Arte paleocristiano

 

Arte paleocristiano

Arte paleocristiano o latino-cristiana se desarrolló durante el Imperio romano, por lo que puede considerarse cronológicamente dentro de la pintura romana; sin embargo, por su temática y características, supone la iniciación de la pintura medieval. Siendo Roma, el centro del cristianismo ya desde los comienzos de la Iglesia es fácil deducir que debía ser romano el arte de que se sirvieron los cristianos en los primero siglos para la manifestación de sus ideales. Para ello, adoptaron la pintura con preferencia a la escultura por ser aquélla de más fácil ejecución y por ofrecer menos semejanza con los ídolos del paganismo. Durante los primeros siglos se ocupó el pincel cristiano en decoraciones y pinturas simbólicas más que en verdaderas imágenes veneradas siguiendo la disciplina del arcano o del secreto que vedaba la manifestación pública de algunas verdades católicas y que llegó hasta suprimir la representación de toda imagen cuando las circunstancias lo exigieron como aparece por el famoso canon del Concilio de Elvira o Ilíberis. La pintura paleocristiana se extiende hasta el siglo VI en que comienza el estilo bizantino. Con las influencias de éste se forma en Occidente el «latino-bizantino» que se llama románico desde el siglo XI. Pero en la segunda mitad del siglo XIII surge la restauración italiana con maneras que se dicen góticas para transformarse en perfecto renacimiento con mayor belleza de formas a partir del siglo XV. Dentro del período paleocristiano cabe mencionar en primer lugar los frescos de las catacumbas y desde la paz de Constantino sus composiciones al mosaico y también el fresco de las basílicas. Unas y otras ofrecen un altísimo valor por parte de la idea que envuelven aunque por su técnica y ejecución artística disten generalmente de ser modelos. Los asuntos de las composiciones pictóricas siempre sencillas en las catacumbas son por lo común bíblicos ya históricos ya simbólicos y rarísima vez se observa que se tome como símbolo algún motivo pagano a pesar de que los primitivos artistas debieron poseer una cultura naturalmente pagana y vivían en medio del paganismo que les suministraba formas y emblemas para revestir los nuevos conceptos cristianos. Con todo, apenas se halla otro motivo mitológico que el de Orfeo amansando a las fieras, el cual, por otra parte, se armoniza con el vaticinio de Isaías que anunció al Salvador del mundo bajo un apecto semejante (Isaías, c. XI, 6). La técnica y las formas de las pinturas paleo-cristianas son en su aspecto material propias del estilo romano decadente, tanto mejores o de sabor más clásico cuanto más antiguas. Pero como los artistas no se preocupaban sino por la idea, resultan poco estéticas sus labores y se presentan muy sobrias en el colorido. Sin embargo, se transparenta en las figuras, la sencillez, la naturalidad y candor de los primitivos fieles y aún la paz de sus almas en medio de las persecuciones sin que llegue a reflejarse temor alguno por éstas. La pintura puramente decorativa se compone de motivos geométricos, de follaje y avecillas y geniecillos recordando a menudo las decoraciones pompeyanas del mejor gusto. En cuanto al simbolismo cristiano que se manifiesta en dichas pinturas es de notar que debe su origen por lo menos al siglo II. Se extiende o desarrolla en el siglo siguiente y tiende a cesar desde el triunfo de Constantino, al mismo tiempo que va desapareciendo la disciplina del arcano la cual termina en el siglo VI. Las más importantes y celebradas pinturas de las catacumbas se hallan en las de Santa Priscila donde se reconoce la primera imagen de la Santísima Virgen con el Niño y en las de san Calixto sobre todo en la bóveda de la cripta de Santa Cecilia y en las conocidas Cámaras de los sacramentos. Desde la paz de Constantino, sin abandonar la pintura cristiana su procedimiento primitivo al fresco sobre estuco de polvo de mármol (y en algunos casos, al temple) en las catacumbas, criptas y oratorios e incluso en las basílicas se manifiesta espléndida en mosaicos, sobre todo, para decorar los ábsides de las basílicas y en miniaturas para iluminar códices preciosos. Las miniaturas cristianas empezaron en Constantinopla a mediados del siglo IV debidas a la enseñanza de la escuela helenística de Alejandría pero no se conservan sino desde el siglo VI que son las más antiguas de fecha conocida. Su origen parece halarse en los papiros egipcios de donde lo tomaron los alejandrinos y otros artistas griegos y romanos y tenían por objeto adornar los manuscritos e ilustrar con figuras o viñetas el texto doctrinal. Lo más célebres y antiguos códices cristianos con miniaturas religiosas (siglo VI) son el Génesis de Viena y el Evangeliario de Rábula, debido éste al monje siríaco Rábula en el monasterio de Zagba (Irak).

