Diego de Benavides y de la cueva
Viaje al Perú
Hizo el viaje a ultramar en compañía de su tercera esposa, doña Ana de Silva y Manrique, y de dos de sus hijos. Salió del puerto de Cádiz a inicios de 1660, deteniéndose en los puertos de Cartagena, Portobelo, Panamá y Paita. Toma posesión oficial de su gobierno el 30 de julio de 1661 y aunque su gestión puede calificarse de equitativa, corrieron con insistencia rumores acerca de la influencia que sobre él ejercía su consorte: en los anónimos que fabricaban los desafectos a su autoridad se censuraba la excesiva injerencia de la virreina en el manejo de los asuntos gubernativos, y aun se permitían afirmar que las plazas de corregidores se proveían de acuerdo con las recomendaciones de ella, rumoreándose que mediaba el cohecho para los nombramientos. Poseyó, en cambio, el mérito de la laboriosidad. Según testimonios de sus contemporáneos, aun padeciendo gravemente de la gota, se hacía conducir por dos servidores en una silla de manos a su oficina, para no descuidar los asuntos confiados a su administración. Mandó a construir el hospital de San Bartolomé, dedicado a la asistencia de los negros ancianos e impedidos. Con el fin de mejorar la condición de los indios en los obrajes, dictó una serie de ordenanzas, entre ellas la que prohibía trabajar en dichos talleres de manufactura textil a los menores de doce años. Concurrió al auto de fe inquisitorial de enero de 1664 y favoreció la construcción del primer teatro de Lima -destruido más tarde por un incendio-, hecho que sí se corresponde evidentemente con sus aficiones poéticas.
Sublevaciones durante su periodo
Además, en este período se erigió la audiencia de Buenos Aires y se aplacó una sublevación de mestizos en la provincia de Chuquiabo. Pero el suceso más significativo fue la explosión de los disturbios en el asiento minero de Laicacota, cercano al lago Titicaca, que pertenecía a los hermanos Gaspar y José de Salcedo; estos magnates de origen sevillano no pudieron contener el fermento amotinador entre los indios que laboraban en los yacimientos de plata, y en junio de 1665 estalló un feroz ataque contra empresarios vascongados (enemigos de los Salcedo) y fuerzas del gobernador lugareño. De aquí se pasó a un estado de rebelión, en que se profirieron mueras “al Rey y al Papa”.
Muerte del virrey Diego Benavides y de la Cueva
Hallándose las cosas en tal estado ocurrió la muerte del conde de Santisteban, en Lima, el 17 de marzo de 1666. Sus funerales tuvieron lugar en la iglesia del convento de Santo Domingo, y su cadáver fue sepultado al pie del retablo de la Adoración de los Reyes Magos. De su inclinación por las letras ha quedado un volumen compilatorio de sus poesías latinas, bajo el título Horae successivae sive elucubrationes (1660). Los enlaces matrimoniales de este noble personaje fueron los siguientes tres: en 1629 con doña Antonia Dávila y Corella, marquesa de las Navas; en 1649 con doña Juana Ruiz de Corella, hermana de la anterior; y en 1655 con doña Ana de Silva y Manrique, quien le sobrevivió.