Jean Clouet

Jean Clouet

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Clouet nació probablemente en Bruselas. La primera mención al artista en la corte francesa está documentada en 1516, en el segundo año del reinado de Francisco I. Al parecer su verdadero nombre era Clowet, afrancesándolo tras su estancia durante varios años en Tours. Fue en esa ciudad donde se casó con la hija de un joyero. En 1529 está documentada su presencia en París. Su hermano, conocido como Clouet de Navarra, estuvo al servicio de Margarita de Angulema, hermana de Francisco I.

Jean Clouet pintó el retrato del conocido científico Oronce Finé en 1530, cuando el retratado tenía treinta y seis años. Lamentablemente la obra ha desaparecido. Sin embargo el retrato más famoso del pintor es el que realizó del monarca y que se puede contemplar en el Louvre.

Llegó a París durante el reinado de Luis XII, y empezó a trabajar en el taller de Jean Perréal hasta que en 1516 entró al servicio del joven rey Francisco I, el mismo año en que se casó con la hija de un orfebre de Tours, ciudad en la que residía. Nombrado pintor del rey, se instaló definitivamente en París en 1529 donde permaneció hasta su muerte. Sus primeras obras están dentro de la línea de los primitivos franceses, cuyas pinturas eran ampliamente conocidas y apreciadas en los países nórdicos; de 1519 son los retratos en medallones circulares de la Siete Valientes de Marignan, conservados en el manuscrito de la Guerra gálica de la Biblioteca Nacional de París.

Su fama se debe, sobre todo, a su producción retratística; destacan los retratos en los que utiliza la técnica del dibujo con pastel y de pequeño formato, los denominados crayons, género que gustó mucho en los círculos de la corte francesa y que fue también cultivado por su hijo con gran éxito. De esta producción se conservan, en el Musée Condé de Chantilly, trescientos sesenta y tres dibujos de su taller, de entre los cuales se le atribuyen con seguridad al menos ciento veinticinco, donde está representada la mayor parte de los altos personajes de la corte francesa, así como toda la familia real.

Parece ser que estos crayons suponían ante todo un archivo de retratos de personajes, utilizados en el taller de Clouet, para satisfacer la demanda creciente de retratos de personajes de la corte. En ellos apenas se atiende a la indumentaria, sino que el interés se centra en el rostro del retratado, que sería utilizado cuantas veces fuera necesario, y al que se le imponía un vestir de acuerdo con la moda del momento.

Francisco I

De su producción de retratos al óleo, entre los pocos que se le pueden atribuir con toda seguridad, destaca el espléndido retrato de Francisco I, conservado en el Louvre, pintado hacía 1535, donde conjuga el gusto nórdico por la minuciosidad y los detalles, así como por el realismo fisonómico, junto al amplio planteamiento compositivo propio de la pintura italiana.

Jean pintó también cuadros de temática religiosa para algunas iglesias parisinas, de los que no se conserva ninguno. Igualmente han desaparecido los retratos del Matemático Finé y del Humanista Budé, conocidos sólo por grabados o dibujos del propio autor.

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