HISTORIA UNIVERSAL

Aníbal marcha sobre Roma, 210 a.C

Aníbal marcha sobre Roma, 210 a.C

Tras advertir de la imposibilidad de romper el estrecho cerco que los romanos disponían sobre Capua y que estos además no se atrevían a ofrecerle batalla, el general cartaginés decide ahora realizar a la manera de Agatocles o Epaminondas una finta, marchara sobre Roma y obligara a los ejércitos que sitian Capua a levantar el asedio y acudir en defensa de su capital, o al menos es lo que se espera, de esta manera el, o los campanos por si mismos, podrían acabar con las tropas romanas que quedasen en el lugar.

Estos planes, comunicados a los sitiados por un valiente númida que se infiltro entre las lineas romanas y llego hasta la ciudad, fueron apoyados por los compungidos campanos quienes seguían confiando en la genialidad del líder púnico.

Comenzaron las operaciones cuando Aníbal ordeno hacerse con el mayor numero de embarcaciones posibles sobre el río Volturnus, durante un tiempo así se hizo e incluso se construyo un fuerte para protegerlas, al final y sin que los romanos sospechasen nada del objetivo de esta obsesiva manera de reunir barcos. Cuando ya disponía de los suficientes para transportar a su ejercito con garantías de hacerlo en una sola noche, ordeno aprovisionarse para diez días y partió hacia el río, antes del amanecer ya se encontraba al otro lado y sin fuerzas romanas apreciables entre el y Roma, destruyó ahora sus embarcaciones para que no pudiesen servir a sus enemigos y finalmente siguió hacia adelante.

Tras adentrarse en la llanura que conduce a Cales al terminar el primer día había sobrepasado ya esta ciudad y se encontraba en las tierras de los sidicineos en donde se detuvo todo un día para someterlas a un sistemático saqueo.Prosiguio el camino siguiendo la vía latina, por lo que cruzo por las comarcas de Suessa, Alife y Casíno, siempre sin dejar de devastar todos los territorios circundantes. En esta ultima población se detuvieron dos días, empleando ese tiempo en proseguir con la destrucción y saqueo de la región, desde allí, y dejando a un lado a las ciudades de Interamna y Aquinum llego hasta el río Liris, en donde se tuvo que detener pues los fregelanos habían destruido el puente que comunicaba las dos orillas. Después de perder un tiempo en el cruce del río, se ensaño el cartaginés con las propiedades y tierras de la comarca en venganza por la destrucción el puente. A través de los campos de Frusino, Ferentinum y Anagnum llego al territorio de Labicum. Después, desde el monte Algino se dirigió a Tusculo y bordeandolo por su derecha llego hasta Gabii y de allí a Purpina, paraje a tan solo ocho millas de Roma.

Del lado romano, los cónsules, que recibían puntual información de los planes de Aníbal gracias a los desertores, supieron de su intención de cruzar el Volturnus, aunque no supieron impedirlo. De tal manera que, de acuerdo con el senado, se propuso escoger un contingente de tropas (unos 15.000 infantes y 1.000 jinetes) y conducirlos a Roma a través de la vía Appia, ya que era fácil deducir que el cartaginés utilizaría la vía latina para moverse. Q. Fulvio Flaco asumió el mando de las operaciones y tras demorarse unos días en el río Volturnus, pues no disponían de las suficientes embarcaciones para cruzarlo, siguió a lo largo de la vía Appia rumbo a Roma, dando ordenes de que en algunas ciudades se preparasen abastecimientos para las tropas que marchaban tan solo con lo mínimo indispensable para recorres mas rápidamente el camino. Durante la «carrera» a medida que pasaba por las ciudades propias y las aliadas eran animados por sus habitantes, que les recibían en los márgenes de las calzadas proporcionandoles lo necesario para la marcha. Mientras tanto, las noticias de que se encontraba ya en Fregellae sumió a la ciudad en la consternación y el temor, de nuevo se repitieron las escenas de pánico que se vivieron tras Cannas. En el senado se planificaron las ultimas directrices referentes a la defensa de la ciudad, se refuerza el numero de tropas sobre las murallas y en la ciudadela y el capitolio, se mandan tropas al monte Albano y al fuerte de Efula. Finalmente el avance del cartaginés fue anunciado por las avanzadillas de númidas que causaban, como era ya tristemente habitual, autenticas escabechinas entre los ciudadanos y tropas dispersas que trataban, en su retirada de los campos y pueblos, de refugiarse en Roma.

