José de Armendariz y Perurena

José de Armendariz y Perurena

José de Armendáriz y Perurena, I marqués de Castelfuerte (Ribaforada, Navarra 1670 – Madrid 1740). Militar y funcionario colonial español, XXVIII Virrey del Perú.

Carrera militar

Nació en Ribaforada en el seno de una familia aristócrata de Navarra formada por Juan de Armendáriz y García de Usechi y María Josefa Perurena y Muguiro, teniendo un hermano menor de nombre Juan Francisco. Fue bautizado cristianamente en Pamplona el 2 de noviembre de 1670.1 Ya de adulto, comenzó su carrera militar sirviendo al ejército como capitán de caballería. Durante la guerra de Flandes se halló en las batallas de Fleurus (1690) y Neerwinden (1693). Pasó a Cataluña como maestre de campo del cuerpo de dragones, y concurrió al sitio de Palamós y la campaña sobre Barcelona. Destinado a Nápoles y ascendido a brigadier, participó en la guerra de Portugal. Estuvo presente en el sitio de Gibraltar (1704) como mariscal de campo. Promovido luego a teniente general (1706), desempeñó cargos en Extremadura; comandó las tropas reales en la batalla de Lagudina (1708) y tuvo acción decisiva en Villaviciosa (1710). Fue entonces premiado con la Orden de Santiago y, en tal virtud, beneficiado con las encomiendas de Montizón y Chiclana, además de otorgársele, el 30 de junio de 1711, el título de marqués de Castelfuerte.

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Intervino en la pacificación de Aragón y el sitio de Barcelona; ejerció la gobernación de Tarragona; pasó a Cerdeña y durante la guerra de Sicilia contribuyó a la toma de Mesina y la victoria de Francavilla (1718). Era gobernador y capitán general de Guipúzcoa (1723) cuando fue nombrado Virrey del Perú.

