El agua. se trata de una sustancia cuyas moléculas están compuestas por un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno. Es un líquido inodoro –no tiene olor–, insípido –no tiene sabor– e incoloro –sin color–.
El agua pura es un líquido inodoro e insípido. Tiene un matiz azul, que sólo puede detectarse en capas de gran profundidad, por lo que, en principio, se la considera incolora. A la presión atmosférica normal, el punto de congelación del agua es de 0 °C y su punto de ebullición de 100 °C. El agua alcanza su densidad máxima a una temperatura de 4 °C y se expande al congelarse.
En la Tierra, el agua es la única sustancia que existe a temperaturas ordinarias en los tres estados de la materia, o sea, sólido, líquido y gas. Se encuentra en estado sólido en los glaciares y los casquetes polares. Existe en estado líquido en las nubes de lluvia y en forma de rocío en la vegetación. Además, cubre las tres cuartas partes de la superficie terrestre en forma de pantanos, lagos, ríos, mares y océanos. Como gas, o vapor de agua, existe en forma de niebla, vapor y nubes.
Por influencia de la gravedad, el agua se acumula en los intersticios de las rocas debajo de la superficie terrestre formando depósitos de agua subterránea que abastecen a pozos y manantiales, y mantienen el flujo de algunos arroyos durante los periodos de sequía.
El relieve marino
Es mayor la superficie del globo terráqueo cubierta por el agua que la correspondiente a tierras emergidas. Hasta el siglo XX el interior de esta enorme masa líquida era un misterio y, aún hoy, sabemos muy poco de ella.
Bajo la superficie del mar se extiende un paisaje de relieve muy acentuado, donde se forma constantemente nueva corteza terrestre y que alberga muchas incógnitas para la ciencia. El fondo oceánico sigue siendo el gran desconocido.
La profundidad media de los océanos es de unos cuatro o cinco kilómetros que, comparados con los miles de km que abarcan, nos hacen ver que son delgadas capas de agua sobre la superficie del planeta. Pero la profundidad es muy variable dependiendo de la zona. Podemos diferenciar cinco zonas:
La plataforma continental es la continuación de los continentes bajo las aguas, con profundidades que van desde 0 metros en la línea de costa hasta unos 200 m. Ocupa alrededor del 10% del área oceánica. Es una zona de gran explotación de recursos petroleros y pesqueros.
El Talud es la zona de pendiente acentuada que lleva desde el límite de la plataforma continental hasta los fondos oceánicos. Aparecen hendidos, de vez en cuando, por cañones submarinos tallados por sedimentos que resbalan en grandes corrientes que caen desde la plataforma al fondo oceánico.
El fondo oceánico tiene una profundidad de entre 2.000 y 6.000 metros y ocupa alrededor del 80% del área oceánica.
Las cadenas dorsales oceánicas son levantamientos alargados del fondo oceánico que corren a lo largo de más de 60.000 km. En ellas abunda la actividad volcánica y sísmica porque corresponden a las zonas de formación de las placas litosféricas en las que se está expandiendo el fondo oceánico.
Las fosas abisales son zonas estrechas y alargadas en las que el fondo oceánico desciende hasta más de 10.000 m de profundidad, en algunos puntos. Son especialmente frecuentes en los bordes del Océano Pacífico y tienen gran actividad volcánica y sísmica porque corresponden a las zonas donde las placas se hunden hacia el manto.
Movimientos en mares y océanos
La enorme masa de agua que forma los mares y océanos de la Tierra está sometida a movimientos de diversa naturaleza, de forma parecida a como sucede en la atmósfera. El agua tiene menos densidad que el aire, pero más que la tierra.
Las corrientes marinas
Las mayores corrientes superficiales oceánicas en el mundo están causadas por los vientos dominantes. Las corrientes pueden ser frías, como la corriente de deriva del viento del oeste, o cálidas, como la corriente del Golfo.
