Corteza terrestre

Corteza terrestre. La corteza terrestre es la zona más externa de la estructura concéntrica de la geosfera, la parte sólida de la Tierra. Es comparativamente delgada, con un espesor que varía de 5 km, en el fondo oceánico, hasta 70 km en las zonas montañosas activas de los continentes.

Se ha planteado que la primera corteza en la Tierra se formó hace 4400-4550 millones de años. Los volúmenes de la corteza terrestre no han sido constantes sino que se cree que se han aumentado a través del tiempo. Se sabe que hace 2500 millones de años ya existía una masa formidable de corteza, antes de esto se supone que hubo mucho reciclaje de corteza hacia el manto. El crecimiento, es decir aumento en volumen de la corteza, se cree que ha ocurrido episódicamente con dos eventos mayores: uno hace 2500-2700 millones de años y otro hace 1700-1900 millones de años.

Tipos de corteza terrestre

1: Corteza continental.
2: Océano.
3: Manto superior.
4: Corteza oceánica.

Existen dos tipos de corteza terrestre: la corteza oceánica y la corteza continental.

Corteza oceánica

La corteza oceánica cubre aproximadamente el 55 % de la superficie planetaria. Es más delgada que la continental y se reconocen en ella tres niveles. El nivel más inferior, llamado nivel III, colinda con el manto en la discontinuidad de Mohorovičić; está formado por gabros, rocas plutónicas básicas. Sobre los gabros se sitúa el nivel II, de basaltos, rocas volcánicas de la misma composición básica que los gabros; se distingue una zona inferior de mayor espesor constituida por diques, mientras que la más superficial se basa en basaltos almohadillados, formados por una solidificación rápida de lava en contacto con el agua del océano. Sobre los basaltos se asienta el nivel I, formado por los sedimentos, pelágicos en el medio del océano y terrígenos en las proximidades de los continentes, que se van depositando paulatinamente sobre la corteza magmática una vez consolidadas.

La corteza oceánica se distingue química y mineralógicamente del manto contiguo. Los gabros del nivel III y los basaltos del nivel II se distinguen por su estructura, derivada de su modo de formación, plutónica en el primer caso y volcánica en el segundo, pero no por su composición, que los califica como rocas básicas o máficas; se trata entonces de una diferencia de fase. Las peridotitas del manto, del otro lado de la Moho, son por el contrario ultrabásicas (ultramáficas). Los minerales más abundantes de esta capa son los piroxenos y los feldespatos y los elementos son el silicio, el oxígeno, el hierro y el magnesio.

La mayor parte de la corteza oceánica se sitúa bajo el mar, a varios miles de metros de profundidad, pero hay excepciones: Islandia y la República de Dijibouti se interpretan como partes de la red de dorsales mediooceánicas que asoman por encima del nivel del mar. Además existen en los orógenos formaciones, llamadas ofiolitas o complejos ofiolíticos, que son fragmentos de corteza oceánica, sobre todo edificios volcánicos submarinos, a los que la dinámica de las placas ha izado sobre el continente.

El espesor de los niveles magmáticos de la corteza oceánica es de de 6-12km, con un valor típico de 7 km. La litosfera oceánica, de la que la corteza oceánica es la capa superior, se recicla constantemente, engendrándose en las dorsales mediooceánicas y descendiendo hacia el manto junto a las fosas a través del fenómeno de la subducción. Las rocas más antiguas tienen así sólo 180 millones de años. Su extensión (% de la superficie terrestre) es de un 55 %, mucho menor que la del océano, porque una parte significativa de los mares tienen en su fondo corteza de tipo continental. Su densidad relativa es alta (2,9 g/cm3), como corresponde a rocas plutónicas básicas.

División de la corteza oceánica

La corteza oceánica está dividida generalmente en 3 capas:

  • Capa 1: constituida por sedimentos (lodos y chert) y rocas volcánicas, Se encuentra a una profundidad media de 5-6 km y tiene un espesor de 1-2 km, la velocidad de las ondas sísmicas va desde los 1,5 km/s a los 4,5 km/s.
  • Capa 2: constituida por rocas máficas y mafico-volcánicas, tiene un espesor de 1-2 km y la velocidad de las ondas sísmicas es de 4,5-6,5 km/s. Esta capa está formada por diques seriados y lava acojinada, los primeros son importantes porque permiten conocer la posición de la dorsal en ciertos casos, tienen una textura ofítica (compuesta por piroxenos y plagioclasa). La lava acojinada es bastante compacta aunque puede tener nódulos de chert, carbonatos y diabasas.
  • Capa 3: constituida por rocas ultramáficas como los gabros y peridotitas, tiene un espesor de 1-5 km y las velocidades de las ondas sísmicas van desde los 6,5-8 km/s. Los gabros forman primeramente una capa isótropa, inferiormente a esta se encuentran los llamados gabros acumulados que permiten conocer las condiciones de la cámara magmática ya que tienen texturas de tipo acumulado con olivinos, px etc (pudiendo conocerse la secuencia de cristalización y derivar en el conocimiento del tipo de magmatismo) además estos gabros tienen estructuras similares a las rocas sedimentarias como pueden ser «estratificaciones cruzadas en surco» «granoselección».

