Arqueología Histórica. Esta línea se centra en tres estrategias de investigación que son de fundamental importancia en la actualidad para el estudio científico de lo social con base en la evidencia arqueológica: la Arqueología Histórica, la Etnoarqueología y los Estudios de Cultura Material Moderna. Se estudian las vertientes de desarrollo que han seguido desde su formulación, las técnicas que le son propias y su aplicación práctica a casos particulares; cómo a través de estas estrategias es posible abordar el estudio de lo social con base en la cultura material en todas las escalas temporales, así como la manera de estructurar modelos de utilidad para el análisis e inferencia de modos de vida, de la vida cotidiana y de sistemas simbólicos en la arqueología, aplicando tecnologías de punta y frontera. Respecto a la primera estrategia, el énfasis se da a las investigaciones acerca de la conformación del sistema mundial a través del estudio de las arqueologías del capitalismo, incluyendo los procesos de conquista, colonización, aculturación, constitución del sistema virreinal en la Nueva España, el surgimiento de México como nación independiente, el desarrollo del México republicano y la industrialización de distintas ramas productivas. En lo que refiere a la Etnoarqueología, se considera de relevancia el estudio de los contrastes entre lo urbano y lo rural así como de las características y dinámicas poblacionales en esos ámbitos, las diferencias en los patrones de asentamiento y aspectos de la semiótica cartográfica, el uso de la tierra y la explotación de recursos en distintas regiones, las estructuras de poder y su ejercicio tanto real como simbólico, amén del análisis de los procesos de la producción, distribución, cambio y consumo. Las investigaciones podrán derivarse de la aplicación de enfoques histórico-directos o comparativos generales, según se definan las condiciones limitantes de la analogía en la construcción de modelos que eventualmente se contrasten con el registro arqueológico. Por último, los estudios de cultura material moderna se abordan con un enfoque transdisciplinar, cubriendo las ya tradicionales investigaciones asociadas con conductas de consumo y desecho, propuestas recientes acerca del impacto ambiental de la basura y el reciclaje, el análisis de la vida social de los objetos y su relación con las manifestaciones materiales de elementos identitarios absolutos y relativos. Es de particular interés contribuir a la constitución y fundamentación teórica de una arqueología antropológica del mundo contemporáneo a través de la arqueología de la represión, de la violencia y de la marginación, para lo cual se parte del planteamiento de que la reconstrucción del pasado posibilita reconstruir la vida social y, paralelamente, contribuir a la comprensión de los mecanismos de poder acordes con las relaciones sociales dominantes. la arqueología histórica como una subdivisión autónoma de la arqueología, tiene apenas cerca de treinta años de existencia. De esta manera, y a pesar que la arqueología histórica venga siendo practicada en los Estados Unidos por arqueólogos profesionales desde 1930, el campo de investigación recién fue organizado oficialmente en la década de los ´60. En el año 1960, fue establecida la “Conference on Site Archaeology” y en 1967, la “Society for Historical Archaeology”, actualmente la mayor organización profesional de arqueología histórica. En 1967 también fue creada en Inglaterra la “Society for Post
A pesar de que la arqueología histórica y la arqueología postmedieval estudian el mismo período histórico y las mismas culturas, con la salvedad de que en contextos distintos, existen sin embargo importantes diferencias entre ellas. Esta diferenciación ayuda a definir con mayor precisión a la arqueología histórica. En América del Norte, los arqueólogos efectúan un corte en dos grandes períodos temporales: prehistoria e historia. El primero, dominio de estudio de arqueólogos prehistóricos, se inicia con las más antiguas ocupaciones aborígenes del continente, cerca del 10.000 AC., y termina con la presencia de colonos europeos. El período histórico, época estudiada por la arqueología histórica, comienza con los europeos y se extiende hasta el presente. Estos dos períodos existen en cualquier parte del Nuevo Mundo con presencia de europeos. América, en el período prehistórico, fue solamente habitada por pueblos nativos, encuanto en época histórica otros pueblos comienzan a habitar estas mismas regiones. La situación histórica era muy diversa en Inglaterra y en Europa en general, lugar donde se practica arqueología posmedieval, ya que pueblos