Las corrientes circulan en trayectorias llamadas giros, moviéndose como las agujas de un reloj en el hemisferio norte y al contrario en el sur.
El giro de la Tierra hacia el Este influye en las corrientes marinas, porque tiende a acumular el agua contra las costas situadas al oeste de los océanos, como cuando movemos un recipiente con agua en una dirección y el agua sufre un cierto retraso en el movimiento y se levanta contra la pared de atrás del recipiente. Así se explica, según algunas teorías, que las corrientes más intensas como las del Golfo en el Atlántico y la de Kuroshio en el Pacífico se localicen en esas zonas.
Este mismo efecto del giro de la Tierra explicaría las zonas de afloramiento que hay en las costas este del Pacífico y del Atlántico en las que sale agua fría del fondo hacia la superficie. Este fenómeno es muy importante desde el punto de vista económico, porque el agua ascendente arrastra nutrientes a la superficie y en estas zonas prolifera la pesca.
En los océanos hay también, corrientes profundas. En estas el agua se desplaza por las diferencias de densidad. Las aguas más frías o con más salinidad son más densas y tienden a hundirse, mientras que las aguas algo más cálidas o menos salinas tienden a ascender. De esta forma se generan corrientes verticales unidas por desplazamientos horizontales para reemplazar el agua movida. En algunas zonas las corrientes profundas coinciden con las superficiales, mientras en otras van en contracorriente.
Las corrientes oceánicas trasladan grandes cantidades de calor de las zonas ecuatoriales a las polares. Unidas a las corrientes atmosféricas son las responsables de que las diferencias térmicas en la Tierra no sean tan fuertes como las que se darían en un planeta sin atmósfera ni hidrosfera.
Mares y océanos de la Tierra
La masa de las aguas que cubren las depresiones de la corteza terrestre forma mares y océanos, que ocupan siete de cada diez partes de la superficie del planeta. Junto con los ríos y lagos forma lo que llamamos hidrosfera.
Llamamos océanos a las grandes masas de agua que separan los continentes.
El océano se suele dividir en Atlántico, Pacífico e Índico, como grandes unidades, relacionadas entre si mediante los océanos o mares polares Ártico y Antártico.
A su vez, hay zonas delimitadas de cada océano, cercanas a los continentes o incluso interiores, que forman los mares regionales.
El agua oceánica
Desde que se formaron, hace ya casi 4.000 millones de años, los océanos contienen la mayor parte del agua líquida que hay en la Tierra. Su funcionamiento determina el clima y permite explicar la diversidad de vida que hay en nuestro planeta, ya que la vida empezó en el agua.
Dentro de los océanos se llama mares a algunas zonas cercanas a las costas, situados casi siempre sobre la plataforma continental, con profundidades pequeñas, que por razones históricas o culturales tienen nombre propio.
En los océanos hay una capa superficial de agua templada (12º a 30ºC), que llega hasta una profundidad variable según las zonas, de entre unas decenas y 400 o 500 metros.
Por debajo de esta capa el agua está fría con temperaturas de entre 5º y -1ºC. Se llama termoclina al límite entre las dos capas. El agua está más cálida en las zonas ecuatoriales y tropicales y más fría cerca de los polos y, en las zonas templadas. Y, también, más cálida en verano y más fría en invierno.
El Mar Mediterráneo (y otros mares interiores) es una excepción a la distribución normal de temperaturas, ya que sus aguas profundas se encuentran a unos 13ºC. La causa hay que buscarla en que está casi aislado al comunicar con el Atlántico sólo por el estrecho de Gibraltar y, por esto, se acaba calentando toda la masa de agua.
Océanos de la Tierra
El Océano Pacífico es el mayor del planeta y se extiende desde las costas orientales de Asia hasta las occidentales de América. Su relieve marino se caracteriza por una gran llanura abisal en su parte central y la dorsal oceánica que discurre frente a las costas de América u que gira ante la Antártida para llegar a Australia.
