de las religiones politeístas, aunque unas pocas tribus seguían el judaísmo, el cristianismo (incluido el nestorianismo) o zoroastrianismo. La ciudad de La Mecaera un centro religioso para algunos politeístas árabes norteños, ya que contenía el muro sagrado del Zamzam y un pequeño templo, la Kaaba.
La historia del islam comienza en la Arabia en el siglo VII con la predicación del profeta Mahoma, seguida de la violenta conquista de los mayores Estados de la época: el imperio persa sasánida, buena parte del Imperio romano y el reino visigodo.
Omar fue sucedido por Uthman ibn Affan, otro de los primeros seguidores de Mahoma. Bajo Uthman, el Nuevo califato se vio sumido en una guerra civil a la que se le llamó la Fitna, o desorden. Muchos de los familiares y primeros seguidores de Mahoma estaban descontentos con Uthman, porque sentían que estaba favoreciendo indebidamente a sus parientes y actuando menos como un líder religioso y más parecido a un rey. Soldados rebeldes mataron a Uthman y ofrecieron el liderazgo a Ali ibn Abi Talib, el primo y yerno de Mahoma. El período del califato de Ali ibn Abi Talib fue aquel en que asumió directamente la carga y dirección de la comunidad. Fue una etapa extremadamente importante para el Estado Islámico pues intentó, en un lapso de tiempo muy corto, poner en práctica su concepción de gobierno, de la sociedad civil, de los lazos que unían a sus miembros así como de su concepción de la vida doctrinaria, intelectual y espiritual de la comunidad. Ali murió a manos de un asesino jariyí, y los omeyas reclamaron el califato. Ellos lograron retener el liderazgo de la mayoría de los musulmanes por varias generaciones, pero salvo por un breve período, nunca volvieron a gobernar sobre un imperio islámico no dividido. La fe islámica divergió también, separándose en las principales de la actualidad: los suníes y los chiíes.
En la historia del islam existen diversas dinastías que se disputaron los califatos o el liderazgo del islam y muchos Estados islámicos que ofrecían una mínima o ninguna obediencia al califa.
No obstante, el imperio de los califas abasíes y el de los turcos selyúcidas se contaban entre los más poderosos de su época. Después de la desastrosa derrota de los bizantinos en la batalla de Manzikert en 1071, la Europa cristiana llevó a cabo diversas cruzadas. Tras la Primera Cruzada, los occidentales lograron capturar y gobernar por algún tiempo Jerusalén. Saladino, sin embargo, restableció la unidad islámica en el Oriente Próximo y derrotó a los chiíes fatimíes.
Entre los siglos XIV y el XVII, uno de los más poderosos imperios fue el Imperio de Malí, cuya capital era Tombuctú. Sin embargo, esta cultura estuvo profundamente pautada por la árabe (incluso en el idioma), no siendo realmente original.
En el siglo XVIII, hubo tres grandes imperios musulmanes: el otomano en torno a Turquía, Oriente Próximo, el Mediterráneo y los Balcanes; el safaví en Irán, Iraq, la Armenia histórica, el Cáucaso y Afganistán; y el mogol en el Indostán. En el siglo XIX, estos imperios habían caído bajo la dominación del poder político y económico de Europa. Después de la Primera Guerra Mundial, el remanente del Imperio otomano fue dividido en protectorados o esferas de influencia europeas. El islam y el poder político del islam han experimentado un resurgimiento en el siglo XX, en buena medida gracias al petróleo. Sin embargo, las relaciones entre Occidente y cierto número de Estados de mayoría musulmana siguen siendo precarias cuando no tensas.
Luego de las pérdidas posteriores a la primera guerra mundial, los restos del Imperio otomano son esparcidos con los protectorados europeos. Desde entonces la mayoría de las sociedades musulmanas se han convertido en naciones independientes, y han adquirido prominencia nuevos temas, como la riqueza petrolera y las relaciones con el Estado de Israel.
El dinar es la unidad monetaria de diversos Estados del mundo, la mayoría de los cuales de lengua árabe o que antiguamente habían formado parte del Imperio otomano, ya que históricamente fue usado en tierras musulmanas. La palabra «dinar» (دينار en árabe y en persa) tiene el mismo origen que dinero, puesto que deriva del denario romano.