frecuentemente ascendían de los mismos grupos prehistóricos. Por ejemplo, a pesar de que Inglaterra haya sido invadida muchas veces, los pueblos prehistóricos pueden ser relacionados sin grandes problemas a las poblaciones actuales de ese país. La población inglesa actual es el resultado de una largo proceso histórico en las Islas Británicas. En el Nuevo Mundo, los pueblos aborígenes prehistóricos eran claramente los ancestros de las poblaciones indias modernas, sin embargo resulta difícil establecer los lazos entre ellos. A esto se suma que de todas formas muchos indios en América fueron exterminados o se transformaron radicalmente debido al contacto con los europeos, este último tema es el de estudio tradicional de la arqueología histórica. En el Nuevo Mundo, la diferencia entre los períodos prehistórico e histórico parece fácil de entender, excepto por el hecho de que el inicio del período histórico no siempre es fácil de determinar. Al menos dos razones explican esta dificultad. En primer lugar la presencia más antigua de europeos en América es en general difícil de documentar. Muchos viajantes, como los más antiguos exploradores de América del Sur, dejaron con frecuencia apenas pequeños trazos de sus visitas. Sus sitios son difíciles de localizar, y cuando son hallados, son complicados de estudiar ya que la duración de su estadía fue demasiado breve. El segundo problema deriva de cuestiones surgidas por la presencia de artefactos europeos en sitios indígenas: recibieron estos indígenas aquellos ítems exóticos de los europeos o de otros indios, los cuales a su vez pueden haber sido recibidos de otros indios o de europeos? Las fechas de los verdaderos contactos directos con europeos, en general consideradas como delimitadoras del inicio del período histórico, son difíciles y muchas veces imposible de establecer. Como resultado, el inicio de período apenas puede ser establecido a nivel regional, y con frecuencia, de manera imprecisa. En la tentativa de resolver el problema de decidir cuando comienza el período histórico, los arqueólogos del Nuevo Mundo diferencian tres momentos: prehistórico, protohistórico e histórico. El primero es considerado generalmente como el tiempo durante el cual los exploradores europeos visitan sitios indígenas. Este es el período colonial, un momento en el cual los asentamientos indígenas entran en contacto con los colonizadores que están intentando establecer sus propios asentamientos en lo que para ellos son tierras nuevas y extrañas. En 1965, Bernard L. Fontana generó una clasificación de sitios históricos con el objetivo de ayudar a definir el dominio de la arqueología histórica. De esta manera diferencia sitios “protohistóricos”, en los cuales los indígenas, a pesar de no haber tenido contactos directos con los colonizadores, poseen objetos europeos; sitios “de contacto”, habitados por indios durante la época de asentamiento europeo; sitios “ postcontacto”, ocupados por indios después, y no antes, del contacto directo con los europeos; sitios “de frontera”, en los cuales ocurren contactos recurrentes entre indios y europeos y sitios “no aborígenes”, en los que los aborígenes estaban ausentes o representados de manera minoritaria. Lamentablemente a pesar de que esta clasificación sea interesante y ayude a explicar el centro de atención de la arqueología histórica, no resuelve el problema de como distinguir los períodos prehistóricos e históricos. Su punto de partida es la cultura indígena, objeto de estudio de los arqueólogos prehistóricos del Nuevo Mundo. Muchos de estos arqueólogos prehistoriadores han trabajado en sitios indígenas que son básicamente prehistóricos, a pesar de que posean algunos pocos objetos europeos. Estos sitios, aunque “históricos”, son estudiados en general utilizando métodos, ideas y cuadros referenciales de la arqueología prehistórica. Otros arqueólogos prefieren definir la arqueología histórica como un tipo de arqueología que estudia sitios que están asociados a pueblos o lugares que se consideran de gran valor histórico. Definida de este modo, la arqueología histórica centra su atención en los colonizadores, dejando de este lado los pueblos nativos contactados. Este abordaje lleva en general a que se estudien sitios asociados a los miembros de la elite de la sociedad, porque esta es la gente que es considerada como de valor en la historia dentro de la ideología dominante de muchas sociedades. Estas dos definiciones de arqueología histórica se centran en la misma cuestión, pero desde perspectivas diversas. En el primer caso, la arqueología histórica esta encarada en relación con los pueblos indígenas, y en la