Cuerpo de Agua | Superficie (km²) | Prof. media (m) | Prof. máxima(m) |
Océano Pacífico | 165.200.000 | 4.282 | 11.000 |
Océano Atlántico | 82.400.000 | 3.926 | 9.200 |
Océano Indico | 73.400.000 | 3.963 | 7.460 |
Océano Artico | 14.100.000 | 1.205 | 4.300 |
El Océano Atlántico se extiende desde Europa y África en su ribera oriental, hasta América por la occidental. La característica más relevante de su relieve submarino es la enorme dorsal Atlántica, que lo recorre desde Islandia hasta cerca de la Antártida.
El Océano Índico se extiende entre las costas orientales de África, el sur de Asia, Australia y la Antártida. Es el más cálido y también el que tiene mayor salinidad. Su fondo se caracteriza por una dorsal central que desciende desde la Península Arábiga y se bifurca en dos en su punto medio, una rama que se dirige a Sudáfrica y la otra hacia Australia.
El Océano Ártico es especial. Algunas clasificaciones lo consideran, símplemente, como un ensanchamiento por el norte del océano Atlántico, aunque también se halla en contácto con el Pacífico a través del Estrecho de Behring. Durante todo el año un extenso casquete de hielo protege al Océano Ártico de las influencias atmosféricas y de esta manera estabiliza la estratificación de las masas de agua.
En la sección de lecturas hay todo un capítulo monográfico dedicado a los Mares y océanos de la Tierra
Las islas
Se las suele definir como porciones de tierra firme rodeadas por agua, aunque bien es verdad que en esta definición encajaría también los continentes.
Sin embargo, se diferencian de estos porque aparecen rodeadas de agua por todas partes y por sus dimensiones, ya que son mucho más pequeñas.
Una de sus características comunes de las islas es que el clima está fuertemente condicionado por la proximidad del mar.
Desde el punto de vista biológico, las islas se diferencian de los continentes porque su aislamiento limita el número y la variedad de especies animales y vegetales que se pueden encontrar en ellas. A menudo, dos islas, que se hallan bastante próximas entre sí, tienen una flora y una fauna muy diferente.
El clima de las islas
Excepto en el interior de unas pocas, muy grandes, el clima de las islas está determinado por los vientos marinos y de ésto depende su grado de humedad, sus precipitaciones y su temperatura. Cuando la isla tiene montañas que provocan el ascenso del aire húmedo, se suelen producir lluvias, a veces, constantes.
El clima de las islas también suele estar influido por las corrientes marinas. Estas aportan aire más càlido, puesto que las corrientes frías se desplazan sumergidas y, por tanto, las afectan menos. Por este motivo, en islas de diversas latitudes se pueden encontrar climas similares.
Isla | Océano | País | Superficie (km2) |
Groenlandia | Atlántico | Dinamarca | 3.175.600 |
Nueva Guinea | Pacífico | Papua-Nueva Guinea | 791.439 |
Borneo | Pacífico | Indonesia-Malaisia-Brunei | 725.472 |
Madagascar | Índico | Madagascar | 587.037 |
Baffin | Ártico | Canadá | 507.451 |
Sumatra | Pacífico | Indonesia | 473.604 |
Honshu (Hondo) | Pacífico | Japón | 227.411 |
Gran Bretaña | Atlántico | Reino Unido | 218.040 |
Victoria | Ártico | Canadá | 212.197 |
Ellesmere | Ártico | Canadá | 196.236 |
La isla más grande es Australia, con una extensión de casi 7,6 millones de kilómetros cuadrados. Sin embargo, Australia suele considerar un continente, por sus características cuasi continentales.
Islas: oceánicas, continentales, volcánicas, coralinas
Hay islas de varios tipos, según su origen. Pueden ser volcánicas, coralinas, prolongaciones de un continente o cimas de montañas submarinas.
Las islas se encuentran a veces agrupadas, formando una unidad geográfica generalmente llamada «archipiélago». Cuando las islas son muy pequeñas se les suele llamar «islotes».