Era una antigua moneda musulmana de oro que se empezó a acuñar a finales del siglo VII en Al-Andalus y que tenía un peso que, según las épocas, oscilaba entre los 3,85 y 4,25 g. En sus inicios imitaba los modelos bizantinos, pero pronto adquirió carácter propio y definido, hasta el punto de que fue imitado fuera de los territorios califales.
Estados que usan actualmente el dinar como moneda:
El dirham o dirhem (en árabe: درهم) era una antigua moneda de plata utilizada en varios puntos del mundo islámico que valía la décima parte del dinar de oro. El nombre dirham procede del griego dracma (δραχμή). Las monedas actualmente en circulación con este nombre son el dírham marroquí y el dírham de los Emiratos Árabes Unidos.
Si bien el más famoso movimiento del islam en tiempos recientes ha sido el fundamentalismo islámico, existen diversas corrientes liberales que ven como alternativa el alinear al islam con los tiempos contemporáneos.
Este movimiento no está dirigido a cuestionar los fundamentos del islam, sino que trata de aclarar malas interpretaciones o abrir paso a la renovación del islam como un centro moderno de pensamiento y libertad.
Según el World Factbook de la CIA, en el año 2005 el islam era la segunda religión con más seguidores en el mundo, un 19,9 % de la población mundial. Es asimismo la religión que está creciendo más rápidamente, hecho atribuible principalmente al mayor crecimiento demográfico en los países musulmanes, así como a las conversiones al islam como religión monoteísta.
La población musulmana se estima que excede los 1 200 millones de personas. Solamente el 18 % de los musulmanes son étnicamente árabes; otro 20 % se encuentra en la región del sur del Sahara en África, y el 30 % en el subcontinente indio (sumando los fieles de Pakistán, Bangladés y la India). El país con la población de musulmanes más grande del mundo es Indonesia, con casi 200 millones de fieles. También hay importantes grupos musulmanes en China, Europa, Asia Central y Rusia.
En Europa, Austria fue el primer país en reconocer el islam como una de sus religiones oficiales, mientras que Francia es el país europeo con mayor población de musulmanes: seis millones, que representan un 10 % de su población total.
En España hay alrededor de un millón de musulmanes, mientras que la comunidad más grande de musulmanes en Latinoamérica se encuentra en Brasil. En Argentina está localizado el Centro Islámico Rey Fahdque es el más grande de Latinoamérica. En Colombia la mezquita de Omar Ibn Al-Jattab en Maicao, La Guajira; en Caracas existe la mezquita Ibrahim, en México la mezquita Dar as Salam, cerca de la ciudad de México y en el caso de Chile, la mezquita As-Salam en Santiago, la mezquita Mohhamed VI en Coquimbo y la mezquita Bilal en Iquique.
Los lugares santos del islam son tres: las ciudades de La Meca y Medina, así como la Mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén.
La Meca es la ciudad a donde los musulmanes por lo menos tienen que peregrinar una vez en su vida si tienen la capacidad de hacerlo, en la Biblia es mencionada como «Padan-aram» (Parán=Mecca), en ella nació Mahoma y se halla Masjid al-Haram, donde rezar en ella se considera como tener la recompensa de 100 000 oraciones. En esta mezquita está localizada la Kaaba, templo construido por el profeta Abraham e Ismael, el Pozo de Zamzam, considerado por milagroso por los musulmanes desde el tiempo en que le fue revelado a Agar, ya que provee a miles de personas en todo el país y cada peregrino bebe de él, En los alrededores se encuentra Mina y el Monte Arafat, donde Mahoma pronunció su sermón de despedida frente a más de 100 000 personas y el permanecer ahí está considerado como un pilar en la peregrinación.
Medina es un lugar muy querido por los musulmanes, ya que recibió al profeta Mahoma cuando emigró de La Meca, le dio refugio, recibió y aceptó su mensaje, sus habitantes fueron conocidos como los «Ansar» por haberlo acogido y hacer vencer al islam, temas sobre los que todos los musulmanes están de acuerdo. Mahoma transmitió que en ella se duplica la recompensa de las buenas acciones, una oración en la Mezquita del profeta tiene la recompensa de 1000 oraciones. También dijo que a su entrada hay ángeles que la protegen de las epidemias y que le prohibirán la entrada al Falso Mesías (con el nombre árabe de Al-Dayal) al igual que La Meca.