Por suerte para los romanos, mientras Aníbal instalaba el campamento, por una de las puertas de la ciudad hacia su entrada el ejercito del procónsul Flaco por la puerta llamada Capena y atravesando la abarrotada ciudad (llena de refugiados) se movió por el barrio de las Carinas hasta las Esquilias, desde allí salió de la ciudad por la puerta Esquilina desplegando sus legiones en el espacio que va de esta puerta a la otra llamada Colina.

Mientras tanto, Aníbal, que se había situado ya antes a unas ocho millas de la ciudad, avanzo ahora hasta el río Anio, a tan solo tres millas de la ciudad, tras lo que, establecido su campamento, al frente de un nutrido grupo de caballería de unos dos mil jinetes se acerco a la ciudad para observar el terreno, hasta la zona de la puerta Colina, lo mas cerca que pudo de las murallas. Q. Fulvio, indignado por el hecho de que el temido general enemigo pudiese llegar con tal calma y mansedumbre hasta las mismas murallas de la ciudad despacho contra el a la caballería, de esta manera se formo un combate ecuestre, desde la ciudad mientras tanto se dio orden de movilizar al contingente de desertores númidas que militaban o al menos se encontraban allí acuartelados o vigilados por los romanos. Rondaban estas fuerzas un numero aproximado de 2.200 jinetes, su súbita aparición armados marchando por la cuesta Publicia hizo pensar al aterrado populacho que los cartagineses habían irrumpido ya por el Aventino ciudad por lo que se monto un tumulto en el que los pobres númidas sufrieron el ataque de la población que les lanzaba toda clase de objetos a su paso por las estrechas calles de la ciudad, lo que unido a la gran cantidad de gente y ganado que había encontrado refugio en la ciudad creo un caos tal que la operación se aborto por si misma, suerte que basto tan solo la caballería romana para hacer retroceder finalmente a Aníbal con su nutrida escolta, quienes se replegaron al campamento que acababan de montar.

En la ciudad todo era ahora alboroto y descontrol, dada la gran cantidad de tumultos que se formaban ya fruto del miedo ya de la desinformación, el senado tuvo que recurrir a todo aquel que hubiese sido cónsul, censor o dictador, tan necesitados estaban entonces de líderes, siendo investidos estos con mando militar fueron repartidos por la ciudad para sosegar los ánimos y controlar en la medida de lo posible el caos existente dentro de la urbe. Aquel día, y la noche que siguió se sucedieron los incidentes aunque todos pudieron finalmente ser sofocados sin que pasaran a mas.

Al día siguiente el ejercito cartaginés se acerco en orden de batalla a la ciudad, Q. Flaco acepto el embite y marcho a su vez aunque lógicamente protegiendo su retaguardia con las mismas murallas de la ciudad. Según nos cuenta Livio, en ese momento cayo sobre el campo de batalla un fuerte aguacero que frustró en enfrentamiento, al día siguiente lo mismo, por lo que Aníbal decidió que la suerte no estaba en esta campaña de su lado y resolvió el renunciar definitivamente al ataque, mas, cuando fue informado que desde Roma se habían despachado ropas para Hispania despreciando el peligro presente, y que así mismo en el foro de Roma se habían vendido los terrenos en donde el se asentaba a buen precio, eso pese a que el lo ocupaba con sus ejércitos. Estas dos muestras de confianza romana terminaron pues por convencer a Aníbal de que había llegado el momento de retroceder, aprovechando, eso si, para saquear la tierra tan rica y feraz que se abría ante ellos.

Instalo ahora su campamento a seis millas de Roma, junto al río Tutia, desde allí continuo su camino a través del bosque sagrado de Feronia, en donde existía un templo famoso por sus riquezas que por supuesto fue saqueado.Desde aquí se dirige ahora a Ereto, Rieti y Cutilia, después al territorio de Amiternum, de allí al territorio de los marsos después a través del de los de Alba hasta los marrucinos, la ciudad de Sulmo, el territorio de los pelignos y por fin al Samnio.

Fracaso Aníbal en sus objetivos estratégicos, los romanos no levantaron el cerco a Capua y el resignado, literalmente le dio la espalda, sus generales en la sitiada ciudad se lo reprocharían. La ciudad se rinde poco después a Roma, decenas de senadores son ejecutados, otros se suicidan, y la población es deportada, es el fin de la floreciente ciudad campana.

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