Cuismanco. Antes de la llegada de los Incas, los cajamarquinos habían constituido un estado poderoso, al que se denominó Reino de Cuismanco, por el nombre de su último régulo, el Gran Cuismanco Capac, al que se refieren algunos cronistas. De acuerdo a Sarmiento y a Cabello, la capital o centro principal del reino estuvo donde se halla la actual ciudad de Cajamarca, donde los Incas asentaron también la capital de la provincia. Después de reorganizar la “huaranga” (provincia) y quedar reducido Cuismango a la “huaranga principal”, la residencia del Hatun Curaca, por lo menos en los últimos tiempos del Tahuantinsuyo, fue trasladada al lugar que se conoce actualmente como Gusmango el Viejo, en la provincia de Contumazá. No se puede precisar los límites del reino, no sólo por la falta de información sino también porque su jurisdicción y hegemonía no se dieron dentro del concepto de lo que llamamos soberanía territorial, con fronteras determinadas. Por los vestigios arqueológicos, las noticias de los cronistas, la información de los documentos coloniales y las supervivencias etnográficas puede afirmarse que el reino de Cuismanco se extendió por los valles interandinos de los ríos Cajamarquino, Condebamba y Crisnejas; y en la vertiente occidental por las partes altas y medias de los ríos Saña, Jequetepeque y Chicama. Es posible que halla dominado también Huamachuco, si es que no hubo simplemente una alianza. Se supone que con el reino Chimú si existió efectivamente una alianza, la cual se rompió probablemente antes que llegaran los Incas o por otras razones los cajamarquinos se retiraron a su centro principal, pues la conquista de Huamachuco por el ejército Inca al mando de Cápac Yupanqui se produjo sin mayor resistencia por parte de los huamachuquinos. Sin embargo, los cajamarquinos al mando de Cuismanco Cápac -quien murió en combate- lucharon denodadamente contra los Incas. Es necesario señalar que Cuismanco y Huamachuco tenían muchos rasgos culturales semejantes, como: lengua, religión, vestimenta. Según el cronista Cieza de León: “la provincia de Huamachuco es semejante a la de Caxamalca, y los indios son de una misma lengua y traje. En las religiones y sacrificios se imitan unos a otros y por consiguiente en sus ropas y llantos…” Sarmiento de Gamboa refiere que tenían una misma Huaca (divinidad) principal y los extirpadores de idolatrías, Cristóbal de Albornoz y el Padre Arriaga, dicen que Catequil es la misma divinidad que adoraban Cajamarca y Huamachucos. Con todos ellos coinciden las demás fuentes. Las madejas de lana que llevaban en la cabeza, eran las hondas simbólicas con las que Catequil hacia los rayos y truenos.
Idioma
Antes de la expansión del quechua y su implantación como Lengua General, fue el Culle, la lengua que hablaban los pueblos de Cajamarca y Huamachuco. Ya lo advirtió Cieza de León y el Padre Blas Valera, dice que terminando el gobierno de los Incas los pueblos de Cajamarca y Huamachuco volvieron a su antigua lengua, pero la más concreta y la mayor información sobre el Culle, la ofrece Martínez de Compañon, quien confeccionó un cuadro que contenía 43 voces castellanas traducidas a ocho lenguas. De estas voces hay cuatro que no tienen su correspondencia en Culle tres que pertenecen al quechua. En 1949, Paul Rivet publicó otra lista de 19 palabras que recogió el cura Gonzáles de Pallasca, con todo lo cual se tiene un vocabulario de apenas 60 palabras que es todo lo que se conoce de esta lengua hoy totalmente extinguida. Gary Parker asegura que el Culle, se extinguió en el siglo XVIII, se hablaba en varios pueblos de la región, pues Jorge Cevallos Quiñones ha encontrado un documento en el Archivo de la Curia de Trujillo, según el cual el cura de Ichocan y del valle de Condebamba, Miguel Sánchez de Arroyo, al postular al curato señala que “a más de la Lengua General entiende también el Culle, por curiosidad y por industria y por haber administrado los sacramentos entre los que se acostumbraban hablar…” El documento data de 1774.
