El reino Lupaca

El reino Lupaca

El reino Lupaca. Hacia el año 1000 d.C. el gran reino Tiahuanaco se desintegró permitiendo que en adelante surgieran, en su reemplazo, otros reinos menores, rivales entre sí, establecidos alrededor del Lago Titicaca, entre los cuales cabe mencionar a los Lupaca, Pacajes, Collas, Omasuyos, Canas, Canchis, Collaguas y Ubinas, estos fueron los Reinos Aymaras. La lengua común entre todos ellos fue el aymara o haque-aru y perduraron hasta el año de 1500 de nuestra Era.

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Los lupaca o lupaqa fueron uno de los pueblos aimaras ancestrales que permanecieron en el tiempo. Su centro administrativo estuvo a las orillas del Lago Titicaca, y tuvieron importantes colonias en los valles de la vertiente del Pacífico. Fueron dominados por los Incas pero mantuvieron su identidad inclusive con la dominación española. La importancia y relevancia de este reino andino ha venido aparejada a los trabajos de historiadores y antropólogos que han examinado textos de la colonia (visita de Garci Díez de S. Miguel de 1562). En estos textos se plantea un modelo económico basado en el establecimiento de un núcleo de población y poder en la puna altiplánica y el control a través de «colonias periféricas» de enclaves de aprovechamiento agroecológico contrastado: en la costa (hacia occidente) y en los valles hacia oriente. Son destaclables los trabajos de John Murra a cerca de estas características que él denomina «control vertical de un máximo de pisos ecológicos en la economía andina» a través del «archipiélago vertical». Murra (2002 [1975]) plantea hasta tres diferentes zonas de control ecológico dentro de la economía de este reino poco antes de la colonización española: un núcleo central con cultivos de tubérculos andino y ganadería camélida, «colonias» multiétnicas en la costa con aprovechamiento de maíz, huano o huano, algodón y productos costeros, y otras «colonias» multiétnicas en los valles y montañas orientales, con cultivos de coca, madera y productos de la selva.

Sociedad Lupaca

Se dividían en 7 grupos denominados «lupazas» a su vez cada grupo estaba compuesto de varios «hatha»,. (otros autores simplemente los denominan «lupaca» a cada grupo)que eran grupos que estaban unidos a un antepasado común que podía ser mítico o real. Cada «hatha» eran una dualidad que se dividía en mitades denomiadas «alaasa» y «massaa». Cada «hatha» tenía dos autoridades, una para la parte «alaasa» y otra para la parte «massaa» y, dependiendo del grupo, una de las autoridades primaba sobre la otra, la autoridad principal recibía el nombre de «mallku». En las crónicas europeas a las «hatha» se las denominó linajes; en algunos diccionarios aimara-castellano aclaraban que la palabra «hatha» equivalía en quechua a «ayllu». Sobre las «lupazas», los cronistas europeos las describieron como provincias a la manera europea, describiendo que cada provincia tenía divisiones denominadas «saya» y que eran un total de 15, dentro de estas estaban los innumerables linajes o ayllus (denominados «hatha» por los lupaqas). Cada «saya» tenía sus pueblos, sus «papakancha» (tierras de cultivo) y sus rebaños, que llegaban desde Chucuito hasta el río Desaguadero (frontera natural con el reino Pacaje), había dos pueblos que eran la excepción a la regla; estos pueblos fueron Sunicaya y Cupi. En el caso de Sunicaya, fue un pueblo dedicado enteramente a la minería y la metalurgia; y que hoy es conocido con el nombre de Platería; y Cupi, que fue un pueblo que estaba integrado por artesanos ceramistas especialmente «olleros», la particularidad de Cupi fue que ahí residieron los ceramistas de todo el reino Lupaqa, tanto de la mitad «alaasa» como de la mitad «massaa».

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Su Economía Ganadera

La gran riqueza de los reinos aymaras se basaba en la ganadería de la llama y la alpaca y sobre esto hay noticias impresionantes, dado que se registra la existencia de propietarios de grandes rebaños a los que los españoles llamaron indios ricos frente a gentes muy pobres, como los urus que no tenían ninguna forma de propiedad. Estas especies ganaderas les servían para aprovechar lana y carne, lo primero para confección de sus tejidos que luego intercambiaban por otros productos, y, la carne como alimento. Para el incremento de su ganadería aprovecharon la extensión de la meseta altiplánica y los pastos naturales que crecen en la región. Más tarde con la conquista Inca aportarían estas especies al bagaje civilizador del Tahuantinsuyo.

Las colonias en tierras bajas

John Murra denomina a estas colonias como «islas ecológicas verticales», debido a que el reino Lupaqa que residía en el Collao (a más de 3800 msnm) necesitaba de los alimentos que producían las tierras más bajas para complementar su nutrición. De esa manera surge en los Lupaqa (y en todos los pueblos andinos) la necesidad de dominar territorios tanto en las costas del Pacífico así como la zona húmeda oriental de los andes. En el caso concreto de los reinos aimaras, habitaron las costas del pacífico dominando porciones discontinuas de varios valles, es decir que en cada valle podían existir territorios de cualquier otro reino aimara (Pacajes, Carangas, Collas, etcétera) e inclusive de los pueblos Uros, además de la población nativa de algunos valles que en aquellos tiempos denominaron indistintamente como «yungas». Estas «islas ecológicas», que otros autores denominan colonias, eran trabajadas por las «hatha» del altiplano en un sistema de rotación; en las tierras en donde el viaje demoraban varios días se colocaron colonos permanentes dedicados al cultivo del maíz, ají o la recolección del wanu (huano). John Murra, citando al ariqueño Rómulo Cúneo Vidal en su libro Historia de los antiguos cacicazgos hereditarios del sur del Perú 1535-1825, relaciona a la población del altiplano y los aimaras de la costa; y escribe que: las gentes de Chucuito solían viajar hacia Moquegua, Azapa y Camarones; los de Ilave rebasaban hacia Ilabaya, Ilo e Islay; los de Ácora hacia Tacna, Lluta y Codpa y finalmente los de Pomata viajaban hacia Putina, Sama y Tarata. Los Lupaqas también dominaron territorios en la zonas de los valles interandinos en la vertiente del Amazonas, es así que se encuentran documentos que acreditan la posesión de tierras en lugares tan distantes de Chucuito como Larecaxa (hoy Larecaja), Chicanuma y Capinota, ambas situadas en zonas boscosas de producción cocalera (la hoja de coca era fundamental para varios rituales del reino Lupaqa, así como para el consumo diario de la población).

Ceramica Orfebreria y Ciudades

La cerámica de los reinos aymaras tenía un sentido utilitario, cuya forma predominante era el vaso decorado con tres colores (Horizonte tri-color del sur). Los huacos eran toscos, confeccionados por los campesinos. En orfebrería eran expertos en el trabajo de la plata, de la que hicieron variados adornos. Las ciudades aymaras eran pequeñas y sólo servían como residencia de los jefes reinantes, de sus cortesanos y sirvientes. La población habitaba mayoritariamente en el campo. De las ciudades no quedan ya vestigios. Sin embargo, es posible apreciar las chulpas o torres sepulcrales en donde eran enterrados los muertos en gran acto ceremonial.

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