Desde que la corteza terrestre se enfrió, el volumen de agua que recubre el planeta (hidrósfera) es prácticamente el mismo, y su distribución es la siguiente:
Distribución del agua:
95% corresponde al agua salada
5% al agua dulce;
· Océanos: unos 1.370.323.000 km3 equivalentes a un 93,96%
· Aguas subterráneas: de 60.000.000 a 4.000.000 km3 para un 4,12%
· Aguas interiores y glaciares: 24.000.000 km3 para un 1,65%
· Embalses y lagos: de 280.000 a 5.000 km3 para un 0,019%
· Humedad de los suelos: 85.000 km3 para 0,006%
· Humedad atmosférica: 14.000 km3 para 0,001%
· Agua de los ríos: 1.200 km3 para 0,0001%
Sin embargo, las 4/5 partes de estas se hallan congeladas en las*- zonas polares y la quinta parte restante se encuentra repartida entre humedad atmosférica, lagos ríos, suelo, subsuelo y vegetación. Es así que mientras los seres vivos poseen el 0.05 de esa quinta parte, los ríos el 0.1%, la atmósfera el 0.1%, los suelos el 9.2% y los lagos el 1%, en el subsuelo se almacena el otro 98.55%.
De ello es fácil deducir que el agua es un factor imprescindible para el desarrollo de la vida y esencial en la configuración del paisaje, pues tanto su ausencia como su abundancia determinan el crecimiento de arboles y plantas, por lo tanto, la presencia de las especies animales de una determinada región, país o continente.
Dependiendo de dónde se encuentre el agua, variará su capacidad de renovación y su velocidad de cambio. En su forma gaseosa se renueva unas 34 veces al año completamente, mientras que sale por completo de la atmósfera en 10 días. En cambio, al agua del océano le toma unos 3700 años para renovarse completamente.
La hidrósfera se halla en constante movimiento e intercambio de fluidos a medida que se cumple el ciclo hídrico o ciclo del agua, en el que este líquido se evapora, precipita y congela cíclicamente, dependiendo de las condiciones de presión y temperatura de las distintas regiones. Este ciclo es indispensable para la vida en el planeta: la precipitación humedece los suelos y alimenta los ríos montañosos, mientras la evaporación mantiene el aire húmedo y elimina el exceso de agua, perpetuando el ciclo.
Agua para la vida.
El agua es indispensable para la vida como la conocemos, y en su interior tuvieron lugar las primeras formas de vida del mundo.
También ha ocupado un lugar central en el imaginario de las civilizaciones humanas, por lo general atribuida a alguna deidad o como el mítico diluvio con que los dioses arrasan a las culturas descarriadas. También se la consideró uno de los cuatro elementos de la naturaleza.
Por otro lado, el agua del planeta se encuentra sometida a un ciclo natural conocido como el ciclo hídrico o hidrológico, en el que las aguas líquidas se evaporan por acción del sol y ascienden a la atmósfera en forma gaseosa, luego se condensan en las nubes y vuelven a precipitarse al suelo como lluvia. Este circuito es vital para la estabilidad climática y biológica del planeta.
Composición del agua
Es el solvente universal, la mayoría de sustancias pueden disolverse en ella.
Una molécula de agua contiene únicamente dos elementos: un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno (H2O), enlazados covalentemente. Esto se descubrió en 1782 gracias a Henry Cavendish, pues desde épocas antiguas el agua se pensaba como un elemento. Se trata del solvente universal, pues la mayoría de las sustancias pueden disolverse en ella (excepto los hidrófobos, solubles en lípidos).
Es sumamente adhesiva (razón por la cual moja las cosas), debido a la polaridad que tienen sus moléculas, capaces de hasta cuatro enlaces de hidrógeno con átomos o moléculas circundantes. Es la razón también de que tantas cosas se disuelvan bien en el agua.
Por último, es un excelente conductor de la electricidad y del calor, excepto en el caso del agua pura, cuya ausencia de minerales y de iones la convierten en aislante eléctrico y en una sustancia diamagnética.
Función del agua
El agua cumple funciones vitales en el planeta y en los distintos ecosistemas, acuáticos o no, ya sea como medio vital, transporte de nutrientes o insumo básico para la fotosíntesis vegetal. De igual forma, en el cuerpo humano cumple con los siguientes roles vitales:
Por otro lado, las grandes masas de agua en el mundo permiten la recreación humana (como las playas), le sirven de insumo a numerosas industrias y como insumo para el aseo cotidiano, entre muchas otras funciones de interés.
Importancia del agua
El agua hidrata los suelos, haciéndolos fértiles para la vida vegetal.
La presencia masiva de agua líquida en el planeta es una de sus principales diferencias respecto a los planetas vecinos y es lo que permitió el nacimiento y florecimiento de la vida. Recordemos que los primeros pasos de la evolución ocurrieron a nivel microscópico en los mares.
Por otro lado, el agua, el hielo, el vapor y su ciclo hidrológico mantienen la estabilidad climática y atmosférica, permitiendo el enfriamiento del planeta, que recibe diariamente la luz solar. También hidrata los suelos, haciéndolos fértiles para la vida vegetal y para la actividad agrícola, y mantiene circulando las sustancias residuales que, tarde o temprano, se distribuyen en cantidades menos nocivas en el ambiente.