Costumbres
Acerca de la vida y costumbre de estos naturales dice Cieza, que los moradores de Cajamarca fueron muy estimados por sus comarcanos, que sus señores eran muy obedecidos por sus súbditos y que tenían muchas mujeres, de las cuales una era la principal. Consigna también que era costumbre ancestral que cuando fallecía un Señor lo enterraban con gran pompa y junto con él a sus mujeres y tesoros; refiere asimismo que sus fiestas eran muy concurridas y con grandes borracheras, que todos andaban vestidos con mantas y camisas ricas y que para distinguirse llevaban en la cabeza unas hondas y unos cordones a manera de tocado. Waldemar Espinoza, quien ha estudiado la poligamia Cajamarquina, dice que la primera y principal esposa llamada Nus en lengua Culle, gozaba de mayor autoridad que las demás. Las mujeres secundarias pertenecían también a la aristocracia del reino, por lo general eran primas y sobrinas de los señores étnicos. Era norma de los señores de Cajamarca el estar casados antes de llegar a la pubertad. El matrimonio con la esposa principal se realizaba en la niñez, costumbre que se prolongo entre la descendencia de los curacas hasta el siglo XIX, pues el viajero inglés William Stevenson se sorprendió de un matrimonio entre niños que presenció en Ichocan, después de cuya ceremonia los esposos se fueron a sus respectivas casas y continuaron con sus juegos infantiles.
La divinidad principal fue Catequil. No obstante según la Relación de los Agustinos, fue Ataugujo el “dios hacedor de todas las cosas”, a quien le dedicaban los sacrificios más importantes. Parece que se trata de la formación de una antigua divinidad regional, hecha por los padres agustinos en función de la tesis del “Dios Creador” de la religión cristiana. Sin embargo, todas las fuentes están de acuerdo que la divinidad más importante fue Catequil. Éste fue la personificación regional de una antigua divinidad panandina y la más importante de la sierra desde los tiempos del Formativo: El Dios del Rayo. Es la misma divinidad representada en el personaje de los Dos Cetros de la Piedra de Chavín; la misma figura principal de la Portada de Tiahuanaco y demás representaciones similares. Es también el Illape de los Incas y Libias de3 los Llacuaces. A Catequil se le representa como un personaje que lleva dos hondas, una en cada mano, con las que produce los rayos y truenos. Era la divinidad que controlaba el devenir, no precisamente era el rayo, sino más bien era la divinidad que lo producía. También se le rendía culto al Sol, Su, en lengua Culle como una de las divinidades principales, era Dios de la fertilidad y protector de la vida. La Luna, Muñ , en la misma lengua, tenía que ver con las actividades agrícolas y las fiestas habituales. Rendían culto a las estrellas que llamaban Chuip , en especial al planeta Venus, al que consideraban como dos hermanos, uno que salía al amanecer y el otro al anochecer. Las pléyades, Chuchucoc , eran como la luna, protectoras de la alimentación y en particular del ají. La muerte como en todos los pueblos andinos, tuvo un enorme significado, para ellos los muertos seguían acompañándolos desde una situación distinta pero inmediata. Superviven en Cajamarca algunos ritos de transición y purificación mortuorios, como es por ejemplo, “el cinco” o la lava que deriva de la creencia que los muertos regresaban al quinto día de fallecidos para arreglar, sí las había, algunas cuestiones pendientes entre sus deudos.
Horizonte Tardio: Se denomina Horizonte Tardío al Período Inca que abarcó una extensa área.
La Conquista Inca
La conquista del reino Cuismanco por los Incas se produjo según Cieza de León alrededor de 1456, y según Cabello de Balboa, en 1461. Se sabe que Cuismanco tenía una alianza con los Chimú, cuyo gobernante Minchancaman acudió en ayuda de los cajamarquinos. Refieren los cronistas que cuando el ejército Inca comandado por Cápac Yupanqui, salió en persecución de los Chancas quienes huyeron hacia el norte siguiendo las montañas hasta el Huallaga, tenía instrucciones para regresar al llegar al río Yanamayo. No obstante al habérsele escapado un contingente Chanca cruzó el río en su persecución, contraviniendo las órdenes del Inca, que era su medio hermano, Pachacutec Inca Yupanqui. Al norte se hallaba el rico Estado de Cuismanco y para rehabilitarse decidió someterlo. Cuismanco apoyado por el jefe Chimú no pudo vencer al ejército Inca y según varias versiones murió en batalla. De este modo, la primera gran desarticulación social y cultural de Cajamarca fue producida por los Incas. Los Incas hicieron de Cajamarca una de las poblaciones más importantes del norte del imperio, un centro urbano de redistribución de bienes. Estuvieron sujetos a la Huamani de Cajamarca, los pueblos y curacas costeños de Pacasmayo, Zaña, Collique, Chusco, Cinto y Túcume.
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