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Mosaicos en la basílica de San Cosme y San Damián. En los mosaicos cristianos se siguió la técnica romana como en la pintura usando con preferencia como material los cubillos de vidrio coloreado y a veces dorado en la superficie visible y como hubiera de colocarse en lo alto de los muros interiores de las iglesias, se empleaban fragmentos de tamaño algo mayor que en los del paganismo. Aunque el estilo de las figuras es romano, se dibujan estas con el pasar del tiempo cada vez más rígidas y monótonas sujetándose a convencionalismos y forzada asimetría. Pero, en cambio, deataca en los nuevos tipos la verdadera inspiración cristiana y se manifiesta en la composición artística mayor unidad, amplitud y grandiosidad que en las obras primitivas. Los asuntos más comúnmente representados se refieren a la grandeza de Jesucristo, oficios de la Virgen y de los Apóstoles, escenas o símbolos del Apocalipsis, existencia y superioridad de la Iglesia, etc. El fondo sobre el cual se destacan las figuras suele ser azul y el plano o terreno sobre el que aparentan elevarse o estar apoyadas se presenta en forma de nubes o de un prado verde adornado con flores y animalillos. Los más notable mosaicos de Roma desde la época constantiniana hasta la decidida influencia del estilo bizantino son:

  • los del mausoleo de Santa Constanza, del siglo IV
  • los de la basílica de Santa Pudenciana, del mismo siglo
  • los de la basílica de Santa Sabina
  • los de la basílica de Santa María la Mayor (excepto el del ábside)
  • los del baptisterio de San Juan de Letrán, en el siglo V
  • los de la basílica de San Cosme y San Damián en el siglo VI
  • los primitivos de la basílica de San Lorenzo extramuros de Roma otros muchos de Rávena

En España, hubo también algunas labores de pintura y mosaico decorativo en la época constantiniana o por lo menos en la visigoda como lo prueban fidedignos documentos históricos. Pero no se conservan de tales obras sino escasísimos restos de pinturas en Mérida y en Osuna y de mosaicos de pavimento en Elche, Denia, Mérida y en alguna otra localidad. El mosaico más antiguo de la España cristiana (siglos IV ó V) parece ser el de la inscripción funeraria de una tal Severina, hallado en Denia.

Arte Paleocristiano

Se denomina arte paleocristiano al estilo de arte que se desarrolla durante los seis primeros siglos de nuestra era, desde la aparición del cristianismo, durante la dominación romana, hasta la invasión de los pueblos bárbaros, aunque en Oriente tiene su continuación, tras la escisión del Imperio, en el llamado arte bizantino. En Occidente, Roma es el centro y símbolo de la cristiandad, por lo que en ella se producen las primeras manifestaciones artísticas de los primitivos cristianos o paleocristianos, recibiendo un gran influjo del arte romano tanto en la arquitectura como en las artes figurativas. Lo mismo que la historia del cristianismo en sus primeros momentos, en el arte se distinguen dos etapas, separadas por la promulgación del Edicto de Milán por Constantino en el año 313, otorgando a los cristianos plenos derechos de manifestación pública de sus creencias.