Debajo de estos gabros y separado por la discontinuidad de Mohorovicic (por lo tanto ya correspondientes al manto) se encuentran las peridotitas acumuladas formadas en la base de la cámara magmática y correspondiendo a la roca más densa. Finalmente se encuentran las peridotitas tectonizadas separadas de las otras por el llamado Moho petrológico debido a la diferencia de génesis en su formación. Se caracterizan por la existencia de foliaciones y / o lineaciones formadas como consecuencia del flujo. Estas foliciaciones y lineaciones permiten en cierta medida conocer el tipo de dorsal en la que se formaron.

Dorsales oceánicas

Son grandes elevaciones de unos 3.000 m sobre el fondo oceánico. Se encuentran en los bordes de placas litosféricas, asociadas a volcanes submarinos.

Llanuras abisales

Las llanuras abisales son grandes extensiones llanas sobre las que encontramos montes submarinos y guyots.

Guyots

Son montes submarinos de cimas planas. La cima fue erosionada cuando se encontraba a nivel del mar.

Fosas abisales

Son fisuras estrechas y profundas donde se acumula gran cantidad de sedimentos. Se localizan en los bordes de placa, cerca de un continente o de una zona insular. Están asociadas a la presencia de terremotos. Un ejemplo es el de las Fosas Marianas en Oceanía-Asia, y pueden llegar a ser muy inmensas sus capas.

Corteza continental

La corteza continental terrestre, cuyo ejemplo puede observarse en la imagen, es la capa de rocas externa de la Tierra. Los materiales de los que está compuesta pueden remontarse a 4.000 años atrás, y es mucho más antigua que la corteza oceánica.

La corteza continental es la capa más rígida y fría de la tierra. Posee un grosor cercano a los 40 kilómetros, aunque en algunas zonas de orogenia puede llegar a los 60 ó 70 kilómetros. El mayor espesor conocido de la corteza continental se halla bajo la cordillera del Himalaya, y es de 75 kilómetros.

Posee dos zonas, la corteza continental superior y la inferior, esta última mucho menos conocida. Sobre la corteza continental superior surgieron los continentes, y está formada por rocas ígneas, sedimentarias y metamórficas. Por su parte, la corteza continental inferior se cree que está compuesta fundamentalmente por granito de origen plutónico.

Para investigar la corteza continental se realizan perforaciones por medio de sondajes que pueden alcanzar hasta 12 kilómetros. También pueden emplearse métodos geofísicos como la sismología o la gravimetría. La volcanología, la petrografía y la geoquímica también se utilizan para analizar y estudiar la corteza continental terrestre.

La corteza continental, que también incluye las zonas del mar de baja profundidad, se encuentra en constante renovación. Ello es debido a los movimientos tectónicos, a la erosión, al vulcanismo o a la sedimentación.

La corteza continental es de naturaleza menos homogénea, ya que está formada por rocas con diversos orígenes y es horizontalmente heterogénea. Hay que distinguir en ella regiones geológicamente activas, donde abundan los procesos tectónicos y magmáticos, a las que llamamos orógenos; y regiones antiguas y consolidadas, a las que llamamos cratones. En las regiones tectónicamente consolidadas que llamamos cratones, la mayor parte de su espesor, desde la discontinuidad de Mohorovičić, está hecha de granitos, rocas magmáticas ácidas, aunque aparece a la mitad de su espesor un límite físico de fase llamado discontinuidad de Conrad. Sobre los granitos suelen aparecer rocas metamórficas antiguas, formadas por metamorfismo regional en los orógenos, que con los anteriores forman el zócalo continental. Salvo en los escudos, el zócalo está recubierto por una cobertera, formada por sedimentarias muy variadas. En conjunto la corteza continental, contiene más silicio y cationes más ligeros y, por tanto, es menos densa que la corteza oceánica y desde luego que el manto. Tiene también un grosor mayor que la corteza oceánica. A diferencia de esta no vuelve al manto, no se recicla, aunque sí se extiende, lo que ocurre por los procesos de la orogénesis, de manera que su contribución al total de corteza terrestre va creciendo.

Los minerales más abundantes de esta zona son los cuarzos, los feldespatos y las micas, y los elementos químicos más abundantes son el oxígeno (46,6 %), el silicio (27,7 %), el aluminio (8,1 %), el hierro (5,0 %), el calcio (3,6 %), el sodio (2,8 %), el potasio (2,6 %) y el magnesio (2,1 %).

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