Islas oceánicas
Son islas alejadas de los continentes y que tienen un origen distinto de estos. Pueden aparecer cuando una montaña o dorsal submarina se eleva sobre la superfície del mar. Por este motivo, suelen tener un relieve abrupto. Otras veces son el resultado de grandes plegamientos o porciones del supercontinente original (pangea) que no se fusionaron con los actuales.
Madagascar y Nueva Zelanda son dos ejemplos de grandes islas oceánicas.
Islas continentales
Son islas que se encuentran en las proximidades de un continente, separadas por un estrecho poco profundo que en algunas época geológicas pudo estar emergido. Estas islas son una prolongación del continente, como lo demuestran los fósiles y tipos de rocas que contienen.
Las Islas Británicas son un archipiélago que forma parte de la plataforma continental europea.
Islas volcánicas
Este tipo de islas es el resultado de la actividad volcánica que tiene lugar en las dorsales oceánicas o en otros centros de este tipo dispersos por los océanos. A menudo aparecen en grupo. Estas islas se siguen formando o desapareciendo en la actualidad, como la isla de Surtsey, en Islandia, nacida en una erupción en 1963. El Pacífico contiene un gran número de islas volcánicas.
Las Islas Canarias, nacidas durante las últimas etapas del plegamiento de la dorsal Atlántica, son otro ejemplo de archipiélago volcánico.
Islas coralinas
Son formaciones de origen biológico, debidas a la intensa actividad de los corales que, al morir, dejan sus esqueletos calcáreos formando una estructura que sirve de base para el desarrollo de nuevos corales. Así se pueden llegar a formar grandes estructuras, cuyas partes más profundas se hunden, permitiendo el crecimiento por la zona superior, donde hay más luz.
Las zonas emergidas sufren los efectos de la erosión, creando suelos donde pueden desarrollarse las plantas. Evidentemente, alcanzan poca altura sobre el nivel del mar. Suelen aparecer formando círculos, con una laguna central que se comunica con el mar. Si la estructura sigue creciendo, esta laguna puede secarse, uniendo los distintos islotes en una única isla.
La Gran Barrera de Arrecifes, frente a las costas de Australia, es un ejemplo de islas coralinas.
Las aguas superficiales: Rios
as aguas que discurren por la superficie de las tierras emergidas son muy importantes para los seres vivos, a pesar de que suponen una ínfima parte del total de agua que hay en el planeta. Su importancia reside en la proporción de sales que llevan disueltas, muy pequeña en comparación con las aguas marinas. Por eso decimos que se trata de agua dulce.
En general proceden directamente de las precipitaciones que caen desde las nubes o de los depósitos que estas forman. Siguiendo la fuerza de la gravedad, los rios discurren hasta desembocar en el mar o en zonas sin salida que llamamos lagos.
Top 15 Rios | Continente | Longitud (km) | Cuenca (km2) |
Amazonas | América del Sur | 7.025 | 7.050.000 |
Nilo | África | 6.670 | 3.350.000 |
Mississipí | América del Norte | 6.418 | 3.221.000 |
Iang-Tsé | Asia | 5.980 | 1.722.000 |
Yenisei | Asia | 5.390 | 2.500.000 |
Paraná | América del Sur | 4.700 | 3.140.000 |
Mecong | Asia | 4.700 | 860.000 |
Congo | África | 4.371 | 3.690.000 |
Lena | Asia | 4.260 | 2.310.000 |
Mackenzie | América del Norte | 4.240 | 1.710.000 |
Niger | África | 4.200 | 2.270.000 |
Huang Ho | Asia | 4.150 | 950.000 |
Obi | Asia | 4.040 | 3.000.000 |
Volga | Europa | 3.700 | 1.500.000 |
Murray-Darling | Australia | 3.500 | 1.050.000 |
El curso de los ríos
Los ríos nacen en manantiales a partir de aguas subterráneas que salen a la superficie o en lugares en los que se funden los glaciares. A partir de su nacimiento siguen la pendiente del terreno hasta llegar al mar. Un río con sus afluentes drena una zona llamada «cuenca hidrográfica».