Mahoma la declaró como sagrada y dijo que expulsa a la mala gente como el fuelle de fragua expele a las impurezas del hierro, y debido a la elevada posición que fue concedida a esta ciudad y a sus habitantes, informó que Dios los defiende y maldice a todo aquel que los amenace injustamente. Aconsejó vivir y morir en ella, dijo que la fe en esta ciudad vuelve como una serpiente vuelve a su cueva. En Medina es donde Mahoma murió y fue enterrado.
Se encuentra en Jerusalén, la tradición musulmana relata que es el lugar donde Mahoma ascendió a los cielos. En el cielo le fueron presentados los profetas y conoció a Abraham, Moisés y Jesús entre otros. Posteriormente se comunicó con Dios interponiéndose una gran luz entre ellos y le fue establecida la oración.
A este acontecimiento se le llama Al-Israh wa Al-Miray (‘viaje nocturno y ascensión’), el capítulo 17 del Corán habla de ello y el rezar en la Mezquita de Al-Aqsa equivale a la recompensa de 500 oraciones.
Tanto los chiitas como los suníes comparten una cierta veneración y obligaciones religiosas hacia ciertos santuarios y lugares sagrados, como La Meca, Medina y Mezquita de Al-Aqsa pero la mezquita del Imán Alí y la mezquita del Imán Hussein también son veneradas. Después de La Meca y Medina, Nayaf y Kerbala son las ciudades más sagradas para los chiitas.
Erróneamente se piensa que el verde es el color del islam, pero esto no es cierto; más adelante se explicará el origen de esta confusión. Creen que la adoración a símbolos u objetos materiales va en contra del monoteísmo. Mucha gente piensa que la estrella y la luna creciente simbolizan el islam, pero esto tampoco es cierto. Eran, simplemente, el símbolo del Imperio otomano y no del islam. El color verde también se asocia frecuentemente con el islam por costumbre, sin que tenga significado religioso alguno. Sin embargo, los musulmanes a menudo usan azoras caligrafiadas para decorar las mezquitas o sus casas propias.
El panarabismo tradicionalmente ha utilizado el rojo, el blanco, el verde y el negro en las banderas de diversos países de población mayoritariamente musulmana, por lo que dichos colores a veces se confunden con los colores del islam. Estos colores pueden observarse en las banderas de Yemen, Egipto, Sudán, Irak, Siria, Sahara Occidental y Palestina. El color rojo simboliza la sangre de los mártires y también fue el color de la dinastía Hachemí. El color blanco fue empleado por la dinastía de los omeyas y el verde por el califato fatimí. El negro fue el color del califato abasí. Su único símbolo, usado en guerras, es la media luna.
El calendario islámico comienza con la Hégira, es decir, la emigración de Mahoma de La Meca a Medina. Ese año equivale al 622 del calendario gregoriano. Los años del calendario lunisolar pueden tener 354 o 355 días. Por eso, para establecer un año islámico, no basta con restar 622 años al calendario gregoriano.
Los días festivos islámicos, basados en el calendario lunisolar, se celebrarían en distintas fechas cada año si los lleváramos al calendario gregoriano.
Los musulmanes tienen dos festividades: Eid al-Fitr (en árabe: عيد الفطر, ‘banquete de caridad’) y Eid al-Adha (en árabe: عيد الأضحى, ‘celebración del sacrificio’), otros agregan el día viernes.
Estas dos festividades las celebran los creyentes visitando los hogares y comiendo los platos especiales cocinados para esta ocasión. Todos se sientan juntos. Por tradición los niños reciben regalos, las gratificaciones y los dulces entregados por sus seres queridos como símbolo de amor. La forma de desear una feliz fiesta es pronunciando las palabras: ¡Eid Mubarak!