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Catacumbas[editar] Hasta el año 313, el arte escultórico de los cristianos se centró en la excavación de las catacumbas y el reforzamiento de sus estructuras. Éstas eran cementerios romanos, excavados, en un principio, en los jardines de algunas casas de patricias cristianos, como las de Domitila y Priscila en Roma. Más tarde en el siglo V, y ante el aumento de creyentes, estos cementerios se hicieron insuficientes adquiriendo terrenos en las afueras de las urbes donde surgen los cementerios públicos, en los que se excavan sucesivos pisos formando las características catacumbas que ahora conocemos. La primera vez que se aplicó el término catacumba es a la de San Sebastián en Roma. El cementerio o catacumba se organiza en varias partes: estrechas galerías (ambulacrum) con nichos longitudinales (loculi) en las paredes para el enterramiento de los cadáveres. En algunos enterramientos se destacaba la notabilidad de la persona enterrada, cobijando su tumba bajo un arco semicircular (arcosolium). En el siglo IV en el cruce de las galerías o en los finales de las mismas se abrieron unos ensanchamientos (cubiculum) para la realización de algunas ceremonias litúrgicas. Las catacumbas se completaban al exterior con una edificación al aire libre, a modo de templete (cella memoriae) indicativa de un resto de reliquias que gozaban de especial veneración. Entre las catacumbas más importantes, además de las ya citadas, destacan las de San Calixto en Santa María de Trastevere, Santa Constanza y Santa Inés en Sant’Agnese in Agone, todas ellas en Roma, aunque también las hubo en Nápoles, Alejandría y Asia Menor.

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Basílicas

En los templos de culto paganos las procesiones y sacrificios se celebraban al aire libre y en el interior sólo estaba el altar del dios. Estos templos eran muy pequeños. En el Imperio de Constantino surgió la necesidad de utilizar edificios con mayor capacidad para el culto cristiano. Las nuevas iglesias cristianas necesitaban más espacio para contener a los fieles que se acercaban a orar dentro del templo. Es por eso que las iglesias no tomaron de modelo los templos paganos sino que tomaron las grandes salas de reuniones públicas que ya eran conocidas con el nombre de basílicas. Por eso, a finales del siglo IV y a comienzos del siglo V, comenzaron a suprimirse las iglesias de formas irregulares para reemplazarlas por iglesias de forma regular, es decir, basílicas regulares, de tres naves con un ábside en uno de los lados menores y en el otro lado menor la entrada frente al coro. En todo el Imperio quedó asociado el concepto de iglesia con el de basílica. Después del Edicto de Milán, a partir del año 313, la basílica es la construcción eclesiástica más característica del mundo cristiano. Su origen es dudoso, pues se la considera una derivación de la basílica romana, o se la relaciona con algunos modelos de casas patricias, o, incluso, con algunas salas termales. La basílica organiza su espacio, generalmente, en tres naves longitudinales, que pueden ser cinco, separadas por columnas; la nave central es algo más alta que las laterales, sobre cuyos muros se levantan ventanas para la iluminación interior. La cubierta es plana y de madera y la cabecera tiene un ábside con bóveda de cuarto de esfera bajo la que se alberga el altar. En las grandes basílicas, como la de San Pedro y San Juan de Letrán, en Roma, la estructura de su cabecera se completaba con una nave transversal llamada transepto que buscaba el simbolismo de reproducir la cruz de Cristo en la planta del templo. Al edificio basilical se accede a través del atrio o patio rectangular (antecedente de los claustros), con una fuente en el centro, que conducía hasta el nártex o sala transversal, situada a los pies de las naves, desde donde seguían la liturgia los catecúmenos. Las basílicas más notables, además de las citadas, son la de Santa María la Mayor, San Pablo Extramuros y la de Santa Inés. Otros edificios de carácter religioso fueron los baptisterios, edificaciones de planta poligonal, frecuentemente octogonal, que tenían en su interior una gran pila para realizar los bautismos por inmersión. El más conocido es el Baptisterio de San Juan de Letrán, en Roma, construido en tiempos de Constantino. También son de planta central algunos enterramientos que siguen la tradición romana; de planta circular con bóvedas es el Mausoleo de Santa Constanza y de planta de cruz griega es el Mausoleo de Gala Placidia en Rávena

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Basílica de Aquilea En el arte paleocristiano oriental se acusa la marcada tendencia a utilizar construcciones de planta de cruz griega, con los cuatro brazos iguales, como la Iglesia de San Simeón el Estilita.

