Guerra con los yácigos

Guerra con los yácigos

Guerra con los yácigos. Los yazigios, que en sus repetidas incursiones y correrías por territorio romano se habían apoderado y llevado consigo 100.000 personas, que se convirtieron en sus cautivos. Marco Aurelio era acabar con ellos de una vez y por todas.

Operando desde Sirmio (actual Sremska Mitrovica, en Serbia) junto al río Sava, Marco Aurelio centró su atención en los yácigos que vivían en la llanura del río Tisza (sarmatica Expeditio). Tras duros combates, y algunas victorias, los yácigos fueron empujados a sus fronteras.

Dión Casio habla de una batalla en el Danubio en el año 173, luchada sobre el río helado. Los yázigos mandados por el rey Zántico, intentaron atravesar el río helado y atacaron de frente a los romanos, mientras que un destacamento intentaba atacar por el flanco. El general Publio Pertinax, posiblemente el mejor general de Marco Aurelio, combinó su caballería e infantería con gran éxito. Formó un cuadro en el medio del río, con la caballería y auxiliares dentro del cuadro. Dio la orden de clavar los escudos en el hielo para no resbalar, apoyando un pie en el mismo. La caballería yáciga cargó, pero sus caballos resbalaron en el hielo y muchos jinetes cayeron al hielo, las siguientes filas cayeron al tropezar con los primeros, sembrando la confusión que fue aprovechada para que salieran los auxiliares y la caballería para matar y perseguir a los yácigos. Pertinax los persiguió a su tierra natal y el rey Zántico se dirigió a Carnuntum donde estaba Marco Aurelio para pedir la paz. El emperador deseaba exterminarlos ya que no se fiaba de ellos, pero se libraron, ya que el emperador recibió noticias de que el gobernador de Siria Avidio Casio se había revelado.

Marco Aurelio impuso las siguientes condiciones a los yázigos:

  • Debían dar libertad a los cautivos.
  • Entregar un contingente de 8.000 jinetes, 5.500 de los cuales fueron enviados a Britania.
  • Se les permitió comerciar con los roxolanos, pasando por la Dacia, siempre con el permiso y visto bueno del lugarteniente imperial romano del territorio.
  • No acercarse al Danubio a menos de 152 estadios, el doble que a cuados y marcomanos.
  • Instalar la legión III Augusta en Musov, para controlar el territorio.

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