La Arquitectura islámica es un término amplio que agrupa los estilos religiosos propios de la cultura islámica desde los tiempos de Mahoma hasta nuestros días, influenciando en el diseño y construcción de edificios y estructuras por todo el mundo. Asimismo, la arquitectura islámica manifiesta la adaptación del estilo arábigo a las culturas y técnicas con las que toma contacto, desde el vasto aporte helenístico y bizantino en Oriente Próximo, África y Anatolia, hasta el visigótico en al-Andalus, o el hindú al Oriente.
La arquitectura islámica de todos los períodos y de todas las regiones tiene un rasgo distintivo: la armonía y la belleza. El dicho del Mensajero de Dios, Muhammad: «Dios es Bello y Ama la Belleza», habla de la fuerte ligazón que existe en el islam entre arte y espiritualidad.
Los tipos principales de construcciones de la arquitectura islámica son la mezquita, la tumba, el palacio y el fuerte; aunque también destacaron edificaciones de menor importancia como los baños públicos, las fuentes y la arquitectura doméstica.
Se dice que la columna, el arco y la cúpula son la «Santísima Trinidad» de la arquitectura islámica, ya que las tres juntas son características que le dan belleza y originalidad.
En 630 el ejército de Mahoma reconquistó la ciudad de La Meca para la tribu de Quraish. El santuario santo de Kaaba fue reconstruido y dedicado al islam; la reconstrucción fue llevada a cabo antes de la muerte de Mahoma en 632 por un náufrago carpintero abisinio en su estilo nativo. Este santuario estuvo entre los primeros trabajos de gran envergadura del islam. Las paredes fueron decoradas con pinturas de Jesús, María, Abraham, profetas, ángeles y árboles. Después las doctrinas del islam a partir del siglo VIII, basadas en el Hadiz, prohibieron el uso de ese tipo de imágenes en su arquitectura, especialmente seres humanos y animales.
En el siglo VII las fuerzas musulmanas conquistaron extensos territorios. Una vez que se establecían en la región, primero necesitaban un lugar donde construir una mezquita. El diseño simple, basado en la casa del profeta Mahoma, proveyó de elementos que fueron incorporados a las nuevas mezquitas y otras construcciones por los primeros musulmanes, o lo adaptaron a edificios ya existentes como iglesias para su propio uso.
La cúpula de la Mezquita Selimiye en Estambul.
El Taj Mahal en Agra, construido por Sha Jahan como mausoleo para su esposa.
La Gran Mezquita de Djenné en Malí es un buen ejemplo del estilo afroislámico.
La caligrafía árabe está asociada con el arte geométrico islámico del arabesco en las paredes y también en los techos de las mezquitas, así como en los textos escritos. Muchos artistas contemporáneos en el mundo islámico dibujan basándose en la herencia de la caligrafía árabe para utilizar inscripciones y abstracciones caligráficas en su trabajo.
El árabe engloba en un solo término (jatt) las nociones de escritura y las de caligrafía, hecho que se explica por el carácter sagrado de una lengua que es la del Sagrado Corán. Pocas civilizaciones han llevado el arte de la caligrafía a un rango tan elevado como lo han hecho los musulmanes.
La caligrafía ha comenzado a ser la más venerada forma de arte islámico porque constituye un enlace entre la lengua de los musulmanes y su religión. El libro sagrado del islam, el Corán, ha jugado un rol muy importante en el desarrollo y evolución de la lengua árabe, y por extensión, en la forma de escribir el alfabeto árabe, es decir, en su caligrafía. Proverbios y amplios pasajes del Corán siguen siendo fuentes activas para la caligrafía islámica.
En el islam hay diferentes denominaciones religiosas que son esencialmente similares en la creencia, pero tienen diferencias teológicas y legales importantes. Las mayores ramas del islam son los suníes (o sunitas) y los chiíes. El sufismo no es una rama, sino una derivación esotérica del islam. Distintas cofradías y órdenes practican esta versión del islam. El sufismo, si bien está asociado al islam como mística, es una corriente considerada anterior al islam, y que de algún modo entroncó con este.