Arte paleocristiano en España

El arte paleocristiano constituye la etapa final de la influencia romana. El cambio cultural que se opera durante los siglos II al IV tuvo en la Península poca vigencia, pues las invasiones de los pueblos germánicos se inician en el año 409. Pese a ello, y cada vez más, han aparecido abundantes testimonios de la vitalidad del arte paleocristiano hispano. En arquitectura hay que citar las casas patricias de Mérida y Fraga, adecuadas al culto, en Ampurias, una basílica de una nave, en San Pedro Alcántara, en Málaga una basílica con dos ábsides contrapuestos, y en Lugo la iglesia subterránea de planta basilical de Santa Eulalia de Bóveda. Edificios funerarios los hay en La Alberca, en Murcia y sobre todo el mausoleo de dos cámaras cubiertas por cúpulas en Centcelles (Tarragona).

  • Escultura

La escultura de la época se halla especialmente representada por los sarcófagos decorados con temas del Crismón, estrígilos, escenas bíblicas y representaciones alegóricas. Entre ellos se destacan el de Leocadius en Tarragona y el de Santa Engracia en Zaragoza. También se conservan algunas estatuas exentas, como varias con el tema del Buen Pastor, laudas sepulcrales y mosaicos que por su técnica y sentido del color siguen los modelos romanos

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Sarcófago de Junio Basso, Roma, mediados del siglo IV d. C.

Características

  1. Se limitan a evocar un pequeño número de figuras y de diversos objetos.
  2. La variedad de colores es limitada.
  3. Es una pintura, que más que figurar, sugiere.
  4. Las figuras se dirigen al espectador. Normalmente están de frente, sin embargo no es lo mismo que frontalidad.
  5. La esencia de la divinidad es imposible de representar. Resulta difícil encontrar representaciones divinas, aunque a partir del s. IV podremos encontrarnos algunas representaciones.
  6. Desde un punto de vista formal es habitual la jerarquización de las figuras (siendo las figuras más importantes las más grandes), la perspectiva inversa (las figuras que están detrás tienen mayor tamaño), la desproporción, el interés en el gesto y, excepcionalmente, el desnudo, que iría desapareciendo poco a poco.
  7. Uso de catacumbas, que derivaría en panteones públicos.

Pintura

En sus comienzos prevalecen las formas simbólicas y alegóricas, como por ejemplo: la cruz, El Cáliz, la paloma, el ancla de salvación entre otros. Las primeras pinturas se realizaban en los muros de las catacumbas y utilizan la técnica al fresco. Posteriormente usaron el mosaico de influencia clásica, en el cual emplearon además del mármol emplearon el nácar, ónix y pórfido. En un comienzo el fondo era azul para imitar el cielo, después se utilizaron otros colores, propios de los materiales empleados. Las imágenes son planas, solemnes, sin relieve, persisten algunos temas paganos, como el de los amorcillos y escenas de vendimia, aplicados a temas cristianos. Se utilizan elementos de expresión como la línea, el color y el valor. En las basílicas normalmente se representa en el ábside a Jesucristo sentado en el trono, entre apóstoles y santos, en las paredes de las naves hay escenas del antiguo testamento.

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Mosaicos en la basilíca de San Cosme y San Damián

Arquitectura

Se distinguen dos etapas:

  1. La persecución y clandestinidad con la utilización de las catacumbas.
  2. El fortalecimiento del cristianismo como religión oficial, con la construcción de las basilicas.