Desde su nacimiento en una zona montañosa y alta hasta su desembocadura en el mar, el río suele ir disminuyendo su pendiente. Normalmente la pendiente es fuerte en el primer tramo del río (curso alto), y muy suave cuando se acerca a la desembocadura (curso bajo). Entre las dos suele haber una pendiente moderada (curso medio).
Los ríos sufren variaciones en su caudal, que aumenta en las estaciones lluviosas o de deshielo y disminuye en las secas. Las crecidas pueden ser graduales o muy bruscas, dando lugar a inundaciones catastróficas.
Régimen hidrológico
Las variaciones de caudal definen el régimen hidrológico de un río. Las variaciones temporales se dan durante o después de las tormentas. En casos extremos se puede producir la crecida cuando el aporte de agua es mayor que la capacidad del río para evacuarla, desbordándose y cubriendo las zonas llanas próximas. El agua que circula bajo tierra (caudal basal) tarda mucho más en alimentar el caudal del río y puede llegar a él días, semanas o meses después de la lluvia que generó la escorrentía.
Si no llueve en absoluto o la media de las precipitaciones es inferior a lo normal durante largos periodos de tiempo, el río puede llegar a secarse cuando el aporte de agua de lluvia acumulada en el suelo y el subsuelo reduzca el caudal basal a cero. Esto puede tener consecuencias desastrosas para la vida del río y sus riberas y para la gente que dependa de éste para su suministro de agua.
La variación espacial se da porque el caudal del río aumenta aguas abajo, a medida que se van recogiendo las aguas de la cuenca de drenaje y los aportes de las cuencas de otros ríos que se unen a él como afluentes. Debido a esto, el río suele ser pequeño en las montañas, cerca de su nacimiento, y mucho mayor en las tierras bajas, próximas a su desembocadura.
La excepción son los desiertos, en los que la cantidad de agua que se pierde por la filtración o evaporación en la atmósfera supera la cantidad que aportan las corrientes superficiales. Por ejemplo, el caudal del Nilo, que es el río más largo del mundo, disminuye notablemente cuando desciende desde las montañas del Sudán y Etiopía, a través del desierto de Nubia y de Sahara, hasta el mar Mediterráneo.
Aguas subterráneas
Antiguamente se creía que las aguas subterráneas procedían del mar y habían perdido su salinidad al filtrarse entre las rocas. Hoy se sabe que es agua procedente de la lluvia.
Las aguas subterráneas forman grandes depósitos que en muchos lugares constituyen la única fuente de agua potable disponible.
A veces, cuando circulan bajo tierra, forman grandes sistemas de cuevas y galerías. En algunos lugares regresan a la superficie, brotando de la tierra en forma de fuentes o manantiales. Otras, hay que ir a recogerlas a distintas profundidades excavando pozos.
El agua Acuíferos
La diferencia entre la cantidad de precipitación y la cantidad de agua arrastrada por los ríos se filtra bajo el suelo y forma los acuíferos. La filtración depende de las características físicas de las rocas. La porosidad no es sinónimo de permeabilidad, pues determinadas rocas como las arcillosas, aunque tienen una gran porosidad, son prácticamente impermeables ya que no disponen de conductos que se comuniquen.
Si la capa impermeable forma una depresión, puede aparecer un lago subterráneo. En cambio, si la capa impermeable está inclinada se puede formar un rio subterráneo.
Cuando una capa permeable está dispuesta entre dos capas impermeable, forma lo que se denomina acuífero cautivo o confinado. En estas condiciones el agua está sujeta a una presión considerable. Si por cualquier circunstancia se crea una fisura en la capa impermeable, entonces el agua asciende rápidamente hasta el nivel freático para equilibrar las diferencias de presión.