El ciclo del agua
El agua es un líquido compuesto por moléculas de oxígeno (O) e hidrógeno (H). su formula es H2O. En su composición química, el agua tiene disueltos minerales y materiales orgánicos que le proporcionan el color, olor y sabor que todos conocemos. Según el lugar donde se encuentre y las condiciones del entorno el agua puede hallarse en estado líquida, gaseoso (vapor en la atmósfera o nubes) y sólido (hielo y nieve). El ciclo del agua es el resultado de la acción de la energía calorífica del Sol sobre ésta y constituye un proceso continuo de renovación.
El ciclo se inicia con la evaporación del agua de los mares, lagos, ríos y el propio suelo, así como por la constante respiración de las plantas. El vapor originado en estos procesos es transportado por masas de aire en movimiento y se condensa en el ciclo en forma de nubes.
Al ascender a grandes alturas, las nubes encuentres aire frio y se condensan en gotas produciéndose la precipitación sobre la superficie. Esta precipitación puede presentarse en forma de garúa o llovizna, granizo o nieve. Por la noche, la humedad ambiental suele condensarse también en forma de roció.
La precipitación caída sobre la superficie se distribuye de diversas maneras: una parte es interceptada por las plantas; otra discurre por la tierra para terminar formando parte de los ríos y lagos; y una se filtra en el suelo y es transpirada a través de las plantas o captada por el agua subterránea. Es aquí donde el ciclo se inicia nuevamente.
Ciclo del agua.
Problemas relacionad con el agua.
Entre los problemas generados por exceso del agua, ya sea proveniente del escurrimiento o las precipitaciones tenemos:
Existen también problemas generados por la escasez de agua, los mismos que están generalmente relacionados con la aridez de gran parte del territorio nacional. Sólo la costa sufre de escasez casi permanente de agua; muchas zonas de la sierra se caracterizan por presentar prolongadas sequías y analogías en sus regímenes de precipitaciones. Al producirse alteraciones climáticas severas, como las provocadas por el fenómeno de El Niño, las consecuencias de una explosiva abundancia resultan muy graves. Son frecuentes, finalmente, los problemas originados por el mal manejo de las aguas como consecuencia de las actividades del hombre. El mal uso de la tierra (agricultura en pendientes, deforestación de riveras) y las practicas irresponsables (arrojo de desechos y pesticidas) provocan casos severos de contaminación y erosión.
En resumen, existen problemas en el uso del agua influenciados, en su mayor parte, por las actividades del hombre: Estos problemas pueden agruparse en tres grandes áreas:
Conservación del agua.
A fin de contribuir con la conservación de las fuentes de agua, debemos tener en cuenta las siguientes consideraciones:
De otro lado, recordemos que para reducir la contaminación es preciso evitar (o al menos reducir) el vertido de desagüe de las ciudades e industrias en los ríos, los lagos y el mar. No verter los relaves mineros en los cursos de agua, ya que son altamente tóxicos para la vida acuática y la salud humana.
Tratar las fuentes de agua como si fueran las que uno va a beber.
Racionalidad del uso del agua.
Dado los escases del agua en todos los continentes, durante la década del 90 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el “Decenio Internacional del Agua”, con el objeto de proporcionar agua limpia a todos los habitantes del planeta, del planeta, ya que sus propias investigaciones más de hombres, mujeres y niños carecen del servicio de agua potable. En esta época, dotada de grandes adelantos tecnológicos y en la cual los satélites investigan desde el espacio y los científicos exploran los recursos hídricos del planeta, buscando nuevas fuentes del preciado líquido, persiste todavía un serio porcentaje deficitario en la distribución mundial del agua.
Este hecho no es ajeno a nuestra realidad, pues en Lima se acentúa la preocupación por el abastecimiento futura, ya que la demanda de los servicio supera ampliamente a las fuentes naturales.
Es necesario recordar que Lima concentra el 30% de la población nacional, así como el más alto índice de densidad poblacional (2614 habitantes por Km2, 1,999) frente a sus principales fuentes de agua: ríos Rímac, Chillón y diversos pozos. Sedapal, con una segunda planta de tratamiento en la Atarjea, llega a producir 20 metros cúbicos por segundo y 8 metros cúbicos por segundo de los pozos. Ello debería ser suficiente para abastecer a la totalidad de habitantes de la capital, sin embargo, existe un déficit provocado por el mal uso del agua. Además, mientras que hace algunos años era posible encontrar agua a 10 o 15 metros de profundidad, en la actualidad es necesario cavar más en la corteza terrestre y descender a 200 o 300 metros. El agua por ser un elemento vital para el género humano, merece especial atención, cuidado y sobre todo un uso racional evitando su derroche y malgasto.
Es necesario, entonces, promover en los ciudadanos una adecuada actitud hacia el medio ambiente y una conciencia de respeto y conservación de los recursos naturales, así como de su uso racional.
De ello depende que los más de 25 millones de peruanos vivimos en mejores condiciones de salud y en un país más habitable. Además, los agentes económicos deberían comprender que la depredación y la contaminación, a la larga, disminuyen la productividad y evitan que los más de 7 millones de limeños tengamos agua pura y un medio ambiente adecuado para la expansión y el desarrollo. Además de los actuales recursos empleados por Sedapal, no se descartan otras alternativas a futuro y de hecho más costosas, tales como; el trasvase del río Mantaro, la condensación del agua de las nubes o neblinas y la desalinización de las aguas de mar, entre otras. Mientras tanto en lima sigue estando ubicada en un ecosistema de frágil equilibrio y vulnerable a la presión ejercida por las actividades del hombre.
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