Cerca del 90 % de los musulmanes son suníes (solo son minoría frente a los chiíes duodecimanos en Irán, Irak y Líbano). Creen que Mahoma fue un profeta, un ser humano ejemplar y que deben imitar sus palabras y actos en la forma más exacta posible, pues el Corán indica que el profeta Mahoma es un buen ejemplo a seguir. Los hadices describen sus palabras y actos, constituyendo el principal pilar de la doctrina suní.
Los musulmanes chiíes, la segunda rama mayor del islam, difieren de los suníes en que rechazan la legitimidad de los tres primeros califas. Siguen los preceptos de hadices diferentes a los de los suníes y tienen sus propias tradiciones legales. Los eruditos chiíes tienen mayor autoridad que los suníes y mayor amplitud para la interpretación del Corán y de los hadices. Los imanes desempeñan un papel fundamental en la doctrina chií. La principal vertiente chií es la escuela ya`farí (llamada así en honor de su fundador, Ya`far as-Sadiq) o escuela chií duodecimana, cuyo nombre deriva de los doce imames o líderes infalibles que reconocen después del fallecimiento de Mahoma. Aun así, todos tiene en común la creencia en Ali ibn Abi Talib, o Imam Ali como el sucesor del Profeta, y la sucesión de este último por sus dos hijos: primero su hijo el Imam Hasan y luego su hijo Husayn. Los chiitas existen en la mayoría de los países islámicos, pero la mayoría de ellos se encuentran en Irán, Irak, Azerbaiyán, India, Paquistán y el Líbano.
En sentido no estricto, se denomina también chiíes a sectas tales como las del grupo ismailí, entre ellas los seguidores del Aga Jan, localizados principalmente en el Subcontinente Indio, los alawitas de Siria, los zaídes del Yemen, etc.
El sufismo es una práctica que tiene seguidores entre los suníes y los chiíes. Según la mayoría de los autores suníes, es el camino de la práctica del tercer aspecto del islam, el ihsan o perfección espiritual. Por otro lado, puede decirse que su objetivo es el esfuerzo por adquirir las características del siervo o ser humano perfecto (insan al-kamil o abd al-kulli). Enfatizan varios aspectos espirituales, como el perfeccionamiento de la fe, el estado de rememoración divina continuo (dhikr), la purificación del ego (nafs) a través de determinadas prácticas espirituales. La mayoría de sus seguidores se organizan en cofradías (tariqa en árabe) sufíes. No obstante, hay algunas de ellas que no pueden incluirse dentro de esas dos ramas, como es la bektashi u otras, como las de aparición en Europa y América, que pertenecen a movimientos new age.
El sufismo está presente en el mundo islámico desde su Occidente, en países como Senegal, hasta su Oriente, como por ejemplo Indonesia, así como en países europeos o americanos.
Los jariyíes o jariyitas (en árabe خارجي plural خوارج, jāriyī, plural jawāriy) son una de las tres ramas principales del islam, junto a la de los chiíes y los suníes.
La palabra jariyí significa «el que se sale», en referencia a la deserción que protagonizaron en el año 657 cuando abandonaron el bando de Ali Ibn Abi Talib al aceptar este en el campo de batalla de Siffín un arbitraje entre él y su adversario, el omeya Muawiya.
A diferencia de los suníes, que consideraban que el califa debía ser un árabe miembro de la tribu de Quraish, y de los chiíes, que consideraban que debía ser Ali o un descendiente directo suyo, los jariyíes pensaban que la dignidad califal emana de la comunidad, que debe elegir libremente al más digno «aunque sea un esclavo negro».
Hoy en día, continuada tan solo por los ibadíes de Omán, donde son mayoría, y prácticamente extinta en el resto del mundo islámico.
Tejido vegetal. Cuando hablamos de los tipos y características de los tejidos de las plantas…
El cáncer que se disemina desde el lugar donde se formó hasta una parte del…
La Edad Media es el período de la historia comprendido entre la caída del Imperio Romano…
La cultura medieval. Se entiende por cultura medieval al conjunto de manifestaciones sociales, políticas, económicas…
La Geografía como ciencia. La geografía aparece como ciencia en el siglo XIX, cuando Alexander…
La Prehistoria. Se conoce como prehistoria al periodo de la historia queabarca desde la aparición…