Virrey del Perú

Zarpó de Cádiz el 31 de diciembre de 1723; en Panamá desautorizó la tolerancia hacia los comerciantes ingleses y atacó a los piratas que merodeaban en las proximidades de las costas. En Lima, tomó posesión del gobierno el 14 de mayo de 1724. El gran collar que luce, en la efigie, el señor de Castelfuerte, es nada menos que el Toisón de Oro, una de las más antiguas preseas de España y posiblemente la más importante entre las europeas. Los reyes de España la llevaron. Había, desde luego, instituida la orden de ese nombre. Político y administrador colonial español, marqués de Castelfuerte, vizconde de Villacerrada y trigésimo segundo virrey del Perú (1724-1736), nacido en Pamplona en 1670 Y fallecido en Madrid el 16 de abril de 1740. Fueron sus padres Juan de Armendáriz e Irrisarri y Juana García de Garrués. Incursionó en la carrera militar desde muy joven, y participó en las batallas de Fleurus y Neerwinden de 1693, en las campañas militares de Cataluña e Italia de 1702 y en la toma de Barcelona de 1714. Fue ascendido sucesivamente a brigadier, teniente general y comandante general. Ocupó los puestos de gobernador de Tarragona, gobernador de Guipúzcoa e inspector general de la caballería y de los dragones de la Corona de Aragón. La Corona le nombró virrey del Perú en los primeros días de octubre de 1723 y zarpó de Cádiz el 31 de diciembre de ese mismo año. Llegó a Cartagena de Indias en febrero de 1724, tras haber hecho escalas en Portobelo, Panamá, Perico y Paita. Hizo su entrada oficial en Lima bajo palio el 14 de mayo de 1724 recibiendo el poder de manos del arzobispo Morcillo, a quien iba a atribuir después la responsabilidad de la crisis que atravesaba el virreinato. En el gobierno económico ordenó una revista de indios para reorganizar el sistema fiscal que quedó incompleta, aunque consiguió aumentar el número de tributarios en más de veinte mil. A pesar de asumir la defensa de la mita forzada y su aumento para reactivar la producción en las minas de Potosí y Huancavelica, este sector continuó en declive. El virrey prestó especial atención al aumento de ciertos impuestos como la sisa, naipes y pulperías para mejorar los ingresos de la Real Hacienda. Por último, mandó encarcelar a varios oficiales de la Casa de la Moneda por corrupción. Dispuso por bando del 17 de junio de 1724 la aplicación de la pena de muerte a toda persona que fuera descubierta practicando el comercio ilícito. No obstante, el contrabando prosiguió a cargo de los navíos franceses y holandeses por los puertos de Arica e Iquique, lo que obligó al virrey a contratar con la compañía privada del marqués de Torre Tagle el apresamiento de los mismos. Poco después, prohibió que los barcos ingleses transportaran mercancías españolas. Finalmente, reglamentó las condiciones para el embarque de la «plata piña» hacia España. En defensa, asesorado por el marino Blas de Lezo, dispuso que, en Guayaquil, se acelerara la carena de los navíos «Capitana» y «Almiranta», al tiempo que hizo poner un nueva a quilla al navío de guerra «San Fermín». Fortaleció a un coste de 150.000 pesos el puerto de El Callao con nuevos rompeolas y murallas que encomendó al ingeniero Nicolás Rodríguez. También hizo una inversión apreciable en el refuerzo de las defensas militares de Santa Marta, Cartagena de Indias, Portobelo, Panamá, Valdivia, Buenos Aires y Montevideo. Bajo este gobierno comenzó una coyuntura de rebeliones en los Andes. La sedición más importante ocurrió en Paraguay en 1721 cuando José de Antequera, fiscal de la Audiencia de Charcas, se excedió en sus atribuciones de juez pesquisador, ordenó la destitución del gobernador Diego de los Reyes y asumió tal cargo en contra de lo dispuesto desde Lima. Antequera expulsó a los jesuitas del territorio guaraní en 1724, lo que provocó que el virrey encomendara su captura a una expedición militar comandada por el gobernador de Buenos Aires, Bruno Mauricio de Zabala. Antequera huyó a Córdoba desde Tucumán, se refugió en un convento franciscano, y luego partió clandestinamente hacia Lima, en donde fue capturado en 1726. Al finalizar su proceso, que duró cinco años, fue ahorcado en la Plaza de Armas de Lima. Otro alzamiento que el marqués de Castelfuerte tuvo que enfrentar fue el que protagonizaron los mestizos de Cochabamba liderados por Alejo Calatayud en 1730. La causa de esta rebelión fue el rumor de que el virrey quería empadronar a este sector social para que pagara impuestos. Calatayud fue capturado y ajusticiado en su celda en enero de 1731. A esos desórdenes se unieron insurrecciones indígenas en Azángaro, Carabaya, Cotabambas y Castrovirreina, que tuvieron como causa los abusos que cometían los corregidores en el sistema de repartos de mercancías. En cuanto al Patronato Real, en 1730 se inauguró en Lima el monasterio de las Nazarenas, en 1732 el marqués de Casa Concha culminó las dos portadas posteriores de la Catedral y se fundó una casa de recogimiento para mujeres de mal vivir. Las denuncias del virrey referidas al enriquecimiento ilícito de los curas de parroquia y las órdenes religiosas provocaron su enfrentamiento con el cabildo eclesiástico. Con la Inquisición, las relaciones también fueron tensas, sobre todo en 1732, cuando el marqués de Castelfuerte fue obligado a comparecer ante el Santo Oficio en calidad de testigo de una causa por sacrilegio. Entre los desastres naturales acontecidos durante su mandato cabe destacar el terremoto de Santiago de Chile y Concepción de 1730 que destruyó templos y casas. Su gobierno culminó a los 11 años, 7 meses y 21 días cuando la Corona le relevó y nombró en su lugar al marqués de Villagarcía. Al concluir su memoria de gobierno, en parte redactada por el polígrafo Pedro de Peralta y Barnuevo, José de Armendáriz partió hacia Acapulco a bordo del navío «San Fermín» el 17 de enero de 1736. En premio a sus servicios, Felipe V le otorgó el collar de la orden del Toisón de Oro. Residió en Pamplona y en Madrid, lugar este último Murió en Madrid, sin descendencia, el 16 de abril de 1740, por lo cual todos sus títulos nobiliarios fueron legados a su hermano.

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