segunda, en relación a los colonizadores. Ambas perspectivas, aunque aparentemente distintas, se refieran al mismo problema: la creación de un mundo nuevo a través de la interacción de pueblos como resultado de un sistema cultural, tecnológico y económico que propiciaba la exploración y colonización de nuevas tierras. Aunque esta visión parezca etnocéntrica, en verdad no lo es. De hecho este abordaje no es etnocéntrico porque significa que la arqueología histórica no puede basarse exclusivamente en los personajes y los lugares “famosos”, pudiendo estudiar personas que no per tenecían a la elite, como esclavos, operarios e inmigrantes exiliados de sus patrias. Lo que en verdad distingue a la arqueología histórica no es el período histórico estudiado (histórico o prehistórico), o los pueblos contactados por los europeos (varios pueblos indígenas), o los propios colonizadores europeos (portugueses, ingleses, franceses, entre otros), ni siquiera los grupos populares (esclavos africanos, trabajadores inmigrantes, etc.), sino por el contrario, cómo cada elemento se adaptó y fue transformado por el proceso que desde el inicio llevó al europeo a establecer asentamientos coloniales en todo el mundo, y posteriormente, a formar nuevas naciones. Teniendo en cuenta esta consideración, la definición de arqueología histórica que está emergiendo actualmente la caracteriza como el estudio arqueológico de los aspectos materiales -en términos históricos, culturales y sociales concretos- de los efectos del mercantilismo y del capitalismo traídos de Europa a fines del siglo XV y que continúan en acción hasta hoy
Un aspecto de la Arqueología Histórica que todavía no he discutido concierne a su utilización como fuente de información en los trabajos de restauración y reconstrucción de sitios históricos. Bruce Powell escribió en 1967 que “todos los que trabajan con sitios históricos tendrán que ocuparse tarde o temprano de la restauración de los mismos”. Dado que tiene razón, no puedo desconocer la vinculación entre Arqueología Histórica, la reconstrucción física – reedificando antiguos edificios en el mismo lugar o cerca de donde estaban- y la restauración – haciendo que edificios históricos que perduran se conserven lo mas parecido a lo que eran originalmente-. La Arqueología Histórica es frecuentemente practicada en sitios que van a ser restaurados o reconstruidos. Muchos de estos sitios son considerados de “significación nacional”. Numerosos arqueólogos han excavado fuertes, casa y barrios asociados a personajes famosos o acontecimientos históricos relevantes. En muchos casos el motivo del trabajo arqueológico no es la producción de nuevos conocimientos, sino apenas ofrecer una serie de detalles arquitectónicos o constructivos que puedan ser utilizados por arquitectos o restauradores y que permitan mayor presición en una reconstrucción. De esta manera, frecuentemente los arqueólogos excavan los restos de edificios con el fin de conocer su tamaño, forma, orientación, entre otros aspectos. Este tipo de práctica arqueológica fue denominada por J.C. Harrington como “arqueología de restauración”, para diferenciarla de la arqueología orientada al conocimiento histórico. La arqueología de restauración frecuentemente es realizada a pedido de un cliente, y por lo tanto es planificada con un objetivo claro, en general muy especifico. Un organismo federal o estatal puede querer reconstruir un sitio tuvo lugar un acontecimiento importante para la historia del país, como una batalla, un asentamiento colonial, o una casa en la que se firmó un acuerdo importante. Si los relatos de los testimonios históricos son incompletos, o si ellos no describían como era el sitio, los restauradores precisarán informaciones arqueológicas para reconstruir el sitio lo más cercano a la realidad. Sólo los arqueólogos profesionales pueden brindar tales datos. La arqueología de reconstrucción es una práctica legítima de arqueología, sin embargo acarrea ciertos problemas que exigen una explicación. Estas dificultades se relacionan con el análisis de toda la información arqueológica de un sitio, sin considerar su fecha, el modo en que esta información es presentada al público y ciertas cuestiones éticas relacionadas con el empleador. Los arqueólogos que practican arqueología de restauración deben asegurarse de que se les permita analizar la totalidad de la secuencia arqueológica presente en un sitio. Esto significa que al arqueólogo histórico que trabaja para el gobierno con el objeto de brindar información sobre un sitio colonial cuyo período de interés es de 1590 a 1630 se le debe permitir estudiar el período posterior, por