Por su parte, si la capa permeable no encuentra límite más que en profundidad, entonces se denomina acuífero libre.
Pozos y manantiales
La composición del agua de los manantiales varía según la naturaleza del suelo o la roca de su lecho. El caudal de los manantiales depende de la estación del año y del volumen de las precipitaciones. Los manantiales de filtración se secan a menudo en periodos secos o de escasas precipitaciones; sin embargo, otros tienen un caudal copioso y constante que proporciona un importante suministro de agua local.
Los pozos artesianos, donde el agua brota superficialmente como un surtidor, son el resultado de perforar un acuífero confinado cuyo nivel freático es superior al nivel del suelo. Cuando estas fuentes son termales (de agua caliente), se denominan caldas o termas. A las sales minerales que llevan disueltas las caldas se le reconocen propiedades medicinales, motivo por el cual se han construido en esas zonas muchos balnearios. Esta práctica es antigua, y ya en tiempos de los romanos eran muy apreciados los baños públicos con aguas minerales.
Las aguas superficiales: Lagos
A veces sa ha considerado los lagos como mares en miniatura y, de hecho, tienen algunas semejanzas. Los lagos son masas de agua dulce o salada que se encuentran rodeados de tierras.
Generalmente, los lagos están conectados con un sistema fluvial que les provee de agua. Los hay que son una extraordinaria fuente de mantenimiento para las poblaciones vegetales, animales y humanas de sus riberas. Constituyen una buena reserva de agua dulce por lo que los humanos, desde los inicios de la civilización, hemos aprendido a construir lagos artificiales, que llamamos embalses o pantanos.
Lago | Continente | Superficie (km2) | Profundidad (m) |
Mar Caspio | Asia | 371.000 | 1.025 |
Superior | Norteamérica | 82.000 | 406 |
Victoria | África | 70.000 | 82 |
Hurón | Norteamérica | 60.000 | 229 |
Michigan | Norteamérica | 58.000 | 281 |
Mar de Aral | Asia | 34.000 | 65 |
Tanganica | África | 33.000 | 1.470 |
Baikal | Asia | 31.500 | 1.620 |
Gran Lago del Oso | Norteamérica | 31.000 | 446 |
Malawi | África | 29.000 | 695 |
Características de los lagos
Los lagos son formas del paisaje que dependen de la región en que aparecen y que, a menudo, poseen una flora y fauna muy importantes. Si ocupan grandes extensiones de terreno se definen como mares interiores.
Los lagos pueden ser alimentados por uno o más ríos llamados inmisarios. Por su parte, el río por donde desagua se le llama emisario. Si carece de emisario, entonces tanto al lago como a su cuenca se le reconocen con el término endorreico. Los lagos no suelen ser estructuras estables y por ello tienden a desaparecer. Generalmente reciben alimentación de agua de las precipitaciones, manantiales o afluentes.
En las regiones áridas, donde las precipitaciones son insignificantes y la evaporación intensa, el nivel de agua de los lagos varía según las estaciones y éstos llegan a secarse durante largos periodos de tiempo.
Los lagos pueden formarse a cualquier altitud y están distribuidos por todo el mundo, aunque más de la mitad de ellos se sitúan en Canadá. Son numerosos en latitudes altas, especialmente si además se trata de zonas de montaña sujetas a la influencia de los glaciares.
Tipos de lagos
Tectónicos: Son los lagos que rellenan las depresiones originadas por fallas y plegamientos. Son lagos formados por un movimiento del suelo que impide el libre curso de un río.
De barrera: Se forman cuando las morrenas glaciares u otras materias, como coladas volcánicas o desprendimientos de tierras, taponan los valles y permiten la acumulación de las aguas e impiden su desagüe.
Glaciares: Los glaciares excavan amplias cuencas al pulir el lecho de roca y redistribuir los materiales arrancados. Un lago glaciar se forma cuando las aguas ocupan el hueco erosionado por las masas glaciares.
