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Carmine Nicolas de Caracciolo

Carmine Nicolas de Caracciolo. Italiano, nacido en Buscchiaico el 5 de junio de 1671 y fallecido en Italia en 1727, que fue vigésimo sexto virrey del Perú (1717-1720). Además del de su padre -Príncipe de Santo Buono-, ostentó los títulos de duque de Castel di Sangro, conde de Esquiavi, de Santo Vido y de Capracota y barón de Monteferrante. Al morir su progenitor se convirtió en el quinto Príncipe de Santo Buono. Contrajo matrimonio con Constanza Ruffo, hija del duque de Bragnara, con la que tuvo catorce hijos. Fue embajador en Roma y Venecia. Su afición a las Bellas Artes le llevó a participar en la academia del duque de Medinaceli, virrey de Nápoles. A partir de 1711 estableció su residencia en España, donde estableció relaciones con el ambiente familiar del rey Felipe V, que llevaron a la Corona a nombrarle virrey del Perú en 1713, pero su viaje desde Cádiz se aplazó hasta el 14 de noviembre de 1715. En el transcurso de la travesía falleció su esposa, tras alumbrar a su último hijo, lo que sumió a Caracciolo en una depresión crónica. Después de varias paradas breves en Portobelo, Panamá y Paita, el 9 de enero de 1716 llegó a Cartagena de Indias. Entró oficialmente en Lima bajo palio el 5 de octubre de ese mismo año, y poco después, recibió el mando del arzobispo de Charcas Diego Morcillo que fue virrey interino durante cincuenta días. En su honor el poeta Pedro José Bermúdez de la Torre compuso El Sol en el Zodíaco, obra impresa en Lima en 1717.

En el gobierno económico destacó su actitud contraria al mantenimiento del trabajo forzado de los indios en las minas de azogue de Huancavelica, que quedó expresada en su deseo de que las mismas fueran clausuradas y que el mercurio se importara de España. Para lograr ambos propósitos hizo preparar a Dionisio de Alcedo y Herrera un informe económico que la Corona rechazó. Con respecto a la mita, Felipe V expidió una Real Cédula del 5 de abril de 1720 que la abolía, pero tal decisión fue suspendida al recibirse el informe de José Rodrigo, contrario a tomar tal medida. Asimismo, una combinación de plagas y sequías provocó el declive de la producción de trigo en la costa, por lo que desde 1715 el Perú comenzó a depender de las importaciones de tal producto procedentes de Chile. Este virrey puso un cuidado especial en combatir el contrabando, pero sus medidas fueron insuficientes para corregir un problema del que extraía sus mejores réditos económicos un sector de la nobleza, la burocracia y hasta sus propios asesores. El gobierno brindó su apoyo a los doce franciscanos que llegaron al Perú con la intención de impulsar la labor misionera en las zonas de Pangoa y Satipo y socorrió también a los jesuitas establecidos en la región de Mojos. Durante su gestión fue creado en 1717 el virreinato de Nueva Granada, al segregar del control administrativo del Perú las provincias de Tierra Firme. La disputa por las suprimidas Audiencias de Panamá y Quito generaron un conflicto de jurisdicción entre los virreyes de Perú y de Nueva Granada. A los pleitos virreinales se unieron los domésticos, como ilustra el asesinato en Lima el 16 de junio de 1717 del mayordomo del arzobispo Diego Morcillo. Este asunto abrió un conflicto entre los alcaldes ordinarios y el cabildo eclesiástico, cuando los primeros autorizaron el uso de la fuerza para capturar al asesino que se había refugiado en el convento de los Descalzos. La curia limeña protestó por la invasión de su jurisdicción y organizó una procesión nocturna en contra de los alcaldes. En 1719 y 1720 una epidemia de tifus provocó la muerte de centenares de indios en las provincias de Cuzco, Huamanga y Arequipa. Al cumplir tres años de gobierno, Caracciolo solicitó a la Corona el relevo en el mando del virreinato para posibilitar su retorno a Europa. El pedido de licencia le fue aceptado y se nombró como nuevo virrey al arzobispo de Charcas Diego Morcillo. En cuanto tuvo lugar el traspaso del cargo, el 26 de enero de 1720, el príncipe de Santo Buono se embarcó en El Callao en el navío «La Peregrina» y se dirigió al puerto de Acapulco, luego cruzó el virreinato de Nueva España y se embarcó en Veracruz con dirección a Cádiz, donde llegó a mediados de 1721. Tomó posesión de sus señoríos de Italia, en donde iba a fallecer seis años más tarde. En su juicio de residencia fue acusado de no gobernar con energía y de ser demasiado exigente en la cobranza de los préstamos. Su memoria de gobierno fue concluida por el polígrafo peruano Pedro de Peralta y Barnuevo.