ejemplo post 1630, porque la secuencia del sitio obliga a que los restos de este momento tardío deban ser excavados previamente a los materiales coloniales tempranos. Sin embargo las decisiones muchas veces estan relacionadas con cuestiones de financiamiento y no puedan evitarse con facilidad. Por esta razón, debemos ser cuidadosos ya que todo material arqueológico es importante desde el punto de vista científico. Siguiendo el ejemplo dado, la destrucción de materiales posteriores a 1630 en favor de anteriores no debe ser permitida, puesto que por ejemplo en algún momento, el período de 1630 a 1700 puede ser considerado de igual importancia o significación histórica que sus precedentes. Si estos materiales fueron ignorados durante la excavación se habrán perdido para siempre. En los proyectos de restauración los arqueólogos deben recolectar y estudiar todos los materiales encontrados en el sitio. Dado que la confección de catálogos descriptivos de artefactos y estructuras excavadas salvarán esta información para las generaciones futuras. Un problema de la Arqueología Histórica está relacionado con el destino que los reconstructores darán a los materiales arqueológicos. Unos pocos arqueólogos, en general desde marcos críticos, han comenzado recientemente a analizar las maneras en que el pasado puede ser utilizado en el presente. En ningún otro campo esta cuestión es más importante que en la arqueología de restauración. La restauración o reconstrucción de predios históricos puede ser usada para retratar una imagen del pasado que puede tener sentido hoy, pero que puede no ser históricamente precisa. Por ejemplo los reconstructores pueden ser impelidos a mostrar condiciones de vida antiguas mejores de lo que en realidad eran con la finalidad de no ofender a los visitantes modernos de sitios históricos. Por otra parte, los reconstructores de una ciudad colonial pueden preferir no restaurar la prisión local o el manicomio. Sin embargo aunque la reconstrucción de tales predios sea una representación real del pasado de la ciudad, los profesionales encargados del trabajo, pueden no estar interesados en mostrar un lado desagradable del pasado o que recuerden la crueldad imperante en aquellos tiempos. Estos dos problemas se relacionan con la cuestión del patrocinador en arqueología. Gran parte de la arqueología histórica del Nuevo Mundo ha sido llevada a cabo como investigaciones pagadas por un cliente. Ya sean proyectos relacionados con obras públicas financiados por el gobierno federal, como construcción de represas, o proyectos cívicos de patrocinio local. Estos han permitido el estudio de sitios que de otra forma nunca hubieran recibido atención. Mientras tanto, infelizmente, en arqueología histórica se plantean situaciones de conflicto con el patrocinador. Por ejemplo esto ocurre en ciertas ocasiones en la arqueología de las plantaciones, cuando los dueños no quieren reconocer que existió esclavitud en sus propiedades. Los arqueólogos que escriben informes deben ser cuidadosos en sus interpretaciones de las plantaciones cuando el propietario actual, probablemente un descendiente del dueño original, está financiando la investigación. Afortunadamente la mayor parte de los patrocinadores en arqueología está verdaderamente interesado en el pasado y no se preocupan en esconder sus aspectos desagradables o en distorsionarlo de acuerdo con sus propias opiniones. De todas formas, la cuestión de tener un patrocinador y en realidad toda la arqueología de restauración pone de manifiesto que la arqueología inclusive pensando que estudia el pasado, es a fin de cuentas parte del presente. Los arqueólogos modernos deben tratar con el mundo tal como es, y su trabajo, además de investigar, publicar y enseñar, incluye la educación publica. La arqueología puede ser una extraordinaria herramienta para difundir los legados del pasado, las luchas y triunfos de sus antepasados y la propia construcción de la nación. Los sitios reconstruidos o restaurados ayudan a los arqueólogos a demostrar que la arqueología es importante al mismo tiempo que ofrecen una experiencia concreta del pasado a la población moderna. La arqueología histórica, en la medida que estudia los pueblos coloniales, y su descendencia a partir de 1500 d.C., puede tener una significación especial, sin embargo toda la arqueología puede ser empleada en la educación pública. Reconstrucciones o restauraciones con rigor histórico pueden ser inestimables para la comprensión moderna del pasado. La arqueología histórica tiene un papel importante en esta tarea de difusión para amplio público.
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