De cráter: Se pueden dar tras la explosión del cráter de un volcán, el cual forma una caldera volcánica o un hundimiento circular que puede ser inundado tras la extinción formando un lago. Si el cráter no tiene fisuras y está formado por materiales de escasa porosidad, puede convertirse en un lago permanente si recibe suficiente agua de la lluvia.
Endorréicos: Los lagos de cuencas endorreicas son depresiones en la corteza terrestre que no poseen salida hacia el mar. Contienen aguas generalmente algo saladas, debido a la progresiva concentración de sales por efecto de la evaporación.
Pelágicos: Los lagos pelágicos no son más que vestigios de antiguos mares que quedaron rodeados de tierras.
Los glaciares
Los glaciares son los restos de la gran cobertura de hielo que se extendió sobre una buena parte de las latitudes altas de la Tierra durante las últimas glaciaciones del cuaternario. Tienen una gran importancia como agentes erosivos de primer orden y constituyen una gran reserva de agua dulce del planeta.
Formación y estructura de los glaciares
Los glaciares se forman al acumularse la nieve caída en los fondos y laderas de los valles, en zonas de alta montaña. Los espesores pueden alcanzar grandes proporciones, si la nieve perdida en los deshielos es inferior a la que se acumula durante las nevadas. Su masa compacta se produce porque cada nevada comprime las nieves caídas con anterioridad. Si el calor no logran fusionar el hielo, va aumentando de grosor y comienza a desplazarse hacia el fondo del valle.
La densidad de la nieve aumenta con la profundidad. En la base del glaciar se produce la mayor densidad por efecto del peso del hielo que tiene que soportar. Pero este hielo de la base del glaciar fluye como si fuera líquido. El centro del glaciar se mueve más rápidamente que las masas laterales, por ello se producen roturas, tensiones y estiramientos que se manifiestan en enormes y profundas grietas en las capas superiores.
El glaciar se va desplazando y arrancando las rocas salientes que encuentra a su paso. A estos fragmentos de rocas se les llama Morrenas. En la zona final del glaciar, donde se produce el deshielo, se forman pequeñas colinas cuyo conjunto recibe el nombre de Morrena terminal.
Mientras el glaciar sigue manteniendo alimentación de nieve en la parte alta, se mantiene el deslizamiento valle abajo. Ffinalmente el glaciar se derrite o desmiembra formando arroyos.
Existen ocasiones en que varios glaciares fluyen por un valle al pie de un sistema montañoso, en su unión suelen formar un extenso glaciar más ancho que largo; a estos glaciares se les denomina de Piedemonte.
Los casquetes polares y la capa de hielo continental
Cuando un glaciar cubre mesetas e islas de latitudes altas se le denomina Casquete polar.De estos Casquetes polares suelen nacer glaciares alpinos, que descienden por los valles llegando incluso a alcanzar el mar.
Cuando el glaciar es tan extenso y antiguo que cubre la superficie de un continente, se le denomina Capa de hielo continental. Suelen fluir lentamente hacia el exterior y alcanzar los océanos, donde se se fragmentan en diversos tamaños durante el verano formando los icebergs.
Normalmente, el término se utiliza para describir las masas de hielo que cubren la Antártida y Groenlandia, así como aquellas que cubrieron la mayor parte del hemisferio norte durante la edad de hielo del pleistoceno, en el periodo cuaternario.
Un gran manto glaciar, de más de 1,8 millones de kilómetros cuadrados de superficie y que supera los 2.700 metros de grosor máximo, cubre casi toda la superficie de Groenlandia. La roca sólo aflora cerca de la costa, donde el glaciar se fragmenta en lenguas de hielo que recuerdan a los glaciares de valle. Desde el lugar donde estas lenguas alcanzan el mar, se desgajan pedazos de hielo de diversos tamaños durante el verano y forman icebergs.
Un tipo de glaciar parecido cubre toda la Antártida, con una superficie de 13 millones de kilómetros cuadrados