Catacumbas: Cementerios excavados en las afueras de la ciudad. Se accedía por largos corredores subterráneos con espacio en las paredes donde se superponían las sepulturas llamadas lóculo cerradas por una losa sobre la cual estaba escrito el nombre del difunto. También fueron creadas otras tumbas llamadas arcosolio de forma abovedada, estas eran destinadas a personajes notables como santos y mártires. En estas tumbas la parte de la galería con arcosolios servía de capilla funeraria llamada cubículo, estas estaban decoradas con pinturas murales y esculturales. Las Catacumbas más destacadas son:

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Catacumba Vía Latina

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Catacumba de San Calixto

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Catacumba Priscila

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Catacumba de Santos Pedro y Marcelino

Basílica cristiana: Tiene su origen en la basílica tribunalicia romana, de planta rectangular con varias naves, a la cual se le agrega un crucero. Dando origen al plano con forma de cruz. El ábside está reservado a los sacerdotes, el altar se halla en el punto de cruce, las columnas que separan la nave principal de las laterales están unidas por arquitrabes o por arcadas. Las ceremonias se realizan en la nave principal y los fieles se sitúan en las naves laterales. En la parte externa de la basílica se encuentra:

  1. Un nártex o espacio donde se detienen los catecúmenos
  2. Un atrio o patio rodeado por cuatro pórticos y en el centro una fuente de ablución que con el tiempo se transformará en bautisterio.
  3. La cubierta de la basílica era de madera, con excepción del ábside, ya que éste era abovedado.

Basílicas más importantes:

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Basílica San Pablo Extramuros

Iglesia Triunfante

La iglesia triunfante fue la etapa que surgió después de a iglesia perseguida, es decir, cuando la iglesia dio a mostrar a la luz su arte. Ésto gracias a varios Edictos y Concilios: El concilio de Nicea I trajo los partidarios de las resoluciones de Nicea. Finalmente, el emperador Teodosio estableció el credo del Concilio de Nicea como la norma para su dominio y convocó el Concilio de Constantinopla en 381 para aclarar la fórmula. Aquel concilio acordó colocar al Espíritu Santo en el mismo nivel de Dios y de Cristo y empezó a perfilarse la doctrina trinitaria. El Edicto de Tolerancia de Nicomedia cesó la penalización del cristianismo que adquiere así el estatuto de religión permitida (religio licita) en las provincias del Danubio y de los Balcanes. Este es el primer reconocimiento histórico-legal del cristianismo. Dos años después, en el año 313 siguió el Edicto de Milán, que consagró totalmente la libertad de cultos colocando al cristianismo en un pie de igualdad con las otras religiones del Imperio. También trajo como consecuencia profundos cambios dentro del Imperio romano, así como el comienzo de la expansión de la iglesia. El ejercicio del edicto devolvió a los cristianos sus antiguos lugares de reunión y culto, así como otras propiedades, que habían sido confiscadas por las autoridades romanas y vendidas a particulares. Esta distinción es importante porque durante la iglesia perseguida el culto y sus manifestaciones artísticas son secretas y poco desarrolladas mientras que con posterioridad el arte paleocristiano alcanzará su máximo esplendor

 

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One Reply to “Arte paleocristiano”

  1. admin dice:

    Arte paleocristiano o latino-cristiana se desarrolló durante el Imperio romano, por lo que puede considerarse cronológicamente dentro de la pintura romana; sin embargo, por su temática y características, supone la iniciación de la pintura medieval. Siendo Roma, el centro del cristianismo ya desde los comienzos de la Iglesia es fácil deducir que debía ser romano el arte de que se sirvieron los cristianos en los primero siglos para la manifestación de sus ideales. Para ello, adoptaron la pintura con preferencia a la escultura por ser aquélla de más fácil ejecución y por ofrecer menos semejanza con los